El nuevo ataque del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra sus enemigos políticos vuelve a causar reacciones de condena en medio mundo. El domingo arremetió contra cuatro mujeres congresistas demócratas a las que instó a volver a sus "países de origen", lugares, según sus palabras "totalmente rotos e infestados de crimen". Lejos de rectificar, el presidente madrugó el lunes para volver a arremeter contra las diputadas, pedirles que se disculpasen por sus "terribles" palabras de odio contra Estados Unidos e invitarles a que se marchasen del país.
Alexandria Ocasio Cortez, Ilhan Omar, Rashida Tlaib —conocida por gritar "¡que destituyan a ese hijo de puta!"—y Ayanna Pressley son las cuatro mujeres a las que ha insultado el presidente, y no es la primera vez que las congresistas son blanco de sus ataques. Excepto Omar, refugiada somalí, todas han nacido en suelo estadounidense. Tlaib tiene raíces palestinas y Ocasio Cortez puertorriqueñas. Las cuatro mujeres a las que iban dirigidos los comentarios racistas han criticado que la retórica de Trump apela al discurso del supremacismo blanco. "Trump se siente cómodo llevando a su partido hacia el racismo, y eso debería preocupar a todos los estadounidenses", contestaba Ocasio Cortez.
El partido demócrata, en plena campaña para elegir a su candidato a la presidencia, ha condenado los comentarios. "El racismo y la xenofobia no tienen cabida en Estados Unidos", escribía el favorito en las primarias Joe Biden. La portavoz de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi —no conocida, precisamente, por ser partidaria de estas mujeres— también ha denunciado que los tuits de Trump son "comentarios xenófobos con los que quiere dividir el país". Bernie Sanders ha acusado al presidente de racista, un adjetivo que también ha empleado Elizabeth Warren. Kamala Harris ha apuntado que las declaraciones son anti estadounidenses.
Al otro lado del Atlántico, la todavía primera ministra británica Theresa May ha calificado de "completamente inaceptables" los comentarios de Trump. Este inusual pronuniciamiento de May ha arrastrado a otros representantes políticos de Reino Unido a criticar las palabras de Trump. Ha puesto las miradas, especialmente, sobre Boris Johnson y Jeremy Hunt, candidatos a liderar el partido conservador, que todavía no han condenado los tuits. La presión es mayor sobre Johnson, aventajado en las encuestas, y que, según la prensa británica, no se atreverá a llamar explícitamente racista a Trump por la cercana relación de ambos.
Sin embargo, lejos de arrepentirse o pedir disculpas por sus comentarios xenófobos, Trump se despertaba este lunes insistiendo en su cuenta de Twitter que quien debería disculparse son las congresistas progresistas —ponía esta palabra entre comillas—. Además, pese a los intentos del ayudante del vice presidente de Estados Unidos, Mike Pence, de matizar los comentarios —"no creo que la intención del presidente haya sido racista", ha declarado— lo cierto es que los partidarios de Trump dentro de su propio partido republicano guardan silencio.
Sí ha hablado el sector republicano crítico con el presidente, mientras que algunos senadores han salido en su defensa. "Todos sabemos que AOC y sus partidarios son un puñado de comunistas", ha declarado el senador Linsey Graham a la cadena de televisión Fox News. "Convertidlas en la cara del futuro del Partido Demócrata, destruiréis el Partido Demócrata. ¡Sus políticas destruirán nuestro país!", ha dicho. Trump ha recogido las palabras del senador en su cuenta de Twitter.
Trump, la víctima
Ante las reacciones de los demócratas y medios de comunicación, que no tardaron en denunciar el contenido racista de los comentarios del domingo, Trump ha dado la vuelta a la situación y se la ha llevado a su propio terreno. El presidente ha madrugado para reafirmarse y exigir una disculpa a las congresistas atacadas.
"¿Cuándo se disculparán las congresistas de la izquierda radical a nuestro país, el pueblo de Israel e incluso la Oficina del Presidente, por su lenguaje grosero y las cosas terribles que han dicho? ¡Muchas personas están enfadas por sus acciones horribles y repugnantes!", ha tuiteado el presidente a las siete de la mañana (hora local en Washington). A mediodía, en una rueda de prensa, invitó a las cuatro mujeres a "marcharse del país" porque, según sus palabras, "nadie va a echarlas de menos".
Trump se ha mostrado ajeno a las críticas y ha continuado con la ristra de mensajes que comenzó el pasado domingo, en los que instó a Ocasio Cortez, Omar, Tlaib y Pressley a regresar a sus "países de origen", cuyos gobiernos, según calificó el presidente, "son una catástrofe total y completa, los peores, los más corruptos e ineptos del mundo".
"Su lenguaje repugnante y la cantidad de cosas terribles que dicen sobre Estados Unidos no pueden quedar sin respuesta. Si el Partido Demócrata quiere continuar tolerando un comportamiento tan vergonzoso, ¡esperamos verlos en las urnas en 2020!", escribió el lunes.
El 'escuadrón' contesta
"Esto (los tuits de Trump) es racismo. Nosotras somos democracia", respondía contundente Pressley —una de las congresistas atacadas— también en Twitter, "y no nos vamos a ninguna parte". En una entrevista con The New York Times, Pelosi descalificó a las cuatro congresistas de su propio partido llamándolas "el escuadrón". La mañana del lunes, Pressley ha vuelto a usar este término a su favor: "el escuadrón es grande", ha declarado a The Boston Globe, "si compartes los valores y crees en el trabajo por un mundo más justo y equitativo, eres parte del escuadrón".
Ocasio Cortez también ha respondido y ha asegurado que el país del que "viene" es Estados Unidos. Ha acusado al presidente de estar "enfadado" porque no cree en el país que las cuatro mujeres representan. Todas han nacido en Estados Unidos. Tlaib tiene raíces palestinas, la familia de Ocasio Cortez es de origen puertorriqueño y Omar nació en Mogadiscio, antes de llegar como refugiada a territorio estadounidense junto a su familia.
Omar ya fue objeto de burla del presidente hace unos meses, cuando Trump sugirió que la congresista defendía a los autores del atentado del 11S. Esta vez, la congresista se ha defendido con palabras similares a las de AOC: "Señor presidente, como miembros del Congreso, el único país por el que hemos prestado juramento es Estados Unidos. Por eso estamos luchando para protegerlo del peor, más corrupto e inepto presidente que jamás se haya visto".
Quién es Ilhan Omar, la congresista musulmana en la diana racista de Trump
En las últimas 68 horas, el presidente de EEUU la ha acusado falsamente de apoyar a Al Qaeda y de casarse con su hermano para arreglarle los papeles. También la ha invitado a "volverse a su país" y ha observado tranquilamente cómo miles de sus seguidores coreaban en un mitin "¡mándala de vuelta!" nada más mencionar su nombre.
La congresista Ilhan Omar es el nuevo enemigo público número uno de la Casa Blanca, ¿por qué? Porque para Trump, Omar tiene el aspecto perfecto para ser el malo de la película: es musulmana, es demócrata, es refugiada, es mujer, lleva velo, habla claro y es enemiga declarada del presidente. Lo tiene todo para representar a esa América multicultural y urbana contra la que el trumpismo se ha rebelado. Por eso los medios más conservadores hablan de ella a todas horas y algunos de ellos difunden toda clase de bulos y manipulaciones malintencionadas sobre su vida.
Nadie ha presentado una sola prueba de esa teoría que dice que se casó con su hermano para darle los papeles, pero eso no ha impedido al mismísimo presidente hablar de ello con su característica forma de tirar la piedra y esconder la mano. Un medio marginal ultraconservador le pregunta por ello y él responde: "se habla mucho del hecho de que se casó con su hermano, no sé nada sobre eso. He oído que se casó con su hermano, me preguntas sobre ello y no sé, pero seguro que alguien lo está investigando". La misma manipulación chapucera que cuando la acusan de apoyar a Al Qaeda recortando un vídeo cuya versión completa no deja ninguna duda sobre sus opiniones al respecto. Igual que cuando se agarran a unas declaraciones en las que dijo que en el 11-S "algunas personas hicieron algo" para rasgarse las vestiduras... cuando en su frase completa hablaba de una organización de musulmanes que se habría fundado porque "después del 11-S, vieron que algunas personas hicieron algo y todos nosotros estábamos perdiendo libertades". Herejía.
Desde que tomó posesión del cargo a principios de año, la congresista ha recibido centenares de amenazas de muerte y al menos una persona ha sido detenida por anunciar que iba a "poner una bala en su cráneo". Parece difícil amedrentar a alguien que ha llegado tan alto después de perder a su madre a los dos años, huir de Somalia a los ocho y pasar otros cuatro en un campo de refugiados antes de poder huir a EEUU. Sin embargo, esta operación de acoso y derribo va mucho más allá de hacer daño a una congresista novata. Se trata de demonizar a todo lo que ella representa y de dejar claro que hay estadounidenses a los que se puede enviar "de vuelta a casa", que los blancos son los verdaderos americanos y el resto está a prueba. Pero, sobre todo, se trata de identificar al partido demócrata con lo extranjero, con lo diferente, con lo peligroso... de cara a las presidenciales de 2020.
Los demócratas, también descolocados con Ilhan Omar
Trump y los republicanos han decidido que, independientemente de quién sea el candidato demócrata en 2020, quieren enfrentarse a Ilhan Omar. Y mientras tanto, en su propio partido, la defienden de los ataques más racistas y estridentes del presidente, pero tampoco acaban de estar encantados con ella. Después de que Trump venciera en 2016 arrebatando a los demócratas varios estados bastante blancos y envejecidos, muchos creen que no es muy beneficioso electoralmente que la imagen del partido sea la de una mujer musulmana que está además en su ala más izquierdista. Preferirían alguien más "tradicional" y por "tradicional" se entiende más blanco, más cristiano y probablemente más varón.
Además el alto mando del partido en Washington ya ha tenido varios encontronazos con ella, los más serios a cuenta de Israel. Ilhan Omar tuvo que pedir disculpas después de haber dicho que la influencia política de los grupos de presión pro-israelíes se debía al dinero. Muchos demócratas se desmarcaron y varios la acusaron directamente de antisemitismo por reforzar la idea del "dinero judío" sobornando políticos. Incluso sin esa polémica, sigue siendo raro en EEUU encontrar voces tan críticas con Israel y, también en esto, Omar ha supuesto una novedad que los republicanos quieren instrumentalizar y los demócratas no saben muy bien cómo tratar.
Autor: Marta Maroto y Carlos Hernández-Echevarría