La cantante se ha enfrentado a críticas y alabanzas
con tintes paternalistas tras publicarse unas fotos suyas
“Recalcar que mostrar un cuerpo fuera del cánon es una actitud aleccionadora se da porque, en el fondo, la diversidad corporal todavía no está aceptada”, afirma una activista.
ORGULLO CUBANO
Camila Cabello no es
“Valiente” por ponerse un bikini, es una mujer en bikini
Unos días después de actuar en la Ceremonia de Apertura de la final de la UEFA Champions League y pocos antes de continuar con su gira Familia, la cantante Camila Cabello (25 años, Cojímar, Cuba) disfrutó de unas vacaciones en la costa de Nápoles. Fue durante este periodo cuando el diario sensacionalista británico Daily Mail publicó unas fotografías tomadas por un paparazzi de la artista en un yate próximo a Positano, luciendo un bikini naranja mientras se daba unos chapuzones en el mar. Con la excusa de celebrar que Cabello “mostrase sus curvas” en su “descarada exhibición con un diminuto bikini naranja”, el diario británico publicó un total de 16 fotografías que recibieron toda la atención que el medio podía esperar recibir. Pronto llegaron los comentarios de los usuarios, y muchos de ellos cayeron en el denominado body shaming (hacer que alguien se avergüence de su cuerpo) o la crítica feroz al cuerpo de Cabello, que calificaban de “repugnante”, “obeso”, “fofo” y “lleno de celulitis”. Algunos usuarios tuvieron la osadía de recomendar a Camila Cabello, una mujer capaz de subirse a cantar y bailar en un escenario durante hora y media, que se apuntase al gimnasio.
Inmediatamente, otros medios publicaron las fotografías de Camila Cabello, elaborando un intento de defensa de la cantante con mayor o menor atino. El medio Univisión publicó una pieza titulada: “Camila Cabello presumió sus curvas y celulitis con un bikini: ya no le preocupan las críticas”. Otros titulares siguieron esta misma línea: “Camila Cabello da un mensaje de amor propio: usa bikini e impacta con su cuerpo real”; “Camila Cabello da una lección mostrando su cuerpo natural y sin retoques”. El problema de esta retórica es que Camila Cabello no estaba presumiendo de nada, ni enviando un mensaje: simplemente estaba pasando un día en el mar con su familia. Como bien comentó una usuaria de Twitter en un tuit que se volvió viral: “Lecciones de amor propio, ¿existir, irse de vacaciones, tener un cuerpo, dicen?”.
El fondo, estos mensajes con un tono más positivo inciden en lo mismo: son un recordatorio de lo que no está dentro del estándar”, apunta Raquel Carrera, activista, cocreadora de la plataforma de positividad corporal SoyCurvy y coautora junto a Lidia Juvanteny del libro La revolución del amor propio. “Una persona no es valiente por enseñar un cuerpo que no está dentro del estándar. El hecho de recalcar que mostrar un cuerpo fuera del cánon es una actitud valiente o aleccionadora se da porque, en el fondo, la diversidad corporal todavía no está aceptada. No se acepta que la inmensa mayoría de las mujeres tengan celulitis o que las mujeres en bañador tengan lorzas, flacidez o michelines. Esto es negar la realidad corporal de las mujeres y obligarlas a mantener la exigencia de que siempre deben estar perfectas, incluso en una postura relajada en la playa. Este mensaje es lo contrario a empoderante”.
No se acepta que la inmensa mayoría de las mujeres tengan celulitis o que las mujeres en bañador tengan lorzas, flacidez o michelines. Esto es negar la realidad corporal de las mujeres y obligarlas a mantener la exigencia de que siempre deben estar perfectas, incluso en una postura relajada en la playa. Este mensaje es lo contrario a empoderante”
No es la primera vez que el cuerpo de Camila Cabello es sometido a juicio en medios y redes. En 2019, se publicaron unas fotografías en las que Cabello disfrutaba de un día en las playas de Miami con su pareja por aquel entonces, el cantante Shawn Mendes. En aquella ocasión, se topó con las críticas sobre su cuerpo a través de las redes sociales. Cabello no dudó en responder a los comentarios a través de su cuenta de Instagram: “No he estado en redes sociales porque tengo la firme intención de evitar cosas que puedan herir mis sentimientos, pero durante un segundo me olvidé, y mis ojos, accidentalmente, vieron los comentarios de body shaming”, escribió la cantante, “escribo esto para niñas como mi hermana pequeña que están creciendo a través de las redes sociales y constantemente ven imágenes retocadas y editadas y piensan que esa es la realidad. Y los ojos de todos se acostumbran a ese tipo de imágenes y, de pronto, piensan que esa es la norma. No lo es, es falso. Chicas, la celulitis es normal. La grasa es normal. Tenemos una imagen muy poco realista del cuerpo femenino”.
Recientemente, diversos expertos han señalado que los ingresos por Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) se han dispararon un 20% durante la pandemia, en parte por la cantidad ingente de imágenes de cuerpos perfectos a los que los jóvenes se exponen a través de redes sociales. El 90% de los afectados por este tipo de trastornos siguen siendo mujeres. Camila Cabello se dirigió al público que tenía que escuchar ese mensaje.
Hace apenas nueve semanas, Cabello volvió a reflexionar sobre esta cuestión en redes cuando tuvo que posar en bañador para un fotógrafo y reconoció que los comentarios en torno a su cuerpo la habían afectado profundamente en el pasado: “Recuerdo cuánto me impactó darme cuenta de que estaba pensando a través de toda una la cultura de pensamientos ajenos y no en los propios. Una cultura que se ha acostumbrado tanto a una imagen de lo que debe ser el cuerpo de una mujer que es completamente falsa para muchas mujeres”.
“Hemos dado la vuelta al discurso para volver al mismo mensaje de siempre, que es que ninguna mujer es suficiente”, reflexiona Raquel Carrera, “¿Camila Cabello no es suficiente vendiendo millones de discos, apareciendo siempre en los rankings de más escuchados de Spotify y protagonizando películas porque tiene celulitis? ¿Qué debemos creer entonces las demás?”. La activista apunta sobre lo peligroso de estos nuevos mensajes que, bajo la falsa fórmula de celebración de cuerpos diversos, inciden de manera sibilina en el mismo prejuicio, donde los cuerpos como el de Camila Cabello siguen siendo la excepción y la rareza, y mostrarlos es un acto de “valentía”, “aceptación” o “amor propio”. El mensaje que llega a la usuaria final es que, si tienes un cuerpo como el de Camila Cabello, enseñarlo sin vergüenza es todo un atrevimiento.
Las fotografías de Cabello en bikini son, para empezar, imágenes sobre las que la propia artista no tiene ningún tipo de control o decisión y sobre las que no ha dado consentimiento alguno para su publicación. El hecho de que Camila Cabello disfrutase de un día de playa no tiene por qué convertirse en un debate sobre salud o belleza, ni ser un asunto vergonzante o inapropiado; tampoco por qué transformarse en un emblema de empoderamiento o en un elemento aleccionador. Debería ser simplemente lo que es: una mujer disfrutando de un día de playa.
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