La lucha del pueblo por su libertad y democracia y la necesidad extrema de la agonizante dictadura de Cuba de mantener su dictador títere en Venezuela, ofrece la realidad en la que con toda legalidad y legitimidad el presidente de Venezuela es Juan Guaidó y el poder de facto lo ejerce el dictador Nicolás Maduro. Hasta ahora han impedido a Guaidó constituir un Gobierno efectivo que tome el control interno, mientras Maduro se aferra al poder por medio de la delincuencia organizada. Venezuela tiene un presidente sin gobierno y un dictador sin país.
En Venezuela, la dictadura está agotando sus últimos recursos, está jugando sus últimas fichas y recorre el inevitable rumbo a su final. Sin embargo la cuestión es el tiempo en que llegará ese final y lo que debería hacerse para que sea más rápido y represente un cambio de verdad para la reconstrucción de una sociedad y un país devastados por la intervención de la delincuencia organizada.
El Gobierno está definido como “el órgano superior del Poder Ejecutivo de un Estado o de una comunidad política, constituido por el Presidente y los ministros o consejeros”. El artículo 225 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dispone que “el Poder Ejecutivo se ejerce por el Presidente o Presidenta de la República, el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidente Ejecutiva, los Ministros o Ministras y demás funcionarios que determinen esta Constitución y la ley”.
Sin embargo, luego de que Juan Guaidó asumiera como presidente transitorio la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó el denominado “Estatuto que rige la transición a la democracia para restablecer la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”, en cuyo artículo 2 dice que “se entiende por transición el itinerario de democratización y reinstitucionalización que incluye las siguientes etapas: liberación del régimen autocrático que oprime a Venezuela, conformación de un Gobierno provisional de unidad nacional y celebración de elecciones libres”.
El artículo 7 del mismo Estatuto de Transición reitera las tres etapas de la transición, poniendo primero “la liberación del régimen dictatorial, que ocurrirá con el cese de los poderes de facto que ejerce Nicolás Maduro Moros” y luego como segundo punto “la conformación de un Gobierno Provisional de unidad nacional que asegure restablecer el sistema democrático y convocar a elecciones libres”. El artículo 25 del mismo Estatuto dice que “una vez cesada la usurpación de la Presidencia de la República……el presidente de la Asamblea Nacional (hoy Guaidó) ejercerá durante 30 días continuos como Presiente encargado de la República….”
Así las cosas, la decisión de la Asamblea Nacional es que primero salga el dictador y luego hacer un gobierno de transición. Si es con buena intención, se trata cuanto menos de un gravísimo error estratégico pues nadie duda que un Presidente sin gobierno no tiene como derrotar internamente al dictador castro-chavista. De otra forma, ya son muchas y crecientes la voces que apuntan a “opositores funcionales a la dictadura”, o múltiples candidatos celosos de la alta popularidad que prefieren a Guaidó con “las manos atadas” y así benefician solo a la dictadura.
Para los venezolanos y para el mundo -con más de 90% de popularidad interna y el reconocimiento de cerca de 60 países- Juan Guaidó es el Presidente Transitorio de Venezuela, pero está solo, no tiene gobierno. Es vital que la Asamblea Nacional desate las manos a Guaidó para que organice gobierno con ministros imprescindibles como el de Relaciones Exteriores, Defensa y Economía. No hay manera de dirigir relaciones internacionales con embajadores nombrados sin ministro de Relaciones Exteriores, no se puede ordenar y destituir mandos militares desobedientes sin Ministro de Defensa, y tratar de controlar los recursos nacionales sin ministro de Economía es imposible.
En una confrontación como la que libra el pueblo venezolano la victoria se logra por la suma de los aciertos propios con los errores del enemigo. La dictadura de Cuba y su títere Nicolás Maduro suman pocos aciertos y muchos errores, pero del lado del liderazgo por la libertad y la democracia el impedir la conformación inmediata de gobierno para el ejercicio real de la Presidencia de Juan Guaidó es el error que evita la victoria pues mantiene a Venezuela con un presidente sin gobierno y con un dictador sin país.
CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN
Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy