Por Paola Aguilar
¿Qué orientaciones sexuales conoces? Si te criaron en Latinoamérica, posiblemente creciste nombrando dos y ya está: la heterosexualidad, en la que solo te atraen personas del género opuesto —y que se sigue considerando lo “natural”—, y la homosexualidad, donde solo te atraen personas de tu mismo género —estigmatizada aún por muchos sectores de la sociedad—.
En el panorama actual, existe mayor aceptación hacia los hombres gays y las mujeres lesbianas —no en todos los espacios, claro—, pero aun en la disidencia se infiltra el deber ser y la imposición de moldearte lo más posible a la norma. Series como Modern Family han acercado una experiencia particular de la diversidad sexual al público mainstream: sí, Cam y Mitchel son gays, pero tienen muchas similitudes con otras parejas heterosexuales de la televisión: están en matrimonio, en monogamia, son blancos y con dinero, tienen una hija y, quizás lo más importante, son hombres a los que les gustan exclusivamente los hombres.
Es por esto que la bisexualidad y la pansexualidad generan un rechazo tan visceral, porque hay a quienes les incomoda no poder conceptualizar una orientación que no cabe en un espacio “delimitado” imaginario, y por eso es común escuchar frases como “Si eres gay o lesbiana, bueno, lo podría entender, pero si me dices que te pueden gustar los hombres, las mujeres, e incluso, personas que no se identifican como ninguno de los dos, ¡ahí sí estás confundiendo libertad con libertinaje!”
La pansexualidad va en contra de todos estos valores, se centra en la fluidez, la apertura y la reafirmación de que pueden gustarles otros seres humanos por quienes son, y el género pasa a un plano secundario, es simplemente una característica más de la persona.
Platicamos con personas pan que nos compartieron sus experiencias respecto a su orientación sexual y romántica.
Xoch, 27
“Para mí la pansexualidad es una orientación donde el género de las personas que te gustan no es determinante para querer relacionarte con ellas, sin embargo esto no quiere decir ‘oh, yo no veo el género’, sino que no es una condición para que te guste alguien.
Mucho tiempo estuve en esta disyuntiva de “¿seré bi? ¿seré pan?”, y llevo dos años identificándome como pan, yo lo uso porque para mí implica que hay una gran amplitud de gente que me puede gustar.
Sobre la diferencia entre la bisexualidad y la pansexualidad creo que no son tan distintas, es una guerra inventada, y simplemente cómo te nombras tiene que ver con tu historia personal y cuál término te hace sentir más cómodx. Incluso estas dos orientaciones comparten muchos mitos: por ejemplo, dicen que somos personas promiscuas —con una connotación negativa—, o que es más fácil que seamos infieles porque “tenemos más posibilidades”, o que solo te pueden gustar las personas trans si eres pan, y no, también si eres bisexual. Hay invisibilización y burlas, y en las burlas está la decisión de no querer comprender de qué va.
Sí creo que la forma en la que te atraen las personas y con quién te relacionas puede ir cambiando con el tiempo, porque aunque usamos términos, nuestra experiencia no es fija. Anclarse rígidamente a un término no funciona. Yo hace diez años me consideraba bisexual y ahora me considero una persona panromántica, es decir, mi orientación sexual es demisexual, o sea que siento atracción después de establecer un vínculo emocional con la persona, y del lado romántico soy pan, por eso me nombro así.”
Natalia, 24
“Cuando me gusta una persona me fijo más en los memes que me manda, en cómo me trata, en cómo me siento con ella, en cómo piensa, que en su sexo o el género con el que se identifica. Yo desde hace rato sabía que me atraían también las personas que no se identifican como hombres o mujeres, y digamos que “ejercí” la pansexualidad cuando empecé a relacionarme con una persona no binaria.
Esta orientación tiene una dimensión política muy bonita en la que no puede definirse sin tomar en cuenta a las otras personas; es observar la identidad como algo colectivo, algo como, “tú te nombras así, y a partir de la relación que tienes conmigo, ¿quién soy yo?”
Desde donde yo lo entiendo, la bisexualidad usualmente implica que te atraen “hombres” y “mujeres”, por eso opté por la palabra pansexual, con la intención de incluir todo el espectro de la identidad de género.”
Pablo, 25
“Casi no hay representación pansexual en los medios, entonces me tomó tiempo definir mi orientación, porque sentía que no encajaba ‘en ningún lado’. He escuchado discusiones donde dicen que la pansexualidad no existe, que es solo bisexualidad, y pienso que tiene que ver con la palabra: la bisexualidad implica que la atracción es hacia hombres o mujeres.
Existe una tendencia por definir absolutamente todo, y justo esta etiqueta intenta hacer lo contrario, es lo más abierta que puede ser. Por ejemplo, si yo estoy con una mujer eso no significa que “regresé” a la heterosexualidad, sino que es simplemente una de las muchas posibilidades que tengo de relacionarme.”
Priscila, 26
“La primera vez que escuché la palabra pansexual fue en una fiesta, alguien dijo que un maestro era “pan” porque le gustaban los caballos, y me sacó de onda y dije, “no, pues yo no puedo ser pansexual”. Y ese es uno de los peores mitos sobre la pansexualidad: que “si ya te gusta ‘todo’ pues entonces también te gustan los animales”.
Esta orientación no quiere decir que no puedas tener preferencia por un género, yo me defino como 50% pansexual, 40% bisexual y 10% lesbiana, por eso me gusta mucho la palabra "lencha" porque actúa como un término paraguas.
Yo me nombré bisexual desde muy chiquita, luego me nombré heterosexual porque sentía mucha presión en Monterrey y cuando me gustó un hombre dije, “claro, soy hetero” y después, cuando anduve con una mujer dije, “claro, soy lesbiana”, y luego empecé a salir con una persona que no se identificaba ni como mujer ni como hombre, entonces dije, “no importa qué género eres, tú igual me gustas”, y ya no me sentía cómoda con la etiqueta lesbiana, así fue como llegué a la pansexualidad.
Aunque más bien de la idea de abolir las orientaciones sexuales, porque no me hace mucho sentido categorizar, en todo caso pienso que hay que categorizar hasta que ya no existan, hasta llegar a lo absurdo.”
Irlanda, 24
“Yo me pensaba heterosexual hasta los 18 años, después de eso por unos años no sentí atracción hacia hombres, solo hacia mujeres, y más tarde me di cuenta que podía sentir atracción por las personas en general. Es curioso, porque ahora que me identifico como una persona no binaria, y tengo una expresión más masculina, mi atracción por los vatos crece.
La primera vez que escuché sobre pansexualidad fue cuando Miley Cyrus salió del closet como pansexual, hasta ese momento yo me definía como lesbiana y pensaba que sólo me gustaban las mujeres, y cuando me volvió a atraer un hombre me confrontó un montón porque ya había salido del clóset con todo el mundo.
Sé que las etiquetas pueden ser bastante útiles, por eso elegí esta, para poder explicárselo a mis amistades, pero si no tuviera esa necesidad, tal vez habría optado por solo nombrarme queer y no apegarme a otra definición específica.
Pienso que ya nos quedan cortas las palabras y cómo las definimos, yo no podría definirme como bisexual porque no creo que exista el binarismo de género, porque veo el género como un espectro. Pero es válido que quien quiera se identifique así. Para mí el género, el físico, los genitales de alguien es de lo menos; cuando me gustan, me gustan.”
Isabel, 21
“Para mí la pansexualidad es que pueda atraerte emocional, física y sexualmente otra persona sin importar su sexo o su género. Hay quienes relacionan la pansexualidad a una falta de decisión, la gente quiere que “elijas” un género con el cual relacionarte y te apegues a eso, y no funciona así. Algunas veces, incluso dentro de la misma comunidad LGBTQ, no se nos toma en serio, y es difícil.
Y claro que pienso que la orientación es fluida —no que cambia por completo—, pero sí que hay margen para explorar. No estoy cerrada a otras etiquetas en un futuro, pero por ahora estoy cómoda con esta.”