El candidato demócrata Joe Biden debería corregir su mensaje a los votantes cubanoamericanos de Miami si quiere ganar el crucial estado de Florida en las elecciones del 3 de noviembre. Algunos de sus principales voceros ya lo están haciendo, y no sería raro que el propio Biden lo haga muy pronto.
Hasta ahora, Biden ha defendido a capa y espada la normalización de las relaciones con Cuba realizada cuando era vicepresidente de Obama, en 2014. Biden ha prometido anular las sanciones a algunos viajes y remesas familiares a Cuba ordenadas por el presidente Donald Trump, y al mismo tiempo ha dicho que continuará defendiendo a los activistas por los derechos humanos y la democracia en la isla.
Pero es hora de que Biden reconozca que la apertura de Obama a Cuba no fue tan exitosa como parecía cuando se anunció. Obama había prometido normalizar los lazos económicos con la isla para ayudar a promover al incipiente sector privado en la isla, y simultáneamente aumentar la presión sobre la dictadura cubana en materia de derechos humanos. Pero Obama hizo mucho de lo primero, y demasiado poco de lo segundo.
De manera que me sorprendió gratamente cuando el ex secretario de Estado de Obama, John Kerry, me dijo en una entrevista el 4 de septiembre que está algo decepcionado con la respuesta del régimen cubano a la normalización de las relaciones con Estados Unidos realizada por Obama.
Kerry, que ahora está haciendo campaña por Biden y es uno de sus asesores, estuvo a cargo de la normalización de relaciones con Cuba cuando era Secretario de Estado del gobierno de Obama en 2014.
“Es justo decir que todos compartimos un poco de decepción por la dirección que eligió tomar el gobierno de Cuba” después de la normalización de las relaciones, me dijo Kerry. Agregó que “Cuba pareció endurecerse luego de que se dieron los pasos iniciales”.
Kerry me dijo que si bien casi seis décadas de sanciones comerciales de Estados Unidos a la isla no lograron cambios democráticos, una presidencia de Biden probablemente “revitalizaría” las políticas estadounidenses de derechos humanos en Cuba.
“Creo que, como presidente, Biden querrá dejar en claro que los derechos humanos están a la vanguardia de las prioridades de la política exterior estadounidense, y que Cuba tendrá que ser denunciada por algunos de los abusos contra los derechos humanos”, me dijo Kerry.
Por supuesto, puede que Kerry esté diciendo esto para tratar de aumentar el apoyo a Biden entre los cubanoamericanos. Trump tiene actualmente una ventaja de 38 puntos porcentuales entre los votantes cubanoamericanos de Miami, según una encuesta de Bendixen y Amandi. Otra encuesta de NBC muestra a Biden y Trump empatados en Florida, lo que hace que los votos cubanoamericanos sean un factor potencialmente decisivo en el estado.
Pero independientemente de si los comentarios de Kerry fueron parte de una estrategia de campaña o no, Biden debería hacer una corrección parecida en su discurso sobre Cuba.
Seamos realistas: la normalización de Obama de las relaciones con Cuba no logró mejorar las condiciones de los derechos humanos y civiles de la isla, como tampoco lo lograron casi 60 años anteriores de sanciones económicas de Estados Unidos a la isla.
Biden debería decir que como presidente, además de permitir los viajes y las remesas para fomentar el crecimiento del sector privado en la isla, montaría una fuerte campaña diplomática internacional para presionar a que la dictadura cubana respete las libertades fundamentales.
Biden podría agregar que está mucho mejor posicionado que Trump para hacer eso. Trump, que ha abrazado y elogiado a los dictadores de Corea del Norte, Rusia, China, Arabia Saudita, Turquía y Egipto, no tiene autoridad moral para hablar sobre los derechos humanos. El mundo simplemente se reiría de una cruzada de derechos humanos liderada por Trump.
Biden debería comenzar haciéndose eco de las palabras de Kerry y admitiendo explícitamente que está decepcionado con la respuesta cubana a la normalización de las relaciones.
Si Biden hace eso, probablemente aumentará su apoyo entre los cubanoamericanos más jóvenes que están legítimamente disgustados por el racismo de Trump, su constante incitación al odio, su desastroso manejo de la pandemia de COVID-19 y la crisis económica.
Enfrentando un segundo día de feroz retroceso por las revelaciones de que engañó deliberadamente al público sobre los riesgos del nuevo coronavirus, el presidente Trump el jueves buscó una analogía histórica para explicarse.
“Como el gobierno británico aconsejó al pueblo británico frente a la Segunda Guerra Mundial, 'Mantenga la calma y continúe'. Eso es lo que hice ”, dijo Trump a una multitud de simpatizantes en Freeland, Michigan.
Si bien algunos críticos criticaron a Trump por comparar su decisión de desinformar al público sobre un virus que ahora ha matado al menos a 188,000 estadounidenses con la batalla del gobierno británico con los nazis, otros señalaron que él fue el último en caer en un mito común.
¿Esos carteles tan populares de “Keep Calm and Continuar”? En realidad, nunca se usaron durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, señalaron los críticos, ese mensaje contrasta notablemente con muchos de los famosos discursos de Winston Churchill, que instaban a los británicos a luchar hasta la muerte, no a seguir como si la vida fuera normal.
Jon Meacham, el autor de "Franklin y Winston", una historia de la amistad de Churchill y Franklin Delano Roosevelt, sugirió una cita de Churchill que podría ser más apta para la situación de Trump: "El pueblo británico puede enfrentar cualquier desgracia con fortaleza y flotabilidad mientras ya que están convencidos de que los que están a cargo de sus asuntos no los engañan, ni viven en un paraíso de tontos ".
Trump ha idolatrado durante mucho tiempo a Churchill y su administración a menudo ha tratado de vincular al presidente con el ex primer ministro británico, como en junio, cuando la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, comparó la orden de Trump de expulsar por la fuerza a los manifestantes de una iglesia de Washington para una sesión fotográfica con Churchill inspeccionando. Daños por bombas de Londres durante la Segunda Guerra Mundial.
El presidente volvió a hacerlo el jueves. “Cuando Hitler estaba bombardeando Londres, Churchill, un gran líder, a menudo iba a un tejado en Londres y hablaba. Y siempre hablaba con tranquilidad. Dijo: 'Tenemos que mostrar calma' ", dijo Trump.
Periodistas e historiadores rápidamente cuestionaron esa cuenta el jueves, señalando que si bien Churchill subía regularmente a los tejados para ver bombardeos, nunca pronunció un discurso público allí . Y los discursos que dio fueron a menudo discordantes en su realismo.
Muchos señalaron posiblemente el discurso de guerra más famoso de Churchill , cuando le dijo a la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña en mayo de 1940: "No tengo nada que ofrecer más que sangre, trabajo, lágrimas y sudor", antes de advertir que, "Tenemos ante nosotros una prueba de la tipo más doloroso. Tenemos ante nosotros muchos, muchos meses de lucha y sufrimiento ”.
Igual de dudosa es la afirmación de Trump de que el mensaje del gobierno británico a su pueblo durante la guerra fue "Mantenga la calma y continúe".
Aunque la frase ahora es omnipresente en carteles, tazas de café y camisetas, el público británico en tiempos de guerra nunca la escuchó, según una historia del eslogan del gobierno británico.
La frase fue una de las tres creadas por un incipiente Ministerio de Información en 1939, junto con el más pesado “Su valor, su alegría, su resolución; Nos traerá la victoria ”y“ La libertad está en peligro; Defiéndelo con todas tus fuerzas ".
Aunque se imprimieron millones de carteles de “Keep Calm” con la corona estilizada de la firma y los colores rojo y blanco, nunca se distribuyeron. Como escribió Henry Irving, historiador de la Universidad de Leeds Beckett, en la historia oficial, la campaña fue víctima de luchas políticas internas y críticas internas.
Un funcionario se quejó de que el eslogan era "demasiado común para ser inspirador", descubrió Irving, y argumentó que "puede incluso molestar a la gente que parezca que dudamos de la calma de sus nervios".
Cuando Gran Bretaña enfrentó una grave escasez de papel a principios de 1940, prácticamente todos los carteles se despulparon. Solo sobrevivieron unas pocas muestras perdidas, una de las cuales fue descubierta en 2000 por los propietarios de Barter Books en Alnwick, una ciudad en el noreste de Gran Bretaña. Los dueños lo enmarcaron y lo colgaron en la pared, donde resultó tan popular que comenzaron a reimprimirlo y venderlo.
"La historia de 'Keep Calm and Carry On' es peculiar y complicada y, como tantos ejemplos de la mejor historia (y la mejor ciencia), no confirma del todo nuestras nociones establecidas o suposiciones convenientes", Simon Eliot, un del profesor de Londres, escribió en otra historia de la frase.
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