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General: La seducción del tango en Miami con parejas del mismo sexo entrelazadas
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De: cubanodelmundo  (Mensaje original) Enviado: 14/11/2019 15:17
Rodrigo Romero, de 50 años, a la izquierda, y Luis Vivas, de 46, co-creador de Tango Out, bailan en The Reef Beach Bar en Miami Beach
La seducción del tango tiene nuevo sabor en Miami con parejas del mismo sexo entrelazadas
                        POR LAUTARO GRINSPAN
En medio de la pista de baile improvisada en un bar deportivo, un par de hombres vestidos de negro unieron sus cuerpos en un íntimo abrazo, demostrando el sensual punto de partida de un tango bien bailado.
 
El hecho de que ambos instructores de baile fueran hombres —Ray Sullivan, de 49 años, y Luis Vivas, de 46— no perturbó el círculo de estudiantes que se amontonaban alrededor de la pareja, puesto que estos estaban concentrados en aprender la técnica.
 
“El abrazo es lo más importante”, dijo Sullivan a la clase. “Necesito mantener mi abrazo alrededor de él todo el tiempo. Si lo dejo, ya no es tango. Es otra cosa”.
 
Lo que ocurrió durante el resto de la clase, y en la milonga que vino después, fue sin duda tango, esa mezcla de pasos sincopados, piernas entrelazadas y música melancólica que surgió del puerto de Buenos Aires y sedujo al mundo entero.
 
Pero lo que pasó en esa milonga semanal, llamada Tango Out, también fue “otra cosa”: la contribución de Miami al tango queer, ese movimiento creciente que se rebela contra las normas heterosexuales del tango. En el tango queer, los bailarines pueden bailar con quien quieran independientemente de su género. Cualquiera puede llevar y cualquiera puede seguir.
 
Entre los bailarines en la clase y en la milonga se encontraba Rodrigo Romero, de Chile. Pasó la noche bailando principalmente con parejas masculinas, algo que no era una opción cuando descubrió la comunidad de tango de Miami por primera vez a los 18 años.
 
“Finalmente te llena mucho poder expresarte de esta manera que antes no se podía. Antes los hombres que bailaban juntos se tenían que estar escondiendo. Pero ahora realmente cada uno es quien es”, dijo. “Y eso es una cosa que llena mucho. Yo sinceramente bailo con los dos [géneros] pero me siento más cómodo con hombres”.
 
También en la pista de baile de Tango Out estaba Maria Herrera. Aunque es originaria de Colombia, comenzó a bailar tango durante los 12 años que vivió en Maryland, lugar que según ella cuenta con una comunidad milonguera más progresista.
 
“Aquí [en Miami] el tango está manejando por los viejos milongueros que todavía tratan de imponer muchas de las normas machistas del tango”, dijo. “A mi, bailando con una mujer en una milonga me han dicho, ¿’Ay, estas que son, lesbianas o que’? No. Una no tiene que ser lesbiana para bailar tango con una mujer. O sea, es un concepto diferente. Se trata de disfrutar el baile en la forma que a ti te gusta, que te deja ser más creativa”.
 
PROMOVIENDO EL CAMBIO SOCIAL A TRAVÉS DEL TANGO
Sullivan y Vivas lanzaron Tango Out en 2016 con el objetivo de crear un rincón inclusivo dentro del ámbito tanguero de Miami, para darle la bienvenida a bailarines tanto heterosexuales como queer.
 
“No se trata sólo de hacer que las personas gay bailen con otras personas gay”, dijo Sullivan. “Se trata de hacer que las personas realmente abran sus mentes, exploren diferentes roles y se den cuenta de que no tienen que someterse a las normas machistas y heterosexuales para tener una experiencia significativa bailando con alguien. A mi me interesa mucho el rol que puede tener el arte en el cambio social”.
 
Vivas, argentino y bailarín de tango profesional, estuvo expuesto al tango desde su niñez, mientras que Sullivan lo descubrió de más grande, durante un periodo de cinco años que pasó en Buenos Aires bailando ballet.
 
“Simplemente me sentaba [en las milongas] y me quedaba fascinado”, dijo.
 
A principios de la década del 2000, con Vivas y Sullivan en Miami, el dúo intentó bailar con parejas del mismo sexo, pero descubrieron que en los círculos tangueros no era bien visto.
 
“Eso es lo que nos hizo pensar en crear Tango Out”, dijo Sullivan. “Nos encontrábamos con mucha palabrería que no era inclusiva. Literalmente, había sitios web que decían cosas como: ‘Solo aceptamos parejas de ambos sexos porque el tango se baila entre un hombre y una mujer’”.
 
Cuando Tango Out debutó en 2016, el movimiento de tango queer ya se había establecido firmemente en Argentina, especialmente entre la gente jóven y en medio de una ola creciente de activismo feminista. Buenos Aires ha sido sede de un festival de tango queer todos los años desde 2007 —con eventos similares organizados con frecuencia en ciudades como Nueva York, Berlín, París, Copenhague y San Francisco— y además, en la última edición del mundial de tango, una pareja de mismo sexo llegó a la ronda final por primera vez en la historia de la competencia.
 
Para Vivas, que viaja a festivales de tango queer por todo el país y el mundo, bailar con hombres es una experiencia casi eufórica.
 
“Se siente espectacular. Cuando empecé a bailar tango, mi sueño era llegar a esto y ahora me siento libre, me siento completamente auténtico, me siento completamente yo”, dijo. “O sea, es como el sueño hecho realidad”.
 
Sullivan todavía recuerda la primera vez que bailó tango con un hombre, hace más o menos 15 años. Su compañero era Vivas.
 
“Para mí, eso fue tipo, ‘Dios mío, ¿dónde diablos pongo los pies?’ ”, dijo. “Y suena como una palabra tan extraña, nunca usaría esta palabra normalmente con el tango, pero me sentí muy feliz. Sentí que mi mente se abría a la gran posibilidad de que yo podía ser yo, de la forma en que las otras personas pueden ser ellos”.
 
CUALQUIERA PUEDE LLEVAR Y CUALQUIERA PUEDE SEGUIR
En las milongas tradicionales, los hombres llevan —liderando la pista de baile de forma preestablecida— y las mujeres siguen. Pero en el tango queer, esos roles no son asignaciones obligatorias, sino opciones que los bailarines pueden escoger libremente, sin tener en consideración su identidad de género. Los hombres aprenden a seguir. Las mujeres tienen la oportunidad de poder llevar.
 
“Ahora pasa mucho en milongas como esta donde uno baila y baila y después te dicen, ‘¿Quieres cambiar [de roles]?’”, dijo Romero, el bailarín chileno en Tango Out. “Te ayuda a hacer una conexión mucho más completa”.
 
Para las mujeres, redefinir el tango como una experiencia que no solo se limita a seguir a compañeros masculinos las protege del tratamiento sexista que a veces enfrentan en la pista de baile.
 
“Una disfruta bailando con una mujer porque respeta más el cuerpo de la mujer que muchos hombres. No todos, pero hay muchos hombres que te fuerzan en muchas maneras diferentes, te hacen sentir incómoda. Muchas veces hay manos que uno debería [sacarlas de ahí]”, dijo Herrera. “Por eso yo pienso que lo más interesante del movimiento queer es que no es solamente un movimiento LGBTQ sino es un movimiento en que la mujer tiene más opciones, en el que la mujer puede decidir lo que quiere”.
 
Después de más de una década siguiendo, Herrera dijo que está disfrutando el desafío de llevar.
 
“Cuando aprendes a manejar el movimiento solamente con tu cuerpo y tu impulso y sabes que puedes llevar a la otra persona a donde quieras tu que vaya, eso es poderoso”, dijo.
 
Como explicó Sullivan, enseñar a los bailarines, especialmente a los más experimentados, a cambiar de roles puede ser complicado —como pedirle a un delantero en la cancha de fútbol que intente jugar de defensa.
 
“Algunas personas están completamente abiertas a hacer ese cambio conceptualmente pero tienen problemas con la técnica”, dijo. “Y algunas personas técnicamente no tienen muchas dificultades, pero no pueden conectar mentalmente con el nuevo rol”.
 
Una parte importante del proceso de enseñanza en el tango queer es disociar los roles de baile del género.
 
“Todavía hay personas sin mucha experiencia enseñando tango queer que a veces dicen cosas como, ‘Ahora todo el mundo baila el rol de la mujer’. Todavía se escuchan cosas así porque algunos no saben cómo enseñarlo”, dijo Sullivan. “Me identifico como hombre, y soy hombre en ambos lados de esa ecuación, ya sea el que lleve o el que sigue”.
 
La recompensa de aprender ambos roles, explicaron los bailarines de Tango Out, es una apreciación más completa del tango.
 
“Ahora, no puedo imaginar la vida sabiendo bailar un rol nomás”, dijo Sullivan. “No puedo imaginar volver a conocer solo la mitad del círculo, porque me sentiría incompleto”.
 
DESAFIANDO EL STATUS QUO
El surgimiento del tango queer ha provocado una reacción negativa de la parte de algunos tradicionalistas que denuncian una incompatibilidad con la mitología heterosexual del baile —a pesar de que parejas de hombres jugaron un papel clave en los orígenes del tango a finales del siglo XIX.
 
“Para algunas personas hay un cierto estándar de lo que es el tango, y yo entiendo que no estén de acuerdo con todo esto nuevo”, dijo Vivas.
 
Sullivan está de acuerdo en que el tango queer no es para cualquiera, pero no está dispuesto a aceptar la intolerancia.
 
“Amo y adoro los viejitos del tango porque de ellos obtenemos mucha tradición y cultura. Pero cuando apenas se dan vuelta y empiezan a hablar sobre los roles de género y esto no es tango y hombres y hombres, mi punto es muy simple: acostúmbrense”, dijo. “Porque yo no me voy a ir a ningún lado. Es así de simple. ¿Por qué lo haría?”
 
Sullivan no sólo “no se va a ir” sino que está redoblando sus esfuerzos con la programación del primer festival de tango queer del sur de la Florida para abril de 2020.
 
PELEANDO POR EL FUTURO DEL TANGO
Oscar Caballero tiene décadas de experiencia como profesor de tango, incluyendo su paso por la Universidad de Tango de Buenos Aires. Se mudó de Argentina a Miami en el año 2000, cuando había nada más que cuatro milongas en el área.
 
“El interés en el tango [en el sur de la Florida] ha ido creciendo muchísimo, muchísimo”, dijo. “La comunidad tanguera se abrió muchísimo. En este momento son demasiadas las milongas”.
 
Aunque se considera a sí mismo como “un poquito más tradicionalista”, Caballero se siente agradecido por los diferentes proyectos que mantienen el tango vivo.
 
“Hay muchísimas figuras nuevas que se incorporan al tango que lo enriquecen de alguna manera estéticamente y visualmente. Ahora, tradicionalmente, también se puede ver como una desvirtuación. Pero yo siempre digo lo siguiente: el tango es movimiento y la vida es movimiento también. O sea, el tango también debe ir evolucionando de alguna manera. No lo podemos dejar estático”, dijo. “Artísticamente, todas las expresiones son válidas”.
 
Cuando se trata de romper reglas en nombre de la inclusión, el tango queer tiene compañía.
 
A principios de este año, el movimiento tango feminista también acaparó los titulares, con reclamos de que las milongas sean menos patriarcales, y que ciertos códigos de conducta sexistas sean revisados. (Entre las quejas del grupo se encuentran las letras de algunos tangos clásicos que parecen fomentar la violencia de género. Un ejemplo citado con frecuencia es la canción “Tortazos”, una diatriba contra una ex amante desinteresada. Contiene la frase, “¡No te rompo de un tortazo por no pegarte en la calle!”).
 
El tango feminista y el tango queer se superponen de una manera importante: ambos movimientos tienen como objetivo minimizar el dogmatismo en torno a los roles de género tradicionales y promover más fluidez en la pista de baile. En Buenos Aires ya hay evidencia de que las milongas más inclusivas están atrayendo más gente que las salas de tango de la vieja escuela, donde las mujeres todavía se sientan en el lado opuesto de la pista de baile a los hombres, y esperan ser invitadas para bailar.
 
“Los jóvenes se están interesando más por el tango y sé que la mayoría de ellos no tienen los mismos prejuicios que teníamos antes. Simplemente no los tienen. Y gracias a Dios, gracias a Dios que es así”, dijo Sullivan. “Y si hacemos nuestro trabajo correctamente, entonces la próxima generación no tendrá que lidiar con eso. Ese es el objetivo, ¿verdad? ¿Que queremos transmitir, nuestros traumas o nuestras libertades?”
 
 
ACERCA DEL AUTOR
Lautaro Grinspan is a bilingual reporter at the Miami Herald and el Nuevo Herald. He is also a Report for America corps member. Lautaro Grinspan es un periodista bilingüe de el Nuevo Herald y del Miami Herald, así como miembro de Report for America.

 


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De: cubanodelmundo Enviado: 14/11/2019 15:50




 
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