El 31 de marzo se celebra el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero. Esta festividad la creó la activista transgénero norteamericana Rachel Grandall, para celebrar el empoderamiento y reconocimiento de las personas trans.
Aunque existe el Día de la Memoria Transexual, que se conmemora el 20 de noviembre y está dedicado a las personas que han sido asesinadas, víctimas de la transfobia, el 31 de marzo se centra en las personas trans que están vivas, en celebrar lo bueno que existe y lo que está por llegar.
¿Tiene motivos la comunidad trans cubana para celebrar esta fecha? DIARIO DE CUBA habla con dos mujeres y un hombre transgénero cubanos sobre sus experiencias.
"Pasan sobre el Artículo 42 de la Constitución"
"Aunque la Constitución recoge el derecho a la no discriminación, aún existen entes públicos que hacen caso omiso a tales derechos constitucionales", expresa Donatella, una mujer trans de Guantánamo. "Existe el bullying a todos los niveles cubanos: en las escuelas, centros de trabajo, hospitales, establecimientos estatales. Todo tipo de violencia desde física hasta sicológica, y eso a nadie le importa".
"Se piensa implementar un programa para el adelanto de la mujer, que será la antesala para la ley contra la violencia de género, y no estamos recogidas dentro de dicho programa ni dentro de la futura ley. Se comenten arbitrariedades contra la población trans. Si miras las redes, recientemente se vulneraron los derechos humanos de una trans en Sancti Spiritus. Pasaron sobre el Artículo 42 de la Constitución. Hay una queja formulada al respecto y nadie se pronuncia sobre eso", argumenta esta licenciada en Contabilidad.
Aunque siempre consideró importante "ser alguien en la vida" y tenía muy buenos resultados académicos, Donatella sufrió discriminación en la universidad.
"Ya había comenzado mi transición. Me había dejado el pelo largo, mis uñas… Tuve que ir varias veces a la oficina de la decana, porque según ella las personas se quejaban de que yo era muy fuerte y eso me podía traer problemas en la universidad. Le dije que no me interesaba lo que nadie pensara acerca de mí, que no podían botarme porque todas mis notas eran de cinco puntos. Que si nadie quería hablarme, no me importaba. Como era aventajada, las personas empezaron a tratarme no por lo que era sino por mis conocimientos. Mis compañeras empezaron a apoyarme. Pasé de todo. Cuando examinaba, copiaba mis pruebas con papel carbón. Entregaba los originales y me quedaba con las copias. Como me había enfrentado a la decana, tenía miedo de que mi prueba la cambiaran".
Pese a ser universitaria y tener un trabajo digno que le permite ser independiente, Donatella está consciente de que muchas personas trans cubanas abandonan los estudios debido a situaciones como las que ella sufrió. Otras, aunque tengan preparación, no consiguen empleo, como denunció recientemente una joven trans.
"Un porciento elevado de la población trans cubana son trabajadoras sexuales; en medio de la pandemia, cuando salir a las calles es exponerte, esas mujeres trans no tienen un trabajo ni un subsidio del Estado para mantenerse. Imagina si le sumamos las carencias existentes en el país", explica Donatella, quien considera imprescindible la aprobación de una Ley de identidad de género en Cuba. Esto permitiría que en su carnet de identidad apareciera el nombre y el género al que pertenece, y no el que le asignaron al nacer, sin necesidad de someterse a una cirugía.
Según lo anunciado por el presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia, el nuevo Código de Familia aprobará las uniones de hecho y esto permitirá legalizar las uniones homosexuales. La de Donatella sería considerada una unión de este tipo y no una unión entre una mujer y un hombre, porque el Estado no la reconoce como una mujer.
"Me iban a aplicar la ley de peligrosidad predelictiva"
Carolina, una trans cubana que busca asilo en España, tampoco cree que las personas trans en Cuba tengan algo que celebrar el 31 de marzo.
"Mientras se sigan llevando presas a las trans por ejercer la prostitución, no. Mientras no se les deje trabajar en cualquier trabajo vestidas de mujer, no. Mientras no tengamos una ley de identidad de género, no", dice y sostiene que lo más difícil para una mujer trans en Cuba es "que no tenemos derecho a tener derechos".
Carolina explica que se fue de Cuba "huyendo de la dictadura. Me iban a aplicar la ley de peligrosidad predelictiva por tener que prostituirme, pues no tenía otro medio de subsistencia. El jefe de sector (de la Policía) me estaba haciendo un seguimiento hacía unos seis meses".
En España su vida es difícil pues está sola y aún no ha podido conseguir un trabajo digno. "Pero por lo menos se respetan mis derechos como persona trans. No me persigue ni el Gobierno ni la Policía".
"Aquí, soy ante todo un ser humano"
A diferencia de ellas, Liam, un cubano trans que vive en Bélgica, siente que tiene razones para celebrar este 31 de marzo.
"No por un tema físico, creo que ya esa parte pasó a un segundo plano. Soy como soy y ya está. Creo que más que celebrar, agradezco mi capacidad de ver la vida con una perspectiva muy positiva. Hoy por hoy, me considero una persona de género no binario. Ser visto como hombre, ser visto como mujer, como tantas cosas, me ha dado la posibilidad de salirme del esquema hombre o mujer, del esquema binario. Creo que eso es un regalo maravilloso que la vida me ha dado: el poder identificarme como ser humano y sentirme libre de estereotipos de género".
Liam afirma que Cuba es un país patriarcal y machista, con una mentalidad atrasada en muchos aspectos. Para él, lo más difícil en Cuba era el "cuestionamiento social".
"Eso te lleva a que de alguna manera te discriminen. No creo que haya sufrido mucha violencia física, pero sicológica siempre la sufres. Nada más el que se te queden mirando en la calle, el que cuando estés en un trabajo tengas ese miedo de que si vas a trabajar con público te interpreten de una manera u otra. En Cuba no existe la cultura para entender a las personas transgénero ni a nivel de leyes ni a nivel social. Eso era lo más difícil, tener que lidiar con una sociedad que tenía una mentalidad retro".
"En Bélgica no he tenido ningún problema con mi identidad de género. Aquí, las personas no se te quedan mirando, no te cuestionan absolutamente nada. No tienes esa preocupación de si te van a aceptar en el trabajo. Y ni hablar de la cantidad de leyes de protección que existen contra la discriminación. Aquí tú demandas hasta por que te miren mal. No es como en Cuba, que te digo, te ofendo, te toco, y es la salvajada, la violencia, y no pasa nada. Aquí sí pasa. Mi identidad de género no ha sido un problema; quizás ha sido un problema que yo sea emigrante: el tema de los papeles, conseguir derechos como emigrante. Le agradezco a Dios la oportunidad de vivir esto, para disfrutarme como persona. En Cuba, yo era una identidad de género antes que una persona. Aquí, ante todo soy un ser humano".
"Somos seres humanos y deben respetarse nuestros derechos"
Liam ha dejado atrás las ofensas y la violencia sicológica. Pero los hombres trans que viven en Cuba deben enfrentar insultos como "tortillera", y las mujeres trans aún escuchan que son "tronco de maricones".
"A esas personas, yo les diría que son groseras y vulgares. Que aprendan el concepto de respeto, que estudien y se instruyan. Que la identidad de género sea un problema en el siglo XXI en Cuba dice mucho de la sociedad. Para comenzar, que no existe ningún tipo de respeto hacia otro ser humano", opina Liam.
Donatella recuerda a Antoine de Saint Exupery, "quien dijo que 'lo esencial es invisible a la vista'. No importa el sexo, la raza o el credo. Todos tenemos valores y principios. Somos seres humanos y deben respetarse nuestros derechos. Aspiro a que Cuba pueda tener una sociedad más inclusiva y llena de amor para todas las personas".
Carolina desea para Cuba que "caiga la dictadura y haya un Estado de Derecho". Para sí misma, desea "vivir como cualquier ser humano y que se respeten mis derechos".