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Luis Robles Elizastigui ha denunciado de nuevo ser víctima de torturas psicológicas y físicas en la cárcel. El activista Ángel Moya difundió este jueves una llamada con el "joven de la pancarta", en la que asevera que continúa en el Combinado del Este, la prisión de máxima seguridad, en La Habana.
Concretamente, en "el edificio tres, en el cuarto norte, compañía 3406", y expresa con indignación: "Se había publicado en las redes la noticia de que yo me había refugiado en Colombia, y eso es mentira, y quiero que la gente sepa que continúo preso y quiero que la oposición lo sepa".
"Estoy cerca de cumplir un año y todavía no se me ha hecho juicio, no me han dicho nada, no sé qué piensan hacer ellos con uno", dice el joven, que se encuentra detenido desde el 4 de diciembre de 2020, cuando se manifestó pacíficamente en el boulevard de San Rafael de la capital con un cartel que pedía el fin de la represión y la liberación del rapero Denis Solís.
Explica que tuvo unos meses difíciles dentro de la prisión porque "tenía a la policía encima" todo el tiempo. "Recibí torturas psicológicas por parte de ellos, me encadenaban sin razón, por gusto, solo por hablar con la oposición me daban celda de castigo, para evitar que tuviera comunicación con ellos".
El castigo al que hace referencia es "un sistema de esposas que le dicen chaquira, y que ata manos, pies y cintura, luego me dejaban en un cuarto por horas y si yo me sentaba ellos iban y me ponían de pie nuevamente". Además, "me han desnudado delante de otros mismos presos y eso es muy denigrante".
Las denuncias realizadas por él anteriormente, cuenta, han provocado que lo envíen a la celda de castigo unas cinco veces. "Las dos últimas veces que estuve fue precisamente por hacer denuncias en contra de la violación de los derechos humanos aquí dentro de la prisión y la última vez me tuvieron sin comer más de tres días y no permitieron pasar mi saco con la comida".
De igual manera, se queja de que dentro de la prisión "hay muchos chivatones" y por culpa de ellos ha tenido "problemas" con la policía. Debe cuidarse de todo lo que habla y con quién lo habla porque hay presos comunes que a cambio de algún beneficio, se confabulan con los carceleros y "les cuentan todo lo que uno habla o hace y con quién".
Antes de esta llamada a Ángel Moya, la comunicación de Robles con el exterior se daba a través de su hermano, Landy Fernández Elizastigui, pero desde hace unos meses, este es renuente a hablar con la prensa independiente, pues cada vez que lo hace, castigan a su hermano.
Sin embargo, Fernández cuenta a este diario que este miércoles pudo visitar a Robles y que lo hizo acompañado del hijo de este, de dos años recién cumplidos. "Se puso muy feliz al vernos y abrazar a su niño", refiere.
El pasado octubre, el Tribunal Provincial de La Habana negó por cuarta vez a Robles un cambio en la medida cautelar que lo mantiene en prisión sin juicio. La vista oral fue fijada en principio para el 16 de julio pasado, pero fue suspendida a raíz de las protestas del 11 de julio y aún no han comunicado una nueva fecha.
Ese mismo mes, la ONU emitió un dictamen en el que considera el caso de Robles –así como el de Solís, liberado el pasado julio y hoy asilado en Serbia– como detención arbitraria y pide al Gobierno cubano no solo su inmediata liberación sino una indemnización "y otros tipos de reparación, de conformidad con el derecho internacional" a los activistas.