Víctimas LGBT fueron borradas de la historia del Holocausto
Que nunca se te olvide que también hubo muchísimas víctimas LGBT en la historia el Holocausto.
Durante décadas, las víctimas LGBT del Holocausto fueron omitidas de la historia sobre lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial. La homosexualidad tampoco tenía cabida en la visión nazi.
Que no se nos olviden las víctimas LGBT del Holocausto. Y que tampoco se nos olvide que fuimos uno de los grupos más perseguidos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Lo primero que se nos viene a la mente cuando hablamos del Holocausto es la cara del horroroso líder que, siendo honestos, pasó a la historia como quizá el villano más temido de todos los tiempos. Sí, estamos hablando de Adolf Hitler. Pero Hitler y su gente no solo perseguían a los judíos, sino también a las personas LGBT y otras minorías.
A los homosexuales los ‘marcaban’ con un triángulo rosa invertido en sus uniformes de prisioneros. Era a través de este símbolo que podían identificarlos. Hoy en día, ese triángulo rosa tiene un nuevo significado y es un emblema en el activismo LGBT.
La homosexualidad (así como muchísimas otras cosas) representaba una ‘amenaza’ a la raza aria en la Segunda Guerra Mundial. Por ello, también debía ser perseguida, vigilada, marcada y eliminada. Cuando Hitler subió al poder (en 1933), Berlín se consideraba como «la capital gay del mundo». Por supuesto que esto fue un enorme «no» para el líder del partido nazi.
Así como los nazis empezaron a purgar a todos aquellos que no entraban en su idea de supremacía blanca, también comenzaron a eliminar a las personas LGBT+, especialmente a los hombres homosexuales. Sin embargo, no se supo con certeza acerca de lo que verdaderamente pasó a lo largo de la WW2 sino hasta los últimos años de la guerra (por ahí de 1944-1945).
Lo cierto es que, junto con el asesinato de 6 millones de judíos, el Holocausto vio a los nazis elegir como blanco a otros 5 millones de víctimas en su intento de eliminar comunidades enteras de Alemania y más allá. Estos grupos incluían polacos, soviéticos, romaníes, negros, presos políticos, personas con algún tipo de discapacidad, criminales, testigos de Jehová y homosexuales.
Al igual que los otros grupos, los hombres homosexuales (y demás personas LGBT) fueron percibidos como una amenaza para el pueblo alemán. Pero hasta el día de hoy estas víctimas LGBT del Holocausto reciben poca atención.
Quizá se deba a la poca investigación, a la alta tasa de mortalidad de hombres homosexuales en los campos de concentración o al estigma asociado a la homosexualidad, pero la realidad es que estas víctimas a menudo son olvidadas por el mundo.
Se estima que en la era nazi las fuerzas policiales detuvieron a aproximadamente 100 000 hombres homosexuales antes de que la guerra llegara a su fin, de los cuales entre 10 000 y 15 000 fueron enviados a campos de concentración.
Allí, fueron sometidos a torturas barbáricas, incluidos abusos sexuales, castración y experimentos médicos. También eran segregados por sus compañeros prisioneros. En general, los presos homosexuales eran pobres. Se calcula que el 65% murió y que un número desconocido —aunque probablemente desproporcionado— se suicidó.
Tristemente, los pocos sobrevivientes LGBT del Holocausto no abandonaron los campos como víctimas reconocidas. En cambio, incluso después de la liberación, se fueron como criminales convictos.
Con el paso del tiempo, el silencio con respecto a las víctimas LGBT+ del Holocausto se convirtió en una carga. Y, aunque el mundo tardó mucho en reconocer a las víctimas queer del Tercer Reich, poco a poco se empezó a hablar del tema.
De hecho, uno de los primeros estudios que analizaron el Holocausto, El ascenso y la caída del Tercer Reich (de William L. Shirer y publicado en 1960), dejó fuera cualquier referencia a las purgas antigay de los nazis.
No fue sino hasta la década de los 70 que las víctimas LGBT del Holocausto comenzarían a hablar y recibir reconocimiento público. El primer testimonio de un sobreviviente homosexual de la WW2 fue el de Josef Kohout en 1972.
En general, la supresión de las historias de las personas LGBT que fueron víctimas durante la Segunda Guerra Mundial sigue vigente. Y, aunque hoy en día hay más reconocimiento, aún queda mucho por hacer para darles voz a todas las personas LGBT+ que murieron en la masacre más despiadada en la historia de la humanidad.
LA PERSECUCIÓN DE LOS HOMOSEXUALES
Mientras la homosexualidad de los hombres siguió siendo ilegal en la Alemania de Weimar bajo el Párrafo 175 del código penal, los activistas alemanes por los derechos de los homosexuales se hicieron líderes globales en los esfuerzos para reformar la condena social de la homosexualidad. Muchos en Alemania vieron la tolerancia de los homosexuales de la república de Weimar como un símbolo de la decadencia de Alemania. Los nazis posaban como cruzados morales que querían eliminar de Alemania el “vicio” de la homosexualidad para ayudar a ganar la lucha racial. Una vez que tomaron el poder in 1933, los nazis intensificaron la persecución de los hombres homosexuales alemanes. La persecución variaba desde la disolución de las organizaciones homosexuales al internamiento de homosexuales en campos de concentración.
Los nazis creían que los homosexuales eran hombres débiles y afeminados que no podían luchar por la nación alemana. Veían a los homosexuales como gente que probablemente no produciría hijos y no contribuiría a aumentar la tasa de natalidad alemana. Los nazis sostenían que las razas inferiores producían mas hijos que los “arios”, de modo que cualquier cosa que disminuyera el potencial reproductivo alemana era considerada un peligro para la raza.
El jefe de las SS Heinrich Himmler dirigió la persecución en aumento de los homosexuales en el Tercer Reich. Las lesbianas no se consideraban una amenaza a las políticas raciales de los nazis y en general no fueron objeto de persecución. Similarmente, los nazis en general no tenían como blanco los homosexuales no alemanes, salvo cuando eran activos con parejas alemanas. En la mayoría de los casos, los nazis estaban preparados a aceptar los ex homosexuales a la “comunidad racial” con la condición que se hicieran “racialmente concientes” y abandonara su estilo de vida.
El 6 de mayo de 1933, estudiantes dirigidos por las SA (Sturmabteilung) entraron en el Instituto para la Ciencia Sexual en Berlín y confiscaron la excepcional biblioteca. Cuatro días después, la mayoría de esta colección de más de 12.000 libros y 35.000 imágenes irremplazables fué destrozada junto con miles de otras obras de literatura “degenerada” en la quemazón de libros en el centro de Berlín. Los materiales que quedaron nunca fueron recuperados. Magnus Hirschfeld, fundador del instituto y pionero en el estudio científico de las sexualidad humana, se encontraba dando una conferencia en Francia y decidió no volver a Alemania.
La destrucción del Instituto era el primer paso hacia la erradicación de una cultura abiertamente gay o lesbiana. La policía cerró bares y clubes como el “Eldorado” y prohibió la publicaciones como Die Freundschaft (la Amistad). En esta etapa inicial los nazis llevaron los homosexuales a la clandestinidad, destrozando sus redes de apoyo. En 1934, la Gestapo (la policía secreta estatal) instruyó a la policía local para que mantuviera listas de todos los hombres que tomaban parte en actividades homosexuales. La policía en muchas partes de Alemania ya había estado haciendo esto por varios años. Los nazis usaban estas “listas rosadas” para cazar homosexuales durante las acciones de policía.
El 28 de junio de 1935, el Ministerio de Justicia modificó el Párrafo 175 del código penal. Las revisiones proveyeron una base legal para extender la persecución de los homosexuales. Los oficiales del ministerio ampliaron la categoría de las “actividades indecentes criminales entre hombres” al incluir cualquier acto que podría ser interpretado como homosexual. Los tribunales luego decidieron que bastaba hasta la intención o el pensamiento. El 26 de octubre de 1936, Himmler formó dentro de la Policía de Seguridad, la Oficina Central del Reich para Combatir el Aborto y la Homosexualidad. Josef Meisinger, ejecutado en 1947 por su brutalidad en la Polonia ocupada, dirigió esta nueva oficina. La policía tenía el poder de tener en custodia protectiva o arresto preventivo a los considerados peligrosos a la fibra moral de Alemania, y podía encarcelar indefinidamente -- sin juicio -- a quienes quisieran. Además, los homosexuales recientemente liberados eran inmediatamente arrestados de nuevo y enviados a campos de concentración si la policía pensaba que era probable que iban a continuar participando en actos homosexuales.
De 1937 a 1939, los años de la mayor persecución nazi a los homosexuales, la policía hacia redadas en sus lugares de reunión, confiscaban libretas de direcciones, y creaban redes de informantes y agentes clandestinos para identificar y arrestar a personas sospechadas como homosexuales. El 4 de abril de 1938, la Gestapo anunció una directiva indicando que los hombres condenados por homosexualidad podrían ser encarcelados en campos de concentración. Entre 1933 y 1945 la policía arrestó aproximadamente 100.000 hombres como homosexuales. La mayoría de los 50.000 condenados por los tribunales pasaron tiempo en prisiones regulares, y entre 5.000 y 15.000 fueron internados en campos de concentración.
Los nazis internaron a algunos homosexuales en campos de concentración inmediatamente después de haber tomado el poder en enero de 1933. Los internados venían de todas partes de la sociedad alemana, y a menudo tenían solamente la causa de su encarcelación en común. Algunos homosexuales estaban internados equivocadamente bajo otras categorías, y los nazis a propósito calificaban mal a algunos prisioneros políticos como homosexuales. Los prisioneros identificados por un triangulo rosado que significaba la homosexualidad fueron tratados muy mal en los campos. Según muchos relatos de los sobrevivientes, los homosexuales eran uno de los grupos más abusados en los campos.
Algunos nazis creían que la homosexualidad era una enfermedad que podía ser curada, y. diseñaron políticas para “curar” a los homosexuales de su “enfermedad” a través de la humillación y el trabajo duro. Los guardias se burlaban de los prisioneros homosexuales y los pegaban al llegar al campo, muchas veces separándolos de otros prisioneros. Rudolf Hoess, comandante de Auschwitz, escribió en sus memorias que los homosexuales estaban separados para prevenir la propagación de la homosexualidad a otros prisioneros y guardias. Personal a cargo de los destacamentos de trabajo en la fábrica de cohetes de Dora-Mittelbau o en las canteras de Flossenbürg y Buchenwald a menudo daban tareas mortales a los homosexuales.
La sobrevivencia en los campos tomó muchas formas. Algunos prisioneros homosexuales obtuvieron trabajos administrativos y de oficina. Para otros prisioneros, la sexualidad se hizo una forma de sobrevivir. A cambio de favores sexuales, algunos Kapos protegían a un prisionero elegido, usualmente de edad joven, dándole comida extra y protegiéndolo de los abusos de otros prisioneros. Los homosexuales mismos muy raramente se hacían Kapos debido a la falta de una red de apoyo. La protección de los Kapos no era protección contra la brutalidad de los guardias. En cualquier caso, el Kapo muchas veces se cansaba de un individuo, algunas veces matándolo y encontrando otro en el próximo transporte. Aunque prisioneros individuales podían asegurarse una medida de protección de alguna manera, como grupo los homosexuales carecían de la red de apoyo que tenían otros grupos. Sin esta ayuda para mitigar la brutalidad, era poco probable que los prisioneros homosexuales sobrevivieran mucho tiempo.
Una forma de sobrevivencia disponible para algunos homosexuales era la castración, que algunos oficiales de la justicia criminal apoyaban como una manera de “curar” la perversión sexual. Los acusados homosexuales en casos criminales o en campos de concentración podían consentir a la castración a cambio de sentencias menores. Más tarde, los jueces y los oficiales de los campos de las SS podían ordenar la castración de un prisionero homosexual sin su consentimiento.
Los nazis interesados en encontrar una “cura” para la homosexualidad ampliaron este programa para incluir la experimentación sobre prisioneros homosexuales de los campos de concentración. Estos experimentos causaban enfermedad, mutilación, y hasta muerte, y no tuvo como resultado ningún conocimiento científico.
No existen estadísticas conocidas sobre el número de homosexuales que murió en los campos. |