La reforma no supondrá cambio alguno de facto, pero sí tiene un alto valor simbólico. Los ciudadanos del estado de Nevada, por un 62,4% de los votos frente a un 36,6%, decidieron el pasado 3 de noviembre modificar su Constitución para eliminar del texto el artículo que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo (jurídicamente inválido, pero que seguía formando parte del texto constitucional) e introducir la garantía de igualdad en el acceso al matrimonio con independencia del género de sus contrayentes. Se trata, de hecho, de la primera Constitución de un estado que forma parte de los Estados Unidos en hacerlo.
«The State of Nevada and its political subdivisions shall recognize marriages and issue marriage licenses to couples regardless of gender», reza la frase de la sección 21 de la Constitución de Nevada tras el cambio. Una redacción que contrasta con la anterior, «Only a marriage between a male and female person shall be recognized and given effect in this state», introducida en 2002 tras un doble referéndum. En aquella ocasion los contrarios al matrimonio igualitario se impusieron, en el segundo referéndum, con el 67,1% de los votos. Aquella prohibición quedó levantada en 2014, cuando los tribunales (en concreto, la Corte de Apelaciones del 9º Circuito Federal) determinaron que se oponía a la Constitución de los Estados Unidos. Aunque no sería hasta un año después, en 2015, cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos hizo extensiva dicha doctrina a todo el país, en una histórica decisión por 5 votos a 4 (en aquella época el Supremo aún mantenía el equilibrio entre conservadores y progresistas, hoy roto tras la presidencia de Donald Trump).
Pese a ello, hubo que esperar a los demócratas se hicieran con el control de la legislatura de Nevada en el año 2016 para que se iniciara el procedimiento de reforma de la Constitución del estado y eliminar del texto un artículo que, aunque ya invalidado jurídicamente, seguía formando parte del mismo. Una vez que las dos cámaras del estado ratificaron la reforma, debía ser aprobada en referéndum por los ciudadanos, algo que tuvo lugar el pasado 3 de noviembre, coincidiendo con las elecciones presidenciales, con el porcentaje antes referido. Cabe señalar que el nuevo redactado del texto constitucional también garantiza a los ministros de las diferentes religiones la libertad de negarse a celebrar matrimonios sin que tengan que exponerse por ello a demandas judiciales: «Religious organizations and members of the clergy have the right to refuse to solemnize a marriage, and no person has the right to make any claim against a religious organization or member of the clergy for such a refusal».
En definitiva, una evolución (67,1% a favor de la prohibición del matrimonio igualitario en 2002, 62,4% a favor de su protección constitucional en 2020) que nuestra bien a las claras el cambio generacional operado en Estados Unidos respecto al matrimonio igualitario en menos de dos décadas.