Representación de un neandertal. Al fondo a la izquierda, un sapiens
El cambio climático en el pasado nos convirtió en lo que somos hoy
Las variaciones en la órbita y la inclinación terrestres determinaron la evolución del Homo heidelbergensis, el Homo neanderthalensis y, finalmente, el Homo sapiens, nosotros
En la actualidad, está clara la influencia del hombre en el actual proceso de cambio climático. Sin embargo, existen otros fenómenos naturales que pueden alterar las condiciones en la Tierra, incluida las variaciones en la órbita de nuestro planeta: al principio, el 'viaje' alrededor del Sol era mucho más circular; pero se convirtió poco a poco en una elipse mucho más aplanada, dando lugar a cambios en la radiación solar en diferentes puntos. Este hecho propició una serie de transformaciones en el clima que, según un estudio recién publicado en ' Nature', fueron críticas en el devenir de la evolución de nuestra especie y en su camino para conquistar todo el globo.
La investigación, llevada a cabo por un grupo internacional de científicos liderados por el físico y oceanógrafo climático alemán Axel Timmermann, combinó datos climáticos e información aportada por fósiles humanos prehistóricos y sus herramientas de hasta hace dos millones de años.
Los autores querían saber si el clima determinado por la astronomía influyó en cuándo y dónde vivieron nuestros antepasados, así como el rol que desempeñó esta variable en la evolución humana.
«Este 'reloj celestial' determinó cuánta radación llega a cada parte de nuestro planeta, creando ciclos glaciales y cambios a grande escala en los trópicos, causando periodos secos y húmedos que se alternan en el tiempo», explica Timmermann. A su vez, estos cambios determinaron la cantidad de comida disponible para nuestros antepasados, lo que causó la migración y la adaptación de las especies.
Un mapa creado por un superordenador
Esta hipótesis ya había sido planteada con anterioridad, pero hasta ahora no se había creado un modelo que la demostrara. Los investigadores combinaron la base de datos más extensa de restos fósiles bien fechados y artefactos arqueológicos en la supercomputadora Aleph, del Instituto de Ciencias Básicas en Daejeon (Corea del Sur), una de las más avanzadas en su campo. Así, incluyendo 3.200 entradas de datos, crearon el mapa climático de los dos últimos millones de años en la Tierra y cómo el Homo sapiens, el Homo neanderthalensis y el Homo heidelbergensis (los tres grupos de homínidos más recientes) se movieron de África a Europa y Asia y las superposiciones entre especies.
Para probar la solidez del vínculo entre el clima y los hábitats humanos, los científicos repitieron su análisis, pero con las edades de los fósiles mezcladas, como si fuera una baraja de cartas. Si el cambio climático no hubiese influido en dónde y cuándo vivieron los humanos, ambos métodos darían como resultado los mismos hábitats. Sin embargo, los investigadores encontraron diferencias significativas en los patrones entre los tres grupos. «Este resultado implica que, al menos durante los últimos 500.000 años, la secuencia real del cambio climático pasado, incluidos los ciclos glaciales, desempeñaron un papel central en la determinación de dónde vivían los diferentes grupos de homínidos y dónde se han encontrado sus restos», señala Timmermann.
En concreto, el modelo creado por el equipo muestra que hace entre uno y dos millones de años, nuestros antepasados preferían ambientes más estables, cálidos y húmedos. «Pero cuando el H. heidelbergensis emergió, se produce un cambio dramático y se da una extensa migración hacia Eurasia, incluyendo nuevos grupos mejor adaptados a climas secos y fríos». Es decir, el H. heidelbergensis se convirtió en un viajero global que se adaptó a condiciones muy diferentes.
El clima determinó lo que somos
La siguiente cuestión a resolver era si los hábitats de las diferentes especies humanas se superponían en el espacio y el tiempo, para saber si el clima también fue otra de las causas de la evolución. A partir del análisis de estas zona de contacto, los investigadores derivaron un árbol genealógico de los homínidos, según el cual los neandertales- y probablemente también los denisovanos- evolucionaron de la familia euroasiática del Homo heidelbergensis hace unos 500.000 a 400.000 años, mientras que las raíces del Homo sapiens -el único vivo en la actualidad- se remontan al sur de África y a poblaciones de Homo heidelbergensis tardío, hace unos 300.000 años. Y esto coincide las transformaciones más críticas del género, como el crecimiento del cerebro o la sofistificación de sus herramientas, que corresponden con esta etapa en la que se dieron estos cambios climáticos derivados de los fenómenos astronómicos.
Para apuntalar aún más su modelo, los investigadores compararon sus resultados con recientes estudios genéticos realizados en los últimos años, y los datos coincidían. «Es decir, que el H. heidelbergensis fue una línea básica en la evolución humana», indica Timmermann, quien concluye: «Nuestro estudio documenta que el clima jugó un papel fundamental en la evolución de nuestro género Homo. Somos lo que somos porque hemos logrado adaptarnos durante milenios a cambios lentos en el clima pasado».
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