NETFLIX
Un documental de Netflix denuncia el terrible caso de Gabriel, al que su madre y padrastro mataron después de someterle a un cruel suplicio en el que le disparaban con balines, le obligaban a comer heces de gato y le encerraban sin comer.
Gabriel Fernández asesinado por gay
El espeluznante asesinato de
Gabriel Fernández, el niño de ocho años torturado por su madre
Una llamada a emergencias desde una casa de Palmdale (California) y un niño inconsciente. Lo que parecía un grito desesperado de auxilio terminó destapando el espeluznante caso de Gabriel Fernández, un niño de ocho años torturado y asesinado por su madre y el novio de esta.
En sus seis episodios, el documental «The Trials of Gabriel Fernández», disponible en Netflix y dirigido por Brian Knappenberger, explora los terribles fallos de un sistema de protección de menores en Estados Unidos que no ayudó al pequeño, pese que sus abusos fueron denunciados en numerosas ocasiones. Siempre sin respuesta.
Tan solo un año antes de su muerte, el 24 de mayo de 2013, la madre de Gabriel reclamó su custodia, ya que nunca había querido tener al niño, que se crió con sus abuelos y sus tíos.
Los ocho meses que siguieron fueron una pesadilla para el niño de ocho años, que incluso preguntaba en el colegio si sangrar o que le pegaran era algo normal. «¿Es normal que las mamás golpeen a sus hijos?», cuenta en el documental su profesora, Jennifer García, que le preguntó Gabriel. La maestra denunció las agresiones pero no encontró más que un deterioro progresivo en su alumno, que cada vez asistía a clase en peores condiciones: le faltaban mechones de pelo, tenía moratones por todo el cuerpo...
Gabriel llegó al hospital con el cráneo fracturado, costillas rotas, quemaduras, dientes rotos por un golpe con un bate de béisbol y los pulmones e ingles dañados con perdigones. «Tenía una fractura craneal deprimida, su garganta parecía como si alguien la hubiera quemado, moratones en toda la cara, ojos morados, cortes por doquier, un corte raro sobre su pene, abrasiones en el pie como si le hubieran arrastrado, marcas de ligaduras como si le hubieran atado. En cada parte de su cuerpo había algo», dice en el documental de Netflix Christene Estes, una de las primeras enfermeras que trató al niño, que terminó muriendo dos días después de haber sido declarado con muerte cerebral.
La profesional sanitaria relata el horror que sintió al ver al pequeño Gabriel con tantas marcas y daños. «Tenía balines en el pulmón, balines en la ingle, quemaduras de cigarrillos, apagaban cigarrillos en él. Recuerdo que esa noche pensaba que no podía entender esto, cómo llegó hasta esto. Hay tanto trauma, tanto daño y tantas preguntas», explica.
El documental oscila en la denuncia contra los servicios de protección de menores de EE.UU., a los que acusa de opacidad y secretismo, y los motivos que podrían haber llevado a una madre y su pareja a torturar de tal manera a un niño al que llamaban «gay» por jugar con muñecas.
En el juicio, que terminó condenando a la madre de Gabriel a cadena perpetua y al padrastro a pena de muerte, sus hermanos relataron el horror al que Pearl Fernández e Isauro Aguirre sometieron al niño de ocho años, al que encerraban durante horas y le obligaban a comer arena de gato con heces.
«He impuesto muchas sentencias en mis veinte años como juez y generalmente es mi costumbre no comentar muchos casos. Pero es inimaginable el dolor que este niño probablemente sufrió. Gabriel era una persona amable y amorosa que solo quería ser amada. Se dice que la conducta (de lo acusados) fue animal, pero es erróneo: hasta los animales saben cuidar a sus crías. Solo deseo que, en mitad de la noche, se despierten y piensen en las heridas que provocaron a este pobre joven y que eso les torture», sentenció el juez encargado del caso, George G. Lomeli, poco antes de condenar a Pearl Fernández e Isauro Aguirre por el asesinato de Gabriel. |