Con la forma troglodita con que fue reprimida por la policía, el pasado sábado 11, en La Habana, la marcha contra la homofobia y la transfobia, se le cayó la careta a Mariela Castro y al CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual). Quedó al descubierto, por si había dudas, que no representan a la comunidad LGBT, sino que son una farsa del régimen para engañar a incautos.
El CENESEX es una dependencia del Ministerio de Salud Pública. Porque aunque Mariela Castro lo niegue, para los mandamases, las personas LGBT siguen siendo “enfermos y pervertidos sexuales”, como en los tiempos de las UMAP y la parametración, salvo cuando les conviene hacer politiquería barata con el puñado que se deja domesticar, repitiendo cuatro o cinco consignas del régimen por cada bandera arcoiris y cartel contra la homofobia que le permiten en la comparsa.
A nadie convenció la explicación de que la marcha y la conga que cada año celebra el CENESEX esta vez no se efectuaría debido a que “la situación que atraviesa el país no contribuiría a su éxito”. ¿Y cómo no suspendieron el 28 de enero la marcha de las antorchas cuando apenas 24 horas antes un tornado había arrasado varios municipios de la capital?
El Partido Único y el Gobierno ordenaron al CENESEX que este año no hubiese marcha. Y el CENESEX obedeció. Y punto. Porque La función de Mariela Castro y el Cenesex es domar y controlar el rebaño. Lo demás es pose y artificio. Como la charanguera “fiesta por la diversidad”, con todo bajo control, tras las paredes de un círculo social del Vedado, con la que pretendieron sustituir la marcha.
Las autoridades se asustaron con la marcha. ¿A qué tenían miedo? A todo, a cualquier cosa, paranoicos como son. ¿No tronaron al funcionario del gobierno provincial que autorizó la marcha en La Habana del pasado 7 de abril contra el maltrato animal y prohibieron que se efectuara una similar en Santa Clara?
Posiblemente, temían la reacción contra la marcha gay de las iglesias cristianas, que se sienten envalentonadas luego de que con sus protestas -ellas que hasta ahora “no se metían en política” y lo acataban todo, incluso que les cierran los templos y casas de culto- obligaron a dar marcha atrás a la pretensión de Mariela Castro y el CENESEX de abrir la puerta al matrimonio igualitario con el artículo 68 del anteproyecto constitucional. Fue tal la perreta de los cristianos que el artículo 68 lo eliminaron, sustituyéndolo por el ambiguo artículo 81, que condiciona el matrimonio igualitario a las modificaciones del Código de la Familia que se deriven de un referéndum a celebrarse en el futuro.
La argumentación oficial fue que la marcha gay era una provocación, “una protesta artificial” que alentaron desde Miami para crearle problemas al gobierno. Y Mariela Castro la calificó como “un show”. Ella, siempre tan desafortunada en sus declaraciones. ¿No dijo que el caso de los dos médicos cubanos secuestrados en Kenia por terroristas islámicos era “otra patraña del imperialismo”?
Sí, la marcha fue un show, un show represivo, donde los esbirros del MININT no escatimaron salvajismo. Si como afirman, el objetivo de la marcha era dar una mala imagen del gobierno, pues con tantos arrestos, golpes y sangre como hubo, fue conseguido con creces.
Las redes sociales –otro serio inconveniente con el que tiene que vérselas el régimen- están que arden con los ecos de la represión. Hasta voces de la cultura oficial (Haydée Milanés, Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Luis Alberto García) han protestado.
Pero dan pena, asco, los pronunciamientos pusilánimes, temblequeantes, más que babosos, vaselinosos, del periodista Francisco Rodríguez en el post titulado “La marcha LGTB ‘independiente’ u otra herida a cicatrizar“, en su blog Paquito el de Cuba.
Tras afirmar que había personas que “tenían la intención de provocar un incidente y no acataron las indicaciones de la policía para poder lograr ante las cámaras el espectáculo que se habían propuesto”, se apea Paquito con que “ello nos vuelve a enseñar que las personas LGBT debemos estar muy claras para que no nos manipulen ni utilicen con fines políticos no solo en contra de la revolución, sino de nuestros propios derechos y conquistas”.
¡Le zumba el mango! Claro, a Paquito, tan conectado al CENESEX, lo que le preocupa, le aterra, lo eriza, es que los manipulen y utilicen con fines políticos en contra de la revolución, porque a favor, hace rato que los mangonean y de qué manera.
El lastimoso Paquito, que se define como “martiano, comunista y gay”, advierte sobre la negativa repercusión de estos hechos (de la marcha, claro, no de la represión) : “…podríamos llegar a pagar con un costo muy alto de desuniones, extremismos y retrocesos en futuros procesos de diálogo…”.
Y se deshace en masoquistas agradecimientos al régimen al explicar que “fue la Revolución la que nos empoderó e hizo conscientes de nuestros derechos…”
Un lector del blog de Paquito, que se identificó como Carlos Yllobre, escribió en su comentario: “Paquito, los ciudadanos cubanos deben y tienen el derecho de expresar libremente lo que piensan y tomar la calle, que es de todos los cubanos, sin que siempre tengan que ser pastoreados por el gobierno, más cuando ese gobierno sistemáticamente niega ese derecho, como mismo tiene tu colectivo el derecho a asistir a esos lugares de encuentro gay a los que tú acostumbras a ir y donde te ha reprimido la policía, como tú has denunciado. ¿Te gustaría que el gobierno también monitoreara, organizara el cómo y dónde vuestro colectivo debe reunirse e incluso la forma como debes meterte una p…?”
Perdónenme la crudeza de la cita, pero Paquito se merece que le digan eso y más, ¿verdad?
ACERCA DEL AUTOR
Luis Cino Álvarez (La Habana, 1956). Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Se inició en la prensa independiente en 1998. Entre 2002 y la primavera de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Colaborador habitual de CubaNet desde 2003. Reside en Arroyo Naranjo. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.