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De: cubanet201 (Mensaje original) |
Enviado: 16/03/2020 16:12 |
Coronavirus: sin cura económica
El fin de las respuestas coordinadas a nivel mundial
¡El mundo lucha por inmunizar la economía contra los efectos del coronavirus, pero no hay una respuesta colectiva, en una crisis que podría exacerbar las tendencias aislacionistas, informa la AFP.
“Creo que el paciente está estabilizado”, había dicho el entonces presidente estadounidense Barack Obama después de que las potencias del G20 prescribieran remedios sin precedentes para reavivar la economía mundial tras la crisis bursátil de 2008.
Ahora, el sucesor de Obama, Donald Trump, rompe las reglas de la cooperación, no hay una respuesta colectiva de este tipo y la propia globalización parece enferma.
“Trump piensa que todos los problemas son externos”, dice a la AFP Charlie Robertson, economista jefe de Renaissance Capital en Londres. “Siempre ha sido de la opinión de que si puedes mantener la seguridad externa, te sentirás mejor contigo mismo, ya sea en lo que respecta al comercio o al virus”, agrega.
Tras enzarzarse en una guerra comercial con China, donde en diciembre apareció el virus, Trump se está librando ahora un juego de culpas y prohibiendo a los europeos viajar desde el continente para evitar esta enfermedad “extranjera”.
Algunos países de Europa también están cerrando sus fronteras.
“Nuestra experiencia es que principalmente los extranjeros trajeron la enfermedad, y que se está propagando entre los extranjeros”, dijo el primer ministro de Hungría, Viktor Orban.
Globalización en cuidados intensivos
No hay base científica para tales afirmaciones. Pero en términos concretos, la pandemia ha expuesto la dependencia de muchas empresas, desde Apple hasta Zara, a China como mayor centro de producción del mundo.
La retórica populista de Trump y la guerra de aranceles ya estaban obligando a algunas empresas a “repatriar” puestos o diversificar los suministros.
En opinión de Vicky Redwood, asesora económica principal de Capital Economics, la tendencia podría profundizarse a medida que el coronavirus se extienda o rompa las cadenas de suministro basadas en China.
“La globalización socavó el poder de los gobiernos nacionales y fue culpada por el aumento de la desigualdad, la evasión de impuestos de las multinacionales y la migración no deseada”, afirma.
“Pero los fundamentos empresariales también son importantes, por ejemplo, independientemente de la política, las empresas han ido despertando a los problemas que traen consigo las largas y complicadas cadenas de suministro”, agrega.
En la última década, empezó a tener más sentido comercial tener la producción más cerca de casa a medida que China se volvía más cara por el aumento de los salarios y la reducción de la mano de obra.
Panaceas de un año electoral
La crisis bancaria de 2008 dio origen a las cumbres del G20, que incluye a China, para decidir medidas colectivas.
“Teníamos a un paciente enfermo; creo que aplicamos la medicina correcta”, dijo Obama después que una cumbre en Londres en abril de 2009 adoptara respuestas financieras y comerciales de gran alcance.
A principios de este mes, el más restringido grupo de economías del G7 se comprometió a utilizar “todas las herramientas políticas apropiadas” para proteger el crecimiento mundial contra la epidemia y, pese a la falta de precisión, los mercados financieros esperaron que eso significara una acción concertada.
Pero pocas horas después, la Reserva Federal de Estados Unidos, que durante mucho tiempo fue objeto de furiosos ataques por parte de Trump por mantener las tasas demasiado altas, sorprendió con un recorte urgente de los tipos de interés.
Más tarde llegaron otros cambios en la política monetaria, incluyendo los del Banco de Inglaterra. Pero el Banco Central Europeo todavía mantiene sus tasas.
Sólo el viernes las naciones del G7 acordaron celebrar una videoconferencia el lunes para coordinar la acción contra el coronavirus.
“El multilateralismo parece estar en declive. Esto podría limitar las respuestas coordinadas”, considera Redwood, señalando que varios países siguen sus propios planes de estímulo.
El reciente baño de sangre en los mercados muestra que hay límites a lo que los responsables políticos pueden hacer, ante un choque sistémico causado no por una mala política sino por una pandemia.
Y los mercados no están convencidos de que los bancos centrales tengan mucho más que ofrecer en sus botiquines.
Los observadores dicen que Trump no está ayudando con una serie de confusos tópicos aparentemente destinados a inocular sus perspectivas políticas en un año electoral.
“Hay una mayor disparidad en la comunicación en Estados Unidos que la que estamos viendo en otras partes del mundo. Eso causa frustración” en círculos empresariales, considera Charlie Netherton, jefe de servicios de asesoramiento al cliente de Marsh Risk Consulting.
CUBA - Coronavirus no, turistas sí: con cautela, Cuba sigue recibiendo visitantes extranjeros
Cuba esperaba recibir 4,5 millones de turistas este año, pero la pandemia seguramente cambie las cifras previstas.
Provista de guantes y mascarilla, Olga García limpia con paciencia y desinfectante los muebles del hotel donde trabaja, esperando visitantes. Cuba también le cierra las puertas al coronavirus pero, a diferencia de otros países, deja abiertas sus fronteras al turismo, su motor económico.
"Al conocerse del coronavirus, hemos extremado las medidas de limpieza", dice esta camarera de 47 años, la mitad de ellos en el oficio, en el emblemático Hotel Nacional de Cuba, en La Habana.
Mientras un número creciente de naciones cierran fronteras, Aduanas de Cuba informó que por ahora permite ingresos normales, pero aplica un amplio plan de vigilancia y control de posibles casos.
Y no es para menos: de los cuatro casos confirmados en la isla hasta el momento, tres son turistas oriundos de Italia, epicentro del coronavirus. Eso sí, la cuarentena es sólo para casos sospechosos, independientemente de la nacionalidad.
Son los mismos cubanos quienes colaboran en la vigilancia. En el caso de estos tres europeos, el taxista y la guía turística que los atendieron en el centro de la isla informaron a las autoridades que uno de los visitantes estaba mal y "tosía mucho".
Hasta el viernes, de 149 sospechosos en aislamiento, 65 eran extranjeros, varios de ellos turistas. "Cuando notamos que algún cliente tiene algún síntoma respiratorio automáticamente informamos a la dirección", añade la camarera.
¿Y después? "Si es sospecha del coronavirus, lo dejamos en la habitación con aislamiento. Activamos el protocolo de vigilancia epidemiológica, se llama al SIUM (ambulancia)", y es trasladado, según las indicaciones del Ministerio de salud, al hospital correspondiente, explica Clara Barroso, de 48 años, enfermera del hotel.
Pero "tenemos también una habitación de aislamiento en caso de que hiciera falta", añade.
Cuba también detuvo en parte la confección de uniformes escolares y puso a las costureras a fabricar un millón de mascarillas de tela.
La administración Trump ha endurecido las sanciones contra Cuba por sus lazos con Venezuela, restringiendo vuelos y eliminando cruceros desde Estados Unidos, lo que ha golpeado al turismo.
La isla recibió 4,28 millones de visitantes en 2019, una caída de más de un 9% con relación a 2018, cuando generó 3.300 millones de dólares.
Ahora se suma una pandemia que afecta principalmente a países emisores de turistas a Cuba.
Las calles de la capital aún están concurridas, con los descapotables de los años 50 paseando turistas, aunque muchas actividades culturales y deportivas han sido suspendidas. Hay preocupación pero no pánico.
"Sabemos que tenemos que prepararnos para eso, no podemos cerrarnos a morir, aquí, nosotros vivimos de eso [del turismo]. Ojalá [el coronavirus] se vaya pronto", dice Mario Serrate, un jubilado de 80 años, en La Habana Vieja.
Maricarmen Villaseñor (49) y su esposo Rodolfo Pichardini (59) viajaron de su natal México para disfrutar del ballet clásico cubano, cuyas funciones fueron suspendidas.
"La vida fluye muy bien. No veo a nadie con síntomas ni con histeria colectiva como es en nuestro país. Aquí todo está muy tranquilo, tienen cuidados. Cuando entramos al aeropuerto nos revisaron la temperatura sin ponernos nerviosos y pasamos sin problema", dice Maricarmen.
"Pienso que lo están manejando con mucha responsabilidad. La gente muy amable, sin ningún problema, nos sentimos muy seguros aquí", agrega el esposo.
¿Y el ballet? "Sí, es una excusa para regresar", ríe ella.
Después de la venta de servicios médicos, el turismo es el sector que más aporta al país, "y cuando deja de aportar se siente en la economía", reconoció hace unos días el presidente Miguel Díaz-Canel.
"Enero y febrero fueron dos meses que en Cuba no recibimos cancelaciones, el turismo cubano no estuvo afectado [por la pandemia]" dijo Bárbara Cruz, directora de Mercadotecnia de ese ministerio.
Sin embargo, "a partir de marzo comenzamos a recibir cancelaciones del resto de los países afectados por el coronavirus y en estos momentos estamos en un 12% de reservas canceladas de Europa fundamentalmente", Italia principalmente.
Cuba esperaba recibir 4,5 millones de turistas este año, pero la pandemia deja incertidumbre.
La vecina República Dominicana, muy dependiente también del turismo, se prepara igualmente para una caída.
"Nos va a afectar un poco, es natural. Los países europeos que son más desarrollados que nosotros están teniendo ahora una situación más difícil", explica el recientemente asumido embajador de ese país en Cuba, Bolívar Marte, de paso por el Hotel Nacional.
Y en medio de rumores que aseguran que el calor del Caribe puede acabar con el virus, Cuba es muy cautelosa. La Organización Mundial de la Salud asegura que el coronavirus "puede transmitirse en cualquier zona, incluidas las de clima cálido y húmedo".
"Los cubanos no podemos confiar en el calor", dice la viceprimera ministra de Cuba, Inés María Chapman.
Cincuenta turistas permanecen ingresados en Cuba por sospecha de coronavirus
Cincuenta turistas y 10 personas que se encontraron con ellos están ingresados en Cuba bajo sospecha de tener coronavirus, informó hoy el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal.
En reunión con el presidente Miguel Díaz-Canel, Portal agregó que son 23 italianos, ocho cubanos, seis españoles, cinco mexicanos, cuatro estadounidenses, y otros de varias naciones asiáticas, americanas y europeas.
En total, han sido examinadas 139 personas, pero sólo quedan los 50 viajeros y 10 contactos mencionados en el primer párrafo; el resto fue dado de alta por dar negativo en las pruebas, añadió.
La víspera, las autoridades del régimen confirmaron el primer caso de un cubano con coronavirus en Santa Clara. Según explicaron, la persona ya fue traslada al Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK), ubicado en La Habana.
De acuerdo con el reporte oficialista, el hombre tiene una esposa boliviana residente en Milán, Italia, y estuvieron juntos, aunque ella no tiene el virus y permanece asintomática.
El miércoles también se confirmó que hay tres italianos en la isla con coronavirus.
Según el comunicado leído por Rafael Serrano, se trata de unos turistas que llegaron a Trinidad, Sancti Spíritus, el lunes, pero sus vidas no corren peligro. Cuba anunció que se está realizando un seguimiento a las personas con las que tuvieron contacto, que hasta el momento se mantienen asintomáticas.
Los tres turistas que tienen coronavirus en Cuba provenían de Lombardía, la región de Italia con más número de casos. Esta información fue dada por Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología, quien aseguró que los tres infectados se encuentran estables.
Las siete personas que fueron contactos directos de los turistas: el chofer del carro, la touroperadora, y cinco personas del hostal donde se hospedaban, se encuentran ingresados en el Hospital Provincial de Rehabilitación "Faustino Pérez", hasta el momento asintomáticos. En caso de que se confirme el virus, serán trasladados al hospital militar de Villa Clara.
La epidemia de coronavirus de Wuhan, una de las mayores crisis sanitarias de los últimos años cuyas consecuencias son todavía impredecibles, se ha extendido por más de 100 países y afecta a unas 120 mil personas, de las que más de 4600 han perdido la vida.
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Los efectos del coronavirus en la economía de Cuba: un primer apunte
ELÍAS AMOR
Hay que apartar la idea de que el efecto más importante del coronavirus en Cuba tendrá lugar en el sector turístico o en las actividades productivas en la construcción, industria o la agricultura.
Hasta en esto, la Isla es distinta del resto del mundo, donde las actividades económicas ya han experimentado el shock de oferta provocado por la parálisis de la epidemia.
En Cuba, la incidencia del coronavirus va a suponer, por un lado, efectos sobre el déficit y el nivel de endeudamiento de la economía, y por otro, no menos importante, sobre la solvencia y capacidad del Estado comunista para hacer frente a situaciones de crisis complejas y globales, para las que no parece preparado.
El efecto sobre el nivel de endeudamiento de la economía se producirá como consecuencia de los mayores e inesperados gastos que se tendrán que realizar para atender a una población enferma en número creciente. No conviene olvidar que la salud, totalmente financiada por los cubanos con cargo a los ingresos que detrae el Estado de sus sueldos y salarios y beneficios empresariales, representa el 11% de los gastos del presupuesto del Estado, y su incremento previsible puede llevar a un aumento del déficit planificado para este ejercicio, superando los dos dígitos en porcentaje sobre PIB.
La brecha de ingresos y gastos se verá igualmente afectada, si bien en menor medida, por los costes que tendrá el coronavirus en el sector educativo, que se financia con cargo al presupuesto y representa el 8% del mismo, sobre todo cuando se cierran las aulas y se suspenden las actividades. No conviene olvidar que salud y educación, los logros de la revolución, suponen prácticamente la quinta parte del presupuesto del Estado y son actividades de gran peso en el conjunto de la economía, si se miden por su contribución al PIB. El aumento inesperado de los gastos en estas partidas supondrá problemas fundamentales para mantener los débiles equilibrios internos y externos de la economía.
El déficit descontrolado (porque los ingresos no podrán crecer más) y en aumento exigirá una mayor disponibilidad para financiar la deuda acumulada, porque los bonos soberanos del Banco Central llegan solo para atender necesidades internas. Pero como el Estado cubano no ha pagado los intereses a los acreedores en los plazos estipulados, su posibilidad de acceso a los mercados para obtener más financiación se verá comprometida, justo en un momento en que otros países tendrán que actuar del mismo modo frente a los mercados de capitales. La tensión asociada a una deuda impagable volverá a arrojar serias dudas sobre la posición externa de la economía y una eventual suspensión general de pagos.
El otro efecto del coronavirus es más cualitativo y pondrá a prueba al Estado comunista. Este ha desplegado sus medios para hacer frente a huracanes o ciclones de efectos devastadores, que llegan todos los años y sacuden con sus efectos negativos, la economía y la sociedad. Hay experiencia en ello y por eso, reconocer el éxito en minimizar pérdidas humanas y daños, procede. Sin embargo, el coronavirus trae consigo un escenario nuevo y global para el que el Estado comunista parece menos preparado.
La llegada de los primeros enfermos a la Isla procedentes del exterior, en concreto de Italia, por muy rápida que haya sido la reacción de las autoridades, deja entrever protocolos que posiblemente no están a la altura de las circunstancias. Las recomendaciones del Gobierno a la población para fabricar artesanalmente las mascarillas ha sido otro ejemplo.
Muchos cubanos están acostumbrados en 61 años, a otorgar al Estado todas las decisiones relativas a sus vidas. La decisión sobre lo que van a comer, dónde van a vivir, qué van a estudiar, en qué van a trabajar, la protección ante situaciones de calamidad. Por ello, será muy interesante observar cómo actúa ese Estado y su régimen político frente al coronavirus, porque si su capacidad de coordinación y gestión no está a la altura de las circunstancias, muchos ciudadanos perderán la poca confianza que aún les queda en la nueva generación de dirigentes que pretenden mantener intacto el sistema. Este sí que puede ser un efecto de consecuencias muy importantes para el futuro de Cuba: la pérdida eventual de confianza en el Estado y su régimen.
Por último, se tiende a otorgar al turismo una relevancia en la economía cubana que no tiene. Según datos oficiales, la participación de la actividad de hostelería y restauración en el PIB se sitúa apenas en un 6,8%. Del conjunto de ingresos por el comercio exterior de servicios, las actividades relacionadas con el turismo solo suponen un 12% del total, cantidad insignificante si se compara con los ingresos obtenidos por la venta de médicos, que alcanza un 57% del total.
Cierto es que el coronavirus hará descender las llegadas de turistas a Cuba, por mucho que el régimen se empeñe en lograr lo contrario, y esto podrá reducir los ingresos del turismo, pero este efecto será igualmente sentido por otros países que han avanzado mucho más en el desarrollo de su sector turístico que Cuba, como República Dominicana. Los efectos sobre el turismo se disiparán en cuanto mejore la situación. O tal vez no. Todo depende del uso que haga el régimen durante este período de crisis de las estadísticas del sector. Conviene ser prudente y no cometer errores.
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