Parece que Mickey Mouse acepta demasiado a los homosexuales para los gustos políticos del gobernador Ron DeSantis y los líderes republicanos de la Florida. ¿Y qué hacen los fascistas cuando no les gusta la política de alguien? Pues los castigan.
Eso es exactamente lo que el gobernador y sus secuaces en la Legislatura de la Florida le están haciendo a Disney World en Orlando. Amenazando descaradamente con castigar a The Happiest Place on Earth (El Lugar más Feliz del Mundo) por su apoyo al derecho de los niños homosexuales y transgénero a ser auténticos, incluso en las escuelas.
En el “Mundo de DeSantis”, donde las cosas son solo a su manera, la Walt Disney Company es una corporación “woke (despierta ante la injusticia)”, un no-no para él, se queja DeSantis. Y Fox News hace eco en todo el país a las palabras incendiarias de este mini-Trump como si fueran el evangelio.
De repente, el popular Disney World se convierte en el enemigo, el último objetivo de la derecha, y DeSantis en el caballero de la armadura brillante que lucha contra un “transgenerismo en las aulas del jardín de infantes y primer grado” que nunca ha existido.
Pero la desinformación es el combustible con el que los republicanos del Estado del Sol se postulan para los cargos. DeSantis simplemente no tolerará corporaciones que no funcionen según sus convenientes términos políticos, y como el valentón que es, tiene a sus soldados ideológicos ya trabajando en un plan de ataque.
El representante estatal, Spencer Roach, de Fort Myers, confirma en Twitter que, de hecho, ha habido dos reuniones de legisladores para discutir las represalias contra la empresa por su apoyo a la juventud LBGTQ+ y las críticas al proyecto de ley contra los homosexuales, disfrazado de los derechos de los padres en la educación.
“Ayer fue la segunda reunión en una semana con colegas legisladores para discutir la derogación de la Ley de Mejoramiento de Reedy Creek de 1967, que le permite a Disney actuar como su propio gobierno”, tuiteó Roach el miércoles. “Si Disney quiere adoptar la ideología del ‘despertar’, parece apropiado que el Condado Orange los reglamente”.
No es muy sutil, ¿verdad?
INTIMIDACIÓN Y CONSPIRACIÓN PARA HACER DAÑO
Es una intimidación explícita, y una admisión de que los legisladores están conspirando para hacerle daño a la empresa, al legislar en contra de la forma como Disney ha estado haciendo negocios durante 51 años en Florida.
Los abogados de Disney deben estar haciendo su agosto, acumulando capturas de pantalla de las redes sociales, historias de los medios de derecha y videos de Fox News de las diatribas y amenazas de DeSantis en caso de que sea necesario luchar por el tema del derecho de una empresa a la libertad de expresión en los tribunales.
Recordatorio: todavía hay una Constitución de Estados Unidos que hay que acatar en la Florida.
Sin embargo, aquí tenemos al gobierno de ‘Floriduh’ que ahora ejerce el negocio del chantaje. Y sus legisladores se sienten tan envalentonados por su mayoría irrefrenable en la Cámara y el Senado y por los nombramientos políticos del gobernador en el tribunal que ya no se molestan en ocultar sus fechorías.
¿Cuál fue la ofensa de Disney? Escuchar a sus empleados y emitir una declaración a favor de los niños y las personas homosexuales a quienes están discriminando.
Aunque con retraso, el CEO de Disney, Bob Chapek, se atrevió a criticar públicamente el proyecto de ley “No digas gay” promulgado por DeSantis.
A partir del 1 de julio, la ley prohíbe toda discusión en el aula sobre la orientación sexual en los grados K-3 y permite a los padres demandar a los maestros por el tema, una bofetada a la población gay y transgénero de la Florida.
Disney ha debido pronunciarse antes en nombre de una comunidad gay que durante años ha llenado el Magic Kingdom todos los primeros sábados de junio en el “Día Gay”. El evento, que comenzó como una muestra popular de afecto por la principal atracción de Florida, se ha propagado a otros parques y se ha convertido en un estándar para las familias homosexuales que visten alegres camisetas rojas.
Con sus empleados enojados con él por no dar un paso al frente con anterioridad para denunciar la degradante ley “No digas gay”, Chapek también anunció que Disney donará $5 millones a grupos LGBTQ.
Los gestos de una empresa privada, y sus políticas de inclusión, fueron suficientes para irritar a los poderosos republicanos, que dedicaron las últimas dos sesiones legislativas a aprobar proyectos de ley que perjudican a las minorías, y no tienen apetito por diferentes puntos de vista o bipartidismo.
Solo hay lugar para su propia retórica, sin importar que las represalias contra Disney vayan en contra de los valores de “libertad” que defienden DeSantis y compañía.
Se ve que el grito de batalla de DeSantis contra sus oponentes demócratas preocupados por la seguridad de COVID, ¡Florida es un estado libre!, no se aplica a Disney.
Libertad para infectarse y morir, eso sí, pero no la suficiente libertad para que un CEO haga que sus empleados y clientes se sientan valorados.
La reglamentación desenfrenada es el modus operandi de los legisladores republicanos en estos días, como lo demostraron una vez más durante esta sesión legislativa dedicada a dictaminar sobre los úteros, la homosexualidad, los inmigrantes, y la negritud.
Todo regodeo, todo el tintineo de Fox News, pero sin la fortaleza para resistir a los verdaderamente libres.
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