El atleta recién nacionalizado
Jordan Díaz bate el récord de España de triple salto
El joven de 20 años salta en Salamanca 17,27 metros en pista cubierta y supera la plusmarca de 17,18m de Pablo Torrijos.
Entre salto y salto, Jordan Díaz, a tres días de cumplir los 21 años, se queda en calcetines, coloca junto al pasillo sus zapatillas de clavos un poco separadas y, como un niño que no puede estar quieto, da botecitos laterales entre ellas, y su tobillo es mágico, con qué delicadeza, sorprendente para un chaval de más de 1,90 metros de altura, y así es su velocidad, de dejar con la boca abierta, cuando después, ya calzado, arranca por la pista, y se lanza y luego marca nueve pasos, bate en la tabla, hop, un pasito más, step, y, sin apenas perder velocidad, jump, nueva batida, y vuela sobre el foso de arena, y se queda suspendido en el aire, casi flotando, antes de aterrizar.
Es su segundo intento en el campeonato de España sub 23, el primero válido, el que vale ya para siempre: 17,27 metros. El tercer salto que intenta es más largo aún, pero el juez levanta la bandera roja pues el veloz volador ha mordido la franja de plastilina. Nulo.
“No estaba corriendo al 100, 100, 100, y me sentía rápido en esta pista, y yo decía, esto es tremendo…”, explica Díaz, que lleva unos meses solo entrenando en Guadalajara con Iván Pedroso. “Lo he hecho sin carrera completa. Estaba con Iván, le dije que me sentía muy bien. El plan era saltar con siete pasos, y le dije, bueno, vamos a saltar con nueve lanzados, porque me siento bien para competir, y, bueno, salió bien el resultado. No es una carrera de impulsos. Tenía un poco de miedo por el pie porque ya son nueve pasos, es más la carrera que se toma y más la velocidad que coges, y tenía miedo del pie un poco, pero… Pero me han podido las ganas de competir”.
Ni un mes ha pasado desde que Díaz, nacido en La Habana, ha adquirido la nacionalidad española, y con un solo, y triple, salto, ya ha ganado su primer título de campeón nacional y, de paso, ha batido el récord de España, los 17,18m que Pablo Torrijos saltara el 1 de marzo de 2020.
“No sé qué decir”, dice Díaz, siempre, aparentemente de buen humor, y combina el entusiasmo inocente, casi infantil, y la seriedad de un atleta de gran nivel que toma ya solo decisiones importantes, de las que cambian la vida, como es la dejar la Cuba en la que se forjó como el mejor triplista júnior de la historia, para buscar más progresión, nuevas motivaciones, en España. “Estoy súper, súper, supercontento con el resultado. Ya pasamos los 17 metros, que es lo que se esperaba… Abrir con el récord de Pablo Torrijos, un atleta con el que he coincidido mucho y con el que me llevo muy bien… Espero que se mejore [el triplista de Castellón está tocado en un pie y aún no ha competido este invierno], y le espero en la pista pronto, y que dé buen nivel a la competencia. Espero que estando yo aquí en España sea un poco más de presión para él, un tipo de ayuda”.
Los 17,27m son, además, la mejor marca mundial del año, seis centímetros más larga que los 17,21m que saltó el cubano de 24 años Lázaro Martínez el jueves pasado en Liévin. “Y el salto fue en realidad unos 30 centímetros más largo”, dice Pedroso, que explica que Díaz, uno que a él también le asombra como asombra una revelación, al caer se dejó un pie detrás del cuerpo. La mejor marca de siempre de Díaz son 17,49m, segunda mejor marca mundial júnior de la historia, que consiguió en Camagüey a los 18 años, en el verano de 2019.
“Me gusta mucho Salamanca”, dice luego Díaz, en la puerta del pabellón cubierto de la Aldehuela en el que acaba de saltar, junto al velódromo Agustín Tamames, protegiéndose con la mano los ojos de un sol deslumbrador. Y Díaz, bien instruido, sabe que Salamanca es un nombre casi sagrado para el atletismo cubano y mundial. En el estadio al aire libre, el gran Javier Sotomayor batió dos veces, en los veranos de 1988 y 1993, el récord mundial de salto de altura, y los 2,45m de entonces aún permanecen como plusmarca mundial casi 30 años después. Y el 18 de julio de 1995, en la misma pista al aire libre, el británico Jonathan Edwards rozó los 18 metros saltando 17,98m, el primer récord mundial de triple que batió, tres semanas antes de saltar en Gotemburgo los 18,29m intocables desde entonces. “Y el mismo día de Edwards en Salamanca yo estaba ahí, compitiendo”, recuerda Pedroso. “Y salté en longitud 8,71m, mi mejor marca válida”.
Con Díaz bromea luego, casi tan feliz, el presidente de la federación española de atletismo, Raúl Chapado, quien como atleta, y saltador de triple también, fue olímpico en Sidney 2000, y logró una mejor marca de 16,87m. “Qué ritmo, qué fluido, qué facilidad”, se maravilla Chapado, y le dice al joven saltador que no ahora, que él cuando tenía 16 años. Y explica cómo está la situación ante la federación internacional (World Athletics), el organismo que tiene que autorizarle al fenomenal triplista a competir con la selección española. “Díaz tiene que mandarnos una carta diciendo que quiere competir por España, nosotros se la mandamos a World Athletics, que reúne un panel se reúne y ya nos dirán en qué fecha puede ser seleccionable”, dice Chapado. “Normalmente eso será cuando se cumplan tres años de la última vez que compitió con Cuba, que fue en octubre de 2019 en el Mundial de Doha. Así que calculo que ya lo podrá hacer a partir de la pista cubierta de 2023. Dentro de un año”.
Mucho antes, este fin de semana, Díaz disputará el campeonato de España absoluto en Ourense. Nadie duda de que volverá a batir el récord nacional porque, como concuerdan todos los que le vieron en Salamanca, le saldrá aunque no quiera.
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