Muchos consideran que no es necesario seguir denunciando las barbaridades, falsedades y otras inequidades de Trump, pero cómo hacerlo mientras este sigue actuando de una forma irresponsable y altamente peligrosa.
A la entrada y a la salida
Waldo Acebo Meireles
No es fácil hacer pronósticos cuando de una figura tan volátil e impredecible se trata y este es el caso con Donald Trump y su forma de enfrentar la circunstancia en que se encuentra, pero en la práctica él rebasó mis más improbables expectativas con los acontecimiento del 6 de enero, y ellos por su magnitud y consecuencias han borrado prácticamente una actuación anterior y nos referimos a su llamada al secretario de Estado de Georgia cinco días antes del regalo que él le hizo a las tradiciones democráticas de este país, y no fue un regalo de “Día de Reyes” precisamente.
Un breve repaso: ahora aún como presidente en funciones —para él no existe la categoría de presidente saliente—, al llegar el número de muertes a 350 mil declaró que los datos del CDC que aparecen en el sitio de la John Hopkins son fake news están inflados ya que se han aplicado “ridículos métodos de determinación” de las muertes causadas por la covid-19. Con esta declaración contribuye a que mucho de sus seguidores continúen pensando que la pandemia no existe y otros a no utilizar la mascarilla ya que es innecesaria, aunque está más que probada su efectividad, cuestión jamás divulgada o refrendada por el gobierno.
Dentro de unos pocos días se cumplirán cuatro años de que el presidente Trump inaugurara su guerra contra la prensa defendiendo la declaración solipsista de las “hechos alternativos” más adecuada para George Berkeley pero genialmente enunciada por su asesora Kellyanne Conway, de ello pasaría calificar de fake news toda información que no se le ajustara a su realidad alternativa y en la escalada llegaría a acusar a la prensa libre de ser la “enemiga del pueblo”, denuncia con un fuerte sabor estalinista y ello dejó como una consecuencia más el ataque que sufrieron los medios el 6 de enero, los cuales no se limitaron a insultos sino también a agresiones físicas y destrucción de cámaras y otros equipos.
Muchos consideran que no es necesario seguir denunciando las barbaridades, falsedades y otras inequidades de Trump, que hay que pasar la página, pero cómo hacerlo mientras este virtuoso de la fabulación y de los ataques personales sin mesura sigue actuando de una forma irresponsable y altamente peligrosa como ya resultó evidente, aún tiene algunos días por delante y somos incapaces de imaginar que se le puede ocurrir. Por ello considero necesario repasar sus actos en estos días finales.
El dos de enero dedicó una hora, ocho minutos y dos segundos a tratar de que el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, aceptase que él había ganado ese estado por varios cientos de miles de votos, mientras desperdiciaba el tiempo en tan infructuosa llamada, debería haber dedicado ese tiempo a agilizar la distribución de las vacunas, con lo cual se está presentado problemas, o a la adquisición de más dosis, durante esa hora murieron 102 personas víctimas de la covid-19. Ese sábado murieron 2.373 personas.
Uno, con toda razón después de oír esa increíble conversación, se pregunta si esta persona estará en sus cabales, no estará sufriendo un episodio esquizofrénico con alucinaciones recurrentes y persistentes. Durante esa hora repite decenas de veces que él ganó las elecciones y menciona el para él fatídico número de 11.779 por el cual perdió Georgia también decenas de veces, pide, amenaza, casi implora que lo único que necesita es que le den a él eso 11.779 votos, que no necesita todos los cientos de miles que le robaron o fueron fraudulentos.
Sus argumentos son dignos de un estudio, por ejemplo, le dedica decenas de minutos a varias de las suposiciones de cómo le robaron las elecciones entre ellas las máquinas de votar de Dominion a lo cual Raffensperger respondió: “…hicimos un recuento manual, un recuento del 1 por ciento de todas las boletas y lo comparamos con lo que dijo la máquina. Y se obtuvo prácticamente el mismo resultado.” Pero para Trump esa comprobación no tuvo valor alguno y empezó a argumentar que a las máquinas le estaban sacando piezas para evitar se comprobara el fraude y que “Ese Dominion se está moviendo muy rápido para deshacerse de su, eh, maquinaria”.
A la teoría conspirativa de que más 5 mil muertos votaron y todos por Biden Raffensperger respondió: “El número real eran dos. Dos. Dos personas que estaban muertas que votaron”. Pero quizás la respuesta más contundente fue la que dio cuando Trump se refirió en varias ocasiones a un video que muestra cómo se produjo el fraude al pasar por la máquina la misma boleta tres veces, la respuesta fue la siguiente:
“Estás hablando del video de State Farm. Y creo que es extremadamente desafortunado que Rudy Giuliani, o su gente, cortaran y cortaran ese video y lo sacaran de contexto. Así que, al día siguiente, trajimos WSB-TV, y les mostramos la cinta completa, y vieron los eventos que ocurrieron que no están cerca de lo que fue, lo que fue proyectado por, ya sabes…”.
A pesar de esa repuesta Trump continuó con lo mismo y nuevamente Raffensperger le dijo: “Señor presidente, no hicieron eso. Hicimos una auditoría de eso y demostramos de manera concluyente que no se escanearon tres veces”. Y Trump continuó con lo mismo de las 18 mil boletas que fueron escaneadas tres veces, entonces Raffensperger le dice que le va a enviar un enlace (link) a la página de la WSB-TV para que vea el video sin lo arreglos de Giuliani y la respuesta de Trump fue: “No me importa el enlace. No lo necesito Brad, tengo un vínculo mucho mejor”. No solo es la arrogancia típica de Trump es además el no reaccionar al delito que está cometiendo Giuliani al alterar las pruebas que han presentado del supuesto fraude.
No pretendemos abordar todo lo que ocurrió y se dijo en esa desafortunada hora, pero quisiera dejar la valoración de la siguiente parrafada de Trump al lector:
“…las boletas están corruptas. Y vas a encontrar que lo son, lo cual es totalmente ilegal, es más ilegal para ti que para ellos, porque sabes lo que hicieron y no lo estás denunciando. Eso es un crimen, eso es un delito. Y no puedes dejar que eso suceda. Eso es un gran riesgo para ti y para Ryan, tu abogado. Y ese es un gran riesgo. Pero están destrozando las papeletas, en mi opinión, según lo que he escuchado. Y están retirando maquinaria, y la están moviendo tan rápido como pueden, los cuales son hechos criminales. Y no puedes dejar que suceda, y estás dejando que suceda. Sabes, quiero decir, te estoy notificando que estás dejando que suceda. Así que mira. Todo lo que quiero hacer es esto. Solo quiero encontrar 11.780 votos, que es uno más de los que tenemos porque ganamos el estado. Y cambiar el estado es un gran testimonio de nuestro país porque, ya sabes, esto es, es un testimonio de que pueden admitir un error o como quieras llamarlo. Si fue un error, no lo sé. Mucha gente piensa que no fue un error. Fue mucho más criminal que eso. Pero es un gran problema en Georgia, y no es un problema que vaya a desaparecer. Quiero decir, ya sabes, no es un problema que se vaya”.
Queda menos de una semana para que termine esta locura, pero no podemos olvidar que en solo cinco días tuvo la ocurrencia de la llamada a Raffensperger y como colofón su incitación a miles de sus seguidores que fuesen al Capitolio a detener el robo de las elecciones. No debemos perderlo de vista.
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