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De: CUBA ETERNA (Mensaje original) |
Enviado: 04/05/2020 13:20 |
CRUISING EN CARACAS...
la homotopografia de una Ciudad que se debate entre la libertad sexual y la homofobia.
EN Venezuela el espacio público ha sido y sigue siendo heterosexual en todas sus expresiones, dimensiones y dispositivos, el colectivo LGBT y su subcultura ha tenido que homosexualizar territorios despojados a la heteronormatividad, transformándolos en espacios temporalmente propio. Nuestro país carece de barrios o zonas exclusivamente gays, sin embargo, los homosexuales han tomado prestadas zonas y la han convertido en verdaderos sitios antropológicos gays, donde la mayoría de los ciudadanos hétero que recorren por ellos no perciben la funcionalidad sociocultural dada por la comunidad LGBT, pues para la heterosexualidad son simples espacios de transitoriedad.
Así, la comunidad o colectivo gay ha podido transformar una topografía heterosexual en una homotopografía, en la que sólo un grupo de entendidos puede orientarse y leer en el “mapa virtual” nuestra particular distribución del territorio. Estos lugares de encuentro tienen la función de vigorizar la identidad homosexual, utilizando estrategias en las que la subjetividad se apropia del espacio público, sobreponiendo a lo que está preestablecido y previsto.
En este artículo me dedico en exclusiva a la ciudad de Caracas, capital de Venezuela, por lo tanto es un estudio urbano de los espacios gay. La población que agrupa los cinco municipios que conforman la ciudad de Caracas es de 5.905.463 habitantes en su área urbana, y en su área metropolitana supera los 6.000.000 habitantes, convirtiéndose en la 6ª aglomeración urbana más grande de América Latina. El problema es que no se tiene un estimado de la población gay en Venezuela, pero según estudios realizados por diferentes organismos, el porcentaje de población gay masculina en todo el mundo oscila entre 8 al 16%, y según el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, entre 9% y 11% de los venezolanos son homosexuales y de 15% a 20% de la población es bisexual.
Pero sabemos que muchas de estas estadísticas no son veraces por la homofobia y muchos deciden no contestar con la verdad las encuestas o censos poblacionales. Sin embargo podemos calcular – un poco a la ligera y que me perdonen los estudiosos de las estadísticas- una media que podría ser del 15%. Sí aplicamos este promedio a la población de Caracas, nos arrojaría un aproximado de 885.819 de hombres gays en la ciudad capital. No obstante esta cifra puede crecer debido a los diferentes desplazamientos transitorios de hombres gays que viviendo en las zonas adyacentes vienen a trabajar a Caracas a diario o que se desplazan (especialmente los fines de semana y feriados) a la capital para mantener relaciones sociales-sexuales homoeróticas, debido a la “aridez” de lugares de socialización gay de las provincias y zonas rurales del país.
En este trabajo se pretende reflexionar sobre el uso que los gays dan a ciertos lugares “públicos” y a la “colonización” a la que son sometidos los lugares de la heteronormativa, y a aquellos lugares propios del colectivo gay (bares, saunas, y discotecas entre otros) y que son usados según sus necesidades y apetencias.
Los hombres gays que viven en nuestra ciudad utilizan muchas veces los espacios verdes para socializar y realizar sus actos sexuales. Es común ver a muy tempranas horas de la mañana hombres haciendo ejercicio en los diferentes parques de la ciudad. Muchos de estos individuos esconden detrás de la fachada del ejercicio saludable otra realidad. Por ejemplo, el Parque Los Caobos de la ciudad de Caracas, es tomado por los gays como sitio de cruising. Dicho parque era abierto y el cruising era realizado mayormente en las horas nocturnas, sin embargo debido que ya lleva más de tres o cuatro años que fue enrejado en toda su periferia este mantiene un horario de cinco de la mañana hasta las siete de la noche y de martes a domingo.
El Parque Los Caobos es uno de los parques más antiguos de Caracas. Está ubicado cerca de los Museos de Bellas Artes, de Ciencias de Caracas, de Galería Nacional, del Ateneo de Caracas y del Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño. Igualmente está muy cerca de la Universidad Central de Venezuela, siendo el parque un centro donde asisten muchos estudiantes y jóvenes. Se puede llegar fácilmente utilizando el Metro de Caracas y llegando las estaciones de Bellas Artes o Colegio de Ingenieros.
El Parque tiene espesa vegetación donde en horas de oscuridad es factible conseguirse “movimiento” homoerótico. Los homosexuales se pasean, trotan, o realizan cualquier actividad física y en ese ínterin observan sus afines, muchos terminan realizando el acto sexual entre “arboles y flores”, o terminan yendo a otro lado. El Parque posee “gimnasios” al aire libre, barras paralelas y pesas rudimentarias, donde se congregan una cantidad de hombres, donde sin temor a equivocarme el 30% o más son gays, en su mayoría de closet, pero utilizan las áreas de ejercicio y pesas para mostrar su físico y hacer algún “levante” o conquista sexual. A estos individuos se les une un grupo de caminantes que recorren las zonas adyacentes a las áreas de gimnasio con el fin ser vistos y al mismo tiempo ver a los hombres haciendo ejercicio. Uno de los gym rudimentarios queda muy cerca del estacionamiento del parque, desde allí muchos gays se quedan dentro de sus carros y montan a los jóvenes dispuestos al disfrute sexual homoerótico.
A estos caballeros que van a realizar sus “ejercicios” se les une los hombres que sin ser de Caracas, vienen a esta a trabajar y al llegar demasiado temprano a la ciudad, pernotan el intervalo en el parque, muchos de ellos se unen a la “caza y pesca” de la “fauna local”. Estos hombres foráneos pertenecen generalmente a ciudades dormitorios como Guarenas, Guatire, altos mirandinos, Charallave, Cúa y hasta ciudades y poblaciones más lejanas que no le brindan ni buenos trabajos e igualmente oportunidades y lugares de esparcimiento homoerótico donde socializar.
Los fines de semana el movimiento homoerótico se extiende, pues muchos gays al salir de madrugada de bares y discotecas se dirigen al Parque buscando lo que no consiguieron en la noche, y al llegar con algunos grados de alcohol de más, y por supuesto más desinhibidos el cruising se hace más fácil y candente. En las tardes se reúnen también en el Parque muchos hombres gays que vienen de las áreas culturales que rodean el verdor de los Caobos, como el Teresa Carreño, Ateneo de Caracas y los museos y galerías, estos gays después de tanta cultura pasean sus deseos en las largas caminerías y entre los bosquecillos del parque.
El Parque Los Caobos, es visitado en su mayoría por un público heterosexual, y se realizan en sus diferentes áreas actividades gubernamentales dedicadas al esparcimiento de la población infantil como adulta, pero se ha convertido en el anonimato en un lugar homoerótico. El visitante gay que ha elegido este parque para sus encuentros sexuales, por lo general son personas de clase media, media baja, y baja, aunque a veces se dejan ver algunos “sifrinos” o “pijos” en busca de carne fresca y distinta, es también importante decir que el visitante gay de este parque va desde los púberes y adolescentes, hasta hombres de avanzada edad (16 hasta 80 años).
Otro sitio de encuentro gay y de cruising es el Parque Nacional El Ávila. El Parque toma su nombre, tanto el tradicional "Parque Nacional El Ávila" como el oficial Parque Nacional Waraira Repano, del cerro que domina la ciudad de Caracas, el cual era conocido por los habitantes originarios del valle de Caracas, de etnia Caribe, como Guaraira Repano, que significa "Sierra Grande".
Por estar ubicado al norte de grandes centros poblados, principalmente Caracas, este parque nacional sirve de lugar de esparcimiento a miles de personas. Por ejemplo, El Cerro El Ávila posee diferentes caminos por los cuales se puede ascender dependiendo del medio de transporte que se utilice, el principal de estos medios es el Teleférico de Caracas, existe además una carretera para vehículos de tracción en las cuatro ruedas con diversos puntos de origen desde la ciudad de Caracas y recorre varios de los cerros de las zonas además del Cerro El Ávila, el tercero y más popular entre los que lo usan como un medio de deporte son los senderos que al igual que las vías de tierra para vehículos tiene su inicio o ramales desde varios puntos de las faldas del cerro en la ciudad de Caracas y recorre todos los cerros del Parque nacional El Ávila incluido el homónimo cerro. Entre los senderos más concurridos por los hombres de ambiente esta “Sabas Nieves” y queda ubicado por la zona residencial de Altamira y La Castellana.
“Sabas Nieves” es concurrido por muchísimas personas, pero por lo general el público que visita esta hermosa montaña es de clase media y media alta y más, se pueden dejar ver tanto políticos como artistas de televisión, y muchas personas de la “High Society”, claro también asisten personas de otros niveles, pero debido a que las urbanizaciones que rodean la subida o el sendero de “Sabas Nieves” son de gran nivel adquisitivo, su público o visitantes mayoritarios corresponden a esas zonas. Esto le agrega un sabor distinto, y los homosexuales o gays les encanta el glamour de esta zona, además que el sendero ofrece mucho verdor y grandes arboledas donde fácilmente se puede tener relaciones sexuales.
Muchos de los hombres gays que buscan aventuras amorosas esporádicas suben en la tarde después de las cinco y empiezan a bajar cuando la oscuridad empieza a arropar al Ávila. Otros van exclusivamente a las horas nocturnas para “recoger” a los “montañistas” que van de bajada. Así la espesa vegetación y la plena oscuridad es cómplice de las pasiones homoeróticas.
Algunos de los visitantes gays nocturnos del Ávila llevan sus linternas, otros más arriesgados (la mayoría) prefieren el “calculo ocular” y visión nocturna, y la “experiencia táctil” para reconocer al objeto de su deseo homoerótico. Igualmente, esta actividad erótica gay del Ávila requiere buen estado físico, pues entre tanta subida y bajada por la empinada montaña así lo requiere; los hombres gays que utilizan este lugar para el cruising o punto de encuentro frecuentemente son del tipo atlético, juvenil y muy “ecológicos”, aunque se dejan ver en algunas ocasiones gorditos aventureros y adultos mayores en muy buen estado de salud.
Por internet conseguí un artículo muy interesante que se llama “El Ávila, nuestro querido cerro gay”, que aunque no habla de la homotografía, humaniza el cerro de forma homoerótica:
“El Ávila es gay, pero no solo es gay como es gay Boris Izaguirre. No, el Ávila es lo más gay de Venezuela, es nuestro símbolo homosexual, grande, frondoso, multicolor y temperamental.”
“Cerro el Ávila, el que protege a Caracas, al que le han dedicado canciones, poesías y pinturas, el gay más piropeado de Caracas. El que a último momento del amanecer decide que color lucirá para la jornada, generando comentarios como ‘El Ávila amaneció con un color precioso’ o ‘El Ávila siempre tiene un color distinto, hoy está como ocre’.”
“Nuestro cerro gay, el Ávila, luchando día a día contra la homofobia, estamos contigo”…
Existen otros parques en Caracas donde el flirtear homoerótico existe, pero en menos intensidad, como el Parque del Este y Parque Los Procedes entre otros, pero en definitiva, puedo decir que muchos de los usuarios (40% aproximadamente) de estos lugares verdes son homosexuales que no socializan como gays, sino que utilizan estos espacios para tener un encuentro sexual furtivo un y largarse inmediatamente.
La comunidad LGBT ha buscado salidas para ampliar y desenvolver sus vidas a través de signos y símbolos específicos que los distingan de los demás miembros de la sociedad, como al mismo tiempo ha construido o creado espacios donde vivir con libertad sin ser juzgados y dirimidos por la homofobia imperante, tales como bares, saunas, discotecas, cafés, donde la heteronormativa no logran penetrar. No obstante no se puede vivir enteramente en dichos lugares pues todo ser humano necesita y tiene el derecho de una libertad plena para moverse socialmente.
Por eso el colectivo LGBT ha tenido que aprender a socializar en lugares de la heteronimia en forma tácita, reservada, secreta y sigilosa de manera de no romper la “norma” establecida y huir así del “punición” social.
Uno de los tantos territorios héteros utilizados en el anonimato por los hombres gays son los centros comerciales, el pasear a todas horas por los pasillos de los “shopping mall”, mirar vidrieras mientras se observa disimuladamente a otros hombres en igual posición de búsqueda de socialización homoerótica, y el uso de los baños como lugar de cruising es bastante frecuente en la ciudad de Caracas.
El Sambil Caracas, el centro comercial más importante de la ciudad capital, es uno de los mall más visitados por el colectivo gay, pues además de ofrecer extensos pasillos en forma de laberintos, y la gran población que lo visita, hace más posible el anonimato. En sus largos pasajes se ven los gays paseando, sin ser percibidos por la heteronormalidad, pero sí por ellos mismos que conocen la simbología o códigos del flirteo homoerótico.
Centro Comercial Sambil Caracas.
Es fácil ver o conseguir en la radio de los baños públicos del centro comercial a hombres gays parados, disimulando esperar a alguien o mirando vidrieras, pero en realidad vigilan quién entra o quién sale de los baños. Por lo general, cuando alguien divisa a una persona objeto de su afecto y deseo homoerótico que entra al tocador, este entra también y se coloca al lado, puede ser en el urinario, o dentro de los cubículos de los wáter, y con señales, miradas y gestos se comunican, luego salen y afuera conciertan su salida, o su cita, si van a otra parte. En algunos casos puede haber masturbación en el baño, felatio, besos, pero todo depende de la cantidad de gente que esté utilizando el baño público, y a la capacidad de aventura, deseo y riesgo de los comprometidos en el acto homoerótico. Si bien el Centro Comercial Sambil tiene una vigilancia extrema, sus baños no escapan del coqueteo homoerótico, no obstante, es poco probable que se llegue a consumir un acto sexual enteramente, como la penetración anal, debido a la afluencia de personas en los tocadores o baños públicos.
El Centro Comercial Chacaíto, mantuvo por mucho tiempo la supremacía de los centros de socialización del mundo gay, su cercanía al Boulevard de Sabana Grande donde existen la mayoría de los club, bares y discotecas gays de la ciudad, hacían de este centro comercial un lugar de espera de la fiesta o marcha nocturna. Los hombres gays se sentaban en las diferentes fuentes de soda, otros daban vueltas mientras salían y entraban a los baños públicos donde la actividad sexual homoerótica era bastante intensa. Muy cerca de este centro comercial queda el Centro Comercial Único y el Centro Beco, también utilizados por la colectividad gay para el cruising y la socialización, siendo uno de los circuitos gays más grande de la capital.
El Boulevard de Sabana Grande es un importante sector de esparcimiento y compras ubicado en la parroquia El Recreo, municipio Libertador, de Caracas. Se estima que transitan por este paseo peatonal, de unos 2 kilómetros de extensión de oeste a este, alrededor de 100 mil personas a diario. En él se ubica y en sus alrededores la mayor cantidad de bares gays de la ciudad y su extensión va desde la estación del Metro de Plaza Venezuela, Metro Sabana Grande hasta el Metro de Chacaíto. A todo lo largo del boulevard se extiende una red de café con baños públicos donde el cruising o el cancaneo es ya parte e historia del mundo gay caraqueño.
En el Boulevard de Sabana Grande es común ver grupos de amigos gays, travestis, transexuales (especialmente a las horas nocturnas) pernotando, caminando en todo su distensión. Paralelo al boulevar están la Avenida Casanova hacia el sur, y la Avenida Francisco Solano al norte, donde el cancaneo en carro o automóvil es practicado desde muchísimo tiempo tanto por prostitutas, transexuales y homosexuales. Aun más al norte, queda la Avenida Libertador, donde la prostitución de los transexuales es ya una “institución”, en su mayoría estos transexuales empiezan a prostituirse desde muy temprana edad y muchos de ellos pertenecen a una red mafiosa que los controla. Es también sabido que la mayoría de ellos son objeto de maltrato, vejaciones y discriminación de los entes policiales que les roban el dinero que hacen en su actividad laboral como “prostitutas”. Leamos la siguiente cita sacada del reportaje de la periodista española Paula Vilella “Ser prostituta y transexual en la avenida Libertador”:
“Cae la noche y la concurrida avenida Libertador, en pleno centro de Caracas, se transforma en la pasarela de las transexuales que se dedican a la prostitución como única salida frente a un mercado laboral que les cierra todas las puertas. Sobre imposibles tacones y casi desnudas van a la caza del cliente y soportan madrugada tras madrugada las palizas de la policía, los insultos desde los autos y la doble discriminación que supone ser prostituta y transexual.”
“Yhajaira se ha prostituido desde los 13 años. Un tiro en el ojo por parte de la policía la dejó tuerta, tampoco ha podido recuperar los dientes que los agentes le arrancaron con un bate, no se le han curado las marcas de los mordiscos de perros ni han cesado las amenazas de muerte por ser testigo del asesinato de una de sus compañeras. ‘En este punto lo que tienes es miedo a la gente’, dice en un momento del documental.”
“‘No hay informes ni registros porque si una transexual muere en situación de calle no tiene documentos o, en su defecto, aparece en la prensa como hombre’, cuenta Argelia Bravo, quien lamenta que cinco de las protagonistas de su documental ya han muerto debido a distintas razones.”
“Con puntos de sutura en el ojo y un cardenal que intenta disimular con maquillaje”… “explica cómo los policías las detienen, las golpean, las humillan, les roban, las obligan a mantener relaciones con ellos y las dejan tiradas en zonas marginales. ‘En ésas lo que toca es levantarse para recuperar lo que le han robado a una. Es que nos tratan tan feo por ser como somos...’
Si el Boulevard de Sabana Grande bien es un sitio donde existe cierta libertad para la socialización del mundo gay, y el mundo de la heteronormativa así lo sabe, también es objeto de grandes demostraciones homofóbicas, sus bares y saunas gays en varias ocasiones han sido motivo de redadas donde se han vejado y maltratado a los concurrentes.
La Universidad Central de Venezuela, es el mayor centro de estudios universitarios del país. Su sede principal, la Ciudad Universitaria de Caracas, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en el año 2000. Esta universidad, que es la institución de educación superior más antigua de Venezuela, fue fundada en el año 1721. Para el año 2009 contaba con más de setenta mil estudiantes de pre y postgrado, seis mil profesores y cerca de ocho mil empleados profesionales, administrativos y obreros.
La Ciudad Universitaria de Caracas, es un centro donde muchos de los estudiantes inician por vez primera su iniciación sexual heterosexual y homoerótica, la libertad que se respira en este centro de estudios propicia no sólo el libre albedrio, la consolidación de nuestras ideas políticas, sociales y culturales, sino también ayuda a definir nuestra sexualidad. Es común en esta casa de estudios los foros, simposios, y demás eventos dedicados a la investigación de la sexualidad.
El Aula Magna, los estadios y sus baños, al igual que la Tierra de Nadie son lugares de socialización homoerótica y de cruising por excelencia. A la población universitaria de esta casa de escuela se les une muchos hombres gays que sabiendo la abundancia de “carne fresca” van a sus instalaciones para cancanear. La cercanía de este centro de estudio, también conocido por la UCV (Siglas de la Universidad Central de Venezuela), a las estaciones del metro o subterráneo permite la “invasión” o la llegada de personas diferentes a la población universitaria.
No podemos negar que existe en la UCV homofobia, sin embargo su población es más tolerante y abierta que en el resto de la heteronormalidad caraqueña y al igual que otros centros de estudios de América Latina la homofobia depende en gran parte a los niveles curriculares de las carreras o escuelas, por ejemplo en la Escuelas de Arte y Arquitectura, la homofobia es menor que en la de Ingeniería, o los estudiantes de las Escuelas de Ciencias Sociales como Comunicación Social o Trabajo Social son menos homofóbicos y menos discriminatorios que los estudiantes de Mecánica:
"La homofobia en las universidades no tiene el mismo nivel que en el resto de la ciudad. Hay programas en los que los estudiantes son más tolerantes, como es el caso de la facultad de Ciencias Sociales. Lo contrario sucede con las ingenierías, matemáticas y química”… “La razón”… “es que en las carreras sociales el pensamiento es más flexible con la homosexualidad, a diferencia de las ciencias exactas, en las que el conocimiento siempre ha sido más sólido y estricto.”
Una categorización de las tipologías de territorios, en los que los gays hacen un uso distinto, uso y disfrute que no siempre es reconocido por el resto de los héteros, es tan extensa como vacilante o cambiante, ya que muchos lugares adquieren esta función en determinado momento y la pierden, fundamentalmente, por cambios urbanísticos, la inseguridad, o por simple moda.
En el caso de la inseguridad, Caracas se ha convertido en una de las ciudades más inseguras del mundo, la delincuencia acecha por todos lados, y los hombres gays no escapan de ella, peor aún, los homosexuales son victimizados aún más por los criminales que ven en ellos un blanco fácil. En el centro de la ciudad uno de los circuitos gays más visitados por el colectivo homosexual eran las “Torres del Silencio”, aún existen puntos y horas del día que son usados por gays, pero la delincuencia sabiendo de la existencia de esta población, empezó a delinquir y a violentar a nuestra comunidad gay. Por ejemplo se hacían pasar primero como otro gay y engañaban a los inocentes y después los robaban y golpeaban. Otros delincuentes se hacían pasar por policías y extorsionaban a los hombres gays con llevarlos a los centros policiales para ficharlos y encarcelarlos, muchas veces eran los propios agentes policiales que sabiendo de este cancaneo o cruising se aprovechaban y robaban y chantajeaban a los agarrados “infraganti” en pleno acto sexual.
El centro de la ciudad de Caracas, en horas nocturnas era el paraíso de los hombres gays que gustaban de marineros y militares, pues en pleno corazón de la ciudad quedaba el mayor centro de transporte público terrestre del país, el Nuevo Circo de Caracas, donde los fines de semana concurrían dichos militares para transportarse, muchos de estos marineros y militares rondaban las calles en la nocturnidad en busca de una oportunidad sexual homoerótica, muchos lo hacían o hacen por placer, otros por dinero. La cuestión está que los gays paseaban en sus carros o a pie en busca del objeto de sus deseos. A esta población se les unía hombres de otras ciudades que llegaban al Nuevo Circo con el fin de realizar cruising. Desgraciadamente la inseguridad y la delincuencia han dispersado estos hombres a lugares más seguros.
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Otro de los lugares de cruising o cancaneo más grandes y concurridos de la ciudad caraqueña es “Parque Central”. El Complejo Urbanístico Parque Central es un desarrollo habitacional, comercial, cultural y recreacional, ejecutado por el Centro Simón Bolívar y ubicado en la Urbanización El Conde, en el centro de la ciudad de Caracas. Dentro del complejo se encuentran las Torres Gemelas de Parque Central, son dos rascacielos que se han convertido en ícono de la arquitectura de Caracas. Desde 1979 (cuando se inauguró la Torre Oeste) hasta 2003 ostentaron el título de las torres más altas de América Latina, hasta que fueron superadas por la Torre Mayor en Ciudad de México en el 2010 y posteriormente en el 2011 por Ocean Two The Point en la ciudad de Panamá. Hasta febrero del año 2011 ostentaron el título de ser rascacielos más altos de Suramérica siendo superados por la Gran Torre Santiago del complejo Costanera Center de Santiago de Chile, aún en construcción.
Parque Central tiene una de las estructuras más grandes a nivel latinoamericano, conformado por 2.500 residencias en todas sus edificaciones, 400 locales comerciales y 200 mil metros cuadrados en oficinas y de 90 a 120 mil personas diarias, transitan por sus alrededores. Parque Central es vecino del Complejo Cultural Teresa Carreño, anteriormente al incendio de la Torre Este, existía una pasarela que unía Parque Central con el gran teatro, igualmente dentro del complejo queda el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (otrora Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber), a su vez cuenta con la estación del metro o subterráneo de Bellas Artes y otra estación de metro dentro del complejo llamada igualmente estación Parque Central.
La población gay dentro de Parque Central es la mayor en el país, su cercanía a la vida cultural que ofrece esta zona residencial hicieron que muchos profesionales del arte, y por supuesto hombres gays que trabajaban en esa área compraran o alquilaran apartamentos en él. En sus torres residenciales además de habitar en su mayoría personas de la heteronormativa, existen un gran porcentaje de familias homoparentales.
A su vez, la cantidad de gente que vive y transita por el complejo urbanístico da cierto anonimato a aquellos hombres gays que ocultan su condición sexual. Es variopinta la tipología gay que se ve en estas torres, especialmente en las zonas de cruising, levante o cancaneo, en todas su áreas, pero especialmente en la mezzanina, áreas verdes y el estacionamiento.
Los hombres gays que habitan en el complejo urbanístico o que tienen oficinas en él, se pasean por las áreas comunes (pero como dije antes especialmente en mezzanina, estacionamiento y áreas verdes del complejo) donde se levantan a otros hombres gays y los llevan a sus apartamentos u oficinas, otros más valiente se van a los rincones oscuros y solitarios del complejo para realizar sus actos sexuales. Esta actividad de cruising es realizada las 24 horas del día, pero se acrecienta los fines de semana. Además de la población gay ya existente en Parque Central que es bastante, se une a ella, muchos hombres que sabiendo del cancaneo o levante gay vienen a la zona para liberar sus deseos homoeróticos lejos de los ojos de conocidos.
En Parque Central, además de presentar una vida cultural bien agitada, debido a las salas de teatro que posee y las diferentes galerías de arte y a su cercanía a la zona de Bellas Artes, también posee gimnasios, un hotel, una piscina y centros recreacionales y de estudios, como la Escuela de Circo, Escuelas de Ballet, además existen en sus diferentes torres organismo e instituciones tanto gubernamentales como autónomas para la prevención y ayuda para SIDA-VIH y para el desarrollo y la defensa de la comunidad LGBT como ASES de Venezuela[
Al frente de Parque Central quedaba el Hotel Caracas Hilton, ahora Hotel Alba, donde en su lobby y baños es frecuente encontrar el cancaneo y cruising gay. Cuando la administración era aún de la cadena Hilton Internacional, en sus habitaciones se quedaban o se alojaban los empleados de diferentes aerolíneas internacionales y la “cacería” entre gay era enorme, pues los sobrecargos y pilotos aprovechaban su estadía en el hotel para conocer a los gays venezolanos y estos a su vez de tener entre sus brazos a los rubios extranjeros. Muchos de estos sobrecargos y pilotos, extranjeros, turistas que se alojaba en este hotel se dirigían a Parque Central para conocer sus instalaciones y curiosos además por la variedad y facilidad del flirteo homoerótico de la zona. En la actualidad, el Hotel Alba, ya no aloja a los trabajadores de las líneas aéreas, y se ha convertido en un hotel donde mayormente se hospedan políticos pertenecientes a la izquierda venezolana y latinoamericana simpatizantes del proyecto político de Chávez, no obstante sigue siendo, aunque en muchísimo menor grado, un sitio de socialización gay.
Caracas es una ciudad múltiple y cosmopolita, la más abierta de las ciudades del país. Su población gay es numerosa y existen infinidad de espacios propios de la cultura gay para su esparcimiento y socialización como bares, discotecas y saunas. No obstante no todos los gays caraqueños y venezolanos están abiertos al mundo y permanecen en el closet, muchos de ellos casados, con hijos, que prefieren mantener su sexualidad escondida a los ojos de todos y por lo tanto prefieren el anonimato de un baño público del centro comercial Sambil o Centro Plaza de Caracas, o un escondite en el estacionamiento de Parque Central, o en el bosque de cafetos del Parque Los Caobos, o los baños olvidados del Estadio Universitario de la Universidad Central de Venezuela, o entregarse a sus pasiones homoeróticas en la selva oscura y profunda del Cerro El Ávila o simplemente a los hoteles por horas de Sabana Grande o Plaza Venezuela. Pero todo eso es posible, porque los espacios de la homosexualidad en la ciudad no dan abasto a su población gay y estos al igual que los de closet buscan alternativas para dar rienda suelta a sus deseos de socializar y a sus deseos sexuales.
El cruising, levante, yire, cancaneo gay, chanceo, son todas palabras que tienen un mismo significado, es la práctica sexual consistente en mantener relaciones sexuales en lugares públicos, generalmente de forma anónima y sin ataduras. En las zonas urbanas suele realizarse en parques, bosques, centros comerciales, baños públicos y demás lugares donde los homosexuales o gays encuentran un compañero sexual de forma anónima, discreta y sin ataduras, en lugares públicos pero lejos de las miradas de la heteronormalidad o heteronormativa.
Pero mientras el cruising en lugares públicos era casi la única manera de reclutar y hasta degustar amantes en pocas pasadas, hoy es apenas una modalidad más, imbuida de un carácter clandestino que ha perdido toda huella anónima. De hecho, cualquier turista gay sabe existen guías gays donde aparecen e indican los lugares de cruising de las ciudades.
En el cruising el acto sexual se realiza en un espacio que es público, por lo tanto la privacidad de tal acto queda diluida, pues cualquiera tiene derecho a mirar. Pero a muchos hombres gays les molesta ser vistos y a la vez los que les gusta mirar no entienden por qué se tienen que esconder, si lo hacen en un sitio público; por lo tanto los voyeristas sabotean en muchos casos las relaciones de cruising de los que no quieren ser vistos, pero le pueden agregar sabor a aquellos que gustan de ser observados y que gustan también de los grupos sexuales. La ocupación del lugar es a la vez temporal y “prestada”, cualquiera puede acercarse y mirar la escena o tener relaciones igualmente allí, pues al igual que los otros está en su derecho ya que el que mira también está reinventando el acto sexual con su mirada y el que va con otra pareja se une explícitamente al acto sexual de los otros, pues yo miro cuando tu lo haces y tu miras cuando yo lo hago; por lo tanto la privacidad del encuentro sexual queda disuelta o al menos intervenida y hasta arbitrada.
Otros hombres gays prefieren sólo pasearse por los lugares de cruising y cancaneo, para conocer a iguales con deseos de actividad sexual pero desde allí solo conciertan su cita en otro lugar, que puede ser un hotel, o el apartamento o casa de alguno de ellos.
Esto ni es nuevo, ni es exclusivo de las grandes capitales, es un fenómeno que viene desde los tiempos de la Antigua Roma, y es también factible conseguir el cruising en las zonas más apartadas de las grandes urbes. Es común que muchos de los hombres gays emigren a zonas rurales para aprovechar el anonimato, y esconderse en las llanuras, playas, carreteras, moteles de camioneros, riachuelos y montañas de la provincia para actividades sexuales con los pueblerinos, nativos o campesinos, pues todos sabemos que muchísimos de ellos también son gays o bisexuales. Al igual que todos estos lugares rurales de cruising les brinda a los hombres homosexuales que, o bien están casados con mujeres o no han hecho pública su orientación sexual; hombres mayores que ya están fuera de los circuitos de ocio urbano conquistados por los jóvenes y en los que son vistos y recibidos con desprecio; hombres gays que los usan porque son lugares menos visibles y pueden pegarle un cacho a su pareja gay sin ser descubierto o con menos posibilidades de que éste se entere.
Los gays caraqueños cuando quieren hacer cruising en lugares rurales o lejos de la capital, por lo general se dirigen a ciudades costeras como La Guaira, o pueblos de la costa mirandina como Barlovento, donde la población de esta zona mayormente de raza negra es muy solicitada y que además dichos nativos son propensos a los encuentros homoeróticos. Otros prefieren ir a ciudades más pobladas, donde la comunidad gay está organizada y las pequeñas ciudades brindan algún bar o discoteca gay, pero que a su vez no está ligada al compromiso.
Estos lugares de cruising se han ido construyendo por el uso frecuente, insistente, tenaz y obstinado de muchos gays que, no pudiendo exteriorizar cotidianamente su afectividad y sexualidad y porque la heteronormativa les ha negado el espacio social, y han tenido que reinventar estos lugares que les permitieran la posibilidad de encontrarse, socializar y mantener relaciones sexuales.
Todos estos lugares brindan la inmediatez, la rapidez del acto sexual sin compromiso y sin ataduras. Desde luego esto no es patrimonio de los lugares de encuentro o cruising solamente, también ocurre en los bares, en un parque de la ciudad o en un baño de un centro comercial. Pero no tanto en los bares y las discotecas gays o saunas gays a los que no sólo se va a follar sino también a mirar y ser visto. Es decir, estos lugares únicamente no son para ser utilizados para tirar, follar, o mejor dicho mantener estrictamente relaciones sexuales; también sirven para conocer gente, socializar, hacer amistades y hasta relaciones de pareja. Muchos romances o parejas homoeróticas han nacido de estos lugares, del cruising en un parque, de un baño de un centro comercial, de un sauna, del cuarto oscuro de una discoteca, de recoger a un chico en el auto por una avenida. Pero lo que sí es cierto es que estos lugares tienen un común denominador, y es la premura, lo incógnito, y que es una condición inherente… lo demás si te gusta demasiado la persona con que tuviste ese cruising, hubo “feeling”, “química” o algo más… por qué no repetir y terminar siendo buenos amantes o hasta pareja.
La nocturnidad es el mejor aliado del gay caraqueño en su actividad de cruising; la vida diurna, fuera de los espacios propios gays, es el escenario de las relaciones heteronormativas, aquéllas que perturban al mundo laboral, familiar. Por el contrario, la oscuridad de la noche, la luna como testigo, introduce la variable lúdico-sexual y todos aquellos aspectos que no son propios del ambiente familiar y heterosexual son borrados o por lo menos disminuidos. La gramática de la heteronormativa queda disuelta, desaparecida al caer la tarde y al vislumbrarse el manto estrellado del cielo, el parque que se hizo en el día para jugar al futbol o a la pelota es ahora un lugar de encuentro entre dos hombres que durante el día son eso, pero en la noche son algo más; aquel bosquecillo de tímidas mariposas y fragantes arboles del Ávila desde donde se divisaba en el día a los deportistas subir su cumbre y a la gran ciudad de Caracas rendida a su s pies, es en la noche el paraíso idílico de un choque sexual fugaz donde el verde pasto y las flores son regadas y alimentadas no solo con el rocío sino también por las furtivas gotas de semen de dos hombres que se aman en el más ignoto romance de esta alocada y a veces discriminadora ciudad.
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