Entre semana, el plan de Richel, 22 años, vendedor ambulante de frutas y verduras, es pasarlo bien. Empieza bebiendo media docena de cervezas importadas, Heineken o Corona, sigue con un trago fuerte de ron, vodka o whisky, y antes de que amanezca, acompañado de dos lesbianas, inhala un gramo de melca en una habitación alquilada.
Para gastar el sábado o el domingo, Richel suele reunir el equivalente a 50 dólares. Con un par de amigos extranjeros se llega al bar Melao, en la barriada habanera de Santos Suárez. En el bolsillo de su jean, oculto en el bajo del pantalón, guarda una tira de sicotrópicos y un poco de melca. Primero beben cerveza, después compran una botella de ron Santiago y mientras ríen durante la presentación de un show humorístico, los tres están a la caza de chicas que les permita terminar la jornada entre sexo, reguetón y halando cocaína como si fuesen aspiradoras.
“En los bares privados, centros nocturnos y discotecas de pegada, siempre hay una pila de ‘jevitas’ que van a 'luchar'. Uno pasa de las jineteras caras, cobran hasta cien ‘fulas’ la noche, se toman un montón de ‘birras’ y luego te dejan colgado pa’ irse con otro punto. A veces ligas jineteras baratas, pero si se empatan con un cubano que les gusta, se van y terminan la noche con él en la cama, halando polvo y tomando laguer”, cuenta Richel.
La noche anterior, confiesa el joven farandulero, ligaron cinco ‘jevitas’ adolescentes. “Cuando andas con ‘yumas’, la cosa es más fácil. Les prometí que las íbamos a salvar con 20 o 30 chavitos (cuc) a cada una. Estuvieron de acuerdo. Cuando salimos del bar ya estaban sabrosas, pues se habían dado unos ‘rayazos’ de coca y bajado tres o cuatro cervezas. Nos fuimos todos apretados en un auto de turismo alquilado. El final, pa’ que te cuento”.
Nueve muchachas consultadas dijeron que no es raro que las jóvenes cubanas beban alcohol, tomen pastillas o fumen marihuana. Sahily, alumna de un instituto tecnológico, dice que "quienes halan polvo (cocaína) son los hijos de familias adineradas, porque es carísima, el gramo cuesta casi 100 chavitos [113 dólares, según el cambio oficial]. Lo normal es beber cerveza o ron e ingerir Parkisonil [medicamento controlado] o anfetaminas. Los que fuman marihuana compran la criolla, más barata, de 25 a 30 pesos el cigarrillo. La yuma (extranjera), que dicen viene de afuera, vale 5 o 6 cuc y la venden envuelta en un papelito”.
Liana, trabajadora social, señala que “cuando entran en secundaria, muchos adolescentes empiezan a probar el alcohol. Comienza como un juego. En fiestas organizadas los fines de semana se dan unos tragos de cerveza o ron y ya después no pueden divertirse sin alcohol. A los 14 o 15 años algunos empiezan a probar sicotrópicos y drogas. Lo hacen para aparentar que están a la moda y que son tipos de la calle. Al final terminan enganchados al alcohol y las drogas”.
Al menos públicamente, en Cuba es imposible encontrar estadísticas sobre el consumo de drogas y alcohol en edades comprendidas de 12 a 18 años, cuando supuestamente está prohibido la venta y consumo de bebidas alcohólicas.
Luis, psicólogo en una clínica que brinda tratamientos de desintoxicación, afirma que es preocupante el alto consumo de alcohol entre los adolescentes y jóvenes cubanos. "Beben en edades más tempranas que en países del Primer Mundo, aunque es más o menos igual que en otras naciones en la región. Al principio es por pura diversión, pero después, si no se ataja a tiempo, se convierten en habituales. Pasan de ser bebedores sociales a beber asiduamente y terminan alcoholizados. En Cuba el consumo de bebidas alcohólicas está estrechamente ligado al consumo de drogas. Necesitan buscar emociones sensaciones más fuertes y comienzan a probar con la marihuana y otras drogas”.
En opinión del sicólogo, determinar las causas es complejo. "El descontento social, los deseos de emigrar y la falta de futuro en la gente joven al considerar que un título universitario no les garantiza un buen salario, pudieran ser algunas de las causas. Pero tengo mis dudas porque en países desarrollados, los hijos de millonarios caen en el vicio de las drogas y el alcohol. En Cuba habría que hacer un estudio a fondo. Aquí cada vez se comienza a beber en edades más tempranas, sobre todo los varones. Y no ocurre lo mismo en las zonas urbanas que en las rurales. En La Habana, con mayor vida nocturna, turismo y posibilidades, el fenómeno de la drogadicción y el alcoholismo es más grave. Según una información publicada por la Organización Panamericana de la Salud en la isla, investigaciones de la Unidad Nacional de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades arrojan que más del 45% de la población cubana mayor de 15 años consume bebidas alcohólicas, fundamentalmente en las edades comprendidas de 15 a 44 años. La mayoría de los alcohólicos tienen entre 25 y 42 años. Pero creo que esas cifras son más altas".
Cuando usted le pregunta a Osmar, panadero, por qué cuatro veces a la semana bebe ron y fuma marihuana, medita unos segundos antes de responder: “Los motivos son varios. Por obstinación, saber que nunca vamos a salir del hueco de la pobreza, seguiremos viviendo escasez y penurias y, encima, tener que soportar la muela diaria del gobierno. Beber ron y arrebatarse con enfory (marihuana) es una forma de evadirse en un país donde todo está vigilado y controlado”.
A pesar de que anuncios en la radio y televisión estatales advierten sobre los daños irreversibles que provocan las drogas y el alcohol, el régimen no ha desplegado una campaña intensa para contrarrestar una realidad: que en Cuba cada vez se consume más alcohol y drogas. Y a edades más tempranas.