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De: CUBA ETERNA (Mensaje original) |
Enviado: 22/05/2019 14:41 |
PROTESTAS EN EEUU
Miles de personas claman en EEUU contra las leyes que restringen el aborto
Cuento mi historia porque creo que puede ayudar a impulsar un cambio cultural respecto a la manera en la que concebimos la maternidad: no todas las mujeres quieren ser madres ni todos los momentos o circunstancias son los más adecuados para serlo. Entender esto es fundamental; elegir es nuestro derecho.
El aborto es mi derecho, la maternidad mi decisión
La semana pasada, veinticinco hombres del senado del estado de Alabama en Estados Unidos aprobaron una ley contra el aborto que solo lo permite si corre peligro la vida de la madre. El mismo día, la actriz estadounidense Busy Philipps escribió en su cuenta de Twitter: “Una de cada cuatro mujeres ha tenido un aborto. Muchas personas piensan que no conocen a alguien que lo haya hecho, pero #YouKnowMe (#TúMeConoces). Así que hagamos esto: si también eres una de cada cuatro, compartámoslo y ayudemos a terminar con la vergüenza”.
Pues bien, tú me conoces. En Colombia, abortar arrastra la doble carga de ser estigma social y delito. Pero a los 20 años me embaracé y decidí que no estaba preparada para ser madre. Una amiga me puso en contacto con una ginecóloga de confianza, quien me recomendó misoprostol (que en mi país se consigue bajo el nombre de Cytotec). Y, entonces, interrumpí mi embarazo.
Hace nueve años quedé embarazada por segunda vez pero, a diferencia de aquel momento, estaba preparada. Creo en la maternidad como una elección, no como condena. Es la perspectiva que urge considerar en Colombia y en América Latina. Y es la que nos haría ver con más claridad que el verdadero crimen es obligar a una niña a parir, como ocurrió en Argentina recientemente: una niña de 11 años fue forzada a parir.
Uno de los mayores fracasos de salud pública en mi país y en América Latina tiene su origen en la idea de la maternidad como mandato social y no como elección. Esa manera de definir la maternidad —tan arraigada en nuestra parte del mundo— alimenta la lógica perversa de que es posible legislar sobre nuestro cuerpo. Más del 90 por ciento de las mujeres latinoamericanas vivimos en países que restringen la interrupción del embarazo. Y, como consecuencia, cerca de novecientas mujeres mueren al año debido a abortos inseguros en la región.
Cuento mi historia porque creo que puede ayudar a impulsar un cambio cultural respecto a la manera en la que concebimos la maternidad: no todas las mujeres quieren ser madres ni todos los momentos o circunstancias son los más adecuados para serlo. Entender esto es fundamental; elegir es nuestro derecho.
Los recuerdos de ese día son imprecisos: los de un tiempo muerto en penumbra, intentando mantener la calma en silencio y abrumada por el peso de lo que estaba transitando. A la mañana siguiente, por indicación de la ginecóloga, me fui a la sala de urgencias, donde no podía dar indicios del medicamento. Decidieron hacerme un curetaje para cerciorarse de que el “aborto espontáneo” estaba completo. Unas horas después me dieron salida. Estaba exhausta y descolocada. Mi cuerpo atravesó toda una revolución hormonal desconocida, tuve momentos de angustia, de tristeza, era el vacío taladrando mi cabeza todavía inmadura. Poco a poco los días fueron ordenándose y mi organismo se restableció en una inmensa sensación de alivio. Nunca tuve culpa.
Hay seis países de América Latina, como El Salvador, en donde no solo está prohibido abortar, sino que es un delito por el que más de una decena de mujeres está cumpliendo sentencias de hasta treinta años. En Colombia, el aborto es legal en tres circunstancias desde 2006: en caso de violación; cuando se compromete la salud (física o mental) de la mujer, y cuando hay malformación fetal. Es sin duda un avance, pero no es suficiente: se calcula que cada año se realizan cerca de 400.000 abortos clandestinos, de ellos, 93.000 terminan con complicaciones que requieren de atención médica y cada año mueren alrededor de setenta mujeres a causa de procedimientos inseguros. Se trata de muertes que se podrían evitar si se legaliza el aborto en todas las circunstancias, como en Uruguay, Puerto Rico o Cuba. Cuando las consecuencias de abortos inseguros son la tercera causa de mortalidad materna, como sucede en Colombia, es imposible no ver que es un problema de salud pública.
Pese a la evidencia de que prohibir el aborto no hace que haya menos abortos (pero sí más muertes de mujeres), aún algunos sectores insisten en poner en riesgo los avances conseguidos. El año pasado, se presentó una propuesta en la Corte Constitucional que buscaba limitar aún más las condiciones para abortar (se quería reducir el número de semanas permitidas para hacerlo). Pero en redes sociales hubo una reacción masiva en su contra que circuló con la etiqueta o hashtag #CorteNoLimiteElAborto y la iniciativa finalmente no prosperó. Estos días la etiqueta #TúMeConoces vuelve a ser una manera de defender el derecho sobre nuestro cuerpo, pero también una manera de iniciar ese cambio cultural que necesitamos: abortar no es un tabú, la maternidad es una elección.
En mi caso, tuve suerte. Cuando aborté tenía un seguro de salud prepago que resultó útil para terminar con eficacia el proceso. Yo no tuve que ir a rogarle a nadie para hacerlo, no gasté una fortuna, no estuve en algún consultorio clandestino dudoso, no arriesgué mi vida y no tuve complicaciones. Aun así, la experiencia me transformó en maneras que apenas hoy puedo vislumbrar: abortar me ayudó a convertirme en una mujer más consciente, me sacó de mis tiempos de frivolidad y entendí el paquete completo de lo que significa ser mujer. Comprendí la importancia de decidir sobre mi cuerpo y me liberó del estigma cultural que cargamos acerca de la idea que impera sobre la maternidad.
Es crucial deshacernos de los prejuicios sobre el significado de ser mujeres y ser madres en América Latina. Es correcto y no una razón de vergüenza que una mujer pueda abortar cuando la maternidad no es una opción adecuada para su proyecto de vida. La maternidad elegida y el aborto como derecho pleno son herramientas de equidad y de salud.
Abortar en Colombia todavía está estipulado como delito en el Código Penal y las mujeres que provoquen su aborto o permitan que lo realicen por ellas podrían enfrentar una pena de hasta tres años de prisión. Las voces más autorizadas están de acuerdo con que es necesario dar el paso a la despenalización total y de la importancia de que el proceso vaya acompañado de una buena educación sexual.
Está demostrado que el número de abortos ha disminuido en los países en los que se despenaliza, seguido de políticas educativas y preventivas. Es el caso de Uruguay, que es el país con la tasa más baja de mortalidad materna de América Latina. Colombia y el resto de nuestros países pueden seguir ese ejemplo si resignificamos la maternidad como un deseo y no como una imposición.
Manuela Lopera es periodista y narradora. Escribe sobre temas de género en publicaciones de su país. Es aficionada a la cocina, los perros, el tenis y el cine.
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Miles de personas claman en EEUU contra las leyes que restringen el aborto. El estado de Alabama fue la semana pasada el tema de conversación en todo el país . "No me siento segura": los testimonios sobre la nueva ley del aborto de las mujeres de Alabama.
“Basta de prohibiciones”
Adrian Horton - Nueva York
Tres de los principales periódicos de Alabama dedicaron su edición del domingo a publicar cartas enviadas por mujeres de todo el estado, una mirada integral sobre las reacciones a la aprobación por parte de la legislatura de Alabama (formada casi exclusivamente por hombres) de la ley contra el aborto más restrictiva de Estados Unidos.
El grupo Alabama Media, dueño de Birmingham News, The Huntsville Times y The Mobile Press-Register, llenó sus periódicos del domingo con 200 textos escritos por mujeres de Alabama de diversos orígenes, ideologías y edades. Bajo el título ‘Ya es hora de escuchar a las mujeres de Alabama’, las cartas también se pueden consultar por Internet.
El estado de Alabama fue la semana pasada el tema de "conversación en todo el país", escribió la vicepresidenta de Alabama Media Group, Kelly Ann Scott, en la introducción a la serie de cartas. "En muchas de esas conversaciones faltaban las voces de las mujeres de este estado", añadió. En menos de 24 horas, según Scott, más de 200 mujeres de Alabama aportaron su perspectiva.
"Hemos pedido a las mujeres de todo el estado que nos hicieran llegar sus experiencias y reflexiones sobre lo que significa ser hoy mujer en Alabama. Ahora compartimos con ustedes sus historias Ya es hora de escuchar a las mujeres de Alabama", afirmó el grupo empresarial en Twitter
"Son mujeres que viven aquí, y también mujeres que se han ido", escribió Scott. "Mujeres que han rezado por esta ley y mujeres que ahora viven con miedo. Madres que tratan de descifrar lo que significa la ley para sus hijas y sus hijos. Y mujeres enfurecidas porque una mayoría de hombres de la legislatura estatal ha hablado en su nombre".
En el Senado de Alabama, los 25 votos en favor de la prohibición (la ley penaliza casi todos los casos de aborto, incluidos la violación y el incesto) fueron de hombres blancos. Las cuatro mujeres que hay en el Senado estatal votaron en contra de la ley. Kay Ivey, gobernadora de Alabama, firmó la propuesta aprobada para convertirla en ley el miércoles por la noche. Varios grupos, incluyendo la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) y la organización por los derechos reproductivos ‘Planned Parenthood’, han afirmado que recurrirán la ley, lo que posiblemente paralizará durante meses su entrada en vigor.
Los textos enviados muestran toda una gama de sentimientos de desilusión y enfado por la aprobación de la ley. Algunas mujeres dijeron estar indignadas por la hipocresía de la posición supuestamente provida del Congreso estatal. "Si de verdad creyeran en el valor de todas las vidas, no habrían permitido el alarmante ritmo de muertes de habitantes de Alabama por accidentes, partos y afecciones médicas evitables", escribió Tabitha Isner, candidata a la presidencia del Partido Demócrata en Alabama.
"Los republicanos de Alabama quieren que interpretemos esta nueva ley de aborto como prueba de que harán lo que haga falta para salvar vidas.... Les importa la vida, pero les importa menos de lo que les importan sus derechos de la Segunda Enmienda [en referencia a la libertad de portar armas]", añadió Isner.
"Esta prohibición del aborto me pone en peligro a mí, a mis amigas y a las futuras generaciones, por no hablar de las víctimas de violaciones o de abusos sexuales", escribió la adolescente Isabel Hope, desde Tuscaloosa. "Nunca me siento segura caminando sola, ¿cómo me voy a sentir ahora sabiendo que no tendré opciones si me pasa algo?".
Otras mujeres fueron capaces de ver el conflicto entre sus creencias personales y el efecto que la prohibición tendrá principalmente sobre las mujeres negras y de bajos ingresos. "Soy provida pero sigo encontrando problemático que mis puntos de vista personales sean impuestos por ley a otras personas, especialmente cuando sé las privaciones económicas y el racismo sistémico que enfrentarán muchas niñas afroamericanas al nacer. Ser provida para las mujeres negras debe significar que nuestros hijos tengan las mismas oportunidades de prosperar y tener éxito en este país que los demás, una vez que han nacido", escribió Idrissa Snider. "En nuestro estado, estos temas afectan a la calidad de vida de las niñas afroamericanas a diario".
Otra mujer, Rachel Hauser, escribió que la aprobación de la ley la forzó a hablar por primera vez en público de la agresión sexual que había sufrido. "Si me hubiera quedado embarazada, habría tenido un aborto", escribió. Estaba "agradecida" de haber tenido la posibilidad de la anticoncepción de emergencia.
Traducido por Francisco de Zárate
*Cientos de protestas en Estados Unidos contra las leyes que limitan el aborto
Varios precandidatos demócratas acompañaron a las activistas en Washington para exigir el cese de las restricciones a la interrupción del embarazo. Ocho Estados han aprobado recientemente leyes limitativas
La batalla legislativa que se libra en Estados Unidos sobre el derecho al aborto se ha trasladado este martes a la calle. Más de 400 manifestaciones, según los organizadores, se llevaron a cabo a lo largo del país para protestar en contra de la ofensiva antiaborto que están liderando los Estados conservadores. Ocho de ellos han aprobado recientemente leyes que restringen la interrupción del embarazo, como el sonado caso de Alabama, donde los médicos no podrán practicar una intervención aunque la mujer haya sido violada o el bebé sea producto de incesto. En el corazón de Washington, a las afueras del Tribunal Supremo, se reunieron centenares de manifestantes, acompañados de precandidatos presidenciales demócratas que han hecho de este reclamo, una bandera de campaña con la mirada puesta en las elecciones de 2020.
El punto de encuentro en la capital estadounidense no fue al azar. Muchas de las leyes restrictivas ya aprobadas pueden sufrir vuelcos legislativos que las deriven al Supremo. Los conservadores saben esto y buscan desafiar la sentencia emitida por el máximo tribunal en 1973, conocida como Roe versus Wade, en la que estableció que el aborto es un derecho constitucional protegido por la enmienda 14 de la Carta Magna. Con los dos jueces escogidos por el presidente Donald Trump, la balanza de los nueve magistrados se inclina hacia la derecha con 5 a 4. "Este es el comienzo de la guerra del presidente Trump contra las mujeres", dijo la precandidata demócrata Kirsten Gillibrand a la multitud, informa Reuters. "Si él quiere esta guerra, tendrá esta guerra y perderá".
A un año y medio de las presidenciales y con los derechos reproductivos bajo amenaza, lo que pasa en la calle ni tiene segundas lecturas: es político. En un claro mensaje del protagónico papel que tendrá el aborto durante la campaña presidencial, además de Gillibrand, otros cuatro aspirantes a la Casa Blanca del Partido Demócrata llegaron a Washington para alzar la voz en contra de la ofensiva republicana: el alcalde de South Bend, Indiana Pete Buttigieg, la senadora por Minnesota Amy Klobuchar, el senador de Vermont Bernie Sanders, el de Nueva Jersey Cory Booker y la congresista por Nueva York Kirsten Gillibrand. El mensaje de los precandidatos se centró en la libertad de la mujer y, en el caso de Booker, en un llamamiento a que los hombres se unieran al reclamo.
La senadora Kamala Harris, quien debutó este domingo como precandidata presidencial en California, centró su discurso en las leyes antiaborto recién aprobadas. “La salud reproductiva de las mujeres está siendo atacada y no vamos a permitirlo”, sostuvo en Los Ángeles. Harris, que forma parte de la veintena de aspirantes demócratas al Despacho Oval, afirmó: “Las elecciones importan localmente, estatal y federal. Importa quién es presidente porque es quien decide quién se sienta en el Tribunal Supremo, donde se va a tomar la decisión final sobre la constitucionalidad. No tengo absolutamente ninguna duda de que lo que han hecho en Alabama es inconstitucional”.
Aunque la tendencia a poner límites a las mujeres para que se practiquen un aborto se arrastra desde los comienzos de la actual Administración, la ley aprobada la semana pasada en Alabama encendió todas las alarmas progresistas, tanto políticas como civiles. El estado sureño le dio el visto bueno a una normativa que prohíbe la interrupción del embarazo en cualquier etapa de la gestación, salvo que la vida de la madre corra peligro. Dentro de seis meses, un médico que le practique un aborto a una mujer violada o cuyo bebé sea producto de un incesto, arriesga hasta 99 años de cárcel. Hasta el propio Trump salió a desmarcarse de la ley de Alabama, aclarando que es “fuertemente pro-vida”, pero que valida un aborto salvo en las tres excepciones comunes.
Por el espejo retrovisor de esta ola antiabortista aparece la aprobación en Missouri de un proyecto de ley que prohíbe las intervenciones a partir de la octava semana, el que aún está pendiente de la firma del gobernador. También figura Georgia, Mississippi, Kentucky y Ohio, que dieron el visto nuevo a una normativa que prohíben la interrupción del embarazo si puede detectarse el latido del corazón del feto, un periodo tan temprano de gestación que muchas mujeres ni siquiera se han enterado de que están embarazadas. Y suma y sigue. Por eso miles de personas salieron a la calle este jueves bajo un lema: “Basta de prohibiciones”.
*ANTONIA LABORDE, WASHINGTON
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