LAURA RINCÓN | LUIS MANUEL RIVAS
Como puede ver en el vídeo que acompaña a esta noticia, las tensiones entre Rusia y Ucrania comienzan en 1991 tras la disolución de la Unión Soviética y sus territorios se transformaron en repúblicas independientes. Los mapas que incorpora este vídeo explicativo reflejan la posición estratégica de este país frontera entre dos mundos. Si Ucrania refuerza su alianza con la OTAN o la Unión Europea, Rusia perdería la influencia sobre el país. Si Kiev se acerca a Moscú, Europa perderá una posibilidad de influencia en el este del continente.
La confrontación entre los dos países está en marcha desde marzo de 2014. Las protestas en Kiev de miles de ucranios proeuropeos contra el presidente prorruso Víctor Yanukóvich se reprimieron con mucha violencia. El vídeo resume en una secuencia los duros enfrentamientos en la capital ucrania de aquellos días, que derivan en la huida de Yanukóvich.
Vladímir Putin aprovechó estos enfrentamientos de 2014 para invadir la península de Crimea, en el sur de Ucrania. En el mapa se aprecia que es un lugar estratégico porque supone la salida de Rusia al mar Negro. Es un territorio que Rusia perdió después de la Segunda Guerra Mundial y que el Kremlin siempre soñó con recuperar. Merece la pena ver cómo celebró la invasión, en un acto multitudinario y pronunciando una frase que explica muy bien el significado de Crimea para Putin.
La invasión de Crimea ha desencadenado protestas internacionales, sanciones económicas para Rusia y peticiones constantes de que devuelva el territorio. Putin ha dicho que nunca lo hará. No solo eso. Desde 2014 apoya a los separatistas rusos en el este de Ucrania en la guerra que libran contra el Gobierno proeuropeo del país.
¿Qué hace Europa? ¿Qué posición ha tomado Estados Unidos? ¿Qué pide Putin para acabar con la tensión en la zona? En este vídeo respondemos a estas preguntas para entender dónde está el origen del conflicto en Ucrania que está elevando la tensión en todo el planeta.
La OTAN pone a sus tropas en “estado de alerta” y envía barcos y aviones al este de Europa.
La OTAN ha anunciado este lunes que sus aliados están poniendo sus fuerzas en “estado de alerta” y enviando buques y aviones de combate adicionales hacia el este de Europa para reforzar el flanco oriental. El anuncio llega en una semana quizá decisiva ante la escalada de tensión entre Occidente y Moscú por la acumulación de tropas rusas en la frontera de Ucrania, y mientras Washington debate con sus socios europeos los próximos pasos. Entre los países occidentales, Estados Unidos y Reino Unido ofrecen las mayores muestras de inquietud sobre una posible acción de Moscú en Kiev a corto plazo.
“Celebro que los aliados contribuyan con fuerzas adicionales a la OTAN”, ha declarado el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, a través de un comunicado. “La OTAN seguirá tomando todas las medidas necesarias para proteger y defender a todos los aliados, incluso reforzando la parte oriental de la Alianza. Siempre responderemos a cualquier deterioro de nuestro entorno de seguridad, incluso reforzando nuestra defensa colectiva”.
Stoltenberg ha añadido que la Alianza está considerando incrementar también la presencia en el sudeste europeo (en países como Bulgaria y Rumania) a través de batallones similares a los que ya operan en los países bálticos y Polonia. “Evaluaremos y tomaremos la decisión cuando sea el momento adecuado”, ha explicado este lunes en una comparecencia en la que ha destacado que “por primera vez en décadas”, Washington ha puesto “bajo mando de la OTAN” un grupo aeronaval formado por varios buques y portaaviones.
Mientras prosiguen los esfuerzos diplomáticos por evitar un desastre bélico a las puertas de la UE, varios miembros de la OTAN han anunciado estos últimos días despliegues “actuales o futuros”, según recoge el comunicado emitido por la Alianza. Entre ellos se encuentra España, que “está enviando barcos para unirse a las fuerzas navales de la OTAN y está considerando el envío de aviones de combate a Bulgaria”, afirma la nota.
Estados Unidos parece ir un paso más allá que el resto de aliados, al menos, en cuanto a los detalles que se han dado a conocer. La Administración de Joe Biden está evaluando el envío de miles de tropas, buques de guerra y aviones a Europa del Este y los países bálticos. Altos cargos del Pentágono presentaron un abanico de posibilidades este fin de semana al presidente en una reunión en Camp David, según explicaron fuentes del Gobierno a diferentes medios locales.
Las opciones incluyen el despliegue de entre 1.000 y 5.000 soldados en el flanco oriental de la OTAN (Estonia, Letonia, Lituania), según los números avanzados por The New York Times, pero el refuerzo de la presencia militar en Ucrania no está hoy por hoy sobre la mesa, para desesperación del Gobierno de Kiev. El portavoz del Pentágono, John Kirby, ha informado este lunes de que hasta 8.500 soldados están en “alerta máxima” para un posible despliegue. Biden tiene previsto tomar la decisión esta semana, pero diferentes unidades ya han empezado a prepararse para un posible traslado, bien desde bases ubicadas en Estados Unidos o bien desde otros emplazamientos europeos.
Estos planes trascendieron al mismo tiempo que Washington autorizaba la salida de Ucrania a todo su personal no esencial y recomendaba a todos los ciudadanos estadounidenses que dejen el país, una medida también adoptada por el Reino Unido que, por una parte, incrementa la sensación de un conflicto militar cada vez más inminente y, por otra, muestra la asimetría con la Unión Europea, que no ha visto necesario este paso. Para reforzar la unidad y la coordinación, Biden se reunió con líderes europeos (los de la UE y la OTAN, además de los mandatarios de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Polonia) este lunes por la tarde por videoconferencia.
Tras la conversación, que se prolongó más de una hora, los interlocutores destacaron la unidad transatlántica, según fuentes comunitarias, así como la apuesta por mantener abiertas todas las vías diplomáticas con Rusia. Biden se pronunció en una línea similar tras la conferencia: “He tenido una reunión muy, muy, muy buena. [Hay una] unanimidad total con todos los líderes europeos”, dijo.
La sospecha de que Rusia prepara ya actuaciones concretas se enfatizó también desde el Reino Unido. Boris Johnson ha advertido al Gobierno de Vladímir Putin de que una hipotética invasión de Ucrania sería “un paso desastroso” y que, “desde una perspectiva rusa, sería algo doloroso, violento y sangriento”, informa Rafa de Miguel desde Londres. El primer ministro británico ha dado por descontadas las intenciones bélicas del Kremlin, al asegurar que “las informaciones de los servicios de inteligencia son muy claras, en el sentido de que hay 60 batallones rusos en la frontera con Ucrania, y el plan para lanzar una guerra relámpago para tomar Kiev es algo que puede ver cualquiera”.
Durante una visita programada a un hospital, Johnson se ha dirigido a los medios británicos para afirmar que “el panorama es bastante sombrío”, y que había emprendido su propia ronda de contactos telefónicos con otros líderes políticos para intentar evitar una escalada bélica. “Conozco bien al pueblo ucranio, he estado allí en varias ocasiones”, ha dicho Johnson, convencido de que la población responderá ante una posible agresión. “El Reino Unido está liderando la propuesta de un paquete de sanciones económicas [contra Rusia], y va a ayudar a reforzar la resistencia de nuestros amigos ucranios con el armamento defensivo que les estamos suministrando, y dejando claro a la vez que apoyamos por completo al pueblo de Ucrania”, ha asegurado el primer ministro británico.
En el plano diplomático, el Gobierno estadounidense tiene previsto responder esta semana por escrito a las últimas propuestas planteadas por el Kremlin en la reunión del pasado viernes. Estados Unidos también ha tratado de disipar cualquier duda tras la confusión que Biden creó el pasado miércoles, al marcar la diferencia entre una ofensiva grave o una intervención rusa “menor” en Ucrania. “Si una sola fuerza rusa más entra en Ucrania de forma agresiva, se producirá una respuesta ágil, severa y unida por parte de Estados Unidos y de Europa”, indicó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en una entrevista con el canal CNN.
En el plano militar, por parte de España, la fragata Blas de Lezo y el buque de acción marítima Meteoro zarparon la semana pasada rumbo al mar Negro. Además, España tiene previsto enviar cuatro cazas Eurofighter a Bulgaria en febrero. A pesar de que el despliegue estaba previsto en el acuerdo del Consejo de Ministros del pasado 21 de diciembre, que aprobó la contribución de las Fuerzas Armadas españolas a misiones de la OTAN, la ONU y la Unión Europea durante 2022, la crisis de Ucrania ha hecho que cobre mayor relevancia.
A la contribución española se une Dinamarca, que tiene previsto enviar una fragata al mar Báltico y va a desplegar cuatro cazas F-16 en Lituania, como apoyo a la misión de policía aérea que la OTAN lleva a cabo de forma cotidiana en esa zona, según el comunicado difundido este lunes. “Francia”, prosigue la nota, “ha expresado su disposición a enviar tropas a Rumania bajo el mando de la OTAN”. Y Países Bajos ha destinado también dos aviones de combate F-35 a Bulgaria, además de aportar un barco y unidades terrestres a la Fuerza de Respuesta de la OTAN.
Desde el otro lado, Rusia ha replicado este lunes por medio del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, atribuyendo a Occidente la responsabilidad del aumento del voltaje en la crisis. “La escalada de tensión obedece a las acciones informativas que emprenden Estados Unidos y la OTAN”, ha explicado en una rueda de prensa en la que ha criticado la “histeria informativa”.