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General: CONSPIRANDO JUNTOS EN EL ARTE DE MENTIR
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanolibre  (Mensaje original) Enviado: 17/01/2020 15:16
 Conspirando juntos en el arte de mentir
Por Max J. Castro
Advertencia: muchas personas, especialmente la mayoría de los estadounidenses, considerarán este artículo exagerado, distorsionado o simplemente falso. Pasado de la raya quizás, o exagerado; elijan su lugar común.
 
Esta columna viola deliberadamente un tabú, una línea que pocos políticos o expertos cruzan, las resonancias nazis en la dinámica de la política estadounidense bajo Donald Trump y su culto a la personalidad, también conocido como el Partido Republicano circa 2020.
 
Se me ocurrió al presenciar el último torrente de mentiras trumpistas. Trump se ha estado quejando incesantemente de lo injusto que es su juicio político. “No hice nada malo”, sigue diciendo.
 
Donald Trump, ¿alguna vez has hecho algo valiente, correcto, amable, honesto, fiel, justo o desinteresado en toda tu lamentable vida?
 
No. Comencemos con lo de valiente. Como dijo el exsecretario de Defensa de Trump, el general Jim Mattis, después de ser atacado por Trump, quien lo llamó el general más sobrevalorado del mundo, Mattis, un veterano de combate con muchas condecoraciones, dijo: “Me gané mis estrellas en el campo de batalla… Donald Trump se ganó las suyas con una carta de un médico”,  refiriéndose a un aplazamiento médico por espolones óseos que le permitió a Trump no servir en el ejército durante la Guerra de Vietnam.
 
Mattis ganó por nocaut.
 
Trump tampoco se destaca en la acción correcta. En la tradición legal estadounidense, la acción correcta se refiere al cumplimiento de obligaciones legales, como contratos con socios comerciales, cónyuges y otros. Trump ha estafado sistemáticamente a contratistas privados que trabajan en sus proyectos de construcción, a banqueros que le han otorgado crédito, a trabajadores de sus diversas empresas, a los contribuyentes estadounidenses por medio de evitar y evadir el pago de impuestos, y a estudiantes ingenuos y en dificultades económicas que pagaron buen dinero por una mala educación en su falsa universidad.
 
En un sentido más profundo, por ejemplo, en relación con lo que los budistas consideran la acción correcta, Trump no podría estar más lejos de la marca. En esa tradición filosófica, la acción correcta se puede resumir en tres principios:
 
1 – Abstenerse de matar: No amenazar el bienestar de otros seres vivos.
Al matar a un general iraní de alto rango bajo el falso pretexto de un ataque  inminente, Trump acaba de mostrar cuán lejos está de acatar la acción correcta. Además, al ser el único líder mundial que niega el cambio climático y abre las compuertas a los contaminadores de toda laya, Trump es una amenaza para todos los seres vivos del planeta.

2 – Abstenerse de robar: no tomar lo que no se da (libremente).
 
Hay muchos tipos de robo: tomar algo por medio del engaño, usando afirmaciones falsas o argumentos falsos. En algunos casos, robar implica el discurso falso, como un discurso engañoso o mentir. Al tomar algo violentamente, se usa la violencia o la amenaza de violencia para apoderarse de algo. La amenaza puede ser abierta o sugerida. Por ejemplo, un asaltante arrebata una propiedad con violencia. Una persona atemorizante podría obligar a otra a aceptar algo (robarle su libre elección). Del mismo modo, un régimen podría obligar a las personas a obedecer al régimen y apoyar sus propuestas.
 
3 – Abstenerse de tener relaciones sexuales inadecuadas:
 
Un budista no debe tener relaciones sexuales con alguien que no consiente o que no pueda dar su libre consentimiento. Tenerlas con otra persona que no da su consentimiento es violación sexual. Incluso si una persona da su consentimiento para tener relaciones sexuales, un budista no debe tener relaciones sexuales con ella si ese consentimiento no puede darse con total libertad. Alguien que esté casado, comprometido, saliendo con otro; alguien de menor rango o estatus, como un empleado o subalterno, paciente o estudiante. Un budista, por lo tanto, no debe tener relaciones sexuales con nadie que no dé su consentimiento, o no pueda dar su consentimiento (por razones morales, físicas o mentales).
 
Confesión: no soy budista y no siempre he cumplido con todas estas restricciones, especialmente en el tercer punto. Soy humano y cubano. Pero mi madre, la única persona que me dio órdenes, me dijo que nunca golpeara o coaccionara a una mujer. Incluso si no supiera que eso está mal, nunca lo habría hecho. ¿Trump tuvo madre? Nunca oyes hablar de ella, solo del padre.
 
¿Amabilidad? Creo que podemos prescindir de eso. Trump no tiene un adarme de amabilidad en su comportamiento. ¿Poner a los niños en perreras para disuadir de buscar asilo a las  familias que huyen por peligro a su vida? ¿Construir un muro destinado a causar graves daños corporales a cualquiera que intente cruzar la frontera? ¿Negar el seguro de salud a millones al destrozar Obamacare? ¿Amabilidad? Por favor.
 
¿Honestidad, fidelidad, justicia, desinterés? Dejemos los chistes.
 
A diferencia de Donald Trump, creo en el estado de derecho, no en la justicia por propia mano. Trump, a quien le encanta idolatrar períodos anteriores y más brutales, tiene la suerte de que esas sean las reglas con que jugamos en estos tiempos más ilustrados. Si él hubiera vivido durante la Revolución Estadounidense y hubiera traicionado a su país ante dos potencias extranjeras, lo hubieran molido a palos o ahorcado. Recuerdo el lugar en la zona rural de Carolina del Norte que contenía un marcador conmemorativo donde fue colgado un recaudador de impuestos de la Corona.
 
¿Por qué Trump sigue repitiendo la mentira acerca de su inocencia y tantas otras mentiras que son fácilmente desmentidas? Sencillo. Repite una mentira con la suficiente frecuencia y al menos algunas personas la creerán. Cuanto más grande sea la mentira, más probable será que la crean. Joseph Goebbels, el talentoso y truculento propagandista nazi, no fue el primero en descubrir eso, pero lo puso en práctica tan bien como cualquiera.
 
Como propagandista, Trump no está en la misma categoría. Pero, al igual que Goebbels, tiene una extraña habilidad para aprovechar los rincones más oscuros de la psique humana y explotar los agravios más amargos para obtener ventajas políticas. Trump hizo que un excelente maestro le enseñara esas artes malévolas, Roy Cohn, el que sirvió de verdugo político a Joe McCarthy.
 
Pero Goebbels recibió su gran teoría de la mentira y el veneno de boca del mejor, de la propia boca del Minotauro.
 
En Mein Kampf, Adolf Hitler escribió:
 
“…En la gran mentira siempre hay una cierta fuerza de credibilidad; porque las grandes masas de una nación siempre se corrompen más fácilmente en los estratos más profundos de su naturaleza emocional que de manera consciente o voluntaria; y así, en la simplicidad primitiva de sus mentes, son víctimas más fáciles de la gran mentira que de la pequeña, ya que ellos suelen decir pequeñas mentiras en pequeños asuntos, pero se avergonzarían de recurrir a falsedades a gran escala.
 
“Nunca se les ocurriría fabricar falsas verdades colosales, y no creerían que otros podrían tener la insolencia de distorsionar la verdad de manera tan infame. A pesar de que los hechos que prueban que esto es así pueden ser claramente puestos en sus mentes, todavía dudarán y dudarán y vacilarán, y continuarán pensando que puede haber alguna otra explicación. Porque la mentira exageradamente descarada siempre deja huellas, incluso después de haber sido fijada, un hecho que es conocido por todos los mentirosos expertos en este mundo y por todos los que conspiran juntos en el arte de mentir”.
Traducción de Germán Piniella


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