La pandemia del coronavirus ha desatado una histeria colectiva que se ha visto reflejada al momento de hacer compras en el supermercado. Las personas adquieren múltiples productos de primera necesidad como el gel antibacterial y toallas desinfectantes; pero si hay un artículo que ha provocado hasta peleas en las compras de pánico es el papel higiénico.
Habemus papel
¿POR QUÉ LA GENTE COMPRA PAPEL DE BAÑO DESESPERADAMENTE ANTE EL COVID-19?
La escena se ha repetido en muchas partes dle mundo y cada vez es más frecuente: decenas de personas tomando muchos paquetes de papel de baño en atestadas tiendas de autoservicio.
A medida que el nuevo coronavirus (covid-19) se ha extendido por el mundo, en el último mes muchas personas buscan suministros y artículos de primera necesidad para hacer frente a la pandemia.
La recomendación de los expertos al respecto es tener a la mano gel antibacterial, toallas desinfectantes y, sobre todo, lavarse las manos con frecuencia. Pero la gente ha optado por hacerse también de otros productos y, extrañamente, papel de baño.
Las compras de pánico del papel higiénico han subido de tono en algunos lugares, como en Australia, donde la semana pasada la policía atendió una llamada ya que una persona sacó un cuchillo durante una disputa por paquetes de papel de baño. En América Latina y España, los videos y fotografías de gente comprando de forma masiva papel higiénico han sido compartidas en redes sociales.
Es "obviamente irracional"
En medio de las cada vez más frecuentes escenas de compras de papel, las autoridades han instado al público a evitar hacer compras de pánico (y con mayor razón las de productos que no ayudan a combatir el covid-19).
Los expertos en psicología del consumidor dicen que el comportamiento es "obviamente irracional", y un claro ejemplo de una mentalidad de rebaño impulsada por las redes sociales y la cobertura de noticias. Cuando aparecen imágenes de estantes vacíos, la gente siente temor y necesidad de actuar, aunque no se sepa bien qué hacer.
"Lo que se debe recordar es que cuando desaparecen 50 paquetes de rollos de papel higiénico de los estantes, realmente se nota porque ocupan mucho espacio", dice la profesora Debra Grace, de la Universidad Griffith (Australia). "Es mucho más notable que decir que desaparecen 50 latas de frijoles o desinfectante para manos", señala.
El síndrome de FOMO (del inglés fear of missing out, o temor a perderse algo), es lo que se ve en muchas personas en crisis como las del covid-19, explica la profesora Nitika Garg de la Universidad de Nueva Gales del Sur. "Se piensa que si una persona está comprándolo (papel higiénico), si mi vecino lo está comprando, tiene que haber una razón y yo también tengo que involucrarme".
Garg explica que en China, por ejemplo, había una mayor necesidad de abastecerse de tela blanca porque "se piensa que el papel higiénico se puede sustituir por pañuelos de papel y servilletas y hacer máscaras improvisadas".
En cambio en otros países la compra de papel higiénico solo está es impulsada por el miedo. "Cuando se trata del coronavirus, las personas no están seguras de cómo van a salir las cosas, o cuánto empeorará", señala Garg. "Quieren estar preparados porque es lo único que pueden hacer para tener cierta sensación de control.
Otro experto en consumo, el doctor Rohan Miller,, cree que lo visto con este artículo en particular es un reflejo de una sociedad y un estilo de vida urbanizados donde la comodidad moderna es lo que impera. O por lo menos en lugares con más desarrollo que zonas rurales o países con limitaciones.
"No estamos acostumbrados a la escasez y la privación, estamos acostumbrados a poder elegir lo que queremos, cuando queremos. Por lo tanto, la prisa por conseguir papel higiénico es solo esta mentalidad de ovejas para mantener ese estado", dice. .
Los cuadrados blancos y suaves de papel higiénico, comercializados con fotos de cachorros, son un "lujo" diario del que muchos simplemente no están dispuestos a separarse mentalmente.
"Creo que las personas quieren asegurarse de tener algunas comodidades en sus vidas si van a estar en casa con su familia durante mucho tiempo", dice.
"El papel higiénico realmente no importa, está muy por debajo de la lista de supervivencia en comparación con otras cosas como la comida o el agua, pero es algo a lo que las personas se aferran a tener como un estándar mínimo".
¡A ponerse a buen recaudo y a lavarse bien las manos!
¡Que la pandemia no nos ataque el cerebro!
¿Será que hay que comprar papel sanitario? Me quedan dos rollitos en casa. En tiempos normales, con eso resuelvo unos cuantos días, pero ahora… pienso, pienso... A que no soy la única que se ha sorprendido en esas cavilaciones frente a la cola del mercado. Seguro tampoco soy la única que se regaña por estar en esas cavilaciones que desembocan en una pregunta de rigor: ¿y el coronavirus, qué tiene que ver con el papel higiénico?
Pero tampoco somos solo usted y yo. BBC Mundo también se ha planteado la pregunta: Por qué tanta gente compra desesperadamente papel de baño ante la pandemia del Covid-19, titula un texto este lunes la cadena británica, una preocupación muy bien fundada. Algún misterio habrá cuando en Australia, la semana pasada, la policía fue avisada de que una persona sacó un cuchillo para discutir sus paquetes de papel de baño.
La psicóloga consultada por BBC evaluó que es un fenómeno «”obviamente irracional", y un claro ejemplo de una mentalidad de rebaño impulsada por las redes sociales y la cobertura de noticias». La necesidad de no perderse nada, que genera la crisis, y una falsa previsión, a partir de que «si mi vecino lo está comprando, tiene que haber una razón y yo también tengo que involucrarme», son causas probables, según otra de las expertas citadas, la profesora Nitika Garg, de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
Quizás la compra compulsiva viene de la ansiedad por hacer algo, cualquier cosa, o del miedo a que la situación empeore y no sea posible salir a comprar ni siquiera artículos de primera necesidad, una realidad que ya les queda cerca a algunos países como Italia y España, pero de la que Cuba aún está muy lejos, así que no me sirve para justificar mis cavilaciones sobre el papel sanitario.
Luego razono: si en Cuba llegáramos a ese punto, estoy segura de que el papel sanitario, el cloro, el jabón o lo que haga falta, se va a vender con normas equitativas en las bodegas, los CDR, las escuelas, los centros de trabajo o los consultorios médicos; no será la primera vez que nos toca ajustarnos el cinto y distribuir de ese modo.
Entonces lo noto, la cola de Cuba para el papel sanitario tiene un poco de “na’ que ver con el coronavirus”, simplemente que estuvo perdido y hay que aprovechar, y mucho de moda. Para estar al nivel de Europa y Estados Unidos, hay que acaparar y, si es preciso, vaciar los estantes. Claro que aquí viene un paréntesis, la cruzada contra los revendedores estaba planteada en Cuba días antes de la entrada del Covid-19 por el propio presidente Díaz-Canel, así que cuidado con el carácter lucrativo de aquella “mentalidad de rebaño impulsada por las redes sociales y la cobertura de noticias”.
La moda, la imitación irreflexiva, no es aprendizaje. Si todo se quedara en el papel sanitario, quizás sería un mal menor, pero va más allá. Desde malas y buenas intenciones, constantemente se le exige a Cuba copiar medidas, modelos, ponerse “a tono con el mundo”; sin revisar si los modelos o las medidas han sido realmente efectivos; aunque el tono del mundo sea, a todas luces, egoísta, inhumano; sin mirar que no hay un país igual a otro; sin someramente revisar las circunstancias objetivas aquí y en todos los “allá”.
La profesora Garg explicó que en China, por ejemplo, había una mayor necesidad de abastecerse de tela blanca porque "se piensa que el papel higiénico se puede sustituir por pañuelos de papel y servilletas y hacer máscaras improvisadas". Sin embargo, señala que en otros escenarios la gente solo compraba impulsada por el miedo.
¿Cuál es la enseñanza verdadera? Enfrentar la pandemia ubicados en nuestras propias debilidades y potencialidades o imitar a quienes, a falta de un sistema que los ampare, se dejan manejar por el miedo.
El Gobierno de Cuba debe cerrar las fronteras.
Por razones económicas, se está poniendo en peligro la vida de la población.
El Gobierno cubano ha justificado el mantener escuelas y centros de trabajo abiertos, pues todos los contagios de Covid-19 identificados en el país han venido del exterior, y cerrarlos crearía una situación de tensión añadida.
Sin embargo, esa misma lógica justificaría el cierre de fronteras, medida a la que las autoridades se oponen hasta ahora.
La idea de mantener abiertas las fronteras y frenar el virus imponiendo un mayor control a la entrada del país resulta temeraria. Como es conocido, el virus tiene un largo periodo de incubación, y es muy difícil de detectar en pacientes asintomáticos. Además, las condiciones económicas y de higiene del país son desastrosas. No hay más que pensar en los problemas de abastecimiento de agua potable a la población y el desabastecimiento de artículos de limpieza. A lo que habría que sumar un sistema sanitario en decadencia, muy inferior al que se dedica a los visitantes extranjeros.
Hasta ahora son pocos los casos identificados en el país, pero las fronteras abiertas y el llamado que no cesa al turismo internacional no permiten augurar nada bueno. Por razones económicas, el Gobierno cubano pone en peligro la vida de una población muy longeva, en la que abundan los grupos de riesgo.
En nombre de la sobrevivencia y la salud de los cubanos, debe ordenar el cierre de las fronteras.
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