Los destructores de la democracia existen de todos tintes y tamaños. Hay izquierdistas como Nicolás Maduro en Venezuela o derechistas como Vladimir Putin en Rusia o Donald Trump en Estados Unidos que planean su eliminación desde el propio gobierno. ¿Cómo es que estos autócratas de izquierda y derecha llegan a consolidarse en el gobierno? Para responder a esta pregunta, les propongo hacer una disección de nuestra democracia. Inicialmente hagamos utilidad de un bisturí y cortemos toda esa parte superficial grasosa de la democracia para observar su esencia, su funcionalidad y la forma cómo se insertan estos autócratas en el gobierno.
Una vez cortado la parte externa, vamos a observar el corazón de la democracia concentrado en tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y contrapuestos unos a otros, tratando siempre de que uno no ostente más poder que el otro. A esto le llamamos “controles y balances” del gobierno.
Asimismo, al abrir el cuerpo de la democracia estadounidense, observaremos a los diversos grupos de interés promoviendo sus propias agendas. A diferencia de los partidos políticos, los grupos de interés no buscan tomar directamente el poder del Estado, sino que su actividad en la política se concentra en consolidar fines particulares.
Además de estos grupos, vamos a visualizar un movimiento social de extremistas de la derecha (racistas, antiinmigrantes, intolerantes) que irrumpe el escenario político después del ataque terrorista a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
En ese contexto, el gobierno de George W. Bush crea políticas antiterroristas, las cuales tienen como objetivo reprimir a las insurgencias terroristas, pero también afectan las libertades individuales.
Los que se benefician de estas políticas y el fenómeno antiinmigrante son precisamente estos grupos reaccionarios de la derecha, algunos de los cuales son conformados por ex partidarios del KKK, ex skinheads y ex organizaciones neonazis, quienes salen de su confinamiento político que, desde la firma de la los Derechos Civiles de 1964, se habían mantenido restringidos del escenario público.
Con la llegada al poder del presidente Barack Obama, los extremistas de la derecha se consolidaron como grupo. La etnicidad afroamericana del presidente los estimuló y decidieron fabricar un “golpe” al Partido Republicano para doblegarlo y dominarlo. Así fue.
A estos grupos ultraderechistas se unieron otros grupos moderados, ex partidarios demócratas –muchos hombres trabajadores blue collar— que no estaban de acuerdo con la globalización y el adelanto de la mujer en diversos niveles de trabajo.
Así, una vez finalizada la disección de nuestra democracia, nos damos cuenta que Trump fue producto de un movimiento de bases de la derecha que inicia con el ataque de las Torres Gemelas y seguirá malogrando nuestra democracia.