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General: Cumpleaños 35 del icóno filme "Conducta Impropia"
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: ciudadanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 19/03/2019 14:53
35 ANIVERSARIO "CONDUCTA IMPROPIA"
Al cabo de 35 años, el documental Conducta Impropia mantiene su vigencia, asegura Orlando Jiménez Leal, que lo dirigió con Néstor Almendros y lo estrenó en París en marzo de 1984.  Reeditan "Conducta Impropia", icónico filme sobre la intolerancia comunista en Cuba.  La nueva versión de la película de Orlando Jiménez Leal será presentada el domingo en la Cinemateca de Coral Gables.

CONDUCTA IMPROPIA, EL DOCUMENTAL 
SOBRE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN PARA HOMOSEXUALES EN CUBA
José Antonio Evora
 “Es una película contra la intolerancia”, asegura Jiménez Leal. “La intolerancia existirá siempre, y por lo tanto, Conducta Impropia tendrá vigencia todo el tiempo“.
 
Esa vigencia, y la recia denuncia de las purgas contra los homosexuales y contra todo el que no se ajustara al patrón del revolucionario obediente en la Cuba gobernada por Castro, son dos de los motivos que llevarán el documental a la pantalla del Coral Gables Art Cinema este domingo 24 de marzo a la 1 de la tarde.
 
El otro: se trata de una copia restaurada y reeditada por el director con el también cineasta cubano Eliecer Jiménez Almeida. Las dos horas de la versión original quedan en poco más de hora y media, dice Jiménez Leal, que hará la presentación y al final responderá preguntas del público.
 
“La idea de hacer Conducta Impropia surgió como una idea de ficción“, explica el director en conversación con Radio Martí. “Las primeras entrevistas que hicimos fueron entrevistas hechas a manera de research [investigación] para enriquecer el guión que se estaba escribiendo. Pero las entrevistas fueron tan desgarradoras, tan impactantes, que decidimos hacer un estudio y convertirlas en un documental mientras la película se armaba“.
 
Entre los entrevistados figuran Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, Guillermo Cabrera Infante, René Ariza, José Mario, Armando Valladares, Carlos Franqui, Juan Goytisolo y Susan Sontag.
 
Jiménez Leal es, junto con Sabá Cabrera Infante, el director de PM, el documental que desencadenó en junio de 1961 las tristemente célebres Palabras a los Intelectuales de Fidel Castro: “Con la revolución todo, contra la revolución nada”.
 
Conducta Impropia es un examen descarnado de los campos de trabajos forzados de las UMAP, las Unidades Militares de Apoyo a la Producción, que funcionaron entre noviembre de 1965 y julio de 1968 en Camagüey para “reeducar” a los que no podían cumplir el Servicio Militar Obligatorio.
 
Le pregunto cómo fue trabajar con Néstor Almendros, que en 1979 ya había ganado un Oscar de la Academia estadounidense de cine por la dirección de fotografía de Days of Heaven.
 
“Cuando empezamos a hacer Conducta Impropia llevábamos más de 30 años de amistad, y estábamos muy compenetrados”, responde Jiménez Leal. “Además, Néstor era un hombre muy organizado, y yo soy un tipo más disperso; es decir, que de alguna manera nos complementábamos. El admiraba mi dispersión y yo admiraba su rigor”.
 
Almendros viene de la docencia, indica Jiménez Leal, y recuerda que su padre fue el pedagogo Herminio Almendros.
 
“Néstor tenía un rigor sobre lo que debía ir primero y lo que venía después, cómo organizar la filmación”, explica. “Además, todo se discutía, y cualquier diferencia que hubiera se resolvía mucho antes de llegar a la filmación”.
 
El director evoca el dramatismo de las entrevistas. José Mario, por ejemplo, “lo cuenta todo desenfadadamente, pero lo que está contando es terrible”. La de Reinaldo Arenas, es tremenda, dice, y subraya la del dramaturgo Ariza.
 
“Lo más enjundioso de la cosa no está en qué sucede, sino por qué sucede”, comenta Ariza en el testimonio que cierra el documental. “Ser distinto, ser extraño, tener una conducta impropia, es algo no sólo prohibido sino completamente reprimido y además puede costarte la prisión”.
 
Para Jiménez Leal, se ve que Ariza quedó tocado por la experiencia y, curiosamente, es quien proyecta el documental a otro nivel.
 
“Le da la vigencia en el tiempo, porque traspasa el momento”, observa el cineasta. “Ayer persiguieron a los homosexuales y a los Testigos de Jehová y a todo aquel que tuviera una actitud disidente, pero la intolerancia es la misma y se puede proyectar y mutarse en otras intolerancias. Por eso uno se puede identificar, el origen del horror está ahí”.
 
En una copia de un video enviado a La Habana, disponible en el sitio Diario de Cuba, se ve a Jiménez Leal diciendo que está muy contento de regresar a la isla al cabo de 57 años de exilio… pero de manera virtual. El Instituto Hannah Arendt, que encabeza la artista Tania Bruguera, organizó el Premio PM, y le tocó a él concedérselo al mejor trabajo en la categoría de no ficción, que se llevó Liam Durán con Mi hora azul.
 
Ahora Jiménez Leal está enfrascado en un proyecto muy ambicioso.
 
“Hace años que estoy trabajando en eso, y lo voy a presentar en Francia dentro de poco”, cuenta el cineasta. “Estoy a nivel de guión y de elaboración conceptual; un fresco sobre todo lo que ha pasado en Cuba desde el triunfo de la revolución hasta ahora, pero no desde el punto de vista anecdótico-cronológico necesariamente, sino desde el punto de visa del absurdo, del esperpento”.
 
Porque ese es un ángulo tan desconocido, se han cometido tantas locuras y tantos disparates, comenta Jiménez Leal.
 
“Son los bloopers, esos experimentos que afectan la vida de miles de personas”, dice. “Y sobre todo el absurdo: es el teatro del absurdo, es Ionesco”.
 
CONDUCTA IMPROPIA, EL DOCUMENTAL SOBRE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN PARA HOMOSEXUALES EN CUBA
Fidel Castro lo había dejado claro desde el inicio. “Nunca hemos creído que un homosexual pueda personificar las condiciones y requisitos de conducta que nos permitan considerarlo un verdadero revolucionario. Una desviación de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista”, declaró el dictador cubano en 1965, alrededor de la misma época en la que comenzaba la brutal persecución a homosexuales por parte del gobierno cubano. Apenas seis años antes, e inspirado en la revolución soviética, Castro había derrocado del poder a Fulgencio Batista con un discurso que pregonaba por una sociedad más justa, pero lo que vendría después se parecería más al comunismo de los gulags estalinistas que el de la utopía igualitaria.
 
Tras las purgas ideológicas, juicios revolucionarios y centenares de fusilamientos que marcaron los primeros años posteriores a la toma de La Habana, la siguiente fase del plan depurador del dictador cubano tuvo como objetivo “reeducar” a los disidentes sexuales, considerados una amenaza para la organización de una sociedad en la que emergería el hombre nuevo, aquel individuo verdaderamente emancipado de las garras del capitalismo según la teoría marxista.
 
Si bien muchos teóricos y admiradores de Fidel todavía minimizan -o directamente niegan- la existencia de los campos de concentración de homosexuales durante la Revolución Cubana, un documental poco difundido pero que ahora puede verse en YouTube despeja las dudas sobre la inhumana persecución. Se trata de “Conducta impropia”, una producción de la televisión estatal francesa estrenada en 1984, con la dirección de dos afamados realizadores: Néstor Almendros, más conocido por sus contribuciones como director de fotografía a clásicos de la nouvelle vague, y Orlando Jiménez Leal.
 
Si bien ambos cineastas habían apoyado inicialmente a la Revolución, incluso filmando películas en apoyo del nuevo Gobierno y discursos de Fidel que eran luego enviados al exterior como material propagandístico, rápidamente la naturaleza autoritaria de Castro los transformó en opositores al régimen e hicieron lo que todo disidente debió hacer en Cuba: escapar para preservar su integridad intelectual y su vida.
 
Almendros recaló en Francia y Jiménez Leal hizo lo propio en Madrid, y ambos continuarían sus carreras trabajando en el cine. A comienzos de la década del 80, con la ayuda del ya exiliado Reinaldo Arenas, quien famosamente había declarado “No hay nada peor en Cuba que ser disidente, escritor y maricón” -el cumplía los tres requisitos-, dieron forma a Conducta impropia, recogiendo testimonios de decenas de cubanos, en su mayoría homosexuales, que habían sido enviados a los campos de concentración, enmascarados con el burocrático nombre de UMAPs (Unidad Militar de Ayuda a la Producción).
 
Tal vez el testimonio más impactante de la película es el de José Mario, uno de los primeros en ser confinado a los campos de detención que se habían levantado en la ciudad de Camagüey, a casi 600 km de La Habana.
 
Mario fue el primero en escribir sobre su experiencia en las UMAPs luego de escaparse de Cuba, y su crónica, publicada en una revista literaria española a mediados de los 70s, llamó la atención de Almendros. En ella se describían la rutina en de los detenidos (trabajar en la siembra de tabaco o caña desde el amanecer hasta que caía la tarde), la construcción e instalaciones de los campos (barrancas grandes donde se ubicaban los dormitorios y cercas electrificadas para que nadie escapara) y el abuso de los oficiales (“Los artistas e intelectuales son todos maricones”, era lo que le repetía uno de sus vigilantes).
 
En la película Mario relata todos estas vivencias y detalles pero además recuerda un detalle escalofriante: en la entrada del campo de detención se destacaba un cartel con la frase “El trabajo los hará hombres”, que evocaba al Arbeit macht frei (“El trabajo los hará libres”), el infame letrero colgado en la entrada de los campos de exterminio nazi.
 
Pero los homosexuales no eran los únicos blancos: en las multitudinarias redadas también se capturaban “hippies” (entendido como todo aquel cubano que vestía camisas de colores, tenía el pelo largo o le gustaba el rock) y también quienes exhibieran una “conducta impropia”, lo que podía ser cualquier cosa que se le ocurriera a las brigadas de moralidad de Fidel. Muchos llegaron a denunciar haber sido arrestados y enviados a los campos de trabajo solo porque alguien tenía un problema personal con ellos o un vecino quería quedarse con su habitación.
 
Reinaldo Arenas, quien desde Nueva York se encargó de reunir la mayoría de los testimonios de los cubanos exiliados que aparecen en la película, también cuenta a cámara su propia experiencia en las UMAPs, su largo período haciendo trabajos de construcción de edificios que alojarían a obreros soviéticos y el calvario que le esperaba después de ser liberado.
 
“Cuando volví, todas mis cosas habían sido confiscadas, mi casa, mis pertenencias, hasta mis manuscritos, así que me vi en la calle. Irónicamente, yo ya era famoso mundialmente, pero no tenía ni maquina de escribir, ni un cuarto donde hacerlo, era un vagabundo pidiendo a mis amigos que me dejen dormir en sus casas todas las noches. Cuando preguntaban por mí escritores que venían del extranjero, las autoridades decían que no había ningún escritor llamado Reinaldo Arenas. Pasé a convertirme en un personaje de Orwell, en una no-persona”.
 
Finalmente, y gracias a la presión de intelectuales y artistas en el extranjero, en 1968 serían cerrados los campos de trabajos forzosos, que se calcula fueron padecidos por 25 mil a 30 mil personas (además se contabiliza que decenas de homosexuales cubanos se suicidaron por temor a ser llevados allí).
 
Tendrían que pasar 45 años para que Fidel Castro aludiera a estos infames eventos. En 2010, consultado por un periodista mexicano sobre su persecución a los homosexuales, Castro haría una inusual autocrítica: “Fueron momentos de una gran injusticia. Piensa cómo eran nuestros días en aquellos primeros meses de la Revolución: la guerra con los yanquis, el asunto de las armas, los planes de atentados contra mi persona. Escapar a la CIA, que compraba tantos traidores, a veces entre la misma gente de uno, no era cosa sencilla; pero en fin, de todas maneras, si hay que asumir responsabilidad, asumo la mía”. Reinaldo Arenas había fallecido dos décadas atrás en el exilio.
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: ciudadanodelmundo Enviado: 25/03/2019 16:24
'Fresa y chocolate' fue la respuesta a 'Conducta impropia'
Conducta impropia, el conocido documental que en 1984 sacó a la luz los campos de concentración adonde el castrismo envío homosexuales, disidentes y religiosos, estrenó este domingo en Miami una versión restaurada a partir de un "máster" que encontró en su oficina el codirector de la cinta, Orlando Jiménez Leal.
 
"Se reestructuró, se le cambiaron los títulos, se le arreglaron los colores; es una versión más corta la de ahora pues se suprimieron unos 20 minutos. La dejamos en una hora y media, pero sigue siendo un largometraje", dice Jiménez Leal en una entrevista con EFE.
 
"Un cineasta amigo, Eliecer Jiménez, y yo descubrimos un máster que había aquí en mi oficina en buenas condiciones; vimos que (el descubrimiento) coincidía con el 35 aniversario y decidimos hacer una versión restaurada de la película", detalla el cineasta cubano de 77 años, de los cuales, apuntó, lleva 57 exiliado.
 
Producido por la televisión francesa y con entrevistados excepcionales, como los escritores Reinaldo Arenas, Heberto Padilla y Guillermo Cabrera Infante, Conducta impropia reconstruyó a partir de testimonios un capítulo de la revolución cubana "oscuro": las denominadas Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP).
 
"El documental tuvo un impacto muy grande. Se trata de una cosa brutal, de la creación de campos de concentración en el trópico, lo único que no gaseaban a los prisioneros, pero eran campos de concentración por donde pasaron miles de personas y los llevaban a trabajos forzados", recuerda Jiménez Leal, codirector de la cinta junto al hispano-cubano Néstor Almendros (Barcelona, 1930-Nueva York, 1992).
 
De acuerdo con Jiménez Leal, que vive actualmente en Miami, se trataba de "gente totalmente inocente, no solo homosexuales, sino también disidentes, Testigos de Jehová, escritores. Ahí estuvieron Pablo Milanés y el cardenal (Jaime) Ortega Alamino (exarzobispo de La Habana)".
 
Conducta impropia se rodó en 1984, cuatro años después del éxodo marítimo de Mariel, donde también fueron expulsados homosexuales y "antisociales", y en poco tiempo se exiliaron de la Isla unas 10.000 personas.
 
Jiménez Leal recapitula el impacto que tuvo a nivel mundial el largometraje, en el que intelectuales como la estadounidense Susan Sontag y el escritor español Juan Goytisolo denuncian al Gobierno castrista, curiosamente hablando los dos en francés.
 
"A partir de Conducta impropia ellos (el castrismo) recibieron una condena brutal de parte de la gente que le dolía más, que es la izquierda, sobre todo europea. La película fue producida por la televisión francesa durante el Gobierno de (François) Mitterrand, que era un Gobierno de izquierda y amigo de Castro, y sacó a (el disidente Armando) Valladares de Cuba", recuerda el director.
 
"Aquello los descolocó, de tal manera que no sabían cómo lidiar con eso", dice Jiménez Leal.
 
El cineasta, que también en 1984 estrenó el documental La otra Cuba, cree que la famosa película Fresa y chocolate, estrenada una década más tarde, fue una respuesta a Conducta impropia.
 
"Todos los puntos que se tratan en Conducta impropia se tratan también en "Fresa y chocolate" para justificar aquella barbarie de una manera amable, edulcorada. Un amigo mío le llamó (a la película de Tomás Gutiérrez Alea) 'Chocolate impropio'", dice Jiménez Leal.
 
La versión restaurada que se estrenó este domingo en el Coral Gables Art Cinema mantiene las entrevistas realizadas en diferentes ciudades del mundo (Miami, Nueva York, París) y ofrece junto con la denuncia un recuerdo a grandes intelectuales.
 
Un Reinaldo Arenas joven y elocuente narra cómo el castrismo lo persiguió y encarceló. "Cuando salgo de la prisión es cuando más conocido soy en el extranjero, pero en Cuba era como un personaje de Orwell, un non-persona", afirma el autor de Antes que anochezca.
 
Conducta impropia, sin embargo, parte de un proyecto de película de ficción inspirada en diez bailarines del Ballet Nacional de Cuba que desertaron durante una gira en París, indicó Jiménez Leal.
 
"Néstor y yo pensábamos hacer una comedia ácida a lo Ninotchka, esa película fabulosa que hizo (Ernst) Lubitsch. Empezamos a hacer entrevistas a esta gente, primero a los diez bailarines y a la gente que los había ayudado. Nos impactaron tanto las entrevistas que decidimos hacer un documental mientras se confeccionaba el guión", reveló.
 
Sin embargo, la película de ficción nunca se hizo y el documental, dice el director, "tomó vida propia".
 
Coautor junto con Alberto "Sabá" Cabrera Infante (1933-2002) del cortometraje PM (1961), el primer documental censurado por el castrismo y que exhibía "ingenuamente" cómo era La Habana de noche, Jiménez Leal afirma que "Cuba no existe".
 
"Recuerdo una frase de (Vladimir) Nabókov, a quien le preguntaron si extrañaba a Rusia, y dijo que Rusia no existe en su vida, que eso fue un sueño que tuvo", zanjó el realizador.
 
FUENTE:  DIARIO DE CUBA

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: tentaciónfinal17 Enviado: 13/04/2019 15:40
 CINE
OTRO REPORTE DE 'CONDUCTA IMPROPIA'

ANDRÉS REYNALDO
Al cabo de 35 años, Orlando Jiménez Leal y Néstor Almendros siguen sacando excelentes notas con su Conducta impropia. El aclamado documental sobre la represión contra los homosexuales en Cuba ha adquirido la perdurable dimensión de un imprescindible documento histórico sin perder su actualidad testimonial. Ya es memoria sin dejar de ser noticia.
 
Recién restaurado, el documental se exhibió el pasado domingo 24 de marzo en Coral Gables Cinema. Las entradas se agotaron antes de la función y una larga fila esperaba por un accidental asiento. Fue un raro momento de reunión de varias generaciones de cubanos (ya no me atrevo a identificar a todos bajo la categoría de exiliados) ante la convocatoria de una obra con credenciales a menudo incompatibles: la calidad estética y la inequívoca denuncia a la dictadura.
 
Conducta impropia es el primer alegato intelectual contrario a Fidel Castro con una inmediata y demoledora resonancia en EEUU y Europa. Sobre todo, en un tema tan sensible para la izquierda occidental como la persecución a los homosexuales. El acierto de Jiménez Leal y Almendros estuvo en hallar el punto ciego del distorsionador espejo de la propaganda castrista. Fidel pregonaba que había convertido a las prostitutas en trabajadoras. Más problemático era jactarse de que estaba convirtiendo a los homosexuales en machos.
 
Así como la oruga provoca un giro en el viaje de Alicia en el País de las Maravillas, los gusanos Jiménez Leal y Almendros condujeron hacia el lado oscuro del espejo a los progresistas, los defensores de los derechos de los gay y aquellos que fueron capaces de someter sus simpatías castristas al examen de los hechos. "¡Cuba Sí, Macho No!" era el título del artículo de The Village Voice, firmado por Richard Goldstein en julio de 1984, que rompió el hielo entre la progresía de Nueva York, por entonces la capital gay del mundo. Goldstein, uno de los gurús de la contracultura norteamericana, dijo que Conducta impropia era el primer film en presentar a los homosexuales como víctimas sociales y, por tanto, un gigantesco paso hacia la legitimización de esta minoría en el mundo.
 
"Mientras nosotros bailábamos con la cabeza adornada de flores, ellos estaban recogiendo a las locas para encerrarlas en campos de concentración junto a drogadictos, miembros de sectas religiosas (principalmente Testigos de Jehová), hippies y artistas sospechosos de actividades subversivas." Directo en la diana. Invita a jugar con las palabras la casualidad de que Conducta impropia comience con la deserción en Francia de diez miembros del Ballet Nacional de Cuba. La troupe de Alicia que escapa del castrismo en el París de las Maravillas.
 
Al frente de la contraofensiva de la dictadura avanzó impetuoso el director Tomás Gutiérrez Alea. Amigo de Jiménez Leal y Almendros en su juventud, Alea prefigura al CENESEX para desmentir los horrores de la heterosexualidad obligatoria y exaltar el escenografiado espacio de la homosexualidad subyugada. Insatisfecho con una entrevista que le hace Goldstein, en octubre envía al Village una larga coletilla titulada "¡Cuba Sí, Almendros No!". Amén de las descalificaciones ad hominem y las estadísticas sobre los índices de mortalidad infantil y expectativa de vida en la Cuba de Fidel (según las cifras de Fidel), finalmente reduce Conducta impropia a una pieza de propaganda contrarrevolucionaria, promovida por la administración de Ronald Reagan y la prensa oficial norteamericana (sic: the official media). Diez años más tarde, dirigirá Fresa y Chocolate, película banal y mezquina que intenta absolver mediante la anécdota de la tradición machista una tragedia originada por la supresión del Estado de derecho. Puede que el protagonista no haya ido a parar al Combinado del Este, pero acaba encerrado en el campo de concentración de la conformidad totalitaria. La alambrada ya va por dentro.
 
En estos tiempos, cuando la dictadura empeña por igual a reguetoneros y novelistas en borrar la memoria del dolor, Conducta impropia sostiene la frontera ética. Todavía duele.
 


 
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