DÍA INTERNACIONAL DE LA CERVEZA 2019
Pocas personas necesitan una excusa para disfrutar de una o dos cervezas durante el fin de semana, pero degustar una cerveza pálida o pilsner este próximo domingo sería particularmente apropiado dado el día en que se celebra el Día Nacional de la Cerveza.
¿Cuándo es el Día Nacional de la Cerveza?
Celebrado cada año el 7 de abril, el Día Nacional de la Cerveza cae en un domingo en 2019. El día anterior al 7 de abril se conoce como la Nueva Eva. Es cierto que hay días peores para participar en una celebración del néctar de ámbar que un domingo.
¿Cómo se celebra?
El Día Nacional de la Cerveza se estableció para celebrar el día en que la Ley Cullen-Harrison entró en vigencia en 1933. Firmado por el presidente Franklin D. Roosevelt el 22 de marzo del mismo año, la ley permitió a los estadounidenses comprar y beber cerveza siempre que su porcentaje de alcohol No superó los 4,05 por volumen.
Se estima que el día en que el acto entró en vigor, se consumieron aproximadamente 1,5 millones de barriles de cervezas, y la gente se reunió afuera de las cervecerías de la noche anterior. El acto marcó un paso crucial hacia el fin de la prohibición, con la Decimoctava Enmienda derogada el 5 de diciembre de 1933.
HISTORIA en Europa y en Estados Unidos
La primera receta escrita que prueba la existencia de la cerveza se encontró en el pueblo sumerio, la primera gran civilización de Oriente Medio, donde el arte de prepararla era bastante común, sobre todo entre las mujeres. Su deidad de la cerveza, la diosa Ninkasi, cuenta como las féminas se encargaban de elaborar pan de cebada especiado y lo dejaban fermentar con agua en tinajas de agua. Pasados unos días, ya existían catadores expertos que lo probaban y bebían en pajillas para evitar el paso del grano de la superficie.
Sin embargo, y aunque no podemos concebirla como la cerveza actual, la ‘sikaru’ (“lo que desea la boca”) se hacía en hornos de malteado en distintas tonalidades, más ligeras o
Existen referencias de que en la remota Mesopotamia ya se producía cerveza. Se han encontrado hasta recetas de elaboración de cerveza en escritura cuneiforme. Esta bebida les gustó tanto a los egipcios, que aprendieron rápidamente a elaborar este "vino de cebada" y la hicieron su bebida nacional. Como era una bebida tan popular se elaboraba en verdaderas fábricas.
Los vestigios de cerveza más antiguos encontrados en Europa datan del 4.400-4.300 a.c., época del neolítico, en la cueva de Can Sadurní (Begues), Barcelona, donde se hallaba una pequeña comunidad agraria y ganadera y donde había cierta actividad artesana. En dicha excavación se han encontrado una especie de silos de cebada, molinos y un recipiente cerámico de gran tamaño (50 litros) con restos de cerveza. Los habitantes de aquel enclave del Neolítico cultivaban cereales y habían aprendido a germinarlos en barro, transformando el almidón en maltosa (un azúcar simple), y a secarlos con fuego para detener el crecimiento del grano. El cereal malteado se molía entre piedras y se ponía en una vasija con agua, junto a miel y bayas silvestres que potenciaban el sabor y la fermentación alcohólica. En vez de lúpulo utilizaban una mezcla de hierbas. A este tipo de cervezas se les llama “gruit”. Aquella cerveza era más densa que las actuales y cumplía una función más alimenticia que hidratante. También se acompañaba de una jarra a los difuntos, señala Manuel Edo, director de las investigaciones del yacimiento.
En el valle de Ambrona, en Soria, se hallaron restos algo menos antiguos, junto a ajuares funerarios de hace 4.500 años. En cualquier caso, la cerveza debió de ser una bebida muy popular entre los pueblos íberos y preíberos, como confirman más de 20 yacimientos repartidos por varias provincias. Desde el yacimiento de Huecas, en Toledo a Tarragona o La Loma de la Tejería, en Teruel. “El vino, en cambio, no llegó a la península hasta el siglo VIII antes de Cristo”.
También se localizaron con anterioridad restos de sedimentos de cerveza bien conservados del año 1.200 a.C., Edad de Bronce, en Genó (Lleida) que permitieron reconstruir y embotellar simbólicamente una cerveza prehistórica.
La reconstrucción ha permitido descifrar las características de las cervezas neolíticas: se elaboraban con cebada (o trigo) y por regla general tenían mucha espuma, poco gas y alta graduación alcohólica (entre 8º y 10º). Se parecían más a las actuales ale que a las tan habituales pilsen. Se cree que eran rubias, aunque el color sigue siendo un misterio porque el proceso de tueste no deja restos y a menudo se elaboraban con miel.
Comparado con nuestras cervezas, una de las características de las bebidas íberas y preíberas es que no utilizaban el lúpulo, sino la artemisa, planta que además funcionaba como conservante. Para elaborar el mágico caldo, era necesario además unas grandes tinajas y un poco de arte.
Las posibilidades de llegar a los 6 años eran alrededor del 50%, por las guerras y las plagas, pero había otro asesino, el agua. Los ríos estaban contaminados, las aguas residuales desembocaban en ellos, los curtidores vertían sus desechos en los ríos de modo que el agua resultaba completamente insalubre. Si bebías el agua, enfermabas.
El Dr. Charlie Bamforth, profesor para la elaboración de cervezas en la Universidad de Davis, California, cree que la cerveza salvó millones de vidas en la Europa Medieval, ya que argumenta que “el proceso fundamental de elaboración de la cerveza elimina los microorganismos, las bacterias que enferman a las personas”. Para ello, decidió hacer una cerveza medieval. Cogió agua de un estanque de patos y la testeó, confirmando que en ella se encontraba la bacteria fecal Escherichia coli que causa enfermedades serias. El agua del estanque estaba llena de estas bacterias. Utilizó una receta medieval de 1.000 años de antigüedad, en un laboratorio moderno y utilizando el agua recogida en el estanque de patos. Después de hervirla y preparar la cerveza, la dejó fermentar durante una semana. Volvió a testearla y vió que no había rastros de la bacteria. Obviamente las bacterias fueron eliminadas al hervir durante el proceso de elaboración de la cerveza, pero los medievales no lo sabían y gracias a la ingesta de cerveza, en vez de agua, muchos de ellos pudieron sobrevivir.
Todo el mundo bebía cerveza, hacía el S.XVI. Una persona podía beber unos 300 litros/año, fuese hombre, mujer o niño. Eso son 6 veces más que en España en la actualidad.
Con una demanda como esa, la cerveza era oro líquido y el grupo que recolectaba el dinero, eran los monjes. En la Europa medieval los monjes eran los fabricantes principales y la cerveza era una bendición del cielo. Las personas iban a la iglesia porque posteriormente se les prometía una cerveza, así que dicha alianza llenó las iglesias durante siglos. Pero la iglesia no podía monopolizar la cerveza para siempre.
El negocio de la cerveza trajo un nuevo clan, los empresarios. Se apoderaron de la elaboración de la cerveza y en el proceso, transformaron Europa. La elaboración de cerveza era un factor crítico en el desarrollo de la economía, encabezó la creación del comercio, de los bancos y de las finanzas. En otras palabras, la creación del capitalismo moderno.
Sin cerveza nunca hubieron llegado a Estados Unidos los primeros colonizadores a bordo del Mayflower (nombre del barco que en 1620 transportó a los llamados Peregrinos desde Inglaterra hasta un punto de la costa este de América del Norte, Plymouth, Massachusetts).
Al remontarnos en la historia de la cerveza nos encontramos con el hecho de que la cerveza originalmente fue elaborada como alimento en las chozas de nuestros ancestros neolíticos. Era parte importante de su dieta y así lo fue durante miles de años. Las mujeres fueron las principales productoras de cerveza hasta finales del siglo 18.
En el S.XIX el calor significaba, carne y vegetales en descomposición, enfermedades, dolencias, climas inhabitables y personas muy gruñonas, todos los problemas que resolvemos con algo que damos por sentado, la refrigeración.
Bernard Nagengast, escritor e historiador técnico, dice que, “los primeros productos de refrigeración viables, fueron construidos por la cerveza, desarrollados y financiados por la industria de la cerveza inicialmente y aplicados por la industria de elaboración de la cerveza”. Todo es gracias a un nuevo tipo de cerveza que cautivó a Estados unidos en el S.XIX, la cerveza rubia. LLegó en 1840 junto con los inmigrantes alemanes como Frederick Miller y Adolph Coors, pero a diferencia de las cervezas antiguas, la cerveza rubia debía ser elaborada en frío, porque es necesario abordar la fermentación de una manera gradual, de esa manera, se puede controlar el sabor.
Hace 150 años la única opción de mantener la cerveza fría era hielo tomado de la naturaleza y enviado a la fábrica de cerveza, lejos de lo ideal. El hielo es muy pesado y lo que significa que era muy costoso de transportar, de almacenar y por supuesto, eventualmente se derretía. Cuando llegaba la primavera, la cerveza se acaba hasta el invierno siguiente. Cada verano los elaboradores de cerveza, soñaban con crear frío artificialmente, en el S,XIX, era ciencia ficción. Los elaboradores de cerveza se interesaron en el trabajo que se estaba realizando con la refrigeración artificial. Muchos pensaron que estaban locos pero invirtieron dinero en investigación. En 1881, Carl Von Linde inventó el primer refrigerador comercial del mundo, la máquina de amoniaco frío, para la cerveza.
Para los fabricantes, la refrigeración fue la gallina de los huevos de oro, porque una vez que tenían refrigeración, podían fabricar cerveza todo el año. La refrigeración, resolvió uno de los problemas más grandes que afligía a la humanidad, el almacenamiento de comida y eso fue posible gracias a la industria cervecera, para millones de personas. La refrigeración significa aire acondicionado, la fabricación y almacenamiento de medicinas, incluso la habilidad de mantener órganos con vida para trasplantes.
En EEUU, Adolphus Busch se preocupaba por introducir todas las innovaciones científicas para conseguir la primera cerveza de su país. Una cerveza rubia, ligera y americana, a la que llamó Budweiser. Bush empezó introduciendo innovaciones a gran escala como el transporte refrigerado, de esta manera, pudo venderla por toda norte américa.
EL MAYFLOWER
A mediados del siglo 19 llegó la Revolución Industrial en Gran Bretaña y con ella los grandes cambios en la producción de bienes, siendo la cerveza uno de los más beneficiados, ya que con el invento de la refrigeración artificial, las máquinas de envasado y los nuevos medios de transporte ahora era posible venderla el puntos remotos a su centro de fabricación. Los efectos de esta revolución rápidamente se extendieron por el mundo entero, dando por terminada la época de la fabricación artesanal de cerveza…bueno casi.
Las grandes fabricas productoras de cerveza empezaron a crecer acercando sus productos a las masas a precios accesibles. Ya no era necesario hacer tu propia cerveza, era mucho más práctico, rápido y barato comprarla en algún expendio. Muy pocos fueron los que siguieron manteniendo la tradición milenaria. Esto auspiciado con el hecho de que las nuevas legislaciones en muchos de los casos favorecían a estos grandes emporios cerveceros y penalizaba a quienes la hacían para su consumo privado.
La fabricación artesanal de cerveza era parte del estilo de vida de los Estados Unidos prácticamente desde su nacimiento cuando en el año de 1620 el célebre Mayflower con 110 pasajeros a bordo zarpó de Plymounth, Inglaterra, rumbo a la tierra prometida. Entre los muchos problemas surgidos durante la travesía, estaba el de haberse agotado sus reservas de cerveza, lo que les obligó a detener su viaje antes de lo planeado para buscar provisionarse de alimentos y lo hicieron en las costas de Massachusetts en la bahía de Plymounth, bautizada así seis años antes por otro capitán ingles llamado John Smith. La tradición de fabricar la cerveza en casa seguía vigente y las mujeres la usaban tanto para su consumo como para ofrecerle a sus visitantes y vecinos. Había miles y miles de pequeños productores de cerveza a lo largo y ancho de las nuevas colonias americanas.
TRAS 14 AÑOS TERMINA LA PROHIBICION EN 1933
Las cosas se mantuvieron más o menos iguales hasta que – como ya comenté – empezaron a sentirse en América los efectos de la revolución industrial que provocó que para el año de 1886 existieran más de 2,300 fabricas de cerveza en Estados Unidos, sin embargo el golpe definitivo a la tradición artesanal lo dio el propio gobierno con la implementación de las leyes de Prohibición que durante 14 años mantuvieron la ley seca que prohibía fabricar y consumir bebidas alcohólicas. Estas leyes marcaron, por otro lado, en inicio de la época de oro para los fabricantes de bebidas embriagantes y otras substancias en toda la franja fronteriza de México. La leyenda negra de Baja California se engendrada en estos años el los que muchos empresarios hicieron grandes fortunas basada en el comercio de licores, cervezas y todo tipo de substancias psicotrópicas que eran consumidas en grandes volúmenes principalmente por los norteamericanos y en menor medida por los propios habitantes de la frontera.
En 1933 la Prohibición fue levantada en gran parte debido a que el gobierno necesitaba desesperadamente elevar su captación de impuestos y el consumo legal de licor era una excelente fuente de ingresos. Para esa época solo unas 43 fábricas de cerveza en todo el país pudieron sobrevivir los años de restricción, la mayoría de las cuales eran cervecerías muy grandes con recursos para sobrellevar la crisis comercializando productos afines. En esta nueva situación el gobierno, en su desesperado afán recaudatorio, dio el espaldarazo a la industria de producción masiva y prohibió la fabricación casera de cerveza que no le representaba ingresos en lo absoluto. Evidentemente esto catapultó la producción industrial de cerveza haciendo crecer como nunca antes a las grandes marcas como Budwiser o Miller y ahogando a los productores caseros y artesanales. Para finales de los años 70 en el país existían poco menos de 50 fábricas que se repartían el pastel completo dejando a los artesanos cerveceros prácticamente fuer de la jugada.
En los años 80s las cosas empezaron a cambiar de nuevo cuando ante las presiones de algunos microproductores que se enfrentaron al sistema establecido el presidente Jimmy Carter (recordemos que él en lo personal tenía un hermano fabricante de cerveza) firmó una enmienda que permitía a los ciudadanos fabricar hasta 100 galones de cerveza “para uso personal”. Esta fue la señal que necesitaban miles de artesanos cerveceros para salir de su letargo. Abogados, químicos, comerciantes y gente de todo tipo abandonaron sus carreras para aventurarse en el mundo del la producción artesanal de cerveza arriesgando lo mucho o poco que tenían. Maureen Ogle en su libro “Ambitious Brew: The Story of American Beer” comenta: “ la historia de la cerveza representa lo que en esencia significa ser americano: nuestra ambivalente actitud ante el alcohol, nuestra pasión por inventar y crear y nuestra ilimitada capacidad de tomar viejas ideas y cosas para rehacerlas de acuerdo a nuestra imagen americana. Pero también la historia de la cerveza es también un cuento de jugadores y empresarios visionarios, de choque culturales que son inevitables dentro de una democracia donde las ideas se debaten.”
Para 1995 ya existían más de 500 fábricas de cerveza en operación y solamente dos años después este número se duplicó alcanzando las 1,102. En ambos extremos del país la industria artesanal evolucionaba rabiosamente, basándose en un deseo exacerbado de crear nuevas cosas, como si con eso se pudiera recuperar el tiempo perdido en las décadas anteriores. En la costa oeste visionarios como Jack McAuliffe de New Albion Brewery, Fritz Maytag de Anchor Brewing Company, y Ken Grossman de Sierra Nevada Brewing Company trabajaban incansablemente, igual que en la costa Este lo hacían personas como Jim Koch de la Boston Beer Company o Peter y Janet Egelston de la Northhampton Brewery, hartos todos de las cervezas inocuas, ligeras y desabridas que durante años habían tenido que consumir por disposiciones del gobierno.
En la actualidad más de 1,500 “craft brewers” producen más de 10 millones de barriles de cerveza artesanal en Estados Unidos. En el año de 2011 esto representó el 7.6% de la producción total nacional y fue el único sector de la industria de bebidas alcohólicas en estados Unidos que mostró un crecimiento sostenido, por encima del vino y otros licores. Incluso el mismo Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, produce en la Casa Blanca su propia cerveza artesanal llamada White House Honey Ale con ingredientes como miel de abeja que la Sra. Michelle LaVaughn Robinson Obama produce en los patios de la residencia oficial.
Para fortuna de quienes habitamos esta parte del planeta, el Estado de California y particularmente la ciudad de San Diego en Estados Unidos, ocupan un lugar privilegiado en el ámbito cervecero artesanal. La costa oeste se ha convertido en la región más importante en este tema, no tanto por el volumen de producción - que no es nada despreciable - sino por las aportaciones creativas han hecho al mundo de la cerveza y la cantidad de productores que cada día aumenta . Sus propuestas has sido espectaculares al grado de que han generado estilos nuevos de gran aceptación en este segmento de mercado.