Un reciente informe de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) expone los severos daños y las violaciones al derecho de identidad sexual al que son sometidos miembros de la población en las llamadas “terapias de conversión”.
El estudio destaca que incluso niños y adolescentes de todo el mundo han sido sometidos a variadas técnicas para “curar” la homosexualidad, al ser considerada como una patología.
«En el informe lo que tratamos de hacer es empezar la foja cero, no dar nada por supuesto y empezamos con un primer capítulo en el que analizamos los términos en los que generalmente caemos para describir este tipo de prácticas. Entonces analizamos por qué es problemático hablar de terapias y terapias de conversión y otros términos que se usan tanto en contexto anglófonos como hispanoparlantes. Un poco ese es el primer acercamiento y explicar cuál es la elección terminológica que hacemos y obviamente dejar la puerta abierta a que esto en un futuro cambie», dijo a Presentes Lucas Ramón Mendos, investigador de Ilga World y autor del informe.
Los primeros intentos se remontan a finales del siglo XIX y los métodos han sido múltiples, desde el ciclismo, lobotomía, castración, ingestas de hormonas, terapias de aversión, electroshock, hipnotismo y hasta exorcismos.
“Históricamente, las normas médicas han evolucionado de manera que ciertas formas de experimentación y prácticas médicas que se llevaban a cabo regularmente en nombre de la atención de la salud mental, especialmente en Europa y América del Norte, serían hoy consideradas tortura o prácticas atroces”, indica la investigación.
El estadounidense Adam Trimmer recuerda que lloraba todas las noches y rezaba para que “Dios lo cambiara” después de someterse a un programa de “conversión”.
“Estaba asustado, roto, atemorizado. Lloré hasta quedarme dormido tantas noches rezando ‘¡Dios, por favor cámbiame!’. Era misionero, intenté todo para ser el mejor cristiano. Y me despertaba y todavía era gay”, relata Trimmer.
Qué países rechazan las prácticas
En febrero de 2020 Brasil, Ecuador y Malta emitieron leyes que restringen estas metodologías.
Mientras tanto, en algunos Estados y regiones de Canadá, España y Estados Unidos han hecho lo mismo, con la esperanza de allanar el camino para que otros se muevan en la misma dirección.
En Argentina, Uruguay, Fiyi, Nauru y Samoa, las leyes de salud mental prohíben diagnosticar a los pacientes exclusivamente con base en la orientación sexual y/o la identidad de género.
Así mismo en 10 países han introducido proyectos de ley en sus órganos legislativos nacionales para restringir estas prácticas. En varios otros países, entre ellos Australia, Canadá, los Estados Unidos y México, algunas jurisdicciones subnacionales siguen examinando esos proyectos de ley.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y una veintena de asociaciones en todo el mundo han “repudiado” los esfuerzos para cambiar la identidad de género, expresión de género o la orientación sexual de una persona.