Justicia de EEUU presenta cargos contra Maduro y Cabello por narcotráfico y terrorismo
PABLO GUIMÓN | FRANCESCO MANETTO | ANTONIO MARÍA DELGADO
El Gobierno de Estados Unidos ha presentado una acusación penal contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, responsabilizándolo de tráfico internacional de drogas. Así lo ha confirmado el Departamento de Justicia en una comparecencia del fiscal general, William Barr, retransmitida por Internet, en la que ha anunciado “recompensas por información que pueda llevar a la detención y al arresto” de Maduro y otros miembros destacados del régimen.
Los otros oficiales venezolanos acusados son Diosdado Cabello Rondón, presidente de la “ilegítima” Asamblea Constituyente; Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia; Vladimir Padrino, ministro de Defensa; Hugo Carvajal Barrios, exdirector de la inteligencia militar; el general retirado Cliver Alcalá Cordones, que reside en Colombia; y Tareck El Aissami, ministro de Industria y Producción Nacional. El Gobierno ofrece una recompensa de 15 millones de dólares a cambio de información sobre Maduro, y 10 millones por información que conduzca a la detención de los otros dirigentes chavistas.
“El pueblo venezolano se merece un Gobierno representativo responsable y transparente al servicio de las necesidades de la gente, y que no traicione la confianza del pueblo condonando o empleando oficiales públicos que se implican en el tráfico ilegal de narcóticos”, dice el secretario de Estado, Mike Pompeo, en un comunicado. “Estados Unidos está comprometido en ayudar al pueblo venezolano a restaurar la democracia a través de elecciones presidenciales libres y justas”.
Las acusaciones suponen una nueva escalada de la presión de la Administración de Donald Trump para desalojar del poder a Maduro. “Hoy Nicolás Maduro será procesado por el Departamento de Justicia y acusado de narcoterrorismo”, había adelantado en Twitter a las 10.15 (hora de Washington) el senador republicano Marco Rubio, uno de los legisladores estadounidenses más beligerantes con el régimen venezolano.
Las acusaciones contra el Gobierno de Maduro de actividades criminales han sido frecuentes en el Departamento de Estado. “Lidera algo que se parece más a un cartel de drogas que a un Gobierno”, dijo de Maduro en enero el secretario de Estado, Mike Pompeo. “Es hora de llamar a este régimen por lo que es”, ha dicho el fiscal general Barr, en la comparecencia en la que ha anunciado este jueves los cargos de narcotráfico.
Estados Unidos y otras docenas de países han reconocido al opositor Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela. Pero más de un año después de dicho reconocimiento, con el país sumido en una profunda crisis, Maduro sigue en el poder, sostenido por el Ejército y apoyado por Cuba, Rusia y China.
El anuncio revolvió al Gobierno de Maduro, que afronta un aislamiento internacional sin precedentes desde que hace un año empezara su pulso con Guaidó. El chavismo trató en las últimas semanas, en medio de la crisis sanitaria del coronavirus, de restablecer algunos canales diplomáticos y hasta se produjo un tímido intento de reflotar las relaciones con la vecina Colombia para explorar una estrategia conjunta frente a la pandemia. Los señalamientos de Washington cierra ahora ese camino.
La primera reacción del sucesor de Hugo Chávez fue la habitual, esto es, una acusación a la Administración de Trump y al Gobierno colombiano de Iván Duque. “¡Ratifico mi denuncia! Desde EE UU y Colombia se conspira y han dado la orden de llenar de violencia a Venezuela. Como jefe de Estado estoy obligado a defender la paz y la estabilidad de toda la patria, en cualquier circunstancia que se nos presente. ¡No han podido ni podrán!”, escribió el mandatario en Twitter coincidiendo con el anuncio.
Los cargos presentados por Washington hacen referencia a la colaboración de Caracas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la organización guerrillera que en 2016 firmó la paz con Bogotá, se desmovilizó y se convirtió en partido político. En medio de la aplicación de los acuerdos, el pasado mes de agosto, algunos dirigentes de la antigua guerrilla anunciaron su regreso a las armas y las autoridades colombianas acusan a Maduro de darles cobijo en Venezuela. Los dos países están separados por una frontera de más de 2.200 kilómetros, que ahora se encuentra cerrada por orden de Duque para evitar la propagación de contagios de Covid-19.
Entre los dirigentes señalados por Washington se encuentra la plana mayor del chavismo. Diosdado Cabello representa el ala más radical del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y ya está sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Tareck El Aissami ya había sido imputado por Washington por delitos relacionados con el narcotráfico. Y Hugo Carvajal Barrios, apodado El Pollo, exjefe de la inteligencia militar, fue detenido el año pasado en Madrid y ahora se encuentra en busca y captura después de que la justicia española acordara su extradición a Washington.
El Gobierno de Maduro lleva años bajo la lupa de las autoridades estadounidenses y la recompensa por la captura del presidente es un paso más en el intento de Trump de acorralar al régimen. En las últimas semanas se habían producido algunas señales de distensión entre el oficialismo y la oposición venezolanos, que acordaron comenzar los trámites para renovar el Consejo Nacional Electoral (CNE) con vistas a la celebración de elecciones parlamentarias, previstas para este año.
Justicia de EEUU presenta cargos contra Maduro y Cabello por narcotráfico y terrorismo
El Departamento de Justicia acusó el jueves al gobernante Nicolás Maduro y al número dos de su régimen, Diosdado Cabello, de convertir a Venezuela en un narcoestado que auspicia el terrorismo uniéndose a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia para exportar toneladas de cocaína a los Estados Unidos.
Los cargos judiciales, dados a conocer por el Fiscal General William Barr en una video conferencia, también incluyen a otros 13 altos funcionarios y del régimen y van acompañados por el anuncio de una recompensa de $15 millones por información que ayude a capturar a Maduro.
Paralelamente, la justicia estadounidense también presentó cargos por separado contra el Presidente del Tribunal Supremo de Justicia del régimen, Maikel Moreno, quien es acusado de aceptar sobornos en esquemas de corrupción vinculados con la estatal Petróleos de Venezuela y contra el Ministro de Defensa Vladimir Padrino López por su participación en las operaciones de narcotráfico.
Estados Unidos también ofreció una recompensa de $10 millones por cabeza por información que contribuya con las captura de Cabello, el ex vicepresidente Tareck El Aissami, el ex jefe de inteligencia Hugo Carvajal, y el general Clíver Alcala.
“Hoy estoy aquí para hablar del ex régimen de Nicolás Maduro y de su participación directa en narcoterrorismo, corrupción, lavado de dinero y narcotráfico”, dijo Barr al inicio de la conferencia de prensa virtual.
Los integrantes del régimen de Nicolás Maduro son acusados de conspirar con las FARC para financiar la guerra del movimiento guerrillero contra el gobierno colombiano a través de cargamentos de droga enviados a través de Venezuela.
Los funcionarios del régimen enfrentan cargos por narcoterrorismo, narcotráfico y tráfico de armas en un esquema diseñado inicialmente en el 2006 para ayudar a las FARC mientras los funcionarios del régimen venezolano engordaban sus cuentas bancarias, alegan los fiscales estadounidenses.
El fiscal dijo que el régimen estableció a partir del 2016 un puente aéreo desde el estado Zulia para enviar drogas hacia América Central y desde entonces los envíos desde allí se han multiplicado por cinco.
De la misma manera, el régimen ha establecido y protege una ruta marítima para transportar droga suministrada por las FARC hacia el Caribe.
“Nosotros estimamos que entre 200 y 250 toneladas métricas de cocaína son transportadas desde Venezuela a través de éstas rutas”, dijo Barr.
EL CASO CONTRA MADURO
El Fiscal Federal del Distrito Federal del Sur de Nueva York, Geoffrey Berman, dijo que Maduro colaboraba en las operaciones del narcotráfico desde el 2006, habiendo participado en las siguientes actividades:
Desempeñándose como Canciller de Venezuela, acordó en el 2006 ayudar a las FARC a lavar dinero del narcotráfico, recibiendo del grupo guerrillero el pago de $5 millones.
Participó en una reunión con Cabello, Carvajal y representantes de las FARC en el 2008 para discutir el suministro de más armamento y dinero a cambio de mayores cargamentos de droga.
Accedió con las FARC mantener la frontera entre Colombia y Venezuela abierta para facilitar las operaciones de narcotráfico.
Participó en 2009 en otra reunión con Cabello, Carvajal y representantes de las FARC para negociar un envio de cuatro toneladas.
Viajó a Honduras en el 2009 para tratar de evitar que el golpe de Estado que se había producido en ese país interrumpiera las operaciones de narcotráfico del Cartel de los Soles.
Suspendió su participación a la Asamblea General de la ONU en el 2013 para participar en una reunión de emergencia con Cabello y Carvajal para atender la confiscación en Francia de un envío de 1.3 toneladas de la cocaína del cartel.
Acordó en el 2014 que las FARC entrenara un grupo de milicianos para que sirviera de ejército privado para el cartel.
Conjuntamente con Cabello, ejerció presión internacional en el 2014 para asegurar la liberación de Carvajal, quien había sido arrestado en Aruba bajo pedido de la DEA.
Los cargos se unen a una larga lista de sanciones ya aplicadas contra el régimen que incluye el congelamiento de los activos del país petrolero en Estados Unidos. La administración de Donald Trump lidera una coalición de casi 60 países que considera que Maduro usurpa la presidencia y que el opositor Juan Guaidó es el legítimo jefe de Estado de Venezuela.
Agentes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) llevan años recolectando testimonios de múltiples testigos y evidencias sobre el papel de Cabello en el cartel, cuyos integrantes primero brindaron protección a las operaciones en Venezuela de narcotraficantes colombianos pero que luego terminaron sacándolos del camino para quedarse ellos con el negocio en sociedad con la guerrilla de Colombia.
Parte de esas investigaciones sobre Cabello fueron citadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC) en mayo del 2018, cuando sancionó a Cabello, quien también es jefe de la controversial Asamblea Nacional Constituyente.
Trabajando con el ex vicepresidente ejecutivo Tareck El Aissami, “Cabello organiza los envíos de droga que se trasladan desde Venezuela a través de la República Dominicana y luego a Europa”, declaró la OFAC al anunciar las sanciones.
DE ESTOS SUEÑOS REVOLUCIONARIOS NACIÓ UN CARTEL
Ambos dirigentes --Cabello y El Aissami-- son miembros fundadores de la organización que terminó convirtiendo a Venezuela en un importante trampolín para la exportación de droga colombiana, aseguran los investigadores estadounidenses que por años han estado siguiendo la incursión del chavismo en el narcotráfico.
Según los testimonios recogidos por la DEA, los dos estuvieron presentes en una crucial reunión sostenida en el 2005, cuando el entonces presidente Hugo Chávez impartió órdenes a sus lugartenientes para que facilitaran las operaciones del narcotráfico en Venezuela.
El entonces gobernante venezolano explicó a sus colaboradores que la incursión de su gobierno socialista en el narcotráfico era necesaria para debilitar a Estados Unidos, país que él consideraba enemigo del movimiento revolucionario que estaba adelantando, relatan documentos de la DEA a los que el Nuevo Herald tuvo acceso..
Además de Cabello y El Aissami, en la reunión se encontraban presentes el entonces jefe de inteligencia militar, Hugo Carvajal, el futuro ministro de Defensa Henry Rangel Silva y un juez chavista de alta jerarquía que luego terminó informando a la DEA, siendo identificado en los documentos como “Testigo 1”.
“Durante la reunión, Chávez instó al grupo, en sustancia y en parte, a promover sus objetivos políticos, incluido el combatir a Estados Unidos ‘inundando’ el país con cocaína”, dijo el Testigo-1, cuyo testimonio aparece en el documento obtenido en exclusividad.
“Chávez les ordenó a Carvajal, Cabello, Rangel Silva, y a otros que coordinaran con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), y Chávez asignó al Testigo-1, entre otros, a cerciorarse de que las autoridades del orden público no interfirieran con estas actividades”, agregó.
En otras de las reuniones, que solían realizarse mensualmente, Cabello describió a los presentes las rutas terrestres y marítimas de tráfico de drogas a través de Venezuela, y Carvajal explicó que las FARC suministrarían los cargamentos de drogas a cambio de armamento de guerra, señalan los documentos de la DEA.
Algunos de los encuentros fueron realizados en la residencia del entonces vicepresidente José Vicente Rangel, y otros en la residencia presidencial de Chávez, agregan los mismos documentos.
MAS PODER Y MAYOR CONTROL DE LAS DROGAS
Puede que el fallecido presidente Chávez haya decidido autorizar el libre tránsito de drogas para golpear a Estados Unidos y simultáneamente ayudar a las FARC a tomar el poder, pero la estrategia desarrolló un efecto contrario, y en vez de cimentar la victoria del movimiento guerrillero en Colombia, fue el narcotráfico el que terminó apoderándose del Estado en Venezuela, aseguran los expertos.
Un informe presentado recientemente en Washington por el American Enterprise Institute reveló que la revolución bolivariana adelantada por Chávez terminó desvirtuándose al poco tiempo de ingresar en las actividades del narcotráfico, con los principales lugartenientes del chavismo eventualmente dejando de lado sus ideales socialistas para quedar reducidos a capos de la droga.
“Al asumir un papel directo en las operaciones de comercialización de la cocaína de las FARC, Chávez convirtió su gobierno en un emprendimiento criminal. En ese período, los líderes chavistas de más alto nivel comenzaron a estar más interesados en el mantenimiento de estas operaciones lucrativas de corrupción que en gobernar o en administrar la economía”, afirma el estudio, titulado: “El Combate de las Organizaciones Transnacionales del Crimen Organizado en las Américas”
Una década después, Venezuela terminó convirtiéndose en una gran máquina de lavado de dinero, corrupción y narcotráfico, donde funcionarios gubernamentales usan las entidades de gobierno para sus operaciones delictivas, agregó.
Y en el centro de esa emergente maquinaria de corrupción y narcotráfico se encontraba el número dos del chavismo, según las investigaciones de la DEA.
Esas pesquisas concluyen que el papel de Cabello en el narcotráfico se cimentó en la medida que crecía su poder dentro del régimen.
“Cabello ha abusado de estas posiciones influyentes para fomentar sus actividades ilícitas y corruptas, así como para controlar y ejercer control sobre agencias gubernamentales, funcionarios y oficiales militares en Venezuela, incluyendo el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC ), y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN)”, resaltó el departamento del Tesoro al anunciar las sanciones del 2018.
Cabello ha afianzado una red de personas leales al decidir quién es ascendido dentro de organismos estatales, incluyendo el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Obras Públicas y utilizó esa red de influencia para beneficiarse personalmente a través de operaciones de extorsión, lavado de dinero y malversación de fondos y el narcotráfico, dijo el gobierno estadounidense en ese entonces.
EL ASCENSO A LA CÚSPIDE
Maduro era investigado desde hace algún tiempo por las autoridades estadounidenses de beneficiarse económicamente del narcotráfico.
Ese planteamiento salió a relucir en el juicio realizado en Nueva York contra sus sobrinos, Efraín Campos Flores y Francisco Flores Freitas, quienes fueron condenados a 18 años de prisión en el 2016 por intentar exportar 800 kilogramos de cocaína a Estados Unidos.
En las grabaciones de conversaciones que los sobrinos sostuvieron antes de ser arrestados con quienes terminaron siendo informantes encubiertos de la DEA, Campos y Flores, admitieron que estaban armando la operación de narcotráfico en el 2015 para financiar la campaña a la Asamblea Nacional, de la esposa de Maduro, Cilia Flores.
Maduro asumió las riendas del poder en Venezuela en el 2013 tras haber sido designado como su sucesor por Chávez pocos días antes de morir.
El entonces canciller, formaba parte del sector del chavismo más cercano a La Habana que hacía contrapeso al sector militar, liderado por Cabello y otros oficiales que acompañaron a Chávez en las intentonas golpistas de los años noventa.
Desde entonces, Maduro ha logrado consolidar el poder en Venezuela, apartando gradualmente de las esferas del poder a muchos de los colaboradores iniciales del fallecido fundador del chavismo.
Cabello, por su parte, tuvo un papel preponderante en el movimiento revolucionario de Chávez desde el principio, siendo uno de los oficiales que acompañaron al teniente coronel en la fallida intentona golpista de 1992 y estando luego ambos arrestados, junto con otros conspiradores, en la cárcel militar de Ramo Verde en las afueras de Caracas.
Proviniendo de un pequeño pueblo del oriental estado Monagas, el entonces el joven Cabello había encontrado en la Academia MIlitar de Venezuela una oportunidad de dejar atrás sus humildes orígenes y después encontró en el proyecto revolucionario de Chávez un camino para seguir ascendiendo.
La carrera militar de Cabello llegó a su fin después que fracasara el intento de golpe de Estado, siendo expulsado de las Fuerzas Armadas, pero una década después se encontraba en las esferas del poder en Venezuela, luego que Chávez -- tras ser indultado-- ganara la elecciones presidenciales de 1998.
Desde entonces, el dirigente chavista ha estado cerca de los engranajes del poder, ocupando una larga lista de cargos públicos que incluyen, gobernador, varias veces ministro, vicepresidente y por dos días presidente de Venezuela, luego que ocupara el palacio presidencial interinamente durante el breve período en que Chávez salió del poder en el 2002 bajo presión de intensas protestas.
Cabello, quien es considerado hoy como uno de los hombres más ricos de Venezuela, utilizó su creciente poder dentro de las esferas del poder en Venezuela para también tomar control de las operaciones del cartel.
Otros testigos colaborando con las investigaciones de la DEA aseguran que Cabello consolidó su poder dentro del cartel en los años posteriores a la muerte de Chávez, con uno de ellos declarando que él vio al dirigente chavista impartir órdenes directas a Carvajal, quien en ese entonces estaba encargado de las operaciones de logísticas.
Las investigaciones también apuntan a que Cabello, entre otros aspectos, se dedicaba a confiscar droga de pequeños narcotraficantes para luego unir esos cargamentos y exportarlos a través de un aeropuerto estatal.
Para poder identificar a sus competidores, Cabello le exigía al aparato burocrático del país información sobre personas adineradas que habían realizado grandes compras, para identificar quiénes vendían droga o lavaban dinero.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo que pese a haber sido bautizado como el Cartel de los Soles, la estructura de narcotraficantes que hoy opera bajo la sombra del régimen de Caracas en realidad se trata de distintas redes, en ocasiones hostiles entre sí, que operan bajo el padrinazgo de figuras claves del chavismo, como Cabello y El Aissami.
“El Cartel de los Soles es hoy una red dispar de traficantes, que incluye actores estatales y no estatales, pero que operan en su totalidad con la venia y la protección de importantes figuras del gobierno venezolano”, dijo la organización no gubernamental InSight Crime, en un reciente informe sobre la incursión del régimen en operaciones criminales para alimentar las ruedas de la corrupción que le sostienen.
“El narcotráfico es uno de los lubricantes principales de la corrupción en Venezuela actualmente, y este atribulado país andino se está convirtiendo en uno de los principales centros del tráfico de cocaína en el mundo”, agregó el informe.
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