LOS DEMÓCRATAS LOGRAN LA MAYORÍA EN EL SENADO TRAS GANAR GEORGIA
El triunfo del actual senador, Raphael Warnock, concede al partido del presidente Biden 51 escaños frente a los 49 de los republicanos.
Washington - El candidato del Partido Demócrata, el senador Raphael Warnock, ha derrotado a su rival republicano, Herschel Walker, en la segunda vuelta de las elecciones a un escaño para el Senado de Estados Unidos en el Estado de Georgia, según las proyecciones de varios medios. Con este triunfo, que llega un mes después de las elecciones de noviembre, el partido del presidente Joe Biden afianza su control de la Cámara alta, al lograr 51 de los 100 asientos, y ya no dependerá de que la vicepresidenta Kamala Harris emita el voto del desempate. Este triunfo supone un alivio para los demócratas, que logran un margen más amplio para sacar sus iniciativas en el Senado y no estarán obligados a arañar hasta el último voto. Lo ocurrido en Georgia era el último fleco pendiente de las elecciones parlamentarias del pasado 8 de noviembre, que han ofrecido para los demócratas un mejor resultado que el que auguraban las encuestas. Si bien han cedido a los republicanos la mayoría en la Cámara de Representantes, no solo retienen el Senado, sino que amplían la ventaja frente a los conservadores. El resultado supone, además, otro golpe para el expresidente Donald Trump.
La victoria de Warnock también permite que los demócratas obtengan un mayor control de los comités del Senado, en lugar de repartir los puestos por la mitad, como ocurría hasta ahora. Este factor beneficia, y mucho, a la Administración Biden, que verá muchos menos obstáculos para los nombramientos de los altos cargos que por ley deben recibir el plácet de la Cámara alta.
“Me honra pronunciar las cuatro palabras más poderosas de una democracia: el pueblo ha hablado”, saludó Warnock, un predicador de la iglesia bautista Ebenezer de Atlanta —donde le precedió el líder del movimiento por los derechos civiles Martin Luther King—, al comparecer ante sus simpatizantes en la fiesta de victoria demócrata.
Su contrincante, una antigua estrella de fútbol americano, admitió la derrota también en una comparecencia ante sus partidarios. Sin mencionar al ganador, declaró que su equipo presentó “una pelea tremenda”. “Nunca dejen que les digan que no se puede. Voy a seguir peleando por Georgia. Voy a seguir peleando por ustedes”, agregó Walker.
Warnock se ha impuesto a Walker por una diferencia de casi 100.000 votos, o el 51,4%, frente al 48,6% de su rival, con más del 95% de los sufragios escrutados. Un margen contundente para lo que es Georgia. Este Estado solía ser un feudo de los republicanos, pero en la última década, a medida que una economía boyante ha ido atrayendo a una población más joven y más originaria de minorías, se ha ido convirtiendo cada vez más en un Estado bisagra.
El reverendo ya había obtenido un mayor número de votos que su rival en la primera vuelta. Pero no había conseguido traspasar el umbral del 50% de los apoyos, y las leyes de Georgia obligan a repetir la votación entre los dos candidatos más votados si ninguno logra esa mayoría.
La importancia de la cita electoral había quedado reflejada en la alta participación, para una segunda vuelta de unas elecciones legislativas. Acudieron a votar cerca de 3,8 millones de personas en un Estado de 10 millones de habitantes. En la primera vuelta el 8 de noviembre, en la que estaba en juego el control de las dos cámaras del congreso, la gobernación del Estado y el Parlamento local, la participación había rondado los cuatro millones de personas.
La votación de este martes representa un nuevo rechazo para Trump, que había expresado su apoyo a Walker en las primarias republicanas y que este martes vio cómo en Nueva York se declaraba culpable a su grupo inmobiliario de 17 cargos de fraude fiscal. El respaldo del magnate, en horas bajas y a quien estos días se empieza a cuestionar abiertamente entre republicanos que le habían apoyado, no fue suficiente. En este Estado, Trump no es una figura especialmente popular: en las presidenciales de 2020 el entonces inquilino de la Casa Blanca presionó a las autoridades de Georgia, donde Biden había ganado por apenas 12.000 votos, para que declararan ese resultado no válido y le designaran vencedor. El gobernador que se resistió a esas demandas, el republicano Brian Kemp, ganó la reelección en noviembre con ocho puntos porcentuales más que su rival demócrata, Stacey Abrams.
El fracaso de Walker no se ha debido únicamente a su asociación con Trump. La campaña del exdeportista ha estado plagada de escándalos y de pasos en falso. Desde acusaciones de maltrato y de pagos de abortos a mujeres a las que había dejado embarazadas —pese a mantener en público una insistente posición contra la interrupción voluntaria de las gestaciones— a denuncias de que tiene su domicilio habitual en el Estado de Texas, y no en Georgia.
En un tuit, el presidente Biden mostró una foto de su llamada a Warnock para felicitarle, y comentó que “los votantes de Georgia dieron un paso al frente en favor de nuestra democracia, rechazaron el Ultra MAGAism (MAGA es el acrónimo de Make America Great Again, Devolver la Grandeza a Estados Unidos, el lema de Trump) y, lo que es más importante, volvieron a enviar al Senado a un hombre bueno. Por los próximos seis años”.
La vicepresidenta, Kamala Harris, que hasta ahora desempeñaba un papel fundamental en el Senado al tener la llave del desempate entre republicanos y demócratas en las votaciones, también felicitó a Warnock. “Los votantes de Georgia dijeron que querían a un senador que peleara por ellos, y lo han hecho realidad al reelegir al reverendo Warnock al Senado de Estados Unidos. Enhorabuena, amigo mío”.
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