Shepard murió luego de ser golpeado y atado a una cerca en Wyoming por dos hombres que lo atacaron por ser gay. Shepard se convirtió después de su muerte en un símbolo del movimiento por los derechos de los gays. Ahora, sus cenizas descansan finalmente en la Catedral Nacional de Washington.
LAS CENISAS DE MATTHEW SHEPARD FINALMENTE
DESCANSAN EN LA CATEDRAL NACIONAL, DÉCADAS DESPUÉS DE SU ASESINATO
Matthew Shepard, el joven gay asesinado brutalmente en una noche fría en Wyoming hace 20 años este mes, finalmente fue sepultado en la Catedral Nacional de Washington el viernes. Un servicio reflexivo y lleno de música ofreció un marcado contraste con las protestas contra los homosexuales que empañaron su funeral hace dos décadas.
El recuerdo público en la catedral llena de 4.000 asientos fue dirigido por la Reverenda Mariann Edgar Budde, obispo episcopal de Washington, y el Reverendo Gene Robinson, el primer hombre abiertamente gay elegido obispo en la Iglesia Episcopal. Después, sus cenizas fueron enterradas en la cripta de la catedral en una ceremonia familiar privada.
Robinson se mostró emocionado durante la ceremonia pública y se dirigió con lágrimas a la gran multitud. "Que Matthew regrese a la iglesia", dijo, "es un notable paso adelante".
Dio una bienvenida especial a los asistentes que son LGBT, diciendo: "Muchos de ustedes han sido heridos por sus propias comunidades religiosas, y quiero darles la bienvenida".
Los padres de Shepard solicitaron que las cenizas de su hijo fueran enterradas en la catedral después de 20 años de renuencia. Temían que su tumba fuera profanada.
"Matthew amaba a la iglesia", dijo el padre de Shepard, Dennis. "Le encantó el hecho de que era un lugar seguro para cualquiera que quisiera entrar".
"Es tan importante que ahora tengamos un hogar para Matt ... Un hogar que esté a salvo de los que odian. Un hogar que él ama mucho".
Robinson también ofreció largos elogios a los padres de Shepard, que han dedicado sus vidas al activismo y han creado una base en nombre de su hijo. "Por la gracia de Dios", dijo, "decidieron que iban a convertir este horrible acontecimiento en algo bueno".
"Descansa suavemente en este lugar, ahora estás a salvo. Matthew, bienvenido a casa", dijo Robinson.
En octubre de 1998, Shepard fue golpeado hasta quedar inconsciente por dos hombres que había encontrado en un bar en Laramie, Wyo. Después de robarle, los hombres dejaron a Shepard, de 21 años, atado a una cerca en las afueras de la ciudad. Pasaron dieciocho horas antes de que fuera encontrado por ciclistas que pasaban. Murió a causa de sus heridas cinco días después sin recuperar la conciencia.
Los fiscales alegaron que Shepard fue atacado simplemente porque era gay. Los hombres acusados de su asesinato, Aaron McKinney y Russell Henderson, fueron condenados a cadena perpetua, donde permanecen.
En los años posteriores, las circunstancias que rodearon el caso se han disputado , pero el asesinato de Shepard ha sido considerado como un crimen de odio clásico, que destaca el fanatismo anti-gay. Cuatro meses antes de la muerte de Shepard, los supremacistas blancos de Texas ataron a un afroamericano, James Byrd Jr., a una camioneta y lo arrastraron hasta su muerte. La indignación por los dos asesinatos brutales en última instancia condujo a la aprobación de la Ley de Prevención de Crímenes de Odio de Shepard / Byrd en 2009.
La ley amplió una ley federal existente sobre delitos de odio para incluir delitos basados en la orientación sexual, la identidad de género o la discapacidad de una víctima. El asesinato de Shepard se convirtió en la base de una obra de teatro, The Laramie Project , que atrajo una amplia atención al problema de la homofobia. Los padres de Shepard, Dennis y Judy Shepard, establecieron la Fundación Matthew Shepard y se convirtieron en activistas por los derechos de los homosexuales y en el enjuiciamiento más enérgico de los delitos de odio.
El funeral de Shepard en 1998 fue recibido con protestas ruidosas de militantes anti-gay. La decisión de buscar su sepelio en la Catedral Nacional de Washington fue el resultado de la amistad de Shepards con el Obispo Robinson. Robinson se puso en contacto con el decano de la catedral, el reverendo Randolph Marshall Hollerith y con el obispo episcopal de Washington, Budde, quienes estuvieron de acuerdo con la colocación de las cenizas de Shepard en la cripta de la catedral.
"Los Shepards se dieron cuenta de que no habían llegado al cierre" sobre el asesinato de su hijo, dijo Robinson a NPR en una entrevista antes de la ceremonia de sepultura. "Comenzaron a pensar que este podría ser el momento de dejar descansar a Matthew".
Además, dijo Robinson, el enterramiento de Shepard en la catedral es importante para la comunidad LGBTQ en los Estados Unidos, que ha enfrentado la hostilidad de muchas personas en los círculos de fe conservadores.
"Seamos honestos", dijo Robinson. "Las iglesias, las sinagogas y las mezquitas han sido la fuente de nuestro mayor dolor como personas LGBT". El propio Robinson fue vilipendiado después de revelar su orientación sexual, y su elección como obispo episcopal de New Hampshire en 2003 llevó a una división en la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos.
"Que Matthew regrese a la iglesia ... es un paso notable", dijo Robinson. "Es la catedral que dice que algunas iglesias son diferentes. Algunas iglesias han estado en este viaje contigo, y no solo te daremos la bienvenida, sino que te celebraremos".
El obispo Budde también considera que el entierro de Matthew Shepard en la cripta de la catedral tiene un gran significado. Otras figuras notables cuyos restos están allí incluyen al presidente Woodrow Wilson; El Almirante de la Marina George Dewey; y Helen Keller y su maestra, Anne Sullivan.
"Habrá jóvenes de todo el país, haciendo giras aquí y educándose aquí", dijo. "Cuando pasen, verán una placa en su honor. Verán que esta es una iglesia que ha aprendido del ejemplo de la violencia que debemos estar de pie y ser contados entre los que trabajan por la justicia y el abrazo pleno". de todos los hijos de dios ".
Las cenizas de Matthew Shepard, acogidas en la cripta de la
Catedral Nacional de Washington 20 años después de su brutal asesinato
Las cenizas de Matthew Sephard ya reposan en la cripta de la Catedral Nacional de Washington, junto a numerosas personalidades civiles y religiosas de ese país, entre ellas el 28º presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson. El acto de acogida de sus cenizas se acompañó este viernes de una ceremonia de homenaje al joven de Wyoming cuyo asesinato en 1998 marcó un antes y un después en la percepción social de los crímenes de odio contra los homosexuales en Estados Unidos.
La ceremonia fue presidida por Mariann Edgar Budde, obispa episcopaliana de Washington, y por Gene Robinson, el que fuera primer obispo abiertamente gay de la Iglesia episcopaliana, hoy retirado. Tras la ceremonia pública, cuya grabación insertamos a continuación, tuvo lugar un servicio privado en la cripta de la Catedral, ya limitado a la familia de Shepard.
Conocida como la «casa nacional de oración», la Catedral Nacional de Washington, un imponente templo neogótico vinculado a la iglesia episcopaliana, es un símbolo religioso de primer orden. En ella se han celebrado por ejemplo los funerales de estado de varios presidentes norteramericanos, como Dwight Eisenhower, Ronald Reagan o Gerald Ford. Ya en 2013 le dedicamos una entrada, cuando sus campanas tañeron durante casi una hora para celebrar la histórica sentencia del Tribunal Supremo que declaró inconstitucional la sección 3 de la DOMA (Defense of Marriage Act), la norma que prohibía a la administración federal estadounidense reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo, principal precedente que llevó dos años después al alto tribunal a permitir el matrimonio gualitario en todo el país.
Hay que tener en cuenta que la Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de la comunión anglicana, es una de las más inclusivas de entre las grandes confesiones religiosas. En 2003 hacía historia ordenando obispo precisamente a Gene Robinson. Y en 2009 rompía con la moratoria autoimpuesta varios años antes y decidía volver a ordenar obispos y obispas abiertamente homosexuales, así como bendecir a las parejas del mismo sexo. En 2012 aprobaba la ordenación de personas transexuales, y en 2015 el matrimonio religioso entre personas del mismo sexo.
El asesinato de Matthew Sephard
El 12 de octubre de 1998 Matthew Shepard fue salvajemente asesinado por dos hombres con los que previamente había entablado relación en un bar, Aaron McKinney y Russell Henderson. Tras ganarse su confianza, aceptó marcharse con ellos, que luego lo golpearían brutalmente en un descampado. Después de ensañarse con él, lo dejaron atado a una cerca durante toda la noche. Lo encontraron al día siguiente, aún agonizante, con la cara completamente ensangrentada. Poco pudieron hacer por su vida. La investigación posterior mostró el profundo odio homófobo que alimentaba a sus asesinos, pero también se hizo patente el prejuicio de muchos. Esta homofobia social enseñó su rostro más siniestro en el funeral, cuando un grupo de la iglesia baptista de Westboro se presentó con carteles con la leyenda «Matt Shepard se pudre en el infierno» (las imágenes hablan por sí solas).
Tampoco han faltado las lecturas negacionistas de su asesinato, a pesar de que el proceso judicial consideró probado el móvil homófobo, que además han alimentado el discurso LGTBfóbico. En un congreso conservador en Estados Unidos, coincidiendo con el 15º aniversario de la muerte de Shepard, la locutora Sandy Rios calificó por ejemplo el asesinato de «fraude total». Afirmó que no se trató de un crimen de odio sino de un «asunto de drogas que fue mal» y aseguró que había sido utilizado por los «activistas gais» como parte de un «plan liberal» para la aceptación de la homosexualidad.
El asesinato de Matthew Shepard ha sido motivo de numerosos documentales y ha inspirado muchas creaciones artísticas. Entre ellas destaca El proyecto Laramie, obra creada el año 2000 por Moisés Kaufman y estrenada en España en 2011, que profundiza en el contexto social del momento a partir del retrato de diferentes personajes. La muerte de Shepard ha generado además todo un movimiento en torno a su memoria destinado a combatir los crímenes de odio, en el que destaca la fundación Matthew Shepard. Entre los logros más llamativos de este activismo se encuentra la ley contra los crímenes de odio aprobada por el Congreso de Estados Unidos en 2009, cuyo título es precisamente «ley Matthew Shepard y James Byrd de prevención de los crímenes de odio», en memoria de Shepard y del afroamericano James Byrd, asesinado por supremacistas blancos en Texas en 1998.
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