Imagina que has tenido una aventura con tu vecino durante unos meses (o quizá la estés teniendo en este momento). Él o ella están casados y son supuestamente heterosexuales, pero contigo han hecho una excepción. Recibes un email, lo abres, y para tu sorpresa es la mujer o el marido de la persona con la que has estado secretamente involucrado un tiempo. ¿Qué haces? ¿Lo respondes?
Es lo que le ha sucedido a un americano que ha decidio contar tu historia en 'The Huffington Post'. "El correo electrónico apareció de la nada hace unos meses. Era la mujer de un hombre con el que había estado acostándome y me preguntaba: "¿Cuánto tiempo duró tu relación con él? Me gustaría saber las fechas exactas, por favor", escribe el post que se ha hecho viral.
El hombre siempre se preguntó si ella sabía algo, pero ¿por qué cinco años después de que todo acabara, aquella señora se puso en contacto con él? ¿Querría acusarlo de volver homosexual a su esposo o de romper su matrimonio? Si piensas que hay secretos que se guardan para siempre, es posible que la vida te sorprenda y todo salga a la luz.
El pasado siempre vuelve
"Nunca le conté nada a nadie sobre esta relación. Había demasiadas cosas en juego. No tanto para mí: estaba soltero y mi orientación sexual no era un secreto. Pero él, por otro lado, era un hombre de familia devoto con dos hijos y amaba a su mujer. Era mi vecino de al lado y no lo seduje a pesar de que tenía 20 años más que él. Estoy seguro de que fui el primer hombre con el que había tenido sexo. Nuestro asunto no fue algo repentino y lleno de pasión. Fue como un largo viaje que empezó lentamente y duró unos cinco años", asegura.
"No era el único casado con el que había estado. Pero los otros eran rollos de una noche. Lo de 'Mike', lo llamaré así por ponerle algún nombre, fue otra historia. Éramos opuestos en muchos aspectos y nos fuimos conociendo poco a poco. Una noche cuando su familia estaba de viaje fuimos al cine y nos dimos cuenta de que compartíamos una pasión por el pasado y las cosas antiguas", continúa.
Mike ayudaba a mantener el piso de su vecino: le arreglaba cosas, pintaba, era un manitas, pero fueron amigos durante varios años antes de convertirse en amantes. "Era muy sexy, pero solo veíamos partidos de béisbol, cocinábamos palomitas o programas de cosas vintage", comenta. Como no podía pagar un taller, el protagonista de esta historia dejó que su vecino instalara su taller en el ático de su casa y allí empezó todo.
Señales
"Siempre me saltaron las alarmas y se veía perfectamente que él luchaba contra su sexualidad. De hecho, una vez me confesó que en la universidad se sintió atraído por otro hombre, pero que nunca hizo nada. Y que alguna vez había visto porno gay. Cuando la relación se volvió física, tardó meses en sentirse cómodo besándome. El sexo puede estar muy bien y ser placentero, pero los besos son más personales y cercanos", explica.
No conocía bien a la esposa de su amante a pesar de ser vecinos. Ella no era muy social y por eso nunca se sintió culpable. Una vez el vecino de abajo los descubrió, pero para su asombro les dijo: "Mike es una buena persona y tú le estás ayudando a ser su verdadero yo. No debes sentirte mal". Aunque cambiaron de vecindario se siguieron viendo y tras algunas citas más, dejaron de quedar. Simplemente se desvaneció sin decir adiós.
Sus llamadas telefónicas quedaron sin respuesta. Mike lo bloqueó en Facebook. "Nunca habíamos discutido. No tuve ni una explicación", asegura. "Me armé de valor y llamé a su mujer para saber qué le pasaba conmigo y ella me dijo: 'No tengo ni idea, nunca te menciona". Así todo llegó al final. Años después se reencontraron por la calle cuando el hombre caminaba con sus hijos. Solo pudo decir: "Lo siento mucho".
"Ahí me di cuenta de lo que pasaba. Sus hijos se estaban convirtiendo en jóvenes, lo suficientemente mayores como para hacer preguntas y llegar a algunas conclusiones", explica. "Me pregunto por qué estos hombres se casaron y formaron una familia si realmente les gusta otra cosa", comenta. Lo cierto es que no respondió al email de la mujer. Creyó que esa tarea la debía hacer el marido, que también conocía perfectamente las fechas y duración de nuestro romance. "Aun así quería saber qué estaba pasando, así que le escribí y él me contó que se estaban divorciando porque había decidido ser sincero consigo mismo. Ella me culpaba de todo", confiesa.
Ambos continuaron con sus vidas tras aquel furtivo amor. A veces somos complicados y nos adentramos en viajes que tienen un final no escrito. No escondas lo que eres, no tapes lo que sientes. Ser sincero contigo mismo es primordial para ser feliz.