En las playas de Virginia Key, a unos seis kilómetros al sureste del downtown de Miami se bañaban los negros y mulatos norteamericanos hasta principios de los años 60. No era por preferencia propia, de hecho la peligrosa corriente de la bahía de Biscayne no solo arrastraba y erosionaba la playita de la “gente de color”, sino que amenazaba la vida de cualquier bañista. Hubo quien pensó que escogieron para ellos lo peor, mientras la ley les impedía bañarse en el resto de las hermosas playas cercanas y frente al océano. Eran tiempos de segregación absoluta, y de racismo institucionalizado.
Ya hoy se ha superado el racismo de forma legal pero aun permanece en lo más profundo de los contravalores de la cultura norteamericana, y si alguien duda, ahí tenemos el juicio torcido que dejo en libertad al asesino de un adolescente negro que solo caminaba en una noche lluviosa con caramelos en los bolsillos. Para los anglosajones eso de mezclarse siempre fue cosas de latinos, y al mulato por muy blanco que pareciera, lo clasificaban como negro. De esas malas costumbres emergió el término afroamericano, que en vez de ayudar a la integración racial, separa aún más al grupo recordándoles su origen africano.
La unidad nacional de los cubanos requiere esfuerzo, sobre todo cuando existen tan poderosas fuerzas tratando de dividirnos de cualquier forma. Es en la cuestión racial donde más peligros veo. Norteamérica sigue siendo sacudida por el odio y la segregación racial. En Cuba el segregacionismo no fue tan severo, comenzando porque el colono español sí se unía a las indias y negras y dejaba descendencia mestiza que no era segregada tan severamente como en el mundo anglosajón.
Claro, si hubo racismo, y hay racismo hasta el día de hoy, a pesar de todo el esfuerzo que hizo la revolución por eliminarlo de la cultura cubana. No se trata de un racismo institucionalizado, ni un descuido de la voluntad política del gobierno, que más bien hace mucho por eliminarlo totalmente. Me sorprende por lo tanto que haya un grupito de cubanos recibiendo dinero del USAID para mentir descaradamente sobre ese tema tan delicado, que no debe ser ignorado, pero mucho menos explotado.
Al principio de la seudo-república cubana hubo una guerra entre negros y blancos en Cuba estimulada por debajo de la mesa por grupos de intereses norteamericanos que sabían que dividiéndonos en una guerra civil, se justificaría la intervención. Como el tema de la raza es altamente subversivo, se repite la historia de separatismo racial, con golpes de propaganda que insiste en usar la palabra “afrocubanos” cuando en realidad todos somos cubanos, y no hace falta hacer tanto énfasis en nuestras diferencias ancestrales, porque eso daña la unidad necesaria a la nación cubana.
¿Se imaginan que ahora aparezcan grupos políticos en Cuba basados en el color de la piel?
Bueno, el caso es que un tal Manuel Cuesta Morúa, que aparece como líder de los que desean explotar el color de su piel para fines políticos, presenta a su grupito como de izquierda y progresista mientras visita las oficinas de Radio y TV Martí recibiendo dinero por su militancia. Sabemos que la ” Alianza Afrocubana “(Afro-Cuban Alliance, ACA) es financiada por el USAID, pero lo que más me llama la atención de su agenda política es el intento por parecer socialista, su afinidad con el PSOE y con todo el socialismo burgués español. ¿Será que ahora se planea desmantelar al estado cubano con golpes de socialismo falso?
En Miami hay mucho racismo, pero cualquier cubano negro que venga de Cuba diciendo cosas agradables a los oídos de la racista ultraderecha será bien recibido por un corto periodo de tiempo, el suficiente para ganar algunos dólares quizás (no muchos), de manera que no faltaran pillos que exploten esa realidad. Recuerdo en cierta ocasión que tomando un café en el Versalles, en la calle ocho, que un señor blanco con los ojos azules, y muy orgulloso de haber disfrutado de la vida nocturna cabaretera de la antigua Habana, me hizo un comentario al entrar un cliente de la raza negra al restaurante.
– ¿tu ves ese negrito? ese si es un negro decente, siempre viene de traje y corbata” .
Pueden imaginar mi expresión de sorpresa al encontrarme rodeada en ese preciso momento de blancos vestidos totalmente informales en shorts y chancletas. ¿Será que para aquel negro cubano el patrón de exigencia en el vestir no era igual al de los blancos?
En los Estados Unidos no hemos tenido un presidente negro, sino mulato y con cultura de blanco. Aunque no es de derechas no creo que se atreva a desmontar con decretos presidenciales las taras culturales que alimentan el racismo, porque son parte de un sistema viejo y cristalizado. Creo que los cubanos negros, mulatos o mestizos que desean una Cuba mejor sin racismo ni exclusión no deberían mirar tanto hacia el norte buscando inspiración porque en el corazón de la cubanidad debe resolverse esta cuestión a la que Martí se refirió de maravillas cuando dijo: “Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro.”
Artículo publicado por Yadira Escobar en Oct 1, 2014 , pero qué toma actualidad por los hechos racistas ocurridos en EEUU.