Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: CUBA Y LA DOBLE CIUDADANÍA COMO REHÉN
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 25/05/2019 16:47
Cuba, Constitución, Ciudadanía
Se ha corregido una falta de coherencia entre el dictamen legal y la práctica, al tiempo que se mantiene el elemento de control: cambia la letra, pero no el carácter represivo.  En última instancia, el Gobierno cubano sigue sin permitir romper el cordón umbilical a quienes han adquirido una nueva ciudadanía, aunque los reciba como hijos pródigos.

Cuba y la doble ciudadanía como rehén
Alejandro Armengol | Cubaencuentro
La Constitución cubana enmendada acepta la doble ciudadanía, pero más que un paso de avance, el cambio no solo resulta engañoso sino completamente arcaico.
 
En última instancia, el Gobierno cubano sigue sin permitir romper el cordón umbilical a quienes han adquirido una nueva ciudadanía, aunque los reciba como hijos pródigos.
 
La anterior Constitución de 1976 ya arrastraba definiciones que en la práctica se convertían en acertijos, mientras el régimen se escapaba del texto para forzar la represión.
 
Los cubanos no podían ser privados de su ciudadanía, salvo por causas legalmente establecidas. Tampoco podían ser privados del derecho a cambiar de esta. Pero al mismo tiempo no se permitía la doble ciudadanía; y, en consecuencia, cuando se adquiría una extranjera se perdía la cubana. En esto último seguía la pauta de la Constitución de 1940.
 
Solo que lo escrito en el papel no se cumplimentaba en el día a día. Mientras que según aquella Constitución los cubanos con otra nacionalidad dejaban de ser “cubanos”, se les exigía dicho pasaporte para entrar al país a quienes habían nacido en la Isla, pero se habían marchado antes de 1970. (A los que emigraron antes de 1970 se les permite entrar usando el pasaporte de su nacionalidad actual.)
 
La norma tenía tanto la meta de recaudar dinero como un fin de control político, pero en la práctica era ilegal, ya que el gobierno no cumplía la ley que había creado.
 
Ahora el texto enmendado o “nueva” Constitución permite la doble ciudadanía. Establece que la adquisición de otra no implica la pérdida de la cubana. Pero —siempre hay un pero con el régimen— aclara que los ciudadanos cubanos, mientras se encuentren en el territorio nacional, se rigen por esa condición, en los términos establecidos en la ley y no pueden hacer uso de otra.
 
Es decir, se ha corregido una falta de coherencia entre el dictamen legal y la práctica, al tiempo que se mantiene el elemento de control. Cambia la letra, pero no el carácter represivo, al autorizar una ficción de derecho o un derecho ficticio: todos los extranjeros son iguales, menos los que nacieron en el país[1].
 
El cambio encierra un elemento que debe destacarse.
 
A la vez que prosigue un objetivo siempre presente en el Gobierno de La Habana: la descontextualización de la comunidad de Miami como un exilio político, acepta casi a regañadientes la brecha entre el supuesto ideal nacionalista decimonónico —renacido tras la desaparición de la URSS— y la realidad del país.
 
Si bien desde el inicio de los “viajes de la comunidad” el régimen permitía el regreso de quienes en una época consideró traidores —vendidos al enemigo y capaces de cambiar al país de origen por un pantalón de marca—, siempre que se mostraran “respetuosos”, fue la española “Ley de Nietos” la que terminó por dejar bien a las claras los límites del patriotismo cubano.
 
Cuando decenas de miles de cubanos se hicieron ciudadanos españoles, demostraron su rechazo a la situación en que había caído su país de origen. Una actitud en que les precedieron los exiliados en Miami. En última instancia, dejaron a las claras que, para ellos, la Cuba que conocían no valía una peseta.
 
Así que ahora la admisión de la doble ciudadanía para los cubanos les reconoce el deseo de ser extranjeros, solo que no pueden ejercerlo en el país de nacimiento.
 
Continúa vigente el concepto medieval del terruño y el origen, algo que no solo es obsoleto desde hace mucho tiempo, sino que obliga a quienes se someten a ello a portarse como ingratos hacia el país que los acogió. Al entrar bajo esas condiciones, tiran al cesto de la basura la ciudadanía adquirida, y no solo se desprecia a la nación, el gobierno y la población de su nuevo sitio de residencia, sino que renuncian a los derechos que recobraron al abandonar Cuba.
 
[1] El cambio constitucional permitiría, en un futuro, que cualquier ciudadano estadounidense de origen cubano pudiera entrar a la isla con el pasaporte de su nacionalidad adquirida; siempre que el mismo indique el lugar de nacimiento, como es habitual. De esta manera, el requisito del pasaporte cubano queda ahora limitado a su papel de recaudador económico, por su alto costo, ya que la Constitución ha convertido en ley la diferenciación en las nacionalidades. Nada indica que en un futuro cercano ocurra dicha alternativa, por lo que he preferido considerarla una nota al pie de página.
 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados