El viaje de la humanidad hacia el futuro tiene un compañero indispensable: el agua. Somos agua y la necesitamos para seguir avanzando y desarrollándonos en nuestro día a día. El agua es un bien de primera necesidad que requiere una gestión eficiente y sostenible. El acceso igualitario a este bien es imprescindible para una sociedad más justa, para reducir la pobreza y para un crecimiento inclusivo de las sociedades.
Hay un arma que acaba con la vida de más de 3,5 millones de personas al año y que provoca que más de 4.500 niños mueran cada día. Seguramente, nadie podrá imaginar que estamos hablando del agua, o para ser más exactos, de la falta de agua potable y de las enfermedades relacionadas con el consumo de agua contaminada. Sin embargo, lo cierto es que esta situación, que viven una de cada diez personas en el mundo, se ha convertido en un arma devastadora que causa más mortalidad que la peor de las guerras, según el World Water Council.
Hoy, como cada 22 de marzo desde 1993, se celebra el Día Mundial del Agua. Un año antes, Naciones Unidas decidió, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, crear esta efeméride para reclamar la atención sobre la importancia del agua y la defensa de la gestión sostenible de sus recursos.
El lema elegido por la ONU para este año ha sido ‘No dejar a nadie atrás’, con el que se pretende recordar que al acceso al agua es un derecho universal para los más de 7.000 millones de habitantes de la Tierra, y que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye entre sus objetivos “asegurar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y los saneamientos para todos”.
En 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente que el acceso a agua potable limpia y saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. Sin embargo, la realidad es que más de 2.000 millones de personas en el mundo carecen de acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento, según el último informe de la Unesco sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos. Por ello, de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, el ODS 6 recoge el reto de conseguir convertir el agua y el saneamiento en un derecho universal.
Se estima que, en 2050, al menos un 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. El reciente Informe de la Unesco va más allá, y alerta de que, si la degradación del medio ambiente y las presiones insostenibles sobre los recursos hídricos mundiales continúan al ritmo actual, el 45% del PIB global, el 52% de la población mundial y el 40% de la producción mundial de cereales estarán en riesgo para ese año. Esto provocaría que las poblaciones pobres y marginadas se vieran afectadas desproporcionadamente, agravando aún más las desigualdades.
La falta de agua es un arma mortal
Para AUARA, el Día Mundial del Agua es una fecha clave en el calendario, porque nuestra misión, la razón de nuestra existencia, es tratar de mejorar la situación crítica que viven muchas comunidades de países en vías de desarrollo proporcionándoles acceso a agua potable y saneamiento. Por ello, cada año en esta fecha buscamos despertar conciencias, y este año hemos lanzado la campaña ‘La falta de agua es un arma mortal’, con la que queremos dar visibilidad a esta grave y acuciante problemática.
Los datos son abrumadores:
En 2017, la sequía provocó la peor crisis humanitaria conocida desde la Segunda Guerra Mundial, en la que 20 millones de personas estuvieron al borde de la inanición.
Ese mismo año, los conflictos y la persecución obligaron a 68,5 millones de personas a abandonar sus hogares. Además, se estima que actualmente 25,3 millones de personas se ven obligadas a migrar a causa de desastres naturales, el doble que en la década de 1970, según el Informe de la Unesco.
La lucha por controlar este recurso ha causado cerca de 300 conflictos bélicos en los últimos 60 años, según The World’s Water.
Mujeres y niñas emplean cada año hasta 40.000 millones de horas en caminar para llenar sus bidones de agua de dudosa calidad con la que abastecer a sus familias, un tiempo que no pueden dedicar a ir al colegio y a dedicarse a otras actividades productivas que mejoren su economía familiar.
Por estas razones, y porque luchamos contra la mayor pobreza que un ser humano puede sufrir, que es la falta de agua potable, queremos que el Día Mundial del Agua se convierta en una reivindicación durante todo el año, que ayude a cumplir, en la medida de lo posible, el ODS 6 de Naciones Unidas. Para lograrlo es imprescindible que todos, empresas, tercer sector, gobiernos y sociedad en general nos comprometamos con un futuro en el que el agua deje de ser un arma mortal.
¿Por qué un Día Mundial del Agua?
El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce.
Cada año, el Día Mundial del Agua destaca un aspecto particular relacionado con el agua.
La creación de un día internacional dedicado al agua fue recomendado durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de 1992 en Río de Janeiro. La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió a dicha recomendación designando el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua.
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1992 la resolución A/RES/47/193 Documento por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, a celebrarse a partir de 1993, en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo contenidas en el Capítulo 18 (Recursos de Agua Dulce) del Programa 21.
Se invitó entonces a los diferentes Estados a consagrar este día, en el marco del contexto nacional, a la celebración de actividades concretas como el fomento de la conciencia publica a través de la producción y difusión de documentales y la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos así como con la puesta en práctica de las recomendaciones del Programa 21.
El 22 de marzo es una oportunidad de aprender más sobre temas relacionados con el agua, sirve de inspiración para compartir los problemas relacionados con el agua y tomar medidas para cambiar la situación. El Día se remonta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 en la que se propuso declarar una fecha dedicada a este asunto. La Asamblea General decidió designar el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial. Cada año, ONU-Agua, la entidad que coordina el trabajo de la Organización sobre el agua y el saneamiento, establece un tema para el Día correspondiente a un desafío actual o futuro.