Se dirigía, a pie, a su apartamento en La Pequeña Habana cuando un raudal de burlas, amenazas y acoso le hicieron pensar que estaba en su natal Colombia.
“Mari…, pu.. sidosa, gente como tú debe estar bajo la tierra”, insultaban a Irlanda, una inmigrante transgénero, cuatro hombres que la perseguían, relató. Con rapidez logró entrar en su vivienda. Le lanzaron botellas de cerveza y una quebró la ventana de la cocina.
Una vecina llamó a la policía, detuvieron a los sujetos, pero eventualmente, no los acusaron porque ella no pudo identificar cuál de los sospechosos dañó la propiedad, dijo la mujer de 36 años, quien se identificó con un seudónimo porque teme rechazo si se descubre que es transgénero
“Tengo varias amigas que han sido golpeadas y atacadas en el mismo Miami Beach”, comentó Irlanda. “La mayoría no llamamos a la policía. Por el solo hecho que eres trans, ya te están prejuzgando. Asumen que uno anda en malos pasos”.
Su testimonio ilustra una tendencia en el Condado Miami-Dade que por primera vez se presenta con datos concretos. Los inmigrantes hispanos de la comunidad LGBTQ en ocasiones son victimizados por su orientación sexual o identidad de género y, cuando sucede, en su mayoría no denuncian las agresiones por miedo, vergüenza o desconfianza en el sistema judicial.
Es una de las conclusiones que se desprenden de un abarcador estudio de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), titulado Crímenes de odio anti-LGBTQ en Miami, que se divulgará el miércoles, fruto de un esfuerzo conjunto con la Fiscalía Estatal de Miami-Dade, la Policía de Miami-Dade y la organización SAVE.
En el transcurso de tres años, los investigadores entrevistaron a 400 individuos de la comunidad LGBTQ hispana miamense que habían padecido lo que ellos percibían como un delito. En 85% de los incidentes, las personas no denunciaron los hechos ante las autoridades, concluyó el estudio. Y 95% de las víctimas dijeron que fueron victimizadas por su identidad LGBTQ.
“Fue desgarrador escuchar a esta gente, sus luchas y la falta de apoyo que reciben. Se ven obligados a ocultar sus verdaderas experiencias”, observó el autor del estudio, Besiki Luka Kutateladze, profesor de Criminología de FIU especializado en la reforma procesal. “Lo que más me sorprendió es cuán poco se denuncian estos delitos”.
Las autoridades judiciales sabían que el número de casos denunciados por el colectivo LGBTQ está muy por debajo de la realidad; las conclusiones del estudio verifican esta tesis, dijo la fiscal estatal de Miami-Dade, Katherine Fernández Rundle.
“Tristemente, ante los ojos de muchas personas, los delitos que no se denuncian son delitos que no sucedieron, y ese tipo de victimización es totalmente trágico”, señaló Fernández Rundle.
Entre 2005 y 2019, la Fiscalía Estatal de Miami-Dade tramitó 23 causas por delitos de odio. Once fueron cometidos por prejuicios contra la comunidad LGBTQ; seis fueron antijudíos o islamofóbicos; cinco fueron causados por prejuicios raciales o étnicos, y uno por predisponer en contra de una persona sin hogar con enfermedad mental, según el estudio.
En 2020, la Unidad de Delitos de Odio de la Fiscalía ha investigado o presentado 22 casos de este tipo, dijo la Fiscalía.
ESTOS DELITOS OCURREN, PERO EL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL NO LOS DETECTA
Efectuado con una subvención de $500,000 del Instituto Nacional de Justicia, el estudio se fundamentó en entrevistas con víctimas y abogados, así como en la revisión de expedientes acusatorios.
Originalmente se entrevistaron a 875 personas, de las cuales 400 cumplían el criterio para participar: ser mayor de 18 años, residir en Miami, ser hispano, identificarse como parte del colectivo LGBTQ y haber sido víctimas de delitos de odio. Casi 90% de las entrevistas se realizaron en español, un indicador del manejo limitado del idioma inglés que tienen los hispanos gay víctimas de delitos.
Entre las conclusiones del estudio destacan:
▪ Un 30% de 400 víctimas encuestadas experimentaron ataque físico o sexual.
▪ Un 52% de las agresiones fueron perpetradas por conocidos de las víctimas.
▪ Un 35% de los 60 incidentes denunciados resultó en un arresto.
▪ Un 23% de los incidentes reportados resultó en un enjuiciamiento, pero no necesariamente como delito de odio.
“Estos delitos suceden, pero el sistema de justicia penal no los detecta”, advirtió Kutateladze. “Debemos encontrar la manera de detectarlos mejor, porque si no, no podemos prevenirlos”.
Factores sociológicos, sicológicos y culturales, así como el estatus migratorio de las personas, se combinan para silenciar la violencia homofóbica y transfóbica que padecen los inmigrantes latinos LGBTQ, dijeron los expertos.
“Puede haber miedo al sistema judicial y las personas LGBTQ pueden sentir que el sistema de justicia penal no las apoyará”, explicó la fiscal Fernández Rundle. “Además, algunos miembros de la comunidad LGBTQ quizás no se hayan identificado como tales con sus familiares y amigos, así que denunciar que fueron víctimas de un delito de odio podría tener efectos potenciales profundos”.
Francesco Duberli, director ejecutivo de Survivors’ Pathway, un centro que brinda servicios asistenciales a víctimas de delitos de poblaciones marginadas en Miami, dijo que muchos latinos LGBTQ radicados en Miami emigraron porque fueron victimizados en sus países de origen. “La justicia allá no les dio ningún resultado, sino que se convirtió en herramienta de opresión”, indicó.
Uno de los entrevistados en el estudio de FIU, por ejemplo, contó que fue agredido físicamente por la policía en República Dominicana cuando acudió a la autoridades para hacer una denuncia, dijo Kutateladze.
Esa internalización de la opresión sufrida por algunos inmigrantes se manifiesta en la forma en que la comunidad LGBTQ hispana se relaciona con la justicia en Miami, afirmó Duberli.
“Hay una paradoja: aunque hemos logrado construir una ciudad donde nos sentimos seguros y bienvenidos como comunidad LGBTQ, convivimos también con una cultura extremadamente machista y homofóbica en la comunidad inmigrante”, observó Duberli, presidente de la Junta de Asuntos Hispanos del Condado Miami-Dade. “Debemos enfrentar el tema de la homofobia del inmigrante latinoamericano”.
LA IDENTIDAD DE GÉNERO NO ESTÁ PROTEGIDA POR LA LEY DE DELITOS DE ODIO EN LA FLORIDA
Los delitos de odio en la Florida suelen no denunciarse significativamente, en parte por el estigma que llevan asociado, sostienen los expertos.
Según estadísticas del FBI correspondientes a 2018, el año más reciente con datos disponibles, en la Florida se denunciaron 141 delitos de odio, en comparación con 523 y 455 en Nueva York y Texas, respectivamente, estados con poblaciones similares.
“Uno de los principales problemas es que la identidad de género no está protegida por la ley de delitos de odio de la Florida”, señaló David Barkey, abogado de la Liga Antidifamación (ADL). “Si alguien comete un delito porque la víctima es transgénero, el agresor no puede ser encausado por un delito de odio por ese incidente”.
Abogar por cambios en los estatutos de esta ley estatal es una de siete recomendaciones de políticas que formula el estudio a la Fiscalía y la Policía de Miami-Dade. Otra propuesta es establecer un protocolo de detección de delitos de odio para los operadores del 911, agentes de patrulla, detectives y fiscales.
“Si los servicios de emergencia no aciertan en el informe inicial, dejando evidencia que la persona se convirtió en un objetivo por su orientación sexual o identidad de género, es poco probable que sea procesado como delito de odio”, dijo Barkey.
Fernández Rundle dijo que planea establecer una fuerza especial contra delitos de odio con participación de la comunidad LGBTQ y otros participantes clave. Agregó que otra recomendación que es posible implementar rápido es aumentar la formación de los profesionales de la justicia y la policía para identificar los delitos de odio y comprender las preocupaciones de las víctimas LGBTQ.
Kutateladze, el autor del estudio, concluyó que muchos de los departamentos policiales municipales en Miami-Dade “no son progresistas” en el frente LGBTQ. Paralelamente, la percepción de las víctimas entrevistadas es que “a la policía no le interesan los asuntos LGBTQ o no los comprende”.
Si bien su investigación se concentró en el colectivo LGBTQ, “las preocupaciones que plantea se entrecruzan con múltiples razas, etnias y religiones”, aseveró Fernández Rundle. “El miedo a denunciar delitos no es un hecho aislado de la comunidad LGBTQ”.
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