La nueva película protagonizada por Javier Bardem y Nicole Kidman trae a la memoria a uno de los matrimonios más poderosos del Estados Unidos del pasado siglo

Por Jose Madrid

En 1937, la película 'Damas del teatro' encadenaba, dentro de su genialidad, algunas secuencias impagables, obra y gracia de su inspirado director, Gregory LaCava, un habitual en eso de diseccionar las clases sociales y la propia vida mediante la comedia. En una de ellas, Lucille Ball quiere cenar con unos madereros y trata de convencer a Ginger Rogers de que esa es la mejor opción para conocer chicos; una vía de escape para ellas, aspirantes a actrices que viven continuamente sin trabajo, a la eterna espera de la llamada del productor de turno, que en este caso tenía el bigote y el sarcasmo de Adolphe Menjou. La película es uno de los primitivos documentos audiovisuales del talento de la actriz, años antes de ser la estrella de 'Te quiero Lucy', la sitcom que ha influido incluso a la reciente 'Wandavisión', aquella con la que hizo de la gansada un arte; la comedia con la que se reía, copa en mano, una relajada Julia Roberts en la habitación de hotel de 'Pretty Woman'.

 

La serie fue también el símbolo del poder de Lucy y de su marido, el cubano Desi Arnaz, con el que formó uno de los matrimonios más poderosos de la historia de Hollywood. Una pareja que vuelve del pasado para ser el epicentro de 'Being the Ricardos', la cinta de Aaron Sorkin interpretada por Nicole Kidman y Javier Bardem y que llega este diciembre a Amazon Prime Video.

 

Cuando Ball y Desiderio, su nombre real, se casaron en el Estados Unidos de 1940, su matrimonio fue una especie de desafío a las convenciones de la época. En primer lugar, la actriz era siete años mayor que el músico (y ocasional actor). En segundo, para los más puristas era difícil de entender que una estrella que ya empezaba a despuntar se casase con un cubano con fama de mujeriego. Además, las norteamericanas no se casaban con los latinos. O, al menos, no en el mundo del espectáculo ni en 1940. Desi acostumbraba a viajar por el país, bebía demasiado y se rodeaba de mujeres sine die. Pese a lo que pueda parecer, Lucille Ball no quería ejercer de amante esposa que lo aguanta todo. Mucho menos cuando su labor profesional empezaba a destacarla, si no como a una Bette Davis o una Katharine Hepburn, sí como a una estrella solvente a la que el público disfrutaba viendo en pantalla.

 

Durante una de sus muchas crisis, en 1948, la radio fue la que salvó su matrimonio de manera indirecta. 'My Favorite Husband', una comedia radiofónica de la CBS, fue para ella un movimiento arriesgado (de la gran pantalla, donde no dejaba de ser una segundona, a las ondas hertzianas en calidad de estrella). Fue también una oportunidad de oro; el de un serial que explotaba, de forma pionera, las tribulaciones de las amas de casa de los suburbios que, tras la Segunda Guerra Mundial, crecían imparables al abrigo de William Levitt, el 'inventor' de las clásicas zonas residenciales de Estados Unidos. El éxito llevó a que CBS se planteara convertirla en una serie de televisión y Lucille Ball, negociante nata además de payasa de talento gigantesco, aceptó con la condición de que su marido fuese el protagonista. Los ejecutivos pusieron el grito en el cielo... ¿Un cubano protagonista de una serie con una estrella de Hollywood? Finalmente aceptaron. Y no solo esa, sino varias condiciones más.

 

La firma de tabaco Philip Morris, que también promocionaba la serie, que se estrenó en 1951, quería que Ball y su marido la grabasen en Nueva York para emitirla en directo, como tantos otros programas de aquella primitiva televisión. La estrella, que quería permanecer en Hollywood junto a su recién nacida hija (la tuvo con 40 años en 1951), se negó y quiso rodar 'Te quiero Lucy' en los estudios de la RKO y en formato cine para poder transmitirla en diferido. Al encarecerse la producción, apostó por ejercer también de empresaria y formar una productora junto a su marido. No se quebraron los sesos llamándola Desilu, haciendo alusión a sus propios nombres. Pero aquel trato con la CBS los hizo millonarios. El éxito de la sitcom durante años los convirtió en la pareja más poderosa de la televisión norteamericana. Además, hicieron historia: por primera vez, un producto televisivo se rodaba con tres cámaras y con público en directo en lugar de utilizar las consabidas risas enlatadas que, pese a todo, permanecerían décadas en muchas series catódicas. Las historias cotidianas de una aspirante a actriz y su marido, cantante de un club nocturno, explotaron la vis más cómica de la actriz, su habilidad para lo chaplinesco, para el slapstick absurdo y atemporal.

 

La serie acabó en 1957, en pleno éxito y con un público que tenía ganas de más. Para complacerles, los Ricardos hicieron una secuela, 'The Lucy-Desi Comedy Hour'. Sin embargo, el matrimonio real tras el ficticio estaba herido de muerte. Pese a las risas en plató, la actriz pidió el divorcio en el 60. Aquel año se sorprendió que "todo Estados Unidos tuviese algo que decir" acerca de su separación del hombre que le había sido infiel y con el que ya le costaba convivir pese a dos hijos y a una rutina laboral que lo había desgastado todo. Se cuenta que llegaron unas 8.000 cartas al estudio pidiendo a Ball y a Arnaz una pronta reconciliación. Que en las escuelas católicas del país las monjas imploraban a sus alumnos que rezasen por ellos. Separados de facto, los dos rehicieron sus vidas y la actriz siguió adelante con secuelas de su 'Lucy', reinventando la serie de todas las formas posibles. En los 60, por ejemplo, protagonizó 'El show de Lucy', aunque ya nunca fue igual. En el fondo, el ex de la actriz era el complemento perfecto a su vis cómica.

 

Cuando dos décadas más tarde, Desi tuvo cáncer, Lucy lo ayudó en todo lo que pudo. Cuando murió, el 2 de diciembre de 1986, ella lo lamentó como la que más y reconoció a sus amigos que aquel había sido el hombre de su vida. No hacía falta una bola de cristal para adivinarlo.

 

La propia Lucy falleció en abril del 89, tres años después, entre reconocimientos y aplausos unánimes. Hasta el presidente Reagan dijo que era un icono nacional. Para muestra de su leyenda solo hay que darse un paseo por Culver City, donde estuvieron sus estudios (heredados del Selznick que rodó allí su megaproducción 'Lo que el viento se llevó') y ver el enorme mural con la cara de ella y de Desi que forma parte de la iconografía urbana de ese distrito de Los Ángeles. Otro paseo virtual, esta vez por Amazon, sirve también para comprobar que los objetos sobre ella, desde Barbies a calendarios actualizados, siguen vendiéndose como nunca. Como dijo su amigo Bob Hope el día que murió: "Dios la tiene ahora, pero gracias a la televisión, nosotros la tendremos siempre".

 

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Javier Bardem revive al famoso actor y músico cubano Desi Arnaz

 

El actor español Javier Bardem persiguió el papel del artista cubano Desi Arnaz durante años, incluso antes de que Amazon Studios diera luz verde a su nueva película Being the Ricardos (2021), una historia dramática centrada en una de las parejas de televisión más famosas de Estados Unidos mientras se enfrentan a un serie de crisis que amenazan su vida personal y profesional, informó la cadena NBC News.

 

"Hay muchos colores y capas en lo que representó como artista, como músico, como productor, como esposo y también el origen de una personalidad latina que venía a Hollywood en su día. Realmente pudo hacer espacio para presentarse a sí mismo y sus habilidades y asegurarse de que todos respetaran eso", dijo Bardem sobre Arnaz, quien revolucionó la televisión estadounidense al tiempo que abrazó sus raíces cubanas en un momento en que ni siquiera había surgido la palabra "hispano".

 

Desi Arnaz y Lucille Ball fueron pioneros en los cambios en la industria del entretenimiento que allanaron el camino para la Edad de Oro de la televisión con la exitosa serie I Love Lucy. La pareja interpretó a Ricky y Lucy Ricardo, personajes que eran esencialmente versiones exageradas de sí mismos.

 

"Las similitudes eran muchas entre Desi Arnaz y Ricky Ricardo de alguna manera, de muchas maneras. Pero esta es la historia de la gente detrás de escena, detrás del espectáculo. No necesitas ser fan de Lucille o fan de I Love Lucy para entender las historias. Se trata de dos personas que se aman mucho, pero no sabemos si van a ser capaces o capaces de estar juntas por varias razones", dijo Bardem.

 

El director y guionista Aaron Sorkin condensa una serie de eventos cruciales en la vida de la pareja en una intensa línea de tiempo de una semana, comenzando con un columnista de chismes que acusa a Ball de ser comunista. En 1953, la acusación significó que Ball podría terminar en la lista negra de Hollywood y perder oportunidades laborales debido a sospechas de vínculos comunistas o subversivos, señaló NBC News.

 

Javier Bardem y Nicole Kidman asumen los roles de Arnaz y Ball mientras atraviesan una semana caótica en Desilu Productions, ya que deben lidiar con los patrocinadores conservadores de I Love Lucy. También se están preparando para filmar un programa en vivo mientras mantienen a flote su deteriorado matrimonio. La película está salpicada de flashbacks que permiten al público vislumbrar la historia de Ball y Arnaz, agregó la citada fuente.

 

Pese a que no es la primera vez que Javier Bardem interpreta a un cubano, hizo del poeta Reinaldo Arenas en Antes de que anochezca (2000), el actor fue criticado por interpretar a Desi Arnaz.

 

La hija de Arnaz y Ball, Lucie Arnaz, dijo que la película es maravillosa. Sobre la actuación de Bardem dijo que "tenía todo lo que tenía papá. Tenía su ingenio, encanto, hoyuelos, musicalidad. Tiene su fuerza y tenacidad. Se puede decir por su actuación que simplemente lo amaba".

 

Aaron Sorkin dijo que "tener un actor nacido en España interpretando a un personaje nacido en Cuba no es degradante".

 

El filme está en la lista de finalistas en la categoría de Mejor banda sonora para los Oscar de 2022. La Academia votará el próximo 27 de enero de 2022. El 8 de febrero se publicará la lista de nominados, señaló un comunicado.

 

El número musical más memorable de Ricky Ricardo, "Babalú", se refiere a una deidad de una tradición religiosa afrocubana conocida como santería. Y, sin embargo, los estadounidenses blancos no parecían saber o no les importaba que un aristócrata cubano de piel clara los estuviera exponiendo a matices de la cultura africana, apuntó NBC.

 

Bardem dijo que uno de los momentos más inolvidables del rodaje de Being the Ricardos fue la repetición de la interpretación de Arnaz de "Babalú". "Es una marca registrada suya, de Desi Arnaz como músico. Fue un desafío traer esa energía, y también fue muy específico de lo que representaba como artista. La energía que estaba trayendo al escenario era algo nueva para la época, y ese momento fue hermoso de interpretar".

 

Desiderio Alberto Arnaz y de Acha III, Desi Arnaz, nació en Santiago de Cuba el 2 de marzo de 1917. Su padre era el alcalde más joven de Santiago antes de unirse a la Cámara de Representantes de Cuba. Arnaz vivió cómodamente cuando era niño hasta que su familia fue expulsada de Cuba después de la Revolución de 1933, señaló NBC.

 

Arnaz llegó a Miami a los 16 años en 1934 y comenzó a realizar trabajos ocasionales, como limpiar jaulas de pájaros, para llegar a fin de mes. Antes de ser conocido como el carismático líder de la banda cubana Ricky Ricardo en I Love Lucy, Arnaz fue reclutado por el líder de la orquesta latina Xavier Cugat como guitarrista y cantante. Pasó a protagonizar muchos musicales y finalmente formó su propia banda. Arnaz también popularizó la conga en Estados Unidos.

 

Arnaz se casó con Lucille Ball en 1940 después de conocerse en el set de una película. Mientras la pareja buscaba resolver las tensiones que venían con sus horarios de trabajo conflictivos, lucharon por encontrar oportunidades que les permitieran trabajar juntos, principalmente porque los productores y agentes de talento rechazaron la idea de mostrar su matrimonio multiétnico.

 

La pareja creó su propia compañía de televisión, Desilu Productions, y I Love Lucy se estrenó en CBS en 1951. Se convirtió en el programa de televisión número uno de EEUU en la primavera de 1952. Aproximadamente 32 millones de personas veían los Ricardos cada semana.

 

Desilu Productions se convirtió en la segunda producción de televisión independiente más grande del país. "Desi tenía un motor dentro de él que constantemente avanzaba, empujaba no solo a él sino al espectáculo y a toda la compañía Desilu", dijo Bardem.

 

El público de televisión parecía encantado con el aspecto bicultural de I Love Lucy. Un líder de banda cubano y su esposa pelirroja, quienes traman conspiraciones, eran vistos como una pareja casada totalmente estadounidense, a pesar de que Lucy y Ricky Ricardo a menudo desafiaban las ideas de conformidad de los años cincuenta.

 

Arnaz y Ball se defendieron mutuamente cuando la industria del entretenimiento encontró formas de subestimarlos, ya sea por la etnia de Arnaz o por el género y la edad de Ball. Cuando CBS se resistió a elegir a Arnaz porque era latino, Ball usó su poder de estrella para presionar a la cadena hasta que se salió con la suya.

 

Cuando Ball quedó embarazada de su segundo hijo, Arnaz abogó por que el embarazo se incluyera en el programa, a pesar de que se consideraba un tema tabú para la televisión en ese momento. Arnaz luchó contra ejecutivos escépticos que querían que Ball escondiera su creciente barriga detrás de sillas y otros accesorios.

 

El embarazo de Ball se incluyó en el programa después de que Arnaz le escribiera una carta a Alfred Lyons, el presidente de la junta de Philip Morris, la compañía de cigarrillos que patrocinaba I Love Lucy. Según las memorias de Arnaz, Lyons respondió con un memorando a los ejecutivos que decía: "A quien corresponda: ¡No jodas con el cubano! Firmado, A.L."

 

Lucy Ricardo dio a luz al pequeño Ricky el 19 de enero de 1953, en I Love Lucy, justo cuando Ball dio a luz a Desiderio Alberto Arnaz IV en la vida real. Más personas sintonizaron para ver al bebé de Lucy que para ver la toma de posesión del presidente Dwight D. Eisenhower. El nacimiento de Little Ricky atrajo a 44 millones de espectadores, en comparación con los 29 millones de espectadores que asistieron a la inauguración de Eisenhower.

 

Cuando resurgieron las afiliaciones pasadas de Ball con el Partido Comunista, Arnaz habló con los medios de comunicación en su nombre, convenciendo al público de que solo estaba tratando de complacer a su abuelo enfermo en la década de 1930 registrándose bajo su afiliación partidaria, pero que no tenía planes de involucrarse significativamente.

 

Arnaz, un cubano de piel clara, también aprovechó su experiencia como inmigrante para presumir del "sueño americano" y se pronunció contra el comunismo. Su enfoque probablemente salvó la reputación del programa frente al macartismo en un momento en que otros programas se hundieron, reseñó NBC News.

La película Being the Ricardos ya está disponible en Amazon Primevideo.