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El antiguo Havana Yacht Club
CUBA, SOLO PARA EXTRANJEROS
Abandonados y deteriorados, esos antiguos clubes privados confiscados por el gobierno de Fidel Castro “para el disfrute de los trabajadores”, podrían pasar a manos de firmas extranjeras que buscan ofrecer un producto ‘de lujo’ en Cuba, según los planes del Ministerio del Turismo.
Una información de la agencia oficialista cubana Prensa Latina revela que los hasta ahora llamados Círculos Sociales Obreros (CSO),“muchos de los cuales se encuentran en condiciones precarias debido al abandono por parte de las instituciones competentes, podrían pasar a manos de firmas extranjeras que buscan ofrecer un producto ‘de lujo’ en Cuba para los visitantes foráneos”.
Los CSO eran antiguos clubes sociales privados de recreación y deportes náuticos fundados por sus socios en el litoral del Oeste de La Habana, desde el final de El Vedado hasta Jaimanitas.
La mayoría de estos clubes-balnearios ofertaban áreas deportivas y equipamiento para la práctica de deportes, playa, piscina, baños con duchas, taquillas para guardar las prendas personales, servicios sanitarios, cafetería, restaurante, área de juegos de mesa y salones de bailes y de fiestas.
Fueron intervenidos en la primera mitad de la década del 60 por el gobierno de Fidel Castro y asignados a los distintos sindicatos (oficialistas) para el supuesto disfrute de todos sus trabajadores.
Así el primero de ellos, el Havana YachtClub (1886) se transformó en el Circulo Social Obrero “Julio Antonio Mella”; “La Concha” (1929), se convirtió en el CSO “Braulio Coroneaux”; el Club Naútico (1937), en el CSO “Felix Elmuza”; el Casino Español de La Habana en el CSO “José Ramón Rodríguez; el antiguo Circulo Militar y Naval, en el CSO “Gerardo Abreu Fontán”; Hijas de Galicia, en el CSO “José Luis Tassende”; el Miramar Yacht Club, en el CSO “Patricio Lumumba”, ahora Casa Central de las FAR; el Vedado Tennis, en el CSO “José Antonio Echeverría”; y el Casino Deportivo en el CSO “Cristino Naranjo”, en poder del Ministerio del Interior..
Un reportaje sobre el tema publicado en Diario de Cuba en septiembre de 2017 precisa que aunque “supuestamente, todos los trabajadores cuentan con acceso a ellos, los cupos son asignados en base al cumplimiento de criterios establecidos por los sindicatos y a la disponibilidad de cupos en los centros sociales. Entre los criterios de los sindicatos se cuenta la antigüedad del trabajador, su pertenencia a las organizaciones políticas (UJC, PCC) y la condición de obrero destacado”.
Sin embargo, como señala este reportaje de Cubanet fechado en octubre de 2015, “el gobierno revolucionario, tras cumplirse más de media centuria en el poder, jamás se ha preocupado por implementar un mantenimiento sistemático, y mucho menos de ocuparse en serio por la reconstrucción de dichas instalaciones, que a estas alturas ya muestran distintos niveles de depauperación”.
La pieza destaca las ruinas en que se encuentran varios de ellos (no incluye a la citada Casa Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias ni al “Cristino Naranjo”, del MININT).
Precisa que el otrora lujoso Havana Yacht Club se encuentra clausurado por peligro de derrumbe.
La excepción sería el Havana Biltmore Yacht and Country Club (cerca de Jaimanitas) que fue intervenido y convertido en los años 60 en sede de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético, y desde 1999 es el selecto Club Havana, administrado por el estatal Grupo Palco.
Este club es frecuentado hoy día por empresarios, periodistas y diplomáticos extranjeros. Los socios pagan una cuota de unos 1500 CUC al año para acceder a instalaciones hípicas, campo de golf, piscina, playa, guardería infantil, club naútico, pistas de tenis, gimnasio, salón de masajes, varios restaurantes, un centro de negocios, piscina y playa privada.
El pase de un día cuesta 20 CUC.
Diario de Cuba reportaba mientras tanto el año pasado que “la prensa oficial ha anunciado a lo largo de la etapa estival la rehabilitación de muchos de estos centros tras décadas de abandono”.
El cable de Prensa Latina sobre un ambicioso plan gubernamental de construcciones en el turismo destaca que “La Habana tiene especial atención con inversiones en Círculos Sociales Obreros (CSO) que presentan deterioros, y hasta existe una licitación para el centro Julio A. Mella (antiguo Havana Yacht Club) donde compañías como Marriott yFour Seasons aspiran a ofertar un producto de ‘Primer Mundo’”.
(En junio de 2016 Starwood Hotels & Resorts Worldwide, que se fusionó en septiembre de ese año con Marriott, se convirtió en la primera compañía hotelera estadounidense en décadas en gestionar una instalación en Cuba, el antiguo hotel Quinta Avenida , convertido en un “Four Points by Sheraton “, aunque la propiedad se la reservó el grupo militar empresarial cubano Gaviota.)
El título III de la Ley Helms-Burton de 1996 permitiría a todos los estadounidenses, incluidos los cubanoamericanos, entablar un litigio civil en las cortes contra aquellos que trafiquen o se beneficien de las propiedades que les arrebató el gobierno cubano.
La demanda puede radicarse contra este último o contra una empresa o ciudadano privado.
Sin embargo, esa cláusula ha sido suspendida cada seis meses por todos los presidentes estadounidenses desde Bill Clinton hasta Donald Trump, una prerrogativa que pueden aplicar “si fuese necesario para los intereses nacionales de EE.UU. o contribuyera a acelerar la transición democrática en la isla”.
En 1964 en su poema “Tengo”, el bardo cubano Nicolás Guillén exaltó las confiscaciones de los clubes sociales privados y su entrega a los trabajadores:
Tengo que como tengo la tierra / tengo el mar/ no country , no jailái/ no tenis y no yacht / sino de playa en playa/ y ola en ola/ gigante azul, abierto democrático: /en fin, el mar.
Volviendo al inicio del cable de PL: en un futuro próximo el acceso a los (finalmente) reconstruidos Círculos Sociales Obreros no será para obreros, sino “para visitantes foráneos”. Y pagado en moneda fuerte. En fin, el mar.
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Havana Country Club. Instalación de recreo construida a inicios del siglo XX en La Habana, convertida posteriormente en el Havana Biltmore Yacht and Country Club y más tarde en el Club. El club en 1958 llegó a contar con 3 940 asociados, los cuales podian llevar algún invitado y a toda la familia.
EL COUNTRY CLUB DE LA HABANA PARA CUBANOS DE CLASE MEDIA
Hubicado en 5ta Avenida, entre 188 y 192, Marianao, La Habana, El Country Club fue fundado por el norteamericano Frederic Snare el 14 de septiembre de 1911, en un lugar de Marianao conocido como la Finca “La Lola”, situada en una zona elevada de las proximidades de la capital desde donde se dominaba un extenso barrio en pleno desarrollo, que un tiempo después recibiría el nombre de Miramar. Era en aquella época un lugar algo inaccesible, pues para llegar al club los medios de transporte eran deficientes y las pocas calles susceptibles de ser utilizadas, aún sin pavimentar, se hallaban cruzando por el puente sobre el río Almendares, por la Calzada de Marianao y por el incipiente reparto. La otra vía posible, aunque no directa, era el tranvía de Marianao, que era un ramal de los Ferrocarriles Unidos de La Habana. No obstante, desde su establecimiento el club ejerció una considerable influencia en la urbanización y edificación del reparto y en el total asfaltado de sus vías de comunicación.
Los iniciadores del club fueron los norteamericanos e ingleses radicados en La Habana, quienes se interesaban por la posibilidad de abrir terrenos de golf, y uno de aquellos, el señor Frederick Snare, quien se dedicaba en Cuba a la construcción de obras de ingeniería, examinó prácticamente todos los terrenos desde el río Cojímar hasta Arroyo Arenas, y por último, tras descartar varias posibilidades de ubicación, se decidió por una elevación situada en las proximidades de la Playa de Marianao, dadas las viabilidades de los baños de mar, el terreno ondulado y su fácil acceso a la capital, previendo, con razón, que las condiciones se harían más propicias a través del tiempo.
De inmediato se contó con un grupo de influyentes socios del American Club, los señores Thrall, Johnson, Lychenheim, Huston, Alleyn y Horter, quienes suscribieron la cantidad de 500 pesos cada uno como fondo inicial para la construcción de un campo de golf, y en compañía del señor Snare y el señor Philip Hammond, ingeniero jefe de los Ferrocarriles Unidos de La Habana, seleccionaron mediante acuerdo mutuo el lugar más apropiado para la construcción del club. El propósito inicial consistía en construir una casa club en la Playa de Marianao o cerca de la misma, e incorporar los baños de mar a sus proyectos. Pero luego se desechó tal idea, inclinándose entonces al aprovechamiento de la Finca “La Lola”, próxima a la capital, que contaba con 125 acres de extensión, suficientes por sus condiciones en general para el desarrollo de los planes iniciales.
Los terrenos de la finca, propiedad de los herederos de don Segundo Alvarez, fueron adquiridos, con la cooperación de W. H. Whitney, por la suma de 25 mil pesos en oro español, y a fin de aprovechar la opción obtenida, el señor Frederick Snare adelantó el primer pago, por la cantidad de 5 mil pesos, lo cual constituyó la primera inversión realizada en el club.
Luego se contrató en los Estados Unidos un “greenkeeper” profesional (experto en el cuidado del césped), el señor Harry Stara, a fin de que ratificara el criterio sobre la posibilidad de adaptar los terrenos para un campo de golf, el cual, después de realizar una encomiable labor, dadas las condiciones existentes en aquella época con los terrenos cubiertos de malezas, emitió un informe favorable para el empeño tan largamente deseado por sus promotores.
Así se fueron desarrollando los primeros proyectos hasta convertirse en un club para residentes de todas las nacionalidades en la ciudad de La Habana, brindando todas las facilidades para entretenimientos y distracciones saludables, no solo para la práctica del golf, sino también para el tenis, el squash, la natación y otras actividades deportivas, además de constituir un lugar donde los familiares de los socios podían reunirse para disfrutar de un solaz esparcimiento.
El club contaba además, entre los deportes principales, el tenis de campo y el hipismo, para lo que contaba con canchas, caballerizas y piscinas; este club también tenía capacidades de alojamiento.
Este club, incluía en las instalaciones una cafetería y campo de golf, posteriormente fue ampliado mediante contribuciones de los asociados. En 1933 es conviertido en el Havana Biltmore Yacht and Country Club, aumentando la membresía en la medida que se incorporaban socios acaudalados de la aristocracia y de la burguesía nacional y extranjera con residencia o negocios en el país.
El club tenía restaurante, cafetería, bar, barbería, enfermería, taqui llas, base náutica y salón de masajes; también disponía de quioscos a lo largo del campo de golf. Este campo de golf tenía 18 hoyos con una dimensión de 36 hectáreas, extendiéndose hasta el fondo del actual poblado de Jaimanitas. El hoyo número 1 se ubicaba en la zona que actualmente ocupa el Centro Comercial Palco y el hoyo número 18 en las inmediaciones del club, en terrenos cercanos a la dársena, de manera que al finalizar la ronda los jugadores podían acceder directamente al club.
Al fundarse el club contaba con solo 23 socios. En 1953 alcanzaba la cifra de 1630, y en este año la cuota social para Socio Residente era de 180 pesos al año, y la cuota de ingreso, 750 pesos. El club en 1958 llegó a contar con 3 940 asociados. |
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