Durante mucho tiempo trabajé a favor de esta reconciliación y en un instante consideré que no sería posible continuar tal empeño. Orishas, con su canción ‘Ámame como soy’, que parafrasea una obra de Pablo Milanés, zarandeó en mí conciencia las fibras de la reconciliación.
YOTUEL ROMERO - BEATRIZ LUENGO
El grupo Orishas: un aldabonazo por la reconciliación
El grupo cubano Orishas llama a la reconciliación entre cubanos y a la concordia con la libertad y el desarrollo para todos.
Durante mucho tiempo trabajé a favor de esta reconciliación y en un instante consideré que no sería posible continuar tal empeño.
En ese periodo se encontraron y aceptaron muchos cubanos con historias y posiciones ideopolíticas diferentes. También se reconciliaron humanamente muchísimos cubanos que se habían enfrentado, si bien en muchos casos no implicó que estos modificaran sus identidades sociopolíticas, lo cual es natural y beneficioso.
Pero no faltaron cubanos, de todos las "familias" políticas, que denostaron y dañaron esta posibilidad. Cabe destacar que, en este lúgubre esfuerzo, sobresalieron actores oficiales de la Isla.
Igualmente, resulta imposible el avance de un proceso de reconciliación social y política sin estructuras del Estado que ensanchen sus marcos para facilitar una inclusión activa de toda la pluralidad, incluso de aquellos sectores más discordantes. Y esto no ha sucedido en Cuba. De seguro abundan experiencias en sentido contrario.
Por ello y a consecuencia de la "frustración", sólo mantuve cierta labor en busca de horizontes de inclusión que, en algún momento, pudieran "hermanarnos en una marcha tensa, pero junta". Sin embargo, Orishas, con su canción Ámame como soy, que parafrasea una obra de Pablo Milanés, zarandeó en mí conciencia las fibras de la reconciliación y la hipótesis de que esta no sería sólo consecuencia de las reformas políticas e institucionales, sino también fundamento y hálito para ellas.
El grupo ha sido elogiado por esta entrega y, a la vez, criticado. En su contra se alegan cuestiones éticas, estéticas, etcétera. No soy capaz de opinar al respecto, pero sí puedo afirmar que la oferta comunica una realidad que merece total atención. Además, sería mediocre o cínico apelar a estos argumentos para no tener en cuenta su legítimo verbo y ese reclamo que proviene de las entrañas de la Isla, del cual se hace expresión.
Es cierto que la ofrenda enuncia crítica, denuncia, reclamo. Pero esto no resulta ajeno a la actitud reconciliadora. La reconciliación no se propone y realiza únicamente de forma suave, comedida. Un proceso de reconciliación está definido por el bienestar que procura y por la disposición a la armonía entre todos. No queda determinado por la mayor o menor claridad y fuerza con que se proponga, defienda y exija.
Orishas, en esta ocasión, articula el anhelo de reconciliación con la energía de su reclamo.
Advierte la difícil situación social y toma postura como herederos de la identidad nacional y coautores de la propia revolución. A la vez reclama una actitud ciudadana, un clima sociopolítico y un entramado institucional, capaces de acoger a todos los cubanos, ya tengan una historia u otra, y posean una posición política u otra. Además, señala que ello sólo podría sustentarse sobre una acogida recíproca que propicie construir juntos esa casa de todos, ahora tan menguada.
A su vez alerta que el tiempo político "se agota" y muchos pueden perder "la calma"; incluso el poder, que muestra suma rigidez y podría "disparar" para asfixiar esta demanda urgente y con ello definitivamente mancillar cualquier esperanza. Ante dicho peligro, el grupo muestra como única senda posible "la claridad y el respeto, sin rencor, con amor".
Vuelvo a optar por actitudes y mecanismos de autocorrección, concordia, desarrollo, libertad. Junto a Orishas, de nuevo invito una reconciliación (exigente).
¿Será realista esperarlo? ¿A dónde nos conduciremos si no sucede?
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