Grupos de la sociedad civil cubana radicados en Italia denunciaron ante el ministro de Cultura de ese país la celebración del Festival San Remo Music Award en La Habana, por considerarlo un lavado de cara para un régimen que reprime a ciudadanos por expresarse libremente.
“Es un acto criminal colocar el arte tras las rejas, porque es precisamente en su continuo estímulo y empuje donde encuentra sus potencialidades infinitas. Ser artistas significa ante todo ser libres, y esta sencilla premisa en Cuba es obstaculizada con violencia”, señalaron el pasado jueves los firmantes de la misiva, publicada en redes sociales.
Dirigida al titular italiano de cultura, Dario Franceschini, y a los organizadores de los premios San Remo Music Awards (SRMA) en Cuba, la carta expresó una “enérgica protesta” contra la realización del evento y exige a las autoridades italianas “respeto ante la tragedia y el sufrimiento que vive hoy nuestro país”.
Suscrito por una decena de organizaciones de la sociedad civil cubana en el exilio, el mensaje calificó la celebración del evento como “una auténtica vergüenza en un país que sufre la peor crisis económica, sanitaria y social de los últimos 63 años”.
“La comunidad cubana está consternada por la decisión de realizar un evento festivo en Cuba, y nos preguntamos cómo es posible que se patrocine acríticamente un sistema de gobierno que considera la cultura como patrimonio único y exclusivo al servicio del Partido Comunista, limitando la libertad del arte como expresión genuina de las diferentes opiniones, sentimientos y pensamientos en el ámbito social”, indicaron.
Del 5 al 10 de abril de este año, “el acontecimiento ha sido recibido por las autoridades cubanas, encabezadas por la esposa del presidente Miguel Díaz Canel, la señora Lis Cuesta, con gran entusiasmo ya que para el régimen representa un espacio clave para relanzar el turismo e incentivar la entrada de dinero”, avisaron los activistas cubanos, antes de exponer la corrupción y la mala gestión del régimen que acoge el SRMA.
Describiendo la “emergencia humanitaria [provocada por la pandemia de coronavirus] y agravada por el colapso de las instalaciones de salud”, la carta expuso la desesperación de un pueblo que salió a las calles durante el estallido social del 11J para protestar “contra las dificultades económicas, las interminables horas de interrupción del servicio eléctrico, las largas filas para satisfacer las necesidades básicas y conseguir alimentos, la escasez de medicamentos y sobre todo la falta de libertad”.
“¿Qué deberíamos celebrar?”, preguntaron los activistas cubanos, marcados por el sufrimiento de muertes evitables durante la pandemia y por la “represión en curso” tras los sucesos del 11J y el 15N.
“La represión en curso, especialmente agudizada tras las protestas, mantiene el clima de condena a la oligarquía responsable de la traición de los principios revolucionarios, constituida en una especie de capitalismo de Estado que ha enriquecido el aparato burocrático y militar en detrimento de la población”, explicaron.
Detenciones masivas, centenares de presos políticos (reconocidos por la propia Fiscalía General), la represión sobre activistas y familiares que se manifiestan por su liberación, las violaciones del debido proceso y de los derechos de los detenidos, los juicios sumarios y las acusaciones de “sedición” por las que se piden elevadísimas penas de cárcel, incluido para menores de edad, entre otras calamidades, son ejemplos suficientes para cuestionarse la pertinencia de producir un espectáculo de música ligera en La Habana.
Ha sido el sector de la cultura uno de los que más han sufrido el abuso de las autoridades cubanas, denunciaron los firmantes. “Muchos artistas, muchas canciones, muchos libros han sido prohibidos a lo largo de los años. El estricto control sobre la producción artística y editorial, es utilizado al servicio del único partido, negándole a todo un pueblo los derechos democráticos más elementales”, añadieron.
Poniendo en valor el desafío planteado por el Movimiento San Isidro (MSI) al establishment político y cultural de la dictadura, la epístola denunció también el encarcelamiento de su líder Luis Manuel Otero Alcántara, así como del rapero y figura relevante del MSI, Maykel Osorbo, además de otros líderes de la oposición como José Daniel Ferrer, periodistas independientes y artistas, estudiantes y activistas de la sociedad civil.
“El gobierno cubano defiende a toda costa la imposición de un status quo autoritario, mezquino y eficaz a través de un sistema de infiltración y espionaje instalado en todos los rincones de la vida social, haciendo uso del terror permanente hacia los conciudadanos, detenciones y juicios ilegítimos y son los jóvenes artistas el target más afectado”, indicaron.
Resaltando la decisión de varios artistas extranjeros y cubanos que han cancelado sus actuaciones en el SRMA, los activistas solicitaron al gobierno italiano que desista de promover o “patrocinar” un evento del que “sólo obtendrá la amarga recompensa de ver con humillación las pasarelas de la poderosa élite gubernamental, con el dinero pagado por el ajeno contribuyente italiano, que irá directamente a las arcas del régimen”.