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General: La primera vez que tuve sexo después de la transición de género
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 19/06/2021 14:45
 Identidad
Después de que Charlie Craggs se presentara como mujer, tener sexo con hombres heteros la hizo descubrir lo poco que les importa el placer de las mujeres.
 
La primera vez que tuve sexo después de la transición
                              Charlie Craggs
Soy una mujer trans y antes de hacer la transición me acostaba con hombres gays, aunque nunca me identifiqué como un hombre gay porque siempre me sentí como una mujer. Ahora soy una mujer trans y me identifico heterosexual, lo que significa que me acuesto con hombres heteros o bisexuales.
 
Una de las principales cosas que he notado sobre el sexo ahora es lo diferente que me tratan. He aprendido mucho sobre cómo los hombres heterosexuales tratan a las mujeres, lo cual no encaja bien con mis creencias feministas. No tuve tanto sexo antes de la transición, porque estaba muy deprimida, pero cuando lo tenía, nunca me trataban así. Por ejemplo: a los heterosexuales no les importa si te vienes. Es algo que todas las mujeres saben, pero obviamente no me di cuenta hasta que hice la transición.
 
La primera vez que tuve sexo después de la transición —aunque en realidad siempre he sido trans, así que supongo que es la primera vez que tuve sexo después de presentarme como una mujer a tiempo completo— fue con un chico con el que había intercambiado mensajes durante algún tiempo. Una de las ventajas de ser una chica trans en los medios de comunicación es que a veces hay chicos lindos que te envían mensajes y si me gustan les contesto. Este tipo en particular me vio en las noticias cuando comencé mi campaña Nail Transphobia y me contactó. Reaccionaba positivamente a mis fotos de vez en cuando y ese tipo de cosas. Después de un tiempo sugirió que nos reuniéramos. Salimos un par de veces antes de tener sexo; soy cristiana, así que no me acuesto con gente en la primera cita.
 
Cuando finalmente tuvimos sexo, no fue algo bueno. No fue una experiencia agradable. Fue un desastre. En realidad no hay mucho que decir, además de: los hombres son basura. Estábamos en su casa y no estaba planeando que fuera algo importante. Había tenido sexo antes, no me consideraba virgen, solo era mi primera vez después de la transición. Solo quería tener sexo.
 
Fue muy divertido para él, pero no para mí. Sentí que había sido desconsiderado con mi cuerpo y mis sentimientos. No quería casarme con él ni nada; en todo caso, él estaba más interesado en mí que yo en él, pero al mismo tiempo quería que me respetara. Tuvimos sexo, él se vino y todo acabó, aunque yo no me vine. Entonces le dije: “Oh, ¿ya terminamos? Porque yo no he terminado”. Fue vergonzoso. No voy a acabar ahora que ya has terminado; ya ni siquiera estás sentado a mi lado.
 
Darme cuenta de que simplemente no le importaba que yo no me hubiera venido me dejó un muy mal sabor de boca. Supe entonces lo que mis amigas me han dicho toda mi vida: los chicos solo te usan como un juguete para estimularse, solo se preocupan por ellos mismos. No lo volví a ver después de eso.
 
Era diferente cuando tenía sexo con hombres gays. Se sentía más equitativo; ambos terminan de la misma manera. Los gays tienen más empatía y mejores modales para tener sexo; también quieren hacerte venir.
 
Creo que las chicas deben ser menos respetuosas cuando se trata de tener sexo. Tenemos que instigar las conversaciones sobre lo que nos gusta. Los hombres están de acuerdo con no tener esas conversaciones, porque para ellos no es un problema; pueden venirse con facilidad. Mientras que las mujeres sienten que deben ser respetuosas. Pero imagina si estuvieras teniendo sexo con un hombre y no hiciste que se viniera y te quitaste cuando llegaste al orgasmo y dejaste tus fluidos sobre él y te fuiste. Él diría, “¡Regresa! ¡No hemos terminado!” Ni siquiera lo pensaría dos veces.
 
Algunos hombres heteros que se acuestan con chicas trans creen ciertos mitos, por ejemplo, que las chicas trans no pueden venirse debido a las hormonas. Quizás algunas no puedan, pero yo sí lo hago. Otros chicos heteros con los que me he acostado no me tocan durante el sexo y cuando les pregunto después me dicen: “Oh, pensé que no querías que te tocara, a la última chica trans con la que me acosté no le gustaba”.
 
Les sorprendería saber cuántos hombres heteros tienen sexo con chicas trans. Somos deseables; el porno trans es la categoría de pornografía de más rápido crecimiento. Muchos chicos coquetean conmigo y me dicen “Siempre quise probarlo”, lo que personalmente me parece bastante desagradable. Es asombrosa la cantidad de chicos heteros —y me refiero a tipos realmente heterosexuales— que quieren intentarlo. Fui a una escuela de varones bastante ruda y puedo prometerles que lograría tener sexo con la mitad de los chicos de mi año si realmente quisiera. La mayoría de los hombres heteros no quieren llevarnos a casa con sus madres, pero sí quieren llevarnos a casa y tener sexo una vez. A menudo, quieren que los penetremos; son los tipos más heterosexuales y varoniles, pero te dicen: “Quiero que me penetres”.
 
Hay un grupo de chicos heteros a los que las chicas trans llaman “perseguidores”, porque quieren tener sexo con todas las mujeres trans que puedan encontrar; simplemente pasan por todas nosotras. Fetichizan a las chicas trans, son patanes, solo salen con chicas trans y son unos pervertidos. No es bueno ser un perseguidor; no es lindo. Si solo sales con chicas trans y no con otras mujeres en general, es realmente desagradable para mí, porque la única diferencia entre ellas y yo es un pene, literalmente. Hay una atracción trans, lo cual está bien, pero ser un perseguidor es algo horrible. Creo que con cada grupo demográfico marginado, siempre hay un grupo de hombres obsesionados de manera enfermiza, que nos fetichizan, y no es saludable y no es un cumplido. Además, esos tipos nunca se acostarán contigo una vez que te hayas operado; simplemente están obsesionados con los penes. Quiero encontrar un chico a quien le guste por lo que soy, no porque sea trans, o a pesar del hecho de que sea trans. Simplemente alguien que diga: “Oh, ¿eres trans? Está bien, genial”.
 
Mi consejo para una chica trans que está a punto de empezar a acostarse con hombres heteros es que inicie conversaciones sobre sexo antes de acostarse con ellos, porque es algo que le concierne. Debes comunicarte. Necesitamos decir lo que queremos y no ser respetuosas al respecto. ¡Las chicas trans también necesitan venirse! Sé consciente de tu valor, tu cuerpo y tus necesidades y deseos. Eres tan digna como el hombre con el que te acuestas. Además, si solo te usa como un juguete sexual para estimularse, ¡roba algo de su casa! Te trató como a una prostituta, ¿por qué no obtener una retribución? Literalmente hago eso ahora. Si el tipo no me trata con respeto, simplemente robo algo de su casa cuando me voy.
 
Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.  Traducido Por Álvaro García


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 19/06/2021 15:03
  
GENTE NOS CUENTA SU  PRIMERA 
EXPERIENCIA SEXUAL DESPUÉS DE LA TRANSICIÓN DE GÉNERO
"Verdaderamente disfruté mi posición en la experiencia sexual porque era simple y sencilla, yo era la mujer".​
Hay muchos objetivos y metas que separan la adolescencia de la adultez, pero pocos tienen la misma solemnidad que el sexo. Perder la virginidad se siente importante porque afirma cómo uno se siente respecto a otras personas, pero también, y esencialmente, cómo se siente respecto a uno mismo. Y para las personas que están haciendo la transición de género, un primer encuentro sexual después de la operación puede tratar incluso aún más sobre el auto-descubrimiento, con implicaciones que pueden ser transformadoras.
 
Aquí, tres personas describen en sus propias palabras su primera experiencia íntima después de la cirugía de reasignación de sexo. Todo ha sido editado levemente por brevedad y claridad, y una advertencia, una de las historias siguientes contiene referencias de agresión sexual.
 
Anne-Marie* tiene 56 años
Yo me declaré transgénero hace cinco años. Mi esposa y yo nos divorciamos poco después. Ella se sentía traicionada y yo no podía discutir contra eso, porque había estado ocultándole una parte de mí a ella, pero también a mí misma.
 
Yo tuve cirugía de reasignación de sexo (CRS) hace dos años. Después de que salí del clóset, las cosas empezaron a tener sentido y a encajar. Rápidamente. Sabía que la CRS sería la única forma en que podría vivir verdaderamente como yo misma y sentía que ya había gastado suficiente tiempo de mi vida viviendo como alguien más. Encontré alivio en el inevitable dolor físico del post-operatorio. Esta mentira gigante que había estado cargando a todos lados a lo largo de mi vida entera había desaparecido. No tuve sexo por un año después de la cirugía por miedo a lo desconocido y también por culpa, todavía amaba a mi esposa y el sexo con alguien más se sentía como una traición.
 
La primera vez que tuve sexo después de la operación fue sexo ocasional de una sola noche. ¡Nunca había experimentado eso! Estaba tomando un martini en un bar, yo sola, y empecé a hablar con el barman. Él era encantador, atractivo y definitivamente mucho más joven que yo. Fuimos a su casa y tuvimos mucho sexo. No puedo recordar haber tenido todo ese sexo en mi vida casada. No era que no lo hubiera disfrutado. Solo que siempre sentí que algo no estaba bien dentro de mí, como en lo profundo de mi cuerpo y en la manera en que funcionaba.
 
Siempre me sentía muy auto-consciente durante el sexo. Pero esa noche, no sentí para nada eso. Me sentía confiada y fuerte y sentía que estaba en el lugar correcto. Me escuché a mí misma pidiendo cosas en las que nunca había pensado o que no había querido antes, verdaderamente disfrutando mi posición en la experiencia sexual porque era simple y sencilla; yo era la mujer. Esa única verdad, me excitó más de lo que sabía que era posible y eso era un sentimiento realmente afirmante. La vida desde esa noche ha sido cada vez más satisfactoria. He salido con personas sin límites, sin dudas, y sin etiquetas. Al entender mis deseos sexuales, me entiendo mejor a mí misma como mujer.
 
No creo que estaría aquí hoy si no fuera por la sólida comunidad LGBTQ que está presente en la sociedad actual y en los medios. La visibilidad es muy importante, y debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo.
 
Isabel tiene 32 años
Sabía que la cirugía era lo que quería desde una edad temprana, y estaba emocionada de empezar la etapa post-operatoria. Nunca antes había disfrutado el sexo porque no me gustaba ser tratado como un chico, lo que es inevitable si uno está desnudo y tiene un pene. Yo era un chico lindo y era popular entre las chicas, lo que frecuentemente me llevó a experiencias sexuales que me dejaron con inmensa culpa. Siempre supe que sin un pene esta culpa no existiría.
 
Mi primera cita después de la cirugía fue con esta chica hermosa. Se veía como una chica salida de mis sueños; rubia con pelo corto, ojos azules penetrantes, y delineador más grueso que el de Amy Winehouse. Nos sentamos en un bar pintoresco y bebimos demasiado vino. Le conté de mi vida sexual culpable de cuando era un chico adolescente y de mi cirugía y ella me contó de sus luchas con la sexualidad y con ser etiquetada. Se sintió como un intercambio honesto entre dos personas que estaban reconciliándose con su identidad. Así que la invité a mi casa, sin estar segura de qué esperar.
 
Después de que nos serví más vino, empezamos a tocarnos sin ninguna advertencia. Ella era muy agresiva conmigo, desgarrando mi ropa, empujándome a superficies incómodas y frotando mi clítoris demasiado fuerte. Yo estaba muy impactada con su repentino cambio de conducta que dejé que siguiera por unos pocos minutos antes de preguntarle qué carajos estaba haciendo. Ella se disculpó y dijo que no sabía lo que me gustaba y me alentó a continuar explorando con ella. Dijo que iría más lento. Yo estaba tan hambrienta por la experiencia que ignoré los signos de alerta que mi cuerpo me estaba dando.
 
Bebimos un poco más de vino y comenzamos a tocarnos gentilmente por un rato, lo que estuvo bien. Fue muy agradable ser tocada por alguien en los lugares que uno se ha imaginado por tanto tiempo. Luego me hizo sexo oral, pero no fue considerado ni gentil, fue brusco y excesivo, como si simplemente estuviera intentando ponerme húmeda solo por hacerlo. Sacó un consolador con arnés de su bolso y antes de que tuviera tiempo de comprender lo que iba a pasar, me estaba cogiendo fuerte y cruelmente. Me sentí realmente vacía. No me resistí, porque en ese momento, creí que era mi culpa—que había cometido un error con mi propia identidad. Me acosté ahí preguntándome si realmente era una mujer o no ¿Viví todo este dolor para nada? ¿Realmente se siente así?
 
No sabía si no se sentía bien solo porque no me gustaba, o si no se sentía bien porque mi cuerpo era diferente ahora. Sentía que ya no podía confiar más en mis instintos. Comencé a llorar. Ella vio mis lágrimas y se detuvo, sacó su consolador con arnés de dentro de mí y dijo: "Creí que eso era lo que querías". Luego se volvió a vestir y se fue, sin nada parecido a un abrazo o a una despedida. Es una experiencia que nunca olvidaré. En los meses que siguieron, no me sentí confiada para tener sexo con nadie.
 
Ahora tengo pareja y tenemos una vida sexual saludable. Estoy feliz, me siento como yo misma por completo y ya casi nunca pienso en esa noche. Ahora sé que la forma en que me sentí era válida y no era inusual para alguien que ha pasado por tantos cambios en una edad tan temprana. Creo que es realmente importante ser cuidadoso con lo que uno deja entrar en su mundo y recordar que la manera en que las personas se comportan con uno no siempre es un reflejo de la persona que uno es.
 
Kaitlyn tiene 25 años
Conocí a Grace en Tinder y habíamos estado saliendo por un mes más o menos antes de tener sexo. Nuestra primera experiencia sexual juntos fue mi primera vez después de la operación y mi primera vez en la vida. Nunca antes había tenido sexo. Nunca antes había sido besada. En el momento, Grace se identificaba como hombre. Para nosotros fue realmente saludable, tuvimos que averiguar lo que nos gustaba a ambos desde el comienzo. Por años, yo había tenido sentimientos conflictivos con mi género, pero solo comencé a tomar hormonas dos años antes de la cirugía, cuando tenía 20.
 
Después de empezar con las hormonas, adquirí más interés en general sobre las relaciones. Comencé a verme en el espejo, y a reconocer mi reflejo, me gustaba lo que veía y quería que el progreso se desenvolviera de forma natural. Nunca antes me había sentido realmente atraída hacia nadie, ni era curiosa sobre lo que me atraía. Nunca busqué experiencias sexuales porque no quería tomarme la molestia, a menos de que verdaderamente se sintiera como yo. Mi relación con mis genitales estaba desconectada. Mi pene estaba ahí, pero no era útil ni deseable. Me sentía ambivalente hacia él. Pero una vez tuve la cirugía, estaba en terrenos completamente nuevos respecto al sexo. Estaba emocionada de intentarlo, porque según todo lo que había escuchado, era genial. Me gusta lanzarme a lo desconocido porque creo que impide que uno piense demasiado las cosas, preocupándose de lo que podría salir mal, o imaginando escenarios que podrían terminar decepcionándolo a uno en la vida real. Así que Grace y yo simplemente nos lanzamos.
 
En general no soy una persona particularmente sexual, pero realmente lo disfruté. Se sintió muy normal de una forma inusual y nueva. Para mí, ser capaz de tener sexo penetrativo es increíblemente afirmante, porque permite una experiencia sexual que está en concordancia con las normas de mi género en lugar de estar fuera de ellas. Estar dentro de las normas de género, para la primera vez que tuve sexo, fue una novedad muy placentera. Tener una vagina me dio el poder de no pretender nunca nada más. Una vez uno tiene ese sentimiento, es extremadamente liberador. El sexo post-operatorio puede ser aterrador, pero no tan aterrador como uno cree que es. Es un gran alivio. Grace me preguntó una vez "Cuando tenga la cirugía de reasignación de sexo, ¿me voy a sentir todavía como yo mismo?" y creo que es una pregunta que muchas personas trans tienen antes de la cirugía. Puedo decirles, que cuando una enfermera está limpiando el clítoris de uno con un hisopo lleno de alcohol, ocho días después de la cirugía, se siente como uno mismo. Se siente adolorido, pero es realmente uno.


 
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