CANDELA BARRO
Chile se ha convertido en el octavo país en aprobar el matrimonio igualitario en Latinoamérica. Una ola de júbilo inundó el Parlamento chileno después de que el proyecto de ley se consolidase con 82 votos a favor, 20 en contra y dos abstenciones. Una esperada ley aprobada en pleno proceso electoral, que tendrá sus resultados definitivos el próximo domingo 19.
Gracias a esta ley, las parejas LGTBIQ chilenas podrán tener hijos en común, ya que se les confieren los derechos materno y paterno filiales como a cualquier pareja. La alternativa anterior para las parejas del mismo sexo era unirse bajo la figura legal del Acuerdo de Unión Civil (AUC), por el que no se reconocían los derechos de filiación.
Fernanda Marín, politóloga de la Red de Politólogas Latinoamericanas, explica que "la ley del Acuerdo de Unión Civil (AUC) ponía cortapisas a la adopción y a la fertilización asistida" para parejas del mismo sexo. El cambio más importante al dotar de la figura del "matrimonio igualitario" al colectivo se basaría en estos derechos filiales y favorecería que las parejas del mismo sexo puedan acceder a procesos como la adopción, solo permitidos para matrimonios (ahora ya lo son) y solteros.
La ley del AUC se tramitó en el año 2015 por el Gobierno conservador de Sebastián Piñera. "Presentaron el proyecto para que dijéramos que se reconocían estos derechos y nos diéramos satisfechos con eso. Se regulaba, por ejemplo, la herencia entre parejas del mismo sexo, pero no los derechos filiativos, ese era el gran tema", explica Marín. Esta ley, por fin, reconoce a las hijas e hijos producto de las uniones de parejas del mismo sexo y entre otras cosas, reemplaza la palabra 'madre' y 'padre' por 'progenitores' y homologa los permisos de maternidad y paternidad.
Además, supone un cambio para las personas trans en cuanto al divorcio. Antes, cuenta Marín, existía una 'causal de divorcio automático' cuando una persona cambiaba de sexo registral, es decir, las instituciones públicas chilenas anulaban automáticamente el matrimonio si una de las personas se cambiaba el nombre y sexo legal. Con esta ley, se corrige esa situación de transfobia institucional y la anulación requerirá de consentimiento previo.
Chile continúa el camino de la igualdad que iniciaron otros países latinoamericanos como Costa Rica, Ecuador, Colombia, Brasil, Uruguay y Argentina. En México, por ejemplo, es legal el matrimonio igualitario en 14 de los 32 estados que conforman el país. Sin embargo, la sociedad chilena se caracteriza por ser profundamente conservadora y por su arraigo a la tradición católica. "Chile puede ser un ejemplo porque si hemos conseguido esto en este país, ¡por qué no podrían otros!", dice Marín.
Para hacerse una idea de lo lento que resulta avanzar en igualdad, el divorcio —un derecho que se consiguió en España en 1981— no se legalizó en Chile hasta 2004. O la interrupción voluntaria del embarazo, en España conseguida en 2010, en Chile se estipuló solo para tres casos concretos en 2017: violación, riesgo de la vida de la madre o inviabilidad fetal (cuando el feto no podría sobrevivir tras el parto).
El informe anual de la organización Ipsos concluye que un 65% de los chilenos estaría a favor del matrimonio igualitario en el país, un 17% a favor de algún tipo de reconocimiento legal que no sea el matrimonio y un 8% en contra totalmente del matrimonio. Si lo comparamos con los mimos datos del informe en España, en nuestro país el 76% está a favor del matrimonio de personas del mismo sexo.
"Solo el hecho de hablar de matrimonio es remover un bastión gigante que proviene de la Constitución pinochetista", sentencia Fernanda Marín. La idea de la familia nuclear heredada de la dictadura de Pinochet cambia y se reformula gracias a la lucha por los derechos LGTBIQ.
De todas formas, las organizaciones LGTBIQ han ido consiguiendo poco a poco cambios de calado. Por ejemplo, en 2012, se aprobó una Ley antidiscriminación, conocida popularmente como Ley Zamudio, por un asesinato homófobo, el de un joven chileno, (Daniel Zamudio) de apenas 24 años, al que torturaron y dieron una paliza hasta la muerte. Su asesinato marcó un antes y un después en la sociedad chilena y su nombre se convirtió en un símbolo contra la violencia hacia el colectivo en el país.
Los inicios políticos del matrimonio igualitario
Han sido cuatro años de arduo debate en el Parlamento, pero, en realidad, el punto de partida lo trazó un diputado en 2005. El primer candidato en manifestarse a favor del matrimonio igualitario en Chile fue el ahora diputado en el Congreso, Tomas Hirsch, incluyéndolo en su programa de Gobierno hace 14 años. Han tenido que pasar más de tres lustros desde que se nombrase la idea en la política chilena hasta la consecución de un hito para el colectivo LGTBI en el país.
"En esa época, evidentemente la respuesta de la sociedad era muy distinta, era una sociedad mucho más conservadora y la influencia católica, con un lobby de la Iglesia vinculado al mundo empresarial, mediático y político que impedían que el debate se pudiese generar de manera abierta y fluida. Hoy, todo ha cambiado, dimos la pelea en un momento difícil y, afortunadamente, el tiempo nos ha dado la razón", apunta el propio Tomas Hirsch.
Después de aquella declaración de intenciones del diputado hubo dos proyectos que no se consolidaron: en 2008, un primer plan del diputado Marco Enríquez Oninami y en 2010 otro de los senadores Isabel Allende y Guido Guirardi.
No será hasta 2017 cuando estos planes se convierten en un verdadero proyecto de ley y no hubiera sido posible sin la presión de las asociaciones LGTBIQ. En concreto de la asociación más importante por los derechos LGTBIQ en Chile, Movilh, que denunció al Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por prohibir el matrimonio entre dos personas del mismo sexo en su ordenamiento jurídico. Entonces, la expresidenta Michelle Bachelet tomó las riendas para un proyecto de ley para el matrimonio igualitario como resultado de un acuerdo de solución amistosa entre las partes y deja instalado el debate.
"Piñera es un ave rara en la derecha. Siempre ha estado en contra del aborto, pero no de las uniones homoparentales"
"Piñera es un ave rara en la derecha. Siempre ha estado en contra del aborto, pero no de las uniones homoparentales. Él incluía en sus actos parejas de derecha LGTBIQ y marcó una diferencia con la derecha más cavernaria. Eso sí, estaba de acuerdo con la unión civil, pero no del matrimonio", cuenta Sebastián Iturrieta, periodista y editor de Historia LGTBCL, una cuenta de redes sociales que recopila la lucha LGTBIQ en Chile.
En junio, Sebastián Piñera, presidente actual de Chile, tomó el relevo a Bachelet y anunció el proyecto de ley: "Pienso que ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario en nuestro país. Por estas razones anunciamos hoy que pondremos urgencia al proyecto de ley que lleva años en el Congreso y que establece el matrimonio igualitario en Chile". Pero Piñera, efectivamente, no siempre sostuvo un discurso proLGTBI. Tras el anuncio saltó la hemeroteca y sus palabras en el foro Tolerancia Cero, cuatro años atrás, en el que preguntado por el matrimonio igualitario dijo que en su opinión "debiéramos tener un matrimonio que tiene en consecuencia un compromiso, un sentido con la procreación sea entre un hombre y una mujer". Manteniendo que la figura del matrimonio pasa por la unión heterosexual y conlleva la reproducción.
Las críticas al Gobierno de Piñera en este sentido han sido muchas. Iturrieta considera que el Gobierno ha dado la espalda a los derechos LGTBIQ en numerosas ocasiones e incluso se ha manifestado en contra, por lo que considera que esta ley es un lavado de cara: "Están preocupados por establecer un legado, sin legado económico, por la pandemia, sin el legado de derechos humanos, por las violaciones de las fuerzas del orden y había que hacer, así que retomo el proyecto del matrimonio igualitario".
La derecha en contra y la extrema derecha acechando
El 'terror de la extrema derecha' podría estar en poco tiempo liderando el Parlamento
Aunque Sebastián Piñera llevó a cabo el proyecto de Bachelet, todos los votos en contra del matrimonio igualitario han sido de diputados de sus filas (ahora algunos de ellos forman un ala independiente más radical). Los avances del feminismo y del colectivo LGTBIQ han despertado el odio de los sectores más conservadores del país. Además, el 'terror de la extrema derecha' como lo define Sebastián, podría estar en poco tiempo liderando el Parlamento.
Antonio Kast, el líder de la ultraderecha, ya ha dicho que no se opone a que, si gana, sus parlamentarios intenten derogar el matrimonio igualitario e, incluso, el aborto. El 19 de diciembre se vota y todo está en juego, aunque la politóloga Marín apuesta con pena por el voto nulo. Es decir, que aquellos que en primera vuelta votaron derecha, no voten ahora por un candidato ultra.
En un encuentro con la prensa, tras la aprobación del matrimonio igualitario, el líder de ultraderecha mantenía un discurso LGTBIfóbico diciendo que él seguiría considerando el matrimonio la unión entre "un hombre y una mujer" y que, si bien el Parlamento "ha tomado una decisión mayoritaria", esto "no va a hacer que nosotros cambiemos nuestras convicciones".
"Es una preocupación transversal en el colectivo y en las organizaciones feministas. Tenemos unas leyes LGTBIQ muy débiles, la ley antidiscriminación es un león sin dientes. La ley del matrimonio igualitario es la ley más grande que tenemos de apoyo a la diversidad sexual. Las encuestas siempre dijeron que el matrimonio igualitario tenía muy buena aprobación entre las personas, pero las encuestas son una foto del momento. Que Kast irrumpa, es realmente preocupante, porque su discurso es de calado social", reflexiona Sebastián.
La reacción de Antonio Kast choca con la del líder de la oposición, Gabriel Boric, que recibía la noticia con entusiasmo.
"Es importante que el discurso de la extrema derecha sufra una pérdida importante en estas elecciones. No se queda solo en lo electoral, es un discurso fascista que se instala, esa es la principal preocupación que tenemos", alerta Marín. "El matrimonio igualitario puede convertirse también en el último movimiento de la campaña a favor de Boric. Vamos a ver cuántas personas anulan el voto, ojalá no fuera así pero antes de votar fascismo, que anulen".
Los jóvenes piden más
Las generaciones más jóvenes han mostrado su entusiasmo en las redes visibilizando la nueva ley, pero no olvidan que es el primer paso. A ellos el matrimonio les queda más lejos por una cuestión de edad y claman por la seguridad en las calles para el colectivo LGTBIQ. Isidora Gallardo, una joven LGTBIQ chilena de 21 años, recuerda el caso de Nicole Saavedra, una mujer lesbiana de 24 años, asesinada por su orientación. "En su caso las leyes antidiscriminación no pudieron hacer justicia porque no se consideró probada su condición, a pesar de que ella era una lesbiana orgullosa y visible", dice Gallardo. "No le quito el mérito a lo que se logró porque es un avance, pero queda ese sentimiento de que aún queda mucho, aún hay gente con discursos de odio, negacionistas de la violencia LGTBIfóbica, estamos en un escenario preocupante ante las elecciones".
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