En el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, artistas de disímiles generaciones le rindieron homenaje este martes a la vedette de Cuba más reconocida en el mundo, Rosita Fornés, por el 80 aniversario de su carrera profesional.
Sentada en un palco de la platea y emocionada frente al teatro donde debutó hace 80 años, la diva recibió declaraciones de afecto y admiración en un espectáculo único titulado Nuestra Rosa de Cuba, que se extendió casi hasta la media noche.
“Gracias por el cariño que me ha dado todo el pueblo a través de los años“, afirmó con lágrimas en los ojos y sin micrófono; lo cual devino uno de los grandes imprevistos de la noche.
Trataron de llevarla al escenario pero a los pocos minutos la hija, Rosa María Medel, explicó al auditorio que la artista de 96 años de edad estaba tan emocionada por la gala que no había podido salir.
Más de una vez el público se levantó para ovacionarla con gritos de “única” y “bravo”, no en balde muchos críticos la consideran la artista más completa de Cuba en el siglo XX.
Fornés incursionó con notable éxito en la opereta, la zarzuela, la comedia ligera, el drama clásico, la revista musical, el cabaret, la radio, el cine y la televisión, lo cual trató de reflejarse con pinceladas dentro del espectáculo organizado y dirigido por Raúl de la Rosa.
Algunos aún la recuerdan como “la reina de la opereta”, género representado en la velada por fragmentos de La viuda alegre y La princesa de las czardas, a cargo del Teatro Lírico Nacional.
La propia compañía interpretó La mazurca de las sombrillas, del español Federico Moreno Torroba, luego de que el Ballet Español de Cuba danzara La boda de Luis Alonso, del también compositor ibérico Gerónimo Giménez.
Aunque nació en Nueva York, Estados Unidos, en 1923, la madre de Fornés la trajo de pequeña a esta isla, donde es la única persona galardonada con cuatro premios nacionales: Teatro, Música, Radio y Televisión.
Durante el espectáculo, estuvieron además sobre la escena Mareen Iznaga, Rebeca Martínez, Edith Massola, Milagro de los Ángeles, Vania Vorges, Luis Franco, Vocal Retro, Maico D’Alma, Carlos Solar, Denys Ramos, Ariana Álvarez, Paula Massola, Gretel Cazón y Enrique Bueno, entre otros artistas.
La gala se inició con el finísimo Adagio de la Rosa de La bella durmiente, asumido por Chavela Riera y otras jóvenes figuras del Ballet Nacional de Cuba, y terminó con el momento más popular del musical Hello, Dolly!, del cual se versionó la última frase para todos terminar cantando a la homenajeada: “Rosa no se irá jamás de aquí”.
De emotivo e inolvidable ha sido calificado por el publico que asistió ayer al inmenso homenaje que le fue rendido a la vedette de Cuba más reconocida en el mundo
De emotivo e inolvidable ha sido calificado por el publico que asistió ayer al inmenso homenaje que le fue rendido a la vedette de Cuba más reconocida en el mundo, Rosita Fornés, en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, mismo escenario donde debutó la artista hace ya ochenta años.
Artistas cubanos de disimiles generaciones subieron a las tablas de este centenario teatro capitalino para para homenajear a la Fornés, casi hasta la media noche, por el 80 aniversario de su carrera profesional con un espectáculo único titulado “Nuestra Rosa de Cuba”.
La mayoría de las presentaciones terminaron con declaraciones de admiración hacia la que quizás sea una de las artistas más completas de Cuba, mientras ella, sentada como una reina en un palco de la platea, saludaba como si estuviera a punto de pararse a actuar.
“Gracias por el cariño que me ha dado todo el pueblo a través de los años”, dijo con lágrimas en los ojos y con la voz rota; lo cual devino en uno de los grandes momentos imprevistos de la noche y que arrancaron un fuerte aplauso con todos los asistentes en pie.
Trataron de llevarla al escenario pero a los pocos minutos la hija, Rosa María Medel, explicó al auditorio que la artista de 96 años de edad estaba tan emocionada por la gala que no había podido salir.
Más de una vez el público se levantó para ovacionarla con gritos de ‘única’ y ‘bravo’, no en balde muchos críticos la consideran la artista más completa de Cuba en el siglo XX.
Sin embargo, algunos se quejaron que la gran Rosita Fornés se merecía más la noche de ayer. Fueron números los fallos de sonidos durante las actuaciones en su honor, la ausencia del elegante telón de boca del escenario y la carencia de rigor profesional de algunos participantes; deslucieron una gala que, pese a mucho amor y grandes intenciones, no alcanzó a hacer justicia a una de las artistas más versátiles del mundo. Faltó glamour y, sin dudas, se extrañó la época gloriosa del espectáculo musical en Cuba.
La gala se inició con el finísimo Adagio de la Rosa de La bella durmiente, asumido por Chavela Riera y otras jóvenes figuras del Ballet Nacional de Cuba, y terminó con el momento más popular del musical Hello, Dolly!, del cual se versionó la última frase para todos terminar cantando a la homenajeada: “Rosa no se irá jamás de aquí”.
A la escena subieron Mareen Iznaga, Rebeca Martínez, Edith Massola, Milagro de los Ángeles, Vania Vorges, Luis Franco, Vocal Retro, Maico D’Alma, Carlos Solar, Denys Ramos, Ariana Álvarez, Paula Massola, Gretel Cazón y Enrique Bueno, entre otros artistas.
Aunque nació en Nueva York, en 1923, siempre ella misma se ha considerado como cubana pues sus padres la trajeron de pequeña a la isla, donde sin dudas se ganó el amor y el respeto de todos los cubanos; y para quienes será por siempre nuestra Rosa de Cuba.
Su debut cinematográfico lo haría en 1939 en el film de Ramón Peón Una aventura peligrosa, cantando por primera vez una canción cubana (“Intrusa”, compuesta por Ramiro Bonachea) para esta película.
Su primera actuación profesional la haría en el Teatro Nacional, contratada por el empresario artístico Heliodoro García, para cantar junto a los Chavalillos Sevillanos; este empresario sería igualmente quien la llevaría al cabaret Sans Souci, donde se presentó durante seis meses. Esta sería su primera actuación en cabaret.
En febrero de 2011, don Juan Carlos I, rey de España le concede la Orden del Mérito Civil, la cual le fue impuesta por Ramón Cacho, embajador del país ibérico en Cuba.
Sin duda, Rosita Fornés cuenta con una trayectoria inigualable, por lo que Cuba estará orgullosa hoy y siempre de contar con la presencia de esta distinguida mujer, quien en una ocasión confesó: “He vivido en todas partes, pero soy artista cubana”.
Esta fue la ultima presentación de este tipo en público de la Fornés en Cuba pues por sus problemas de salud se le hace difícil viajar desde Miami, donde actualmente reside, a Cuba, la tierra de sus grandes triunfos.
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