La Policía incriminó y encarceló por orden de Fidel Castro:
Miembros de la comunidad LGTBI responden a Mariela Castro
'Ellos jamás han dialogado y jamás han querido escuchar', dice un modelo y actor cubano homosexual sobre la generación histórica de la Revolución.
Días atrás, al hablar ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), Mariela Castro afirmó que no se podía culpar "a nadie de ninguna generación", por algo que evitó mencionar: la persecución de los homosexuales en Cuba.
Con el nuevo Código de las Familias, que podría otorgar a la comunidad LGTBI derechos negados hasta ahora, la diputada y el régimen que dirige su padre no aspiran al perdón, sino al olvido total. Nada ocurrió y, si ocurrió, nadie tuvo la culpa.
Y puede que lo consigan, no solo porque los cubanos están demasiado agobiados con la falta de comida, de medicina y de futuro para pensar en el pasado, sino porque para muchos miembros de la comunidad LGTBI los derechos que les concederá el régimen serán más importantes que los abusos que el mismo régimen cometió (y comete). Pero no toda la comunidad LGTBI cubana está dispuesta a olvidar ni a dejar que las culpas caigan al suelo.
Discriminado por su "desviación" y sus convicciones ideológicas
El actor, periodista independiente Pedro Manuel González Reinoso no se deja engañar "por la labor de Mariela Castro, de desminar el campo que dejó su tío, su padre y toda la generación histórica a la que ella celebra".
"Yo soy un expulsado del país desde 1980", dice González Reinoso, nacido en 1959, quien para entonces tenía un expediente como "desviado".
Cuenta que cuando era estudiante, en los años 70, "las escuelas estaban dotadas de una supervigilancia. Existían unas cláusulas educacionales que permitían a los maestros informar a las autoridades sanitarias sobre posibles desviados, ideológicos en mi caso, sexuales. Me llevaron con un psicólogo primero y con un psiquiatra después, para que yo confesara mi homosexualidad".
Un oficial de la Policía intentó que confesara haber sido penetrado por un hombre alguna vez. "Imagínate, yo tenía 12 años", dice.
Después de esa consulta, González Reinoso fue víctima de una denuncia por reunirse en un lugar público, y en 1980 fue citado para abandonar el país, mediante un telegrama. De no presentarse, podía ser enviado a una granja de reeducación de menores, que tenían "una parte importante dedicada a la homosexualidad, como una secuela de esos campos de trabajo forzado, que fueron cerrados en el 68 por conveniencia política ante las críticas que recibió el Gobierno".
Pese a su expediente brillante al graduarse, fue abiertamente discriminado en su primera ubicación laboral y nunca tuvo un puesto de trabajo como dirigente, hasta 1992, cuando "por conveniencia de la empresa agrícola en la que trabajaba, me llevaron para una granja y ahí me dieron la plaza de jefe del departamento económico. Pero yo no podía ocupar cargos de dirigencia por mi 'debilidad' y más por mis convicciones ideológicas".
González Reinoso, quien permanece en Cuba, considera importante recordarle a Mariela Castro que "ningún policía en el país, ni ninguna persona natural ni jurídica, podía ni puede decidir absolutamente nada en un régimen totalitario, donde su familia ha sido el centro de todas las decisiones. Por tanto, no puede culpar ni siquiera a personajillos que se arrogaron el derecho de inculpar a personas por su orientación, incriminarlas y encarcelarlas, como si fuera una actividad ajena a una orientación recibida desde la mente enferma del Comandante en Jefe, que es el hombre que destruyó minuciosamente la familia, la identidad y la nación cubana".
Aunque no vota ni lo hará en el referendo sobre el Código de las Familias, celebra que este "restituya derechos a quienes los merecen". Pero cree que en la votación "puede haber sorpresas. Hay muchas personas que, o bien no se van a presentar, o (votarán en contra) solo por irle al contrario a la política oficial que pretende inducir una masividad. Les va a salir el tiro por la culata".
No quiere terminar su conversación conmigo sin contarme una anécdota sobre una visita que hicieron Ramiro Valdés y Raúl Castro a los países del antiguo bloque socialista y a China.
"Un encargo que llevaban era preguntar qué hacían en esos regímenes con sus maricones y sus tortilleras. Siempre las respuestas parecían coincidir: ‘los procesamos’. Procesar a mí me suena a moler carne".
"En Cuba todo está hecho a base de errores"
El escritor, artista visual y activista Nonardo Perea vive exiliado en España desde 2019 debido al hostigamiento del régimen cubano por pertenecer al Movimiento San Isidro, haberse pronunciado contra el Decreto-Ley 349, haber participado en la #00 Bienal Alternativa. Pero el acoso policial no era algo nuevo para él. Lo sufrió desde 1988, cuando tenía 15 años.
"Fue la época en que comencé a salir a la calle, al Vedado y eso. Por aquellos años, conocí la persecución del Gobierno contra las personas del colectivo LGTBI. En los 90, comencé a vestirme de mujer y muchas veces estuve en calabozos solo por estar vestido de mujer. Eso ha sido constante. En el 2000 las cosas mejoraron un poco. Ya no te meten preso por cómo te vistes, pero seguimos siendo perseguidos".
"A estas alturas de la vida, es muy rico pararse en la televisión y decir lo que esta señora ha dicho y exculpar a los responsables de lo que ha pasado a lo largo de la historia, con personas del colectivo LGTBI. En Cuba todo está hecho a base de errores. Los cometen una y otra vez y luego se limpian las manos. Eso con la comunidad LGTBI, pero en Cuba, se sabe que se violan todos los derechos de todos, del pueblo", dice Perea, aunque aclara que no está en contra de que se apruebe el Código.
Sin embargo, no considera que esa norma coloque a Cuba a la vanguardia del mundo, como sostienen Mariela Castro y los partidarios del régimen.
"Parece que Mariela Castro no conoce mucho cómo funcionan las cosas afuera. En los 63 años de dictadura, siempre se ha engañado al pueblo de Cuba, haciendo ver que en otros países las cosas funcionan mal. Hacen ver que en otros países todo está mal y en Cuba todo está bien. Creo que en Cuba hay un gran atraso en cuanto a derechos del colectivo LGTBI y de las personas en general. Todo se queda en discursos y retórica. Eso es lo que han usado todo el tiempo para tener a la gente dormida. Allí hay un gran atraso económico, social y de todo tipo", sentencia. "Ahora mismo hay una chica trans presa en Cuba, por manifestarse el 11J. ¿Qué derechos tiene? Seguro está en una cárcel de hombres", especula Perea. Y tiene razón.
"Ellos jamás han dialogado y jamás han querido escuchar"
Osniel González Díaz, modelo y actor, también ha sufrido en carne propia lo que es salir al Vedado, a los carnavales, al cine, y terminar en un carro jaula; sufrir un asalto y que los policías se burlen de él y lo discriminen al intentar hacer la denuncia.
Pero no me habla de esas experiencias, quizás porque nos conocemos hace más de 29 años y sé de todo el maltrato que ha recibido de la Policía cubana que, como decía González Reinoso, no decide nada en un régimen totalitario.
Sin embargo, lo que le molesta de la intervención de Mariela Castro es que hable de diálogo.
"Ella menciona ahí que, gracias a la Revolución y a estas personas, su padre y todo el clan, que nos enseñaron la capacidad de escucharnos y dialogar, cuando ellos jamás han dialogado y jamás han querido escuchar. Hoy mismo no quieren escuchar ni dialogar, a no ser que les convenga. Eso es una mentira más. Todo el mundo sabe que eso es una mentira y que eso es una dictadura. Es un sistema que no funciona. Ya eso está demostrado con la emigración que hay".
"Pero todo seguirá igual mientras haya cubanos que se levanten a trabajar y permitan que sus hijos no tengan qué comer, y mientras haya cubanos que no protesten, y siempre que no se unan y se organicen. Ella miente y los cubanos lo saben, pero lo aceptan".
LA UMAP EN LA HISTORIA DE CUBA
Miles de jóvenes fueron literalmente secuestrados. Sacados de sus casas, centros de estudios y seminarios religiosos.
En el propio año 1959 la dictadura de los hermanos Castro creo y desarrolló instrumentos de represión que podían ser aplicados en diferentes condiciones y a todos los sectores de la sociedad.
Los primeros y permanentes objetivos fueron la iglesia y la oposición política, incluida la prensa y las actividades económicas independientes. Otros enemigos irreconciliables fueron los sindicatos y colegios profesionales, partes de una extensa lista que no es el objetivo de esta columna.
En 1960 y 61, Ernesto Guevara y Raúl Castro iniciaron una persecución oficial contra las prostitutas, proxenetas y homosexuales, pero también contra todo individuo que no ocultara su rechazo al nuevo orden. No había orden de arresto. Las normas judiciales no se respetaban en estos pogromos, que permitían rememorar las persecuciones contra los judíos.
Los apresados en las redadas fueron concentrados en la península de Guanahacabibes. Según la versión oficial estas personas tenían que ser rehabilitadas. Esta situación fue reseñada en un documento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 17 de mayo de 1963, que refiere “Y todo eso sin una sentencia escrita, hecho por un capitán de policía, sin procedimiento ni base legal y mucho menos constitucional, simplemente porque en un discurso el Sr. Castro dijo que los elementos “antisociales” tenían que ir a hacer su vida en aquellos campos de concentración. En Guanahacabibes hay cerca de 4,000 personas”
Mientras esto ocurría las cárceles se iban abarrotando de prisioneros políticos. El paredón funcionaba Servicio de Inteligencia de Cuba Comunista. Pepita Riera. y el acoso contra los que decidían abandonar el país, dio oportunidad a los primeros y siempre presentes mítines de repudio.
En noviembre de 1963 se implantó en la isla el Servicio Militar Obligatorio, que dio paso a nuevas formas represivas. El SMO, fue otro instrumento de opresión e ideologización que en su momento debe ser considerado.
Entre sus objetivos estaba la militarización de la sociedad, el adoctrinamiento político, a la vez que se impregnaba a las nuevas generaciones de un sentido de obediencia que solo se adquiere en los cuarteles, en los que los comisarios políticos tienen más autoridad que el oficial de mayor graduación.
La capacidad creativa para reprimir y controlar no se agotaba y como una joya importante en la corona de opresión del régimen, surgieron las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).
Miles de jóvenes fueron literalmente secuestrados. Sacados de sus casas, centros de estudios y seminarios religiosos. Engañados unos y apresados por la policía otros, sin argumento que justificara arrestos y menos aun la deportación forzosa a la que fueron sometidos.
En su mayoría estaban en edad militar, pero no les llamaban al SMO porque la dictadura los consideraba “desechables”. El régimen no los quería con armas. No eran confiables. Eran jóvenes desafectos que incurrían en el pecado original de no creer en el castrismo.
Fueron sacados de sus casas con engaños, otros apresados por la policía sin argumento que justificara el arresto. Nunca fueron acusados formalmente y menos juzgados por un tribunal por espurio que este fuera.
Les transportaron a la fuerza a campos de concentración alambrados. Vigilados por militares. Recluidos en condiciones inhumanas, fueron obligados a trabajo forzoso en la agricultura. Les controlaban las visitas. Eran castigados con frecuencia. Golpeados por esbirros uniformados que disfrutaban el dolor que causaban. Algunos cometieron suicidio, otros asesinados por los carceleros y también hubo fusilados como el joven Alberto de la Rosa.
La UMAP duró varios años. Se calcula que al menos pasaron por sus galeras 25,000 jóvenes. Raúl Castro, su arquitecto dijo: “en el primer grupo de compañeros que han ido a formar parte de las UMAP se incluyeron algunos jóvenes que no habían tenido la mejor conducta ante la vida, jóvenes que por la mala formación e influencia del medio habían tomado una senda equivocada ante la sociedad y han sido incorporados con el fin de ayudarlos para que puedan encontrar un camino acertado que les permita incorporarse a la sociedad plenamente”.
El sucesor pretendía justificar el crimen, buscando desacreditar a las victimas de sus tropelías. La injusticia era acompañada con la mala fe de sus perpetradores.
La UMAP fue un instrumento sofisticado de represión política que en base a los prejuicios existentes pretendía desacreditar a las victimas. Decir que la UMAP se implementó para buscar la reeducación social de los reprimidos, cuando el único objetivo era destruirlos por ser contrarios al régimen, es tan absurdo e irracional como defender la dictadura de los hermanos Castro y creer que cuando desapareció la UMAP, terminó la represión a los jóvenes, es un error, en poco tiempo aparecieron las no menos crueles, Brigadas de la Juventud del Centenario.
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