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General: “El 11J me abrió los ojos, hoy sé de lo que son capaces”
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 27/10/2021 14:13
“El 11J me abrió los ojos, hoy sé de lo que son capaces”
“Llegué a sentir más impotencia que miedo. Tuve que observar cómo le daban por igual a mujeres, ancianos, adolescentes y no podía ayudarlos”
CLAUDIA PADRÓN CUETO
Esta podría ser solo la historia de Yeremin Salcine, un joven que se manifestó el 11 de julio en Artemisa y que hoy podría pasar los próximos 14 años en la cárcel. Yeremin permanece en la prisión de Guanajay, mientras espera el juicio. Ha estado enfermo y sin atención médica. Esta, sin embargo, es también la historia de Irma, su novia. Una mujer que salió ese día a manifestarse, creyendo que vivía en un país seguro donde no atacarían a personas pacíficas que pedían alimentos. Luego supo que estaba equivocada. Irma hoy no está presa, probablemente, porque logró huir.
 
Irma de la Caridad Rabelo estaba en la calle con Yeremin el 11 de julio cuando escuchó que la gente estaba manifestándose en San Antonio de los Baños. En sus 38 años nunca había visto manifestaciones en Cuba, así que dudó si era real. Irma encendió los datos de su teléfono y vio los videos.
 
Como un efecto dominó la chispa de San Antonio llegó a otras ciudades de Cuba, Artemisa entre ellas. Irma y Yeremin podían haber elegido regresar a casa cuando vieron las multitudes a su alrededor gritando “abajo la dictadura” y exigiendo electricidad, comida, medicamentos. Sin embargo, prefirieron quedarse.
 
Las imágenes de ese día están en su mente como un rompecabezas roto. Si tuviera que elegir por dónde empezar a armarlo lo haría con una escena donde la gente estaba alegre, se abrazaban, lloraban, gritaban. Lo recuerda como algo muy emocionante y pacífico hasta que llegó un camión lleno de policías. De él bajaron decenas de oficiales vestidos de civil, armados y con botas, Irma, parada muy cerca, escuchó cuando el líder les dijo: “ya saben lo que tienen que hacer”. La reacción de las personas fue unirse y no retroceder.
 
“Cuando los oficiales vieron que los superábamos ampliamente en cantidad y estábamos firmes decidieron subirse al camión, sólo que antes cargaron con uno de los manifestantes”, recuerda Irma.
 
Con los agentes dentro, el chofer del camión amagó con arrancar e ir contra algunos que estaban al frente. “Pásele por arriba” le gritaban los oficiales para animarlo. El vehículo avanzó unos metros y se llevó consigo una bicicleta que estaba en la calle.
 
“En ese momento, imagino que guiados por la adrenalina, Yeremin y otros dos muchachos intentaron subir al camión para evitar que siguiera avanzando”.
 
En el video puede verse cómo él, con un pantalón azul, saltó y se aferró a la puerta derecha del vehículo, lo golpeó par de veces con la mano y se tiró a la calle. Desde la parte de atrás del camión lanzaron, o se cayó, el muchacho que habían detenido. Nadie salió herido.
 
El horror
 
“La gente corría en todas direcciones intentando escapar de los boinas negras. Ellos daban sin sentimiento. Partieron boca, nariz, brazos. A todo el que agarraron le dieron golpes, por la cabeza, la costilla, el abdomen. Eran unas bestias cazándonos”.
 
Sobre las 6:00 p.m. aproximadamente un camión antimotines llegó a la manifestación y de inmediato los grupos de élite comenzaron a capturar y golpear a la ciudadanía. Irma sintió tanto miedo cuando vio la violencia que no logró moverse hasta que una desconocida la tomó por el brazo y la haló. Entonces reaccionó y comenzó a correr. A partir de ahí no vio más a su pareja.
 
“Unas personas nos abrieron su casa a varias mujeres que huíamos y nos dieron refugio sin conocernos. Gracias a ellos no me atraparon y no estoy presa”. Irma, muy nerviosa, se quedó parada cerca de la ventana de la sala. Desde allí puedo ver el horror que vivían los que no encontraron refugio.
 
“Llegué a sentir más impotencia que miedo. Tuve que observar cómo le daban por igual a mujeres, ancianos, adolescentes y no podía ayudarlos. Me sentía culpable de estar a salvo y ellos no. Nunca pensé que eso era posible en mi país”.
 
En la vivienda contigua, los agentes golpearon con un bastón la cabeza de un anciano que se interpuso cuando entraron a su casa para sacar a su hijo. Ella fue testigo, como también escuchó los gritos de una muchacha que dos militares esposaron y tomaron por el cuello. “Era casi una niña, no pasaba de 14 años. Los oficiales parecían criminales rompiendo los teléfonos para que no quedara prueba de lo que hacían y machacando a la gente. Ese infierno era lo que significaba la orden estaba dada”.
 
A diferencia de ella, Yeremin no pudo ocultarse y fue detenido ese 11 de julio por tres avispas negras que lo golpearon hasta casi desmayarlo. Diez días después, a Irma le permitieron ir a verlo al centro de detención, aún no había cicatrizado la herida de su cráneo, pero sí había desaparecido la hinchazón y los hematomas de la paliza.
 
“Me contó que lo agredieron por todas partes, que empezaba uno a darle y cuando se cansaba venía el otro; y él tirado en el piso sin poder defenderse”. La ropa que llevaba Salcine ese día no ha sido entregada a su familia. Su pareja intuye que es para ocultar la sangre y las huellas de la violencia.
 
A inicios de septiembre Yeremin fue trasladado a la prisión de Guanajay, Artemisa, y a pesar de no tener antecedentes fue ubicado inicialmente en el mismo destacamento que reclusos condenados por homicidio y crímenes violentos. Un mes después le notificaron que la fiscalía pide una sanción conjunta de 14 años por los delitos de atentado, desacato y desorden público. Yeremin tiene 31 años, teme salir de la cárcel con 45.
 
Irma, impulsada por el mismo temor, ha contactado con abogados independientes en busca de asesoría para él y escribió una carta al presidente del Tribunal Supremo, señalando la contradicción en sus declaraciones y la realidad. Rubén Remigio dijo después de las protestas en conferencia de prensa que manifestarse no es delito, pero más de mil personas fueron detenidas en Cuba por ejercer ese derecho.
 
Pese a que la amenazaron con detenerla por haber estado en la manifestación, ella ha decidido no callar, ni dejar a su pareja solo.
 
“Sabía que pasaban cosas mal porque las veía, pero jamás pensé que harían lo que vi el 11 de julio. Éramos un pueblo desarmado, pidiendo libertad, comida, juguetes para nuestros hijos y nos agredieron.
 
Yo me sentía segura en Cuba. Sentía que era un lugar seguro para que mi hijo creciera; pero ya vi que no lo es si sales a reclamar tus derechos. El 11 de julio nos abrió los ojos a muchos. Ahora veo lo que son capaces de hacer por mantener su poder y lo que están dispuestos a hacernos”.
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 27/10/2021 14:15

 


 
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