Cómo cuenta la dictadura cubana el conflicto en Ucrania-Rusia
La política expansionista de Putin va más allá de Ucrania y cubanos consideran un error político del régimen apoyarlo
LA HABANA. - Antes que la laca se seque en la carrocería del vetusto Ford de 1954, Jorge Emilio, 66 años, y su ayudante, en Cuba, con una lijadora eléctrica nivelan los parches en la parte trasera del automóvil. Después de cuatro horas de trabajo, Jorge Emilio, abre la pila de agua y con un trozo de jabón se frota los brazos, la cara y el torso. Luego se cambia el sucio overol azul Prusia por ropa limpia. Prende un cigarro y de un bolso que cuelga en la taquilla metálica, toma su teléfono móvil para conectarse por WhatsApp con Román, un amigo ucraniano.
Hablan de sus respectivas familias y los aires de guerra que soplan en Kiev. Después de navegar un rato por las redes sociales, Jorge Emilio cuenta cómo Ucrania entró en su vida.
“En el verano de 1991 yo era chofer en el antiguo campamento de pioneros de Tarará, [ciudad balneario] ubicado al este de La Habana. Un año antes, por órdenes de Fidel, se cerró el campamento de pioneros y se alistó como un centro de salud para niños afectados por el desastre de Chernobyl. Ahí fue dónde conocí a Román y a sus padres”, recuerda Jorge Emilio.
Y cuenta que cuando Román llegó a Tarará tenía 12 años. "Le encantaba la playa y estar en el parque de diversiones. Nosotros cuidábamos a los muchachos. Se me partía el alma saber que muchos de ellos nunca llegarían a la adultez debido a los efectos de la radioactividad. En aquellos momentos, Cuba vivía en pleno ‘Período Especial’ [denominación elegida por Castro para la crisis originada en Cuba tras la desaparición del socialismo en Europa del Este], ya tú sabes, el dólar a 150 pesos, no había comida y apagones la mitad del día. Pero la gente se identificó con ese gesto solidario. Hice una gran amistad tremenda con Román y sus padres. Compartieron en mi casa y en 2011 ayudaron a mi sobrina a establecerse en Ucrania. Es increíble que, al gobierno cubano, que le encanta vender la historia de país agredido por Estados Unidos, apoye al crápula de Vladimir Putin en esa guerra contra Ucrania”, manifiesta Jorge Emilio.
Entre 1990 y 2011, bajo un programa auspiciado por el Ministerio de Salud Pública de Cuba, se atendieron a más de 23.000 niños y adolescentes ucranianos afectados por la radiación en Chernobyl. Niurka, psicóloga, 69 años, tuvo a niños y adolescentes ucranianos como pacientes. “Algunos vivían en Pripyat, la ciudad cercana a Chernobyl, y habían perdido a su padre, madre o abuelos. Fueron impactantes esas sesiones. Había casos de cáncer, vitíligo y otras enfermedades. Gracias al proyecto muchos se recuperaron plenamente. Durante esa etapa conocí a varios ucranianos con los cuales todavía mantengo contacto. La mayoría tiene muy mala opinión de Putin. Van a defender su patria hasta con los dientes”.
Rolando, profesor de historia, explica que “Ucrania siempre estuvo sometida al imperio ruso primero, y luego más tarde, a las arbitrariedades del régimen soviético. Durante la hambruna de los años 30, conocida como Holodomor, perdieron la vida de tres a cuatro millones de ucranianos debido a la incautación de las cosechas por parte del Ejército Rojo de Stalin. Es un país con un gran orgullo nacionalista. Me llama poderosamente la atención la narrativa de la prensa cubana. Quieren culpar del conflicto a Estados Unidos, que no son santos, han generado guerras y provocado muertes en diversos países, pero esta guerra nada tiene que ver con Washington”, afirma y añade:
“Putin se está comportando como un fascista con un lenguaje muy grosero. Lo ha dicho alto y claro. La caída del imperio soviético fue un error. Y apuesta por la grandeza de Rusia y retomar sus antiguos territorios. El gobierno cubano ha diseñado mal su estrategia. Ahora la información está al alcance de un click y cualquier persona puede leer las noticias y analizar, en el caso de Ucrania, quién es el agredido y quién es el agresor. La política expansionista de Putin va más allá de Ucrania: apunta también a los países Bálticos, Polonia y hasta Rumanía. Putin es un peligro para la humanidad. Es un error político del gobierno cubano apoyarlo. La actual Rusia, capitalista y con un nacionalismo feroz, no tiene nada que ver con la Unión Soviética. Los comunistas, que apoyan la ocupación de Crimea y del Donbas ucraniano, forman parte de la oposición.”
En los espacios de análisis en la televisión, el diario Granma o la publicación digital Cubadebate se manipula la realidad. Un periodista estatal comentó que “simplemente se siguen las directrices delineadas por el DOR (Departamento de Orientación Revolucionaria, perteneciente al comité central del partido comunista), que es quien realmente traza la política informativa en Cuba. Las indicaciones son de no darle demasiada repercusión a los acontecimientos en Ucrania. Y sin aportar pruebas, se acusa al gobierno de Zelenski de perpetrar un genocidio en la región ocupada por los rebeldes prorrusos o de ser un títere de la Casa Blanca. Se justifica la anexión de Crimea y nada cuentan de la guerra desde hace ocho años en el Donbas, una ocupación ilegal apoyada financiera y militarmente por Putin que ha provocado más de 14.000 muertos. Cuba fue de los pocos países del planeta que aprobó la anexión de Crimea en 2014”.
Para César, licenciado en ciencias políticas, “la declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores hace malabares semánticos para no mencionar la anexión a la fuerza de Crimea y otras zonas del territorio ucraniano. En ningún párrafo mencionan que es ilegal esa ocupación. La prensa oficial apenas reflejó la reciente visita a La Habana del viceprimer ministro Yuri Borisov, tras haber estado en Venezuela y Nicaragua. Y el gobierno cubano, en una desacertada estrategia que pone entredicho nuestra soberanía, nunca ofreció un desmentido a las declaraciones de la cancillería rusa de supuestamente instalar bases militares en la Isla. No siempre el enemigo de tu enemigo es tu amigo. Ya al gobierno de Cuba le costó su lealtad sin cuestionamientos a la antigua URSS. Cuando Kruschov retiró los cohetes atómicos en 1962 no consultó con Fidel. Lo mismo hizo Putin, cerró la base de espionaje en las afueras de La Habana sin consultar con Castro. La URSS, como ahora Rusia, nunca dejó de considerarse un imperio. Y por eso utilizan a sus aliados pequeños como si fueran objetos desechables”.
Gustavo, abogado, considera que la actual política del gobierno es equivocada, porque es una nación pobre y sin una gran extensión territorial, que se presenta como un Estado agredido. "¿Si mañana España ocupa regiones de Cuba porque una vez le perteneció y son hispanoparlantes que diría el gobierno? ¿O si Estados Unidos ocupa la zona oriental, reparte pasaportes y alega que va a invadir al resto del país en apoyo a sus ciudadanos? Defender al imperialismo ruso y condenar al imperialismo yanqui no es una buena estrategia. Se es antiimperialista o no. El gobierno cubano ha tropezado varias veces con esa disyuntiva de condenar invasiones soviéticas o rusas, como ocurrió en la antigua Checoslovaquia, Afganistán y ahora Ucrania. Siempre opta por apoyar a Moscú”.
El castrismo mantiene una relación más ideológica que económica con Rusia. La Isla busca tener el espaldarazo de un centro de poder mundial que le sirva de contrapeso contra Estados Unidos. Fue una política diseñada por Fidel Castro. El régimen mantiene intacta su mentalidad de Guerra Fría. Aunque no todos creen que vuelva a apostar por instalar bases militares o emplazar armas nucleares en Cuba. El plan es dejarse querer por Rusia y utilizarlo como comodín en una futura negociación con la Casa Blanca. Por eso La Habana opta por apoyar a Putin. Para llamar la atención de Washington.
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