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Cuba, a 117 años del nacimiento de la República
De estos 117 años de vida como nación, en más de la mitad hemos carecido de libertad y democracia
José Daniel Ferrer García | Cubanet
Hoy cumple Cuba 117 años como estado independiente. Sus primeros 50 años, con sus crisis, algunas graves, pero generalmente dinámica y vigorosa. Las últimas seis décadas gravemente enferma. Es un hecho que nadie puede negar. Independencia en ciertas etapas, antes y después de 1959, relativa: injerencia de EEUU y dependencia de la Unión Soviética. Solo he dicho independiente, porque de estos 117 años de vida como nación, más de la mitad hemos carecido de libertad y democracia.
Al régimen castrocomunista le desagrada la fecha, la censura. Según su interpretación de la historia, el 20 de mayo de 1902 nacía la seudorepública, o la neocolonia. Es cierto que EEUU nos impuso la Enmienda Platt, que fue derogada el 29 de mayo de 1934. Es real que el 12 de septiembre de 1906 el presidente, austero y patriota, Tomás Estrada Palma, ante una insurrección contra su gobierno, solicitó la intervención estadounidense. Hubo otras amenazas de intervención, pero es falso que ocurriera una tercera en 1912 como sostiene la propaganda castrocomunista.
Lo de “falsa república” o “nueva colonia”, por supuesto, términos acuñados luego de que los Castro llegaran al poder, se debe a que necesitaban reinventar la historia de Cuba para convencernos de que la soberanía y la libertad, llegaron el 1 de enero de 1959 con los barbudos vestidos de verde olivo, y que antes de esa fecha todo era malo en la Mayor de las Antillas. Pero veamos cómo se expresaba sobre la República, el propio Fidel Castro, en 1953:
“Había una vez una república. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades, Presidente, Congreso, tribunales; todo el mundo podía reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo y ya sólo faltaban unos días para hacerlo. Existía una opinión pública respetada y acatada y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos, y en el pueblo palpitaba el entusiasmo…” (Fragmento de La Historia me Absolverá).
Años después cambiaría el discurso, pero en aquellos momentos decía la verdad quien luego haría de aquella próspera, aunque no democrática república, a partir del 10 de marzo de 1952, su feudo y una dinastía solo comparable con la de Corea del Norte. Convirtió a Cuba en un país miserable, sin derechos, sin pluralismo político, sin elecciones libres, sin libertad de expresión, sin programas polémicos de televisión. Implantó un régimen copia del modelo soviético que no respeta el sentir del pueblo. Trajo misiles nucleares a nuestro suelo con lo que puso al mundo al borde de la tercera guerra mundial, envió cubanos a matar y a morir en guerras en África, Asia y América Latina. La Unión Soviética ponía las armas y el dinero, los cubanos humildes, la sangre.
Había una república que tropezaba y se levantaba, que prosperaba e iba alcanzando indicadores que hacían de nuestra patria una de las naciones más avanzadas del continente y hasta del planeta. Muchos son los argumentos y las estadísticas que podríamos citar, pero basta con mencionar la cantidad de inmigrantes que llegaban en busca de trabajo y mejor vida desde muchas partes del mundo. Con la intención de proteger a los nacionales ante la afluencia de extranjeros, en noviembre de 1933 se promulgó la Ley Provisional de Nacionalización del Trabajo, que aseguraba a los cubanos el cincuenta por ciento de los empleos. El por ciento de cubanos que emigraron antes del triunfo de Fidel Castro es muy inferior a las cifras de los que han salido luego de 1959. La opresión y la miseria nos convirtieron en un país en constante emigración.
Hoy hay cubanos en Estados Unidos, América Latina, Europa, África, Asia y hasta en Australia y Oceanía. Cubanos dispersos por todo el planeta. Y me alegro por nuestros compatriotas que han alcanzado libertad, vida digna y prosperidad en otras latitudes. Hay cubanos trabajadores, talentosos, creativos, desde Norteamérica hasta la Argentina, desde Noruega hasta África del Sur, desde Rusia hasta Nueva Zelanda. Sin esa maldición que ha sido el castrocomunismo, que ha obligado a miles de cubanos a buscar libertad y oportunidades en otras tierras, si Cuba hubiese continuado su marcha iniciada el 20 de mayo de 1902, con libertad, democracia y economía de mercado, todo ese talento, toda esa creatividad, todos esos esfuerzos, de los cubanos dispersos por el mundo, junto a la creatividad, el talento y el trabajo de los cubanos de dentro, hubiesen hecho de nuestra patria una de las naciones más prósperas y felices de la tierra.
El largo éxodo cubano ha sido una gran tragedia. Y lo más penoso es que quienes han producido tanta desdicha, son también cubanos. Cubanos que han generado no solamente opresión y miseria, sino también mucho dolor y sufrimiento. Por muy bien que le vaya a un buen cubano en el extranjero, en su corazón habita la añoranza por la tierra natal, por el hogar que le obligaron a abandonar. En todo pecho honrado y viril anida firme condena contra quien atenta contra la patria y afecta a la familia.
Muchas vidas ofrendadas, considerable sangre derramada, incalculable sacrificio y esfuerzo, abundante amor, inteligencia, talento y heroísmo en aras de una noble causa, para llegar a aquel histórico 20 de mayo de 1902 y ver izada nuestra bandera de la estrella solitaria. Hoy la patria clama por un nuevo amanecer, por libertad, justicia y democracia. Pero esa nueva aurora solo será posible si tenemos muy presentes y nos inspiramos en el ejemplo de Varela, Céspedes, Agramonte, Mariana, los Maceo, Gómez, Martí y todos aquellos ilustres y valientes patriotas que hicieron posible el nacimiento de la República.
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20 DE MAYO DE 1902 - 2019
CUBA: REPÚBLICA REPÚDIADA POR DECRETO OFICIAL
La historiografía autorizada por el régimen se ha propuesto ignorar el día de la independencia, proclamada el 20 de mayo de 1902. Según los conocedores del tema, Eusebio Leal, de puntilla, intenta introducir el reconocimiento al Día de la República, una fecha borrada de un manotazo por Fidel Castro.
IVÁN GARCÍA -
El Capitolio Nacional, situado en el kilómetro Cero de La Habana, recupera su esplendor. El ala norte y sur de la institución fue remozada con esmero. Y decenas de operarios colocan láminas doradas compradas en Rusia en su enorme cúpula central de 91 metros de altura.
La aburrida y monocorde Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), única en el mundo que no elabora leyes y solo aprueba por unanimidad las normativas que bajan desde el ejecutivo autocrático, ya ocupa varias oficinas en el Capitolio.
En algún momento de 2020 o 2021, la otrora Cámara del Senado y de Representantes funcionará como sede de la Asamblea Nacional, aunque tendrán que recortar la abultada nómina de parlamentarios, pues el hemiciclo de la Cámara de Representantes solo contaba con 200 asientos y el Senado 54 y actualmente el número de diputados es de 605.
Eusebio Leal, el historiador de la ciudad que se caracteriza por su oratoria exuberante, es un personaje contradictorio. Los residentes de la Habana Vieja aprueban su gestión en la recuperación de obras históricas y apertura de nuevos espacios públicos, mientras sus adversarios lo tildan de ‘tracatán’ educado. Pero ha sido Leal el factor principal que además del maquillaje dado a un trozo de la zona colonial, ha influido en la recuperación de la memoria histórica de la capital en todos sus aspectos: desde la urbanística hasta la republicana.
Una fuente cercana al historiador cuenta que el hecho de que el Capitolio vuelva a ser sede parlamentaria, es un premio a la tenacidad de Eusebio Leal, quien con angustia observaba el deterioro del inmueble. Es cierto que la renovación de ese epicentro geográfico de La Habana intenta ocultar la miseria a su alrededor así como el derribo de desvencijados edificios vecinales para sustituirlos por hoteles de lujos.
Según los conocedores del tema, Eusebio Leal, de puntilla, intenta introducir el reconocimiento al Día de la República, una fecha borrada de un manotazo por Fidel Castro. Algún que otro historiador oficial, hablando con la boca pequeña o publicando un artículo en páginas interiores de medios intelectuales, reconocen ciertas virtudes del 20 de mayo y su primer presidente, Don Tomás Estrada Palma.
Pero todavía la descomunal maquinaria propagandística del Partido Comunista ignora nuestra fecha republicana. Al preguntarle a Odalys, empleada bancaria, 29 años, si conoce el significado del 20 de mayo, responde: “No, no sé qué pasó ese día. Es que son tantas las fechas que se celebran que uno se vuelve loca”.
Tres estudiantes sentados en el Parque Córdoba, en La Víbora, que matan el tiempo conectados en sus teléfonos móviles al diario deportivo Marca, de España, dicen que para ellos la fecha más importante de Cuba es el 1 de enero de 1959, cuando triunfó la revolución. “Luego le siguen por importancia el asalto al Moncada, el 26 de julio, el 2 de diciembre, desembarco del Granma, el 8 de octubre, cuando mataron al Che, y el 10 de octubre”, explica Daniel, alumno de 12 grado. ¿Y el veinte de mayo?, le pregunto. “Ah, sí, pero esa no es importante. Fue cuando surgió la república mediatizada”, contesta Daniel.
Como si fuera un reflejo condicionado, cuando usted habla con personas nacidas después de la llegada al poder de Fidel Castro, la inmensa mayoría desconoce o minimiza el significado del 20 de mayo. Ernesto, habanero residente en Hialeah, confiesa que en su primer 20 de mayo en Miami fue que supo de la importancia de esa efeméride. "Allí casi todos los cubanos colocan banderas en la fachada de sus casas y en los carros. La prensa de Florida hace un recuento histórico de ese día y cubanos de éxito visitan la Casa Blanca y charlan con altos funcionarios o el mismísimo presidente. Pero en Cuba casi nadie sabe lo que pasó ese día”.
Ciento diecisiete años después, no quedan testigos vivos de aquella mañana de sol brillante cuando el Generalísimo Máximo Gómez izó la bandera de la estrella solitaria en el Castillo de los Tres Reyes del Morro. En una nota del colega Jesús Hernández, publicada hace tres años, contaba que “la fecha escogida fue el 20 de mayo por ser el día posterior al 19, cuando el Apóstol de la Independencia, José Martí, murió en combate, para cumplir con aquello de muere un hombre, nace una nación”.
Relataba Hernández: "Entonces, el antiguo Palacio de los Capitanes Generales, en La Habana, sitial de los 65 capitanes generales españoles que gobernaron a Cuba, acogió a distinguidos visitantes, embajadores y altos oficiales del Ejército Libertador para presenciar el nacimiento de la República. Nadie imaginó el 20 de mayo de 1902 que un siglo después de haberse establecido la República, los cubanos tendrían que seguir luchando por sus derechos cívicos y humanos. Y es que la desdicha que Cuba sufre hoy no es superior o menor a la que el país confrontó antes, pero el presente que se vive duele más que el pasado porque lo vivimos, lo medimos con desconfianza, incertidumbre e inclusive provecho”
La historiografía oficial ha querido ignorar nuestro día de la independencia. Sepultar 57 años con políticas más o menos erradas, dos dictadores por el camino y no pocas desigualdades, pero con un crecimiento económico impresionante, una Carta Magna democrática y una capital entre la más hermosa de América.
Cientos de empresarios cubanos fundaron negocios boyantes. Una legión de arquitectos, médicos, pedagogos y abogados sobresalían en sus respectivas profesiones. La música cubana vivió su década de oro. Benny Moré encendía el Alí Bar, la Lupe armaba su puesta en escena en el club La Red. El Caballón, Bebo Valdés, acompañaba al piano a Nat King Cole en Tropicana y una negra inmensa con voz de mezzosoprano, la Freddy, cantaba boleros en el bar Celeste.
La revolución de Fidel Castro pretende demonizar el pasado. No era perfecto. Pero teníamos República.
IVÁN GARCÍA, DESDE LA HABANA
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El 20 de mayo, a su lugar en Cuba
El régimen castrista se ha esforzado en borrar la fundación de la República de la memoria histórica atribuyéndole todos los males de la nación.
El 20 de mayo de 1902, después de cuatro siglos de colonialismo, tres décadas de guerra y tres años de ocupación, nutrida de las ideas republicanas provenientes de la Revolución Francesa, del republicanismo estadounidense y de las revoluciones latinoamericanas, nació la República de Cuba.
El gobernador Leonardo Wood con su Estado Mayor, el generalísimo Máximo Gómez con varios generales del Ejército Libertador y el presidente Tomás Estrada Palma con su Consejo de Secretarios presidieron la ceremonia del alumbramiento en el Palacio de los Capitanes Generales, convertido en Palacio Presidencial.
En la Plaza de Armas, tres compañías de la artillería cubana hacían guardia de honor. Cientos de personas llenaron el Salón Rojo donde el general Wood leyó un mensaje del presidente de EEUU, pronunció unas breves palabras, y a las 12:08PM Máximo Gómez, ebrio de emoción al izar la enseña nacional, exclamó: "¡Creo que hemos llegado!". Seguidamente el general Emilio Núñez, gobernador de La Habana, izó la bandera cubana en la fortaleza del Morro. El añorado sueño de los cubanos de ver su bandera flotando se realizó.
Los cañonazos, las bandas de música, las aclamaciones del pueblo y las campanas de los templos conformaron un ambiente de fiesta y emoción. En el Malecón se agolpaba una multitud que vitoreaba a Cuba y a los norteamericanos.
Los actos de despedida al Ejército de Ocupación habían comenzado el 16 de mayo. Veteranos de guerra, políticos y hombres de negocio congratularon a los ocupantes con bailes y banquetes. El 19 de mayo, séptimo aniversario de la muerte de José Martí, se depositaron ofrendas florales y realizaron veladas solemnes dedicadas al Apóstol. A las doce de la noche, en un instante se pasó del luto al jolgorio. Todo el país celebró la fiesta hasta el amanecer del día 21.
Al panteón de efemérides nacionales (28 de enero, natalicio del Apóstol; 10 de octubre, Grito de Yara; 24 de febrero, inicio de la Guerra de Independencia y 7 de diciembre, caída del Titán de Bronce), se incorporó el 20 de mayo, nacimiento de la República. Cada año las muchachas vestían ropas con los colores de la bandera, los centros educacionales y otras instituciones realizaban actividades y la prensa dedicaba sus espacios a la misma.
A partir de 1963 comenzó un esfuerzo por borrar la fecha de la memoria histórica. Para ese fin al 20 de mayo se le atribuyeron todos los males de la nación y pasó a ser sinónimo de conducta equivocada, recogida en aquella frase: "lo que cayó fue en 20 de mayo".
El historiador Rolando Rodríguez, publicó en el diario Granma del 16 de septiembre de 2015, que "el 20 de mayo no podía recordarse como el día de surgimiento de la República porque ella había comenzado en Guáimaro el 10 de abril de 1869. Es ahí donde está el origen de la República cubana". Rodríguez, en un fallido esfuerzo identificó la República en Armas, que rigió en los territorios liberados, con la República oficial, que debutó con personalidad reconocida por el concierto de naciones.
El intento de borrar una fecha tan simbólica nos remite a la primera Constitución republicana.
En julio de 1900 el Gobierno de Ocupación convocó a elecciones para designar los delegados que redactarían la EEUU. Terminada la redacción del texto, la Comisión encargada de exponer dichas relaciones recibió las instrucciones a tener en cuenta.
Después de inconformidades, gestiones y desencuentros, los delegados cubanos recibieron una nota del secretario de Guerra de EEUU estableciendo como condición para cesar la ocupación la incorporación de la Enmienda Platt: un fragmento de la Constitución norteamericana que tenía fuerza de ley. Agotadas todas las posibilidades, la Asamblea Constituyente, después de tres meses de debates optó por aprobar la inclusión de la Enmienda Platt en el texto constitucional.
La otra opción, votar en contra —con el país ocupado, el Ejército Libertador desmovilizado, el Partido Revolucionario Cubano disuelto, la nación sin cristalizar, sin Estado ni Gobierno propios, con la economía en ruina y el pueblo agotado— ante la superioridad del ocupante implicaba el reinicio de la guerra, que hubiera sido un acto suicida.
La República nació sin independencia absoluta, pero con personalidad propia, con derechos civiles y políticos, y los poderes públicos separados. Se le cerró el paso a la anexión, se retiró el Ejército de Ocupación y nuestro destino sería diferente al de Puerto Rico, Guam o Filipinas.
En 1925 se recobró la soberanía sobre Isla de Pinos; en menos de 20 años Cuba emergió de la postración económica derivada de la guerra; se fortaleció la sociedad civil; en 1914 se creó la moneda nacional para disminuir la dependencia respecto al dólar norteamericano; en 1934 nos desembarazamos de la Enmienda Platt; en 1937 se dictó la legislación laboral más avanzada que Cuba ha tenido hasta hoy. Y en 1939 se redactó la Constitución de 1940. Por todo ello, el 20 de mayo de 1902, guste o no guste, constituye un acontecimiento crucial de nuestra historia. Fue un acto de madurez, de visión de futuro. Fue la primera manifestación republicana de cultura política.
La balanza de la historia demostró que, a pesar de las dificultades confrontadas, la República que nació en 1902, en la década del 50 ocupaba uno de los primeros lugares en el pelotón de avanzada de la región. Mientras la Cuba de hoy, después de seis décadas de intransigencia, está inmersa en la crisis más profunda de su historia. Razones suficientes para que el 20 de mayo ocupe nuevamente el lugar que se ganó entre las fechas patrias.
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20 DE MAYO FECHA IGNORADA
Los años de adoctrinamiento ejercido por el aparato propagandístico de la dictadura han contribuido a desdibujar el significado de la proclamación de la República, que incluso la mayoría de los jóvenes desconoce.
En el exilio se celebra el
20 de mayo, pero en la isla es una fecha ignorada
El 20 de mayo de 1902 amaneció soleado en La Habana. A los 12 y 8 minutos, el generalísimo Máximo Gómez izaba la bandera cubana en la azotea del viejo Palacio de los Capitanes Generales, convertido en Palacio Presidencial. Mientras, las campanas de las iglesias repicaban en toda la isla. Entre los testigos del día que quedó instaurada la República se encontraban el presidente electo Tomás Estrada Palma, varios generales del Ejército Libertador y el interventor estadounidense Leonardo Wood.
Fue un camino largo y sinuoso. Más de treinta años de luchas, conspiraciones y toque a degüello machete en mano en la manigua insurrecta. Pasaron muchas cosas. Traiciones, rencillas internas entre algunos independentistas cubanos y la muerte de grandes próceres como Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo y José Martí.
Sesenta y dos años de dictadura verde olivo han desdibujado la historia patria. Según la narrativa oficial, enseñada en las escuelas cubanas, los mambises estaban ganando la guerra contra el colonialismo español en 1898 cuando Estados Unidos decide intervenir y, tras una batalla naval en la bahía de Santiago de Cuba contra la flota del almirante Pascual Cervera, usurpan la victoria de los insurgentes. Luego España y Estados Unidos pactaron en París un acuerdo de paz sin la participación de los independentistas cubanos. La injerencia yanqui quedó plasmada en la Enmienda Platt. Por tanto, el 20 de mayo, fecha en que se fundó la ‘seudo república’, no hay nada que celebrar. Fin de la historia contada por los manuales castristas.
La república quedó reducida a una estampa en blanco y negro. Sin matices. Como aquellos viejos filmes del oeste, donde solo existen malos y buenos. Pregúntele a cualquier joven cubano su opinión sobre la etapa republicana. A pocas cuadras donde se izó la bandera cubana hace 119 años, en el bar Two Brothers, próximo a la bahía habanera, Miguel Antonio, dependiente, se abanica aburrido con un trozo de cartón.
“¿Tú sabes el día que se fundó la República de Cuba?”, le pregunto. Abre los ojos y después de una pausa responde: “Eso se lo sabe hasta un niño, el 1 de enero de 1959, men”. Cuando le digo que está en un error, que la república se instauró el 20 de mayo de 1902, me corrige. “Na, asere, esa fecha la cambiaron hace un burujón de años. ¿Tú no lo diste en la escuela? Eso fue la república mediatizada. Pa’esta gente (el régimen) esa fecha no cuenta”.
Dylan y Josuán, de 19 y 23 años, son vecinos de la Habana Vieja. Están sentados en el muro que delimita la bahía, intentando pescar algo. Ninguno de los dos sabe ni les importa el 20 de mayo, día de la independencia nacional. “Estamos en la corrida y hemos pescado parguitos y rabirrubias. Una parte la vendemos y la otra la llevamos pa’ jamar en el gao. Hace rato dejé los estudios. Ni me acuerdo ni me interesa nada de eso. Puro, la jugada está apretada. Todos los días hay que salir pal’ fuego a buscar un baro. Mi plan es empatarme con una yuma y pirarme de esta mierda”, comenta Josuán.
Relativamente cerca de donde se fundó la república, en la calle Damas 955, en la barriada de San Isidro, vive Luis Manuel Otero Alcántara, artista visual que desde el domingo 2 de mayo está retenido en contra de su voluntad en una sala del hospital Calixto García. No muy lejos, a la entrada de una cuartería [ciudadela] en la calle Picota, tres muchachos hablan de fútbol. Uno de ellos, alumno de gastronomía y turismo, cuenta que en "la escuela nos hablaron horrores del 20 de mayo. Pa’los dirigentes la historia comenzó en enero de 1959. Todo lo que pasó antes era malo. Y me da igual si el futuro de Cuba es una república democrática o una monarquía militar, mi meta es ir ‘bajanda’ de este infierno”.
Muchos jóvenes cubanos desconocen sobre la efeméride del 20 de mayo. Yaidel, enfermero de 28 años, asegura que "solo a las personas mayores y a los amantes de la historia les interesa ese tema. Aunque para ser sincero, mis abuelos me contaban que antes de la llegada de los barbudos, los 20 de mayo todo el pueblo salía a festejarlo en las calles. Pero llegó el comandante y mandó a parar”.
Tania Quintero Antúnez, nacida en 1942 y quien durante veinte años fuera periodista oficial y a partir de 1995 se convirtió en periodista independiente, explica que lo que diferenciaba al 20 de mayo de otras efemérides y actividades, era que se trataba de una jornada patriótico-festiva. "Además de actos y desfiles, se realizaban verbenas, retretas (conciertos) al aire libre y bailes populares, en clubes, sociedades o los Jardines de la Tropical. Ese día, la gente procuraba estrenarse una muda de ropa y un par de zapatos. Como el 20 de mayo era feriado nacional, yo iba con mis padres a visitar a mi abuela paterna que vivía en Luyanó. La guagua [ómnibus] que cogíamos eran las rutas 5 o la 10 que paraban en la Esquina de Tejas, a dos cuadras de la casa, y nos dejaba en la parada siguiente del hospital materno-infantil Hijas de Galicia". Quintero sigue narrando sus recuerdos de los años 1948 a 1958:
"Regresábamos temprano en la tarde, lo que me permitía con amiguitas de la cuadra, dar una vuelta a la manzana o ir un rato al Parque La Normal, nombrado así porque quedaba frente a la Escuela Normal de Maestros de La Habana, en San Joaquín entre Pedroso y Amenidad, Cerro. Antes o después, para curiosear, pasábamos por la Sociedad del Pilar, en Estévez y San Gregorio. Los 20 de mayo y los 12 de Octubre, día de Nuestra Señora del Pilar, patrona de nuestro barrio, en la Sociedad había fiestas y bailes. De los 20 de mayo, lo que más grabado se me ha quedado es la imagen de las banderas que se colgaban en puertas, ventanas, balcones o terrazas. Más grandes o pequeñas, más gastadas por el tiempo o acabadas de comprar, la enseña nacional no podía faltar en la conmemoración de cada nuevo aniversario de la proclamación de Cuba como República. En el Parque Central, el Parque Maceo y el Anfiteatro de la Avenida del Puerto, bandas de música, municipales o de la policía, ofrecían retretas. Eran gratuitas y asistían muchísimas personas, de todas las razas y clases sociales. Y todas bien vestidas, baste ver las fotos de aquella época".
Es precisamente en el periodismo independiente y la disidencia donde se valora la importancia del 20 de mayo. Leonardo, abogado disidente, reconoce que antes de “ser opositor al gobierno, minimizaba el día de independencia. Hemos recibido una educación altamente ideologizada. En un viaje a Miami vi cómo los cubanos, de la primera y segunda oleada migratoria, celebraban el 20 de mayo. Fuera de mi país noto un respeto y devoción, por ejemplo, por la figura de José Martí que no existe en Cuba, porque como lo han usado en campañas políticas a muchos aquí el Apóstol le genera antipatía”.
Para Rolando Rodríguez Lobaina, director de Palenque Visión, “hablar de una república democrática una vez terminada la dictadura comunista, siempre será un tema complicado. En mi criterio, reconstruir materialmente la nación va a ser rápido. Pero desde el punto de vista político, histórico y moral vamos a tener desaciertos. Porque primero tenemos que hablar de la composición de los que van a fundar la nueva república. Es cierto que entre los cubanos de afuera y de adentro sobran personas preparadas. Se ha demostrado que no solo hay muchos cubanos que destacan como emprendedores, también en la política, las leyes y desde luego están muy capacitados para reconstruir la nación”, afirma y añade:
“El tema esencial es cuál será la ruta, cómo encaminar un país que en 62 años ha estado marcado por una tendencia de izquierda extrema. Por tanto, este pueblo, de una manera u otra, ha sido educado y se le ha impuesto una doctrina política de izquierda. Aunque existan diversos partidos en el futuro, hay que estar de acuerdo en que la plataforma social que surgirá estará basada en los principios, cuando menos, del centro izquierda. Por esa misma formación, de autoritarismo, es difícil poder entender la tolerancia que es uno de los graves problemas que habrá en el futuro. Hay que educar a las nuevas generaciones y a la sociedad en general para permitir, respetar y tolerar las opiniones diferentes. Yo no dudo que en el futuro Cuba sea económicamente próspera. Pero en los primeros años de una futura república quizás tendremos unos cuantos desaciertos políticos. Ha sucedido en los antiguos países comunistas. Y en nuestro caso, el castrismo ha dejado un país en ruinas en todos los sentidos”.
Mientras en Estados Unidos los exiliados cubanos festejan el 20 de mayo, en un segmento amplio de jóvenes en Cuba prevalece la indiferencia y el desconocimiento de la historia real y objetiva. El día que se fundó la república sigue siendo una fecha ignorada en la Isla.
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