Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: CUBA: LAS RAZONES DE WASHINGTON
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 24/04/2019 14:49
LAS RAZONES DE WASHINGTON 
Por Carlos Alberto Montaner
Cuba está detrás del horror venezolano. La Isla aprendió de los soviéticos el arte de controlar a una sociedad, aunque el 80% de las personas se opongan al sistema impuesto. Basta el 0.5% de la población adscrito a la contrainteligencia, para conseguir la sumisión del conjunto.
 
La gente obedece por temor, no por amor, y mucho menos por razones ideológicas. En Cuba y en Venezuela, como en todo el ámbito del socialismo del siglo XXI, del que solamente quedan Bolivia y Nicaragua, apenas existe un puñado de descerebrados que se crean las consignas marxistas-leninistas.
 
Pero el problema no es ése. Al fin y al cabo, no es la primera vez que una isla pequeña controla a una nación mucho mayor, más poblada y rica. Esa es la historia del Reino Unido y la India. El problema es a lo que se dedica la colonia, más allá de ser explotada por la implacable metrópolis cubana.
 
La jefatura militar venezolana, encabezada por Nicolás Maduro, el títere elegido por La Habana, se dedica, primordialmente, al narcotráfico. De ese turbio negocio obtiene miles de millones de dólares. Mas ahí no terminan los compromisos venezolanos con el delito. Les prestan apoyo a los terroristas islamistas, a Irán y a todo aquel que diga estar contra Occidente. Es la manera que tienen de dignificar sus actividades delictivas. Las cubren con un manto ideológico “antiimperialista” de izquierda.
 
Eso es lo que piensan John Bolton, Mike Pompeo, Elliott Abrams y los cubano-americanos Marcos Rubio y Mauricio Claver-Carone. Nunca había habido una unidad de criterio tan consolidada en Washington. Todos saben lo que ocurre en Venezuela y no ignoran la importancia de Cuba como el poder detrás del trono.
 
El problema es cómo enfrentarse a ese peligro. Han llegado hasta solicitarle a Raúl Castro que abandone su presa venezolana. Parece que ése era el mensaje que llevaba el príncipe Charles en su sorprendente viaje a Cuba disfrazado de turista con su dulce Camila colgada del brazo. Es lo que Abrams les transmite a sus interlocutores de Cuba y Venezuela.
 
Pero es inútil. Cuba está dispuesta a pelear hasta el último venezolano. Primero, porque lo necesita desde un punto de vista material. El sistema impuesto a los cubanos –el “Capitalismo Militar de Estado”- es absolutamente improductivo y requiere adosarse a otra nación para que los sostenga y mantenga. Y, segundo, porque durante 60 años les ha dado resultado para controlar el poder y saben que sus adversarios cambian o se cansan. Todo está en mantenerse firmes en la misma posición.
 
Ante estos hechos, John Bolton, Asesor de Seguridad de Donald Trump, el 17 de abril pasado, en Miami, reveló las medidas que USA adoptará contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, las tres naciones que hoy constituyen “el eje del mal”.
 
Como se sabe, Estados Unidos ha optado por sanciones económicas incluidas en la Ley Helms-Burton aprobada durante la administración demócrata de Bill Clinton. Esa ley, promulgada por el Congreso y el Senado norteamericano, viene a decir que cualquier país que haga negocios con Cuba, en transacciones que involucren a las propiedades de estadounidenses, confiscadas por la revolución comunista, pudiera enfrentarse a represalias y a demandas ante los tribunales norteamericanos.
 
Asimismo, limita las remesas y las visitas de los emigrantes cubanoamericanos a los niveles que tuvieron durante el gobierno de George W. Bush (hijo), e impone un periodo de seis meses sin atracar en Estados Unidos a los barcos que toquen previamente suelo cubano. Esa medida ya ha provocado el terror entre algunos armadores y la parálisis del tanquero “Despina Adrianna” en aguas venezolanas, originalmente destinado a Cuba.
 
Realmente, esas son razonables medidas tácticas de mantenimiento de una semi hostilidad, pero no necesariamente conducen al fin de las dictaduras de Cuba y Venezuela. Si lo que se pretende es liquidar esos gobiernos enemigos de Estados Unidos, se impone el desarrollo de una estrategia, sometida a un calendario, para lograr esos fines antes de las elecciones del 2020, cuando pudieran cambiar las tornas.
 
Para conseguir esos objetivos, es importante alinear a todos los factores esenciales, y eso sólo lo puede hacer Estados Unidos si habla en serio cuando afirma que se “reserva todas las cartas”. Ningún actor internacional de primer orden (Canadá, el Grupo de Lima, la Unión Europea, la OTAN) le negaría a Washington su respaldo para eliminar a unos Estados forajidos dedicados al narcotráfico y a las conspiraciones antidemocráticas, y seguramente colaborarían en el empeño.
 
De lo contrario, si Washington opta por limitarse a enseñar los dientes y ser un “tigre de papel”, como teme y ha escrito Humberto Belli, el ensayista nicaragüense, no tiene sentido mortificar con más penurias a la sociedad cubana. En ese caso, Estados Unidos debe volver a la estrategia de contención: vigilancia, propaganda y denuncias precisas contra los transgresores de las leyes. Naturalmente, la pistola caribeña seguiría amenazando las cabezas de todos, como ha ocurrido a lo largo de seis décadas.
 
ACERCA DEL AUTOR
Carlos Alberto Montaner: Es uno de los periodistas más leídos del mundo hispánico, la revista Poder calculó en seis millones los lectores que semanalmente se asoman a sus columnas y artículos.




Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados