Jussie Smollett, protagonista de la popular serie ‘Empire’, parece estar atrapado desde el 29 de enero en una novela de Agatha Christie. La historia sucede en Chicago, conocida como la capital del crimen de Estados Unidos. Pocos ingredientes se quedan fuera cuando un actor de Hollywood se ve implicado en una agresión racial y homófoba en una ciudad que lucha para detener la violencia hacia los negros. Al menos eso se presupone hasta que aparece la policía y acusa a la víctima de haber orquestado su propio ataque en busca de un aumento salarial. La incriminación enmudece a la comunidad afroamericana mientras las autoridades le exigen al artista que pida perdón. Insatisfecho, el relato da un nuevo giro: la Fiscalía desestima y cierra el caso contra Smollett a pesar de que reconocen que mintió sobre la agresión. El presidente Donald Trump, indignado con el resultado, decidió este jueves que el FBI y el Departamento de Justicia se hagan cargo.
Las interrogantes permean cada rincón de la historia. Los fiscales del condado de Cook (Chicago) no entraron en detalles cuando anunciaron la desestimación del caso del actor, acusado de 16 delitos, entre ellos el de presentar una denuncia falsa a la policía. La Fiscalía sostuvo que, considerando que Smollett, de 36 años, pagó una fianza de 10.000 dólares y realizó los servicios comunitarios solicitados –16 horas– les parecía “justo” cerrar el expediente de un acusado de crímenes que no son graves. "Si no hubiera perdido su fianza, derivada a la ciudad de Chicago, o no hubiera hecho las tareas de voluntariado, no habríamos desestimado los cargos", dijo a The Washington Post Kiera Ellis, portavoz de la Fiscalía. No es lo mismo retirar los cargos que desestimarlos una vez que el imputado haya cumplido las condiciones acordadas.
La policía cree que no se ha hecho justicia. “Si alguien me acusara falsamente, nunca me escondería detrás de un acuerdo negociado en secreto, punto", reclamó el superintendente de la policía de Chicago, Eddie Johnson. Lo que no está claro es si existió o no un acuerdo entre la Fiscalía y Smollett. Sin embargo, según recogen The New York Times y la agencia de noticias AP, los fiscales sí creen que el artista mintió sobre el ataque. La policía acusó al actor afroamericano y abiertamente homosexual de haber pagado a los dos agresores, que lo dejaron tirado en la calle con contusiones y una costilla rota el 29 de enero. Cinco semanas atrás las autoridades dijeron que la estrella de televisión estaba insatisfecha con su salario y por eso pagó 3.500 dólares a dos hermanos nigerianos —uno de ellos compañero de elenco en la serie— para que lo atacaran con la esperanza de despertar una simpatía que se podría haber traducido en un aumento salarial.
El relato de Smollett, que no ha cambiado un ápice desde su denuncia, afirmaba que los atacantes eran blancos y que le habían gritado: "Estamos en un país MAGA [Make America Great Again]", en referencia a la frase utilizada por el presidente Donald Trump durante su campaña presidencial que se traduce por Hagamos que América vuelva a ser grande. Pero cuando la policía dio con los atacantes, se supo que eran negros. “Obviamente podrían haberse maquillado” el rostro con pintura blanca, defendió en un programa de televisión Tina Glandian, la abogada del actor. Trump por su parte anunció este jueves en su cuenta de Twitter que el FBI y el Departamento de Justicia revisarán “el indignante” caso. “¡Es una vergüenza para la nación!", alegó el mandatario.
La rabia causada por la decisión de la Fiscalía no tiene colores políticos. Rahm Emanuel, alcalde de Chicago del Partido Demócrata, entró en cólera ante las cámaras cuando se enteró de la resolución. “Esto es un blanqueamiento de la justicia”, acusó la autoridad, quien sostuvo que el actor recibió un trato privilegiado. El departamento legal de la ciudad le envió a Smollett un "recibo" por 130.000 dólares a Smollett para que pagara los costes de la investigación. Pero los abogados del artista, antes de conocer la cifra, dijeron que su cliente ya “ha pagado lo suficiente” y que esperan que las autoridades se disculpen por haber “arrastrado a un hombre inocente a través del barro”. Sobre lo último, ahora habrá que esperar a ver qué encuentran el FBI y el Departamento de Justicia. Lo único claro es que en esta historia no hay que dar nada por seguro.
ANTONIA LABORDE, WASHINGTON, MARZO 2019