ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES
¿Ha ocurrido alguna vez en el mundo que la mitad de los peloteros de un equipo de béisbol en un torneo internacional lo haya abandonado y se nieguen a regresar a su país?
Ni en la propia Cuba castrista eso había ocurrido hasta hoy. En una estampida récord, sin precedentes en la historia del béisbol, 12 peloteros cubanos, la mitad del "equipo patriótico" del castrismo, burlaron la vigilancia de los esbirros de la Seguridad del Estado y escaparon hacia la libertad que el 11 de julio gritaron y exigieron ríos humanos en las calles cubanas.
Ocurrió en el Mundial de Béisbol Sub-23 (menores de 23 años) celebrado recientemente en Obregón, México, y en el cual el equipo Cuba quedó en cuarto lugar al perder la medalla de bronce frente a Colombia, un país con tradición futbolística, pero no beisbolera.
Ha sido un bochorno colosal, el mayor en la historia de fugas de peloteros de la dictadura castrista. El récord anterior era de cinco jugadores que en 1995 decidieron quedarse, también en México, durante la Copa de Clubes Campeones.
Ello expresa con dramática elocuencia que el régimen comunista castrista está en su etapa final y que solo sobrevive a base de la represión fascista. Pero la cúpula dirigente insiste en hacer el ridículo y afirma que en Cuba todo marcha bien, que esa estampida fue orquestada por el "imperio". Calificó de "viles" a los jugadores que escaparon del cerco del MININT y que fueron captados por los "mercaderes de peloteros". Y acusó al expresidente Donald Trump porque anuló el acuerdo entre las Grandes Ligas y Cuba firmado en 2018.
Peloteros esclavos, un "logro de la revolución"
Falso de pies a cabeza. Esos jóvenes cubanos huyeron porque la pelota en Cuba no escapa de la crisis terminal del comunismo castrista. En la Isla se hace cada vez más difícil vivir y ellos como peloteros se sienten explotados por el Estado. Quieren jugar béisbol pero siendo dueños de ellos mismos y no esclavos, y a la vez ser millonarios como sus compatriotas que juegan en las Grandes Ligas.
Además, el acuerdo mencionado por el régimen fue en realidad una maniobra cocinada entre la Administración Obama y el régimen castrista en la que involucraron a la directiva de las Grandes Ligas. Baste saber que hasta un 25% del dinero de cada contrato firmado por los peloteros iría a la dictadura. Como bien dijo John Bolton, consejero del presidente Trump, en abril de 2019: "Cuba quiere usar a los jugadores de béisbol como peones económicos, vender sus derechos a las Grandes Ligas de Béisbol".
Cuando a principios de 1962 Fidel Castro prohibió el béisbol profesional en Cuba, sentenció: "Este es el triunfo de la pelota libre, sobre la pelota esclava". Fue exactamente al revés, esclavizó la pelota cubana y sepultó una liga que databa del siglo XIX y gozaba del favor entusiasta del pueblo.
Castro estatizó y se apoderó del excelente béisbol cubano para crear una poderosa selección nacional profesional disfrazada de amateur, arrasar en los eventos internacionales y presentarlos como un "logro de la revolución", y de sí mismo.
Claro, se cuidó de que nadie pudiera probar que eran profesionales sus peloteros. A cada uno —aún hoy— le asignan un centro de trabajo real y lo ponen en nómina. No tiene que ir a su "empleo" pero le pagan un salario como si fuera. Así aparece como un trabajador que en su tiempo libre juega béisbol o que disfruta de una licencia deportiva para jugar béisbol no profesional.
Las victorias cubanas, abuso de profesionales contra amateurs
Sin restar mérito a la indiscutible calidad de los peloteros cubanos, los campeonatos y las medallas de oro internacionales obtenidos por Cuba a partir de 1962, incluyendo 25 Copas del Mundo, en realidad fueron un abuso. Cuba participaba con profesionales experimentados hasta con 12 y 15 campañas en el terreno, a competir con mozuelos amateurs no experimentados, en su mayoría estudiantes universitarios.
Por eso tan pronto se permitió el profesionalismo en las Olimpíadas y otros eventos internacionales comenzó a desinflarse el truco beisbolístico castrista. Ya el país hace el ridículo internacionalmente en eventos en los que no gana ni un solo juego. Vale citar algunos descalabros en los últimos años.
En 2017 el equipo Cuba fue eliminado y no pudo ir al Clásico Mundial (de todo el planeta), que tiene lugar cada cuatro años. En 2018, en el importante torneo de béisbol de Haarlem, Holanda, Cuba perdió los cinco juegos, no ganó ni uno solo. En junio de 2021 el equipo cubano fue eliminado del Preolímpico de Béisbol de las Américas, en el que participaron siete países. Fueron República Dominicana y EEUU (con tres cubanoamericanos en el equipo) los que ganaron el boleto para participar en las Olimpíadas Tokyo 2020 celebradas este verano pasado. Y ahora Cuba se va sin medalla en el Mundial de Béisbol Sub-23.
Y desde que René Arocha en 1991 abandonó el equipo Cuba en EEUU y se convirtió en lanzador de los Cardenales de San Luis se inició el éxodo de peloteros cubanos en busca de jugar en el mejor béisbol del mundo y dejar ser esclavos del comunismo.
Son cientos los que han dejado atrás la verdadera "pelota esclava". Actualmente juegan en Grandes Ligas 24 cubanos, con contratos de hasta 18 millones de dólares anuales (Abreu), 17 millones (Chapman y Grandal). Hay además otros 155 cubanos jugando en equipos de Ligas Menores, entre ellos 80 que pueden ser subidos a Grandes Ligas. De ese total, 45 peloteros son de La Habana, 15 de Matanzas y 13 de Ciego de Ávila.
Entre las estrellas cubanas, muy admiradas en EEUU, cabe citar a Aroldis Chapman (el lanzador con mayor velocidad en la historia de las Grandes Ligas desde que esta se mide); José Abreu (Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2020), Yulieski Gurriel y su hermano Lourdes, Yasmani Grandal, Yoan Moncada, Jorge Soler, Raisel Iglesias, Luis Robert, Randy Arozemena, y muchos otros.
Antes brillaron "El Duque" Hernández, y su hermano Liván, Alexei Ramírez, Kendry Morales, Yoenis Céspedes, Yasiel Puig y otros. Y antes, también con posterioridad a 1962, Rafael Palmeiro (569 jonrones), José Canseco (el jugador mejor pagado en Grandes Ligas a mediados de los años 80), el avileño Tony Pérez (único cubano en el Salón de la Fama), Luis Tiant, Tony Oliva, y muchos otros
Todos ellos pudieron haber brillado o jugar hoy sin haber tenido incluso que dejar de residir en la Isla, e invertir allí sus millones, pues los Cubans Sugar Kings, deTriple A, estaban a punto de ser el primer equipo extranjero en Grandes Ligas, con sede en La Habana, antes que los equipos canadienses de Toronto y Montreal.
En Cuba niños y adolescentes ya no pueden jugar béisbol
En fin, para resumir lo ocurrido al béisbol cubano con el comunismo acudamos a Góngora: "ayer maravilla fui, y hoy sombra de mí no soy".
Actualmente los estadios cubanos dan pena. Al inicio de cada Serie Nacional se les maquilla con una manito de pintura. El drenaje de las gramas es pésimo y se forman charcos cuando llueve. Se caen a pedazos hasta los colchones de protección en las cercas y las jaulas de bateo. En pleno siglo XXI los bateadores se entrenan haciéndole swing a gomas de tractor semienterradas.
Esa miseria beisbolera ha ido tan lejos que está causando un desastroso fenómeno que puede ser hasta irreversible: hoy los niños y adolescentes cubanos juegan al fútbol, pues en la Isla no hay guantes, ni bates, ni protectores y caretas para el receptor, ni nada de lo necesario para jugar a la pelota, un pasatiempo, y deporte, que antes del castrismo era parte indisoluble de la cultura nacional y la cubanidad misma.