El derecho a la libertad de prensa está reconocido en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que expresa: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La Declaración Universal de Derechos Humanos fue proclamada el 10 de diciembre de 1948 y Cuba estuvo entre los primeros 48 Estados que votaron por ese histórico documento, que establece en su artículo 30: “Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiera derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamadas en esta Declaración”.
A pesar de la “alharaca democrática” a la que hemos estado sometidos los cubanos desde que comenzó el proceso de imposición de la nueva Carta Magna ̶ todavía lo estamos ̶ donde se afirma que Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, que todos los cubanos gozamos de iguales derechos, que aquí no hay discriminación y otras lindezas, la práctica del régimen dista mucho de la imagen que intenta proyectar. Esta situación evidencia la falta de congruencia del régimen.
El artículo 54 de la Constitución afirma: “El Estado reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión”.
Y el artículo 55 expresa: “Se reconoce a las personas la libertad de prensa. Este derecho se ejerce de conformidad con la ley y los fines de la sociedad.
“Los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masas; y no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad.
“El estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos los medios de comunicación social”.
A pesar del presunto reconocimiento del derecho a la libertad de expresión, este ha sido vulnerado en Cuba desde 1959.
La represión que sufre la prensa independiente desde hace meses demuestra la incongruencia de los dirigentes cubanos, pues la práctica que imponen dista mucho de lo que proclaman, y evidencia cómo la nueva Carta Magna seguirá el mismo camino de su predecesora.
Si existiera una real voluntad política tendente a comenzar nuevas prácticas que demuestren que realmente la Constitución es el principal documento rector de la institucionalidad del país, y debe ser respetado por todos, los principales dirigentes cubanos habrían prohibido las detenciones ilegales de que son objeto los periodistas independientes, y se habrían pronunciado contra la represión psicológica y la violencia injustificada y desmedida que algunos de esos periodistas hemos sufrido, algo que ya es habitual.
Realmente, en Cuba, desde el primero de enero de 1959 y hasta hoy no ha existido ninguna tolerancia ni respeto a la menor disidencia. Los comunistas afirman ̶ citando una frase de José Martí ̶ que la guerra que se les hace es de pensamiento y que ellos deben ganarla a pensamiento, pero en la práctica han demostrado un miedo extraordinario a contender con sus opositores pacíficos en igualdad de condiciones, frente al pueblo como juez. Cuando se han atrevido a hacerlo en el extranjero han sido vapuleados porque, por muy inteligentes que sean sus portavoces, no pueden ni podrán convencer a nadie de que es lícito discriminar y hostigar a los cubanos que no comulgan con la dictadura comunista.
Si alguien quisiera conocer cuánto se respeta realmente la libertad de expresión en Cuba bastaría que le echara una ojeada al Código Penal cubano, en el que existen figuras delictivas dirigidas a constreñir o eliminar las libertades de pensamiento y expresión. Me refiero a los delitos de “Propaganda enemiga” (art.103), “Difamación de las Instituciones y Organizaciones y de los Héroes y Mártires” (art.205) y “Clandestinidad de Impresos” (art.210).
El colmo resulta que, con el objetivo de intimidar a los periodistas independientes y sus familiares para que no ejerciten ese derecho humano, algunos han sido amenazados con ser instruidos de cargo por la presunta comisión de los delitos de “Difusión de Noticias Falsas contra la Paz Internacional” (art.115), “Usurpación de capacidad legal” (art.149) y hasta, ¡increíblemente!, “Actividad económica ilícita” (art.128). Aunque alguien se asombre, el control que ejerce la cúpula castrista es tal ̶ favorecido por la ominosa complicidad de muchos países e instituciones internacionales, entre ellas la ONU ̶ que todo puede ocurrir.
A tono con la campaña represiva desatada por el Estado contra la prensa independiente, este 9 de mayo el señor Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular de Cuba, amenazó con aplicar la Ley 88 del 16 de febrero de 1999, oficialmente llamada “Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba”, conocida popularmente como “ley mordaza”.
El señor Ferro escribió en su cuenta de Twitter: “La Ley No.88, sobre la protección de la independencia nacional y la economía de Cuba, tipifica como delitos los actos y conductas que apoyen, faciliten o colaboren con los objetivos de la Helms Burton y establece severas penas para sus comisores”.
Todo parece indicar que la cúpula castrista está preparando las condiciones para ̶ contrariamente al presunto espíritu democrático que debería prevalecer en el país luego de la proclamación de la Carta Magna ̶ llenar nuevamente sus cárceles con escritores, poetas, periodistas independientes, artistas e intelectuales que decidan expresar sus pensamientos fuera de las organizaciones subordinadas al partido comunista.
Lo que olvidan estos adalides del castrismo es la máxima de Abraham Lincoln, que se cuidan mucho de publicar: “Se puede engañar a todo el pueblo una parte del tiempo, se puede engañar a una parte del pueblo todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”.
ACERCA DEL AUTOR
Roberto Jesús Quiñones Haces: Nació en la ciudad de Cienfuegos el 20 de septiembre de 1957. Es Licenciado en Derecho. En 1999 fue sancionado de forma injusta e ilegal a ocho años de privación de libertad y desde entonces se le prohíbe ejercer como abogado. Ha publicado los poemarios “La fuga del ciervo” (1995, Editorial Oriente), “Escrito desde la cárcel” (2001, Ediciones Vitral), “Los apriscos del alba” (2008, Editorial Oriente) y “El agua de la vida” (2008, Editorial El mar y la montaña). Obtuvo el Gran Premio Vitral de Poesía en el 2001 con su libro “Escrito desde la cárcel” así como Mención y Reconocimiento Especial del Jurado del Concurso Internacional Nósside de Poesía en 2006 y 2008 respectivamente. Poemas suyos aparecen en la Antología de la UNEAC de 1994, en la Antología del Concurso Nósside del 2006 y en la selección de décimas “Esta cárcel de aire puro”, realizada por Waldo González en el 2009.